Contacto en Caracas
por Kelder Toti
“En las cárceles venezolanas abundan los negocios ilegales”. Se trata de distribución de drogas, compra de armas, organización de secuestros, protección a reclusos, e inclusive venta de comida, pero para el 2013 controla tráfico de droga fuera del penal en pequeña escala, venta de arma, protección y vacuna en los barrios que controla su banda, que se comunica por teléfono celular o internet, vía skype, utilizando google Eart para señalar el objetivo a secuestrar o eliminar.
Quienes lo logran ser pranes, son los más sanguinarios, pueden comprar armas y hacerse del poder. Generalmente, quienes llegan a ese nivel son presos por homicidio, secuestro o narcotráfico, es decir, los más brutales; de ahí el peligro que las élites funcionales y políticas se pongan a su servicio, en realidad será liquidado tarde o temprano.
Lo primero que hace ese tipo de reclusos es conseguir un arma, o varias. Las compras con mucho sigilo, tratando que el pran de turno no se entere. Si tiene dinero, inicialmente busca cinco o seis reclusos a quienes nombra como su personal de seguridad o ‘luceros’. Luego los arma, y espera el momento ideal para matar al pran y hacerse del control total del penal. Los beneficios, producto del control del penal, son innumerables, esta situación empezó a cambiar cuando ampliaron su mercado a fuera del penal a los barrios, operando con bandas de 12 a 15 bandoleros, siendo imposible a las comisiones del CICPC o Policía Nacional repelerlos, obteniendo una ventaja táctica local.
Comodidades insólitas. Cuentan con televisores pantalla plana, nevera, aire acondicionado, cocina, DVD, computadoras, colecciones de gorras, zapatos y ropa de marca y licores en abundancia, discoteca y piscina. Esos delincuentes dirigen los secuestros, atracos, robo de vehículos, asesinatos, apoyados por las nuevas tecnologías y las redes sociales, ya que pueden dar órdenes por internet.
Hampa tecnológica. Como lo que les sobra es tiempo, los pranes cuentan con uno o dos reos que conocen el manejo de Internet y las redes sociales. Algunas veces, son ellos mismos los que se dedican muchas horas del día a buscar posibles víctimas, sobre todo a través del Facebook. Los pranes de Tocorón y Uribana contaban con computadoras personales con acceso a Google Earth en tiempo real, para poder vigilar las casas y propiedades de sus víctimas, así como sus "caletas" y lugares donde mantienen al secuestrado; es decir, la tecnología al servicio del hampa.
Corta vida. El reinado de los pranes generalmente suele durar entre uno y quizás tres años, aunque recientemente han aumentado su esperanza de vida, al fugarse del penal al verse amenazado por otro pran al controlar un territorio. La ambición por el poder y el dinero es tan grande que, en el momento menos pensado, se produce un enfrentamiento que los presos llaman "cambio de poder" y otro grupo toma el control. Casi siempre es otro recluso del entorno el que se hace con el mando, uno de sus luceros. En ese momento no hay contemplaciones ni fidelidades, simplemente es un desplace por otro y listo, “un quítate tú para ponerme yo”, pero a balazos, dándose las masacres de internos que ocurre con regularidad.
Generalmente se asocia con lo que el sociólogo y sacerdote Alejandro Moreno ha denominado delincuente violento de origen popular. El malandro es una persona que desde niño presenta síntomas de antisocialidad. Rechaza total y abiertamente los valores comúnmente aceptados. A diferencia del parasocial, que pese a rechazar los valores y estructuras sociales dominantes no pretende agredirlos, el malandro -o antisocial- quiere destruir los valores y estructuras de la sociedad, generalmente porque antepone a ellos su ansia de poder y de "respeto", palabra esta última que dentro de los códigos restringidos de la delincuencia tiene significados como subordinación incondicional o terror, imponiendo la cultura de cartel que se respira en cárceles venezolanas.
El rango de acción de un malandro suele ser su comunidad, a la cual somete a través del escarmiento, ayuda social y el uso de armas de fuego, permitiendo el asesinato de los policías cuando son más vulnerables, cuando están de civil, el armamento lo adquiere con dinero proveniente de la comisión de hechos punibles. No obstante, muchos operan más allá de sus comunidades, delinquiendo en las urbes o en sus periferias, cada pran tiene limitado su territorio.
El malandro ejerce la profesión delictiva de forma independiente u organizada. Sus actividades comprenden el tráfico de drogas, la comisión de delitos como hurto, robo y secuestro -así como las peleas por las zonas para cometer estos delitos-, la industria del sicariato -también llamado asesinato por encargo- y el homicidio de enemigos o ciudadanos insubordinados, utilizando la guía telefónica para extorsionar a sus víctimas.
Si bien la sociopatía es más común entre los hombres que en las mujeres, aunque en los centros femeninos existe la figura de pran, no existen barreras de ninguna clase para padecerlo. Pero para ser diagnosticado, la persona debe tener al menos 18 años de edad, aunque por lo menos desde los 15 años ya puede presentar algunos síntomas para que el trastorno sea dictaminado con precisión.
Entre las características más comunes del trastorno de la personalidad antisocial (TPA) se encuentran la ausencia de empatía y remordimiento, también una visión de la autoestima distorsionada, una constante búsqueda de nuevas sensaciones (que pueden llegar a extremos insólitos), la deshumanización de la víctima o la falta de preocupación a las consecuencias. El egocentrismo, la megalomanía, narcisismo, la falta de responsabilidad, la extroversión, el exceso de hedonismo, altos niveles de impulsividad, o la motivación por experimentar sensaciones de control y poder también son muy comunes.
Dentro de los síntomas comunes que pueden prevalecer en la conducta antisocial, se encuentra el síndrome de aislamiento. Este síndrome es también nombrado como huida o evitación, este síndrome es caracterizado por su peculiaridad de aislamiento, pero se manifiesta como una tendencia a evadir o evitar relaciones y/o contacto con las exigencias sociales; esta conducta consta de lo reservado y lo introvertido que puede ser un individuo dentro de la misma sociedad y quienes les rodean.
Según los estudios realizados, estos individuos sufren la crítica, el rechazo, o desprecio de la sociedad, por tanto por medio de esa incomodidad utilizan un método de defensa para evitar esas dificultades, precisamente enfrentan problemas para las relaciones interpersonales. Como es descrito en estos estudios de la conducta, estos individuos enfrentan una lucha constante para salir de sí mismos y expandirse a las relaciones sociales.
Esta conducta no solamente se caracteriza de una negación total a las relaciones interpersonales de los individuos, sino que por su constante lucha de salir de sí mismos, ellos realmente tienen un deseo de poder lograr dichas relaciones, estas relaciones solo se dan con personas con las que ellos sientan empatía. Esta lucha entre el deseo y el temor ocasionan en estos individuos una frustración hasta sentirse fracasados. Por tanto, esta frustración puede traer consigo el refugio en la fantasía como la introversión. Según Quintana, Guillermo (1996) utiliza a Millon como recurso a la identificación de los diferentes tipos de evitación en la conducta. Asimismo, Quintana (1996) parte con la premisa que de acuerdo a Millon hay dos clases principales de evitación, ellas son: la evitación social activa y la evitación social pasiva.
La activa se define por el temor de ser rechazado y será alto el índice de evitación, esto es por la desconfianza en sí mismo, o sea un aislamiento forzado por inseguridad; la pasiva es descrita por incapacidades emocionales; por tanto, el mecanismo de defensa de estos individuos es aferrarse a un mundo de fantasías y a su propia fantasía interpersonal.
Las personas con trastorno de personalidad antisocial no logran admitir que están frente a un problema que debe ser tratado (egosintonía). Es por ello que es fundamental que exista un estímulo externo que les permita aceptar dicha condición. Puede venir desde la propia familia como también desde la justicia, que le ordene un tratamiento en vistas de los problemas que le puede acarrear.
Este trastorno puede agravarse, en algunos casos, especialmente cuando la persona a tratar tiene como hábito el consumo de drogas. Muchos tipos de terapia pueden colaborar a sobrellevar de mejor modo la enfermedad. La terapia grupal puede ser clave para hacer entender a la persona que puede interactuar con los demás sin necesidad de violencia o desprecio. La terapia de comportamiento cognitivo y la terapia de modificación pueden contribuir a alterar los patrones problemáticos de pensamiento que el tratado posee y a estimular los comportamientos positivos en sociedad, que puede aplicársele al antisocial, pero no al pran, ya que este siente placer en dañar a sus semejantes.
Dentro de la órbita psiquiátrica, los medicamentos se usan para combatir síntomas específicos, como la agresividad y la irritabilidad. Los fármacos conocidos como “antipsicóticos” han demostrado tener éxito en el tratamiento del trastorno como; Haldol y Terazina. Si bien se presupone que el TPA es una enfermedad crónica, algunos síntomas -especialmente el comportamiento criminal- pueden ir disminuyendo con lentitud con el paso del tiempo y un tratamiento adecuado.
Durante la etapa de desarrollo las tendencias que pueden reflejarse tienden ser de evitación o aislamiento, y no extensas. Cuando estas etapas de conductas dejan de ser parte del desarrollo, la situación se agrava cuando estas conductas afectan al manejo y funcionamiento del niño, como resultados se muestran en otros (padres, maestros, etc.) en esta situación amerita la participación de evaluaciones clínicas. Por consiguiente, se encuentran ciertas y primarios factores de los trastornos de conducta que redundarán como influyentes a la conducta social en niños y adolescentes.
Tales factores principales son: el contexto familiar, las condiciones ambientales y medios tecnológicos como factores que pueden ser de influencia a un alto índice en la conducta antisocial. Comenzando con el contexto familiar en los niños, según los estudios, la conducta antisocial está relacionada con el comportamiento de los padres de este niño o joven. Este comportamiento puede estar sujeto a alguna conducta delictiva y alcoholismo del padre como también la infidelidad y/o conflictos personales entre la relación. Como segundo argumento las condiciones ambientales o contexto en el hogar de ese niño son papel de riesgo para una conducta antisocial mayor en el trastorno, esto se le incluirá las relaciones que tienen ellos con sus padres.
Como último factor se tiene a los medios tecnológicos como factores de riesgos en el niño. Dentro de los medios tecnológicos se tiene al internet, teléfono y videojuegos, según los estudios de varios científicos, y mediante investigaciones realizadas, constituyeron a los medios tecnológicos como posibles culpables de los comportamientos que se generan en adolescentes y niños. Llevando a los niños y adolescentes a aislarse por medio del uso excesivo de los medios tecnológicos, trayendo una gravedad en el asunto antisocial
Una testigo me señalaría - “Yo voy a la visita 3 veces a la semana y gasto hasta 1.000 bolívares con todas las cosas que pagamos, sólo para que mi novio pueda vivir allí lo mejor posible”, relató Vanesa Palacios, novia de un recluso de Rodeo I. Esta historia se repite con todos los reclusos, y los que no pagan son asesinados por los luceros.
Para ella y su familia la jerga penitenciaria se ha convertido en parte de su vida, y asumen que allá dentro se paga hasta para tener el derecho de vivir. El negocio está compuesto por una cadena de corrupción entre Guardias Nacionales, custodios de la Dirección de Servicios Penitenciarios del Ministerio de Relaciones Interiores y Justicia, los líderes de los “carros” de cada sector del penal y agentes del CICPC (quienes se les paga y asesinan al recluso encomendado).
Pero, además, el pran está en capacidad de someter a un selecto grupo de reos, que por lo general son los que tienen, tal vez, un poco más de poder adquisitivo o que han tenido algún problema con otro recluso, y necesitan protección extra. Esta cuota la llaman “terror base”, que no es más que una especie de impuesto o vacuna que cancelan los reos para no morir.
El número de sometidos puede llegar a 50 reclusos que pagan entre 4.000 y 10.000 bolívares cada 2 meses, únicamente para que no los maten. Por concepto de terror base, el pran y su carro pueden percibir hasta 2.400.000 bolívares anuales.
Todo lo que ocurre en una cárcel tiene que contar con la autorización del pran. El pran tiene casi siempre la fuerza para remover a los directores de los penales, siempre tienen los números telefónicos de los Directores Generales de Servicios Penitenciarios del Ministerio de Interior y Justicia, jueces y fiscales públicos.
Por la vida. Cada recluso paga, sólo por el derecho de vivir dentro del área de poder de algunos de los "carros", entre 500 y 600 bolívares semanales. A esta especie de alquiler se le conoce como "causa". Este cobro le puede generar al "principal" un ingreso mensual de 1.860.000 bolívares, si se multiplica por un aproximado de 1.500 reclusos que en promedio es lo que controla cada líder.
El número de sometidos puede llegar a 50 reclusos que pagan entre 4.000 y 10.000 bolívares cada 2 meses, únicamente para que no los maten. Por concepto de terror base, el pran y su carro pueden percibir hasta 2.400.000 bolívares anuales por este concepto.
Privilegios. "Los privilegios se pagan caros. Por lo general es preferible comprar las cosas dentro y no intentar meterlas con la Guardia Nacional o los custodios, porque puede generar más gastos y problemas con el pran", -"por un aire acondicionado te pueden cobrar hasta 4.000 bolívares, pero, en cambio, sólo por meter un televisor plasma, 2.000 bolívares. Una botella de ron puede costarle a un preso 400 bolívares, pero obviamente allá dentro todo es mucho más caro: un perrocaliente son 20 bolívares, las hamburguesas 60 bolívares, las consiguen cuando hay pernoctas",
Otras de las decisiones relevantes que dependen del pran es quién portará las armas de fuego. El líder establece las tarifas de venta. Por una pistola el precio base es de 300 bolívares, pero también decide si la vende o no, pues no se puede arriesgar a que los reos se armen, se organicen y monten su propio carro, por tanto, sólo su gente de confianza tendrá armas.
El principal las negocia externamente con la Guardia Nacional, específicamente con los grupos comando que entre ellos se llaman "compañeros de armas". Es preferible pagar por el arma al pran y no transarse con la GN, porque si el principal se entera le puede costar hasta la vida al preso.
Las armas más potentes son exclusivas para los "luceros" y demás miembros del carro. El hacinamiento también genera gastos importantes para la familia de los reclusos y consolida el negocio de los líderes, pues para dormir en un lugar cómodo, generalmente en las áreas administrativas de los penales, un recluso tiene que pagar entre 4.000 y 10.000 bolívares mensuales. Por lo general no son más de 40 o 50 reos los que acceden a este privilegio, y le reportan a la bóveda del pran hasta 1.440.000 bolívares mensuales.
Las bebidas que consumen los líderes del Centro Penitenciario son: un vodka rosado que es "L' Esprit de París (El Espíritu de París) Nuvo y una bebida Azul, Hpnotiq, producto de una combinación de vodka, coñac francés y zumo de frutas exóticas; también conocida como la Champagne Azul.
Nuevo se cotiza entre 300 y 600 bolívares. Hpnoti1 se consigue entre 280 y 350 Bs. Y el conocido destilado escocés está en el mercado ronda los Bs. 340.
Hace una década por lo menos que la Guardia Nacional no hace una requisa en las cárceles del país por instrucciones de funcionarios del MPPRIJ y de militares que tiene a su cargo la orden de mando. Siempre hay una excusa para no hacer las requisas: que si las elecciones, que si las encuestas, etc. Al Pran no le conviene que los Guardias Nacionales hagan bien su trabajo.
Eso significa que no le deje pasar las minitecas, ni la mercancía para las bodegas de las cárceles: comida, refrescos cigarrillos, entre otros. El Pran presiona, entonces. Y empiezan las llamadas del Pran para un funcionario, ese para otro y así sucesivamente hasta altos niveles y el militar es cambiado.
Por eso los trabajadores de esa cárcel se negaban a ingresar al lugar por temor a ser secuestrados nuevamente y golpeados. Por intervención de dos funcionarias, una vez que los trabajadores fueron liberados del secuestro de los presos, tuvieron que abrazarse con el Pran de La Planta como amigos de alma.
De ese hecho se dijo que hubo varios internos heridos, pero lo que no se dijo es que hubo Guardias Nacionales heridos por armas de fuego; ellos estaban de guardia en las garitas del recinto penitenciario.
Las granadas, ametralladoras, revólveres, pistolas, drogas no son pasadas por los familiares de los internos, quienes son revisados minuciosamente antes de ingresar a las visitas. Las drogas y las armas las pasan algunos militares corruptos, a través de Custodios de Prisiones como intermediarios. En La Planta una vez los internos quemaron un Jeep del MPPRIJ. Fue porque los guardias no permitieron ingresar al penal la mercancía de una de las bodegas propiedad del Pran.
Las cárceles están llenas, la solución que han encontrado desde el MPPRIJ es decirles a los jueces que concedan todos los beneficios posibles a los presos. Suceden por eso hechos así: un Juez de Ejecución otorga un mes antes un beneficio a Víctor Colmenares Lupión, el asesino de la modelo Marisol Da Silva Vieira. Lo capturan porque habría agredido a una mujer con una tijera para tener sexo sin preservativo. El asesino de la modelo no tenía ni un mes libre cuando agredió a otra chica. Esa es la “humanización” de la cual habla el Ministerio.
Es decir, los derechos son de los victimarios. ¿Y los de las víctimas? ¿Ese es el precio a pagar? Más dura un policía haciendo el acta policial que los detenidos presos. Un fiscal comentó que tienen instrucciones que a menos que sean casos políticos o de conmoción pública, en la fase de control, la calificación jurídica sea muy por debajo para no llenar las comisarías y cárceles, lo que es un grave error, a que el antisocial reincide en el delito.
Por ejemplo, aprehenden a un distribuidor de droga (los jíbaros de los barrios, que por lo general tiene de 3 a 4 escoltas armados y solo los micro traficantes se dedican a la distribución particular). En la Audiencia de Presentación se precalifica por Tráfico de Drogas, en la Audiencia Preliminar el Fiscal presenta acusación por Distribución de Drogas (con eso baja la calificación del delito y la pena también, lo que es un grave error que lo entusiasma para seguir delinquiendo). El imputado admite los hechos y se cambia la calificación a posesión ilícita y le dan medida cautelar sustitutiva de libertad, permitiendo delinquir de nuevo.
Así le otorgan beneficios bajo presentación. El Juez no tiene otra opción que avalar lo presentado por el fiscal. Si se niega, por lo menos de traidor a la revolución lo señalan, los miembros de los Círculos Bolivarianos, los utilizan para invadir propiedades de sus enemigos políticos y ejecuten asesinatos de opositores, y los opositores desleales los utilizan para asesinar escoltas y chavistas de bajo nivel, siempre están con el mejor postor, lo que refleja la conseja popular: “el malandro no es amigo de nadie”.
No se sabe a qué funcionaria se le ocurrió autorizar que familiares de los internos pernocten y se queden desde el jueves hasta el martes siguiente. Eso sucede por lo menos una vez al mes, facilitando el descontrol en las cárceles. Si en esos días tiene un acto en el Tribunal, el interno no se monta en la unidad de traslado; esto es parte de los tantos diferimientos de las Audiencias y Juicios en los Tribunales. En esas estadías se quedan niños y adolescentes, hijos de los internos.
Algunos han resultado heridos pero eso nadie lo reporta para que no les prohíban las estadías en la cárcel, y quien lo hace es eliminado. Otras veces, el Pran prohíbe que determinados internos suban a la unidad de traslado. Algunos de los presos creen que si durante dos años no suben a la unidad, el delito prescribe, lo cual es falso pero se lo hacen creer, manteniéndolos en la prisión.
Se destaca que algunos factores que inciden en este flagelo son atribuibles a las políticas fallidas del presidente Chávez, ya que fortaleció el poder de los pranes en las prisiones y estos se alían con las bandas de los barrios marginales, entre ellas el colapso de las instituciones encargadas de aplicar la ley, las cuales fueron eliminada como la Jefatura Civil, siguiendo el modelo jurídico cubano. Un ejemplo reciente es el secuestro de Carlos Pujalte, embajador de México en Venezuela, la cual para el analista da una “muy mala imagen de la decadente seguridad pública. El año pasado varios diplomáticos sufrieron la misma suerte en Caracas”.
Explicó que en años recientes, el índice delictivo de Venezuela ha aumentado más que el de cualquier otro país latinoamericano. En 1998, cuando se eligió por primera vez al presidente Hugo Chávez, se registraron 4.550 asesinatos. Para 2011 esa cifra se había disparado a 19.336 -un número impactante que supera el total de asesinatos en los Estados Unidos y en la Unión Europea combinados. Actualmente, con una tasa de homicidios de 67 de cada 100.000 personas, solo Honduras, Guatemala y El Salvador superan a Venezuela.
“La situación es especialmente grave en Caracas, que muy probablemente se ha convertido en la ciudad más peligrosa del mundo”, la cual registra aproximadamente 210 asesinatos por cada 100.000 habitantes, por lo que la tasa de homicidios de la ciudad ahora ha rebasado la de Ciudad Juárez, México -primera línea de batalla de la guerra contra las drogas en América Latina. “La debacle de la seguridad en Venezuela es aleccionadora y trágica al mismo tiempo. Es una enseñanza sobre los límites de las explicaciones, recetas y predicciones fáciles cuando se trata el tema de la criminalidad”.
Solo el desarrollo de mayores niveles de desarrollo humano son la solución principal, que permitiría reinsertar al antisocial, purgando su condena en la cárcel, creando la infraestructura que permita solucionar el problema de la delincuencia juvenil, que no es otra que la escuela, que es el preludio de la acción antidelictiva, que permitirá vencer los altos índices de criminalidad, tanto en las grandes urbes como en las pequeñas.
“Con todo, la desigualdad en el ingreso en Venezuela ha disminuido drásticamente en años recientes. El coeficiente de Gini del país -una escala de 0 a 1 que se usa para medir las dispersiones del ingreso y la riqueza- muestra que la desigualdad se redujo de 0,498 en 1998 a 0,412 en 2008, una caída sin precedentes en América Latina”, pero al mismo tiempo a empujado a la avaricia a sectores de la sociedad que solo ven el acto de delinquir como forma de obtener poder y dinero, mejorando su status social, al no poseer la formación espiritual, que le permita tener una plena.
“Mientras tanto, los niveles de desarrollo humano han mejorado sistemáticamente en el país; el índice de desarrollo humano de las Naciones Unidas registró un incremento de 1% anual durante la última década. Ante estas cifras, nadie diría que hay una crisis de delincuencia en Venezuela, pero si la hay”, sobre todo de delincuencia juvenil. La violencia criminal es un síndrome de Venezuela atribuibles a las políticas fallidas de Chávez, entre éstas “el colapso de las instituciones encargadas de aplicar la ley, el sistemático debilitamiento de los gobiernos locales y la participación creciente del país en el comercio de las drogas (debido en parte a la política semioficial del Gobierno venezolano de proteger a las Farc, la narcoguerrilla colombiana y venta ilícita de armas a Colombia, Centroamérica y Mexico)”.
Algunos factores pueden ayudar a explicar los altos niveles delictivos que “no son los únicos. En efecto, en el caso de Venezuela muestra que simplemente no hay explicaciones fáciles y recetas generales para el enigma de delincuencia en América Latina”. La situación es “irreduciblemente desastrosa”. La pregunta más “irritante” es, por qué en gran medida Chávez no ha sido objeto de la ira de los ciudadanos. “Tal vez el deterioro de la seguridad de las ciudades es menos explosivo en términos políticos de lo que a menudo se piensa”, cosa que me parece falsa, lo que creo que el poder de miedo de los antisociales es mayor, ya que en algunos lugares los chavistas se alían con la delincuencia organizada, sin medir las consecuencias a mediano plazo de esa actitud.
Los Carteles de la Droga es un conflicto armado entre el Estado y las organizaciones criminales que controlan y trafican estupefacientes, y los asesinatos y secuestros selectivos en contra de personalidades importantes por órdenes de Los Cárteles, aprovecharán el vacío de poder para instrumentalizar su terror como forma de poder.
La inclusión de la guerrilla en el narcotráfico supuso otro problema, no solo por haberse consolidado como una organización narcoguerrillera, sino también por el hecho de haber implementado las denominadas «vacunas» o impuestos de guerra, aliándose con los nacientes Carteles en algunos barrios clave.
La conformación de estas organizaciones insurgentes, por la guerra de guerrilla al caer el régimen ha dejado centenares de víctimas, y ha desestabilizado varios sectores del comercio, agricultura y banca. La desestabilización será aprovechada por los Estados Unidos para intervenir activamente en el país, con asesores policiales y antidrogas; y controlar el país, que será finlandizado, es posible la desaparición de Las Fuerzas Armadas, en todo caso esa posibilidad girará en torno a los intereses de los Estados Unidos.
Venezuela desarrollará varios Cárteles de la Droga, que controlarán varias ciudades, fragmentando la nación, parecido en su estructura a los carteles de narcotráfico más poderosos del mundo (Medellín y del Valle) que en algunos lugares crearon una nueva clase social e influenciaron grandemente la cultura popular, cosa que se está produciendo con las películas de bajo presupuesto (narcopelículas) y canciones de rap; la cultura dedicada a exacerbar dichas actividades, muestran a una Venezuela Bárbara, donde el mal siempre triunfa, atrayendo a los jóvenes y a las mujeres hermosas a entrar al mundo del narcotráfico, principalmente narcomenudeo a fin de hacerles sentir cierto grado de poder gracias a la posesión de armas de fuego y dinero, esto ante la pobreza e ignorancia de muchas personas y la impunidad ante la justicia.
Con la prohibición, productores y traficantes formaron carteles clandestinos armados. Durante la década del 2000, al incrementarse la demanda internacional, los carteles se expandieran y se organizaron en grupos criminales de mayor envergadura usualmente liderados por uno o más capos, buscando instrucción de los grupos paramilitares colombianos o de algunos miembros de la banda Armada, lo que les permitirá controlar territorio. Ya que en las década del 2000 varios de estas organizaciones criminales consolidaron una infiltración en las instituciones del Estado al tiempo que consolidan igualmente las alianzas con grupos al margen de la ley.
Por otra parte, en diversos sectores del país se ha observado un incremento en los indicadores de incidencia del delito. Será en la década del 2010, donde los sindicatos venezolanos dominarán el mercado de la droga, al disminuir la importancia de los Carteles colombianos del Valle del Norte y del Cauca, por la política colombiana de cero tolerancias, trasladando la actividad delictiva a Venezuela.
Es posible que redes Policía y exmilitares formen parte de los Cárteles de la Droga, aliándose con algunas bandas criminales para el traslado y tráfico de estupefacientes, su participación puede comenzar por ser proveedores, posteriormente se convertirán en mercenarios y por últimos en capos, dividiéndose el territorio, en pequeñas ciudades, donde guardan y embarcan a la droga, desmembrando al país.
Los ataques a periodistas que revelan datos y nombres de narcotraficantes, donde les ha costado la vida. Según estudiosos, estas acciones y escalada de violencia son realizadas para la desestabilización, desmoralización de la población y obtener un control pleno de las autoridades, el asesinato de periodistas que denuncian a los transportistas, es reflejo de lo que está por venir, al identificar las plazas de distribución y las personas al servicio del narcotráfico, siguiendo los mismos ejemplos de los casos de Colombia, México y el Perú para obtenerlo.
La Estrategia que contendrá al Sindicato por algunos meses, está basada en el Libro de Tom Clancy “Peligro Inminente” (en donde me alío con la oficialidad del Ejército en contra de los Pranes y las bandas distribuidora de droga), en la Película El Gran Escape, que está basada en hechos reales (donde diseño la política de detención de los señores de la droga en el Helicoide) y City Hall (que me dio ideas para atacar a Iris Varela, que permitirá desmembrar al Sindicatos del Crimen).