30-01-2013
Hola, Foreros!!
Bueno...voy a hablar rápidamente de un combate sucedido el 30 de Abril de 1863, protagonizado por la tercera compañía del 1º Regimiento de la Legión Extranjera francesa destacado en Méjico.
En aquella época, Francia había enviado una fuerza expedicionaria para apoyar al Emperador Maximiliano I (un Habsburgo), elevado a tal categoría por un interesado Napoleón III. Obviaremos los sucesos que llevaron a tal cuestión, porque lo que nos interesa es el hecho de armas en sí...
El 15 de Abril de 1863, un convoy de 64 carretas con municiones, cañones y dinero para pagar a las tropas francesas que sitiaban Puebla, partió de Veracruz. Los mexicanos enseguida tomaron buena nota de ello, y formaron una fuerza compuesta por los batallones de infantería de la Guardia Nacional de Veracruz, la Guardia Nacional de Córdoba y la Guardia Nacional de Xalapa (con unos 400 hombres cada uno). A este contingente había que sumar 500 efectivos de los Lanceros de Orizaba (bien armados con rifles de último modelo y revólveres) y unos 300 irregulares. Tenían la misión de interceptar tan jugoso convoy.
Los franceses y sus auxiliares mexicanos(que los había), eran dueños del terreno que pisaban. La estrecha línea de comunicación entre Veracruz y Puebla, de 240 kilómetros, tenía que estar vigilada por los efectivos “imperiales” para proteger sus envíos de suministros, que sufrían numerosas emboscadas. El pasillo estaba dividido en varios sectores, cuyos jefes tenían la responsabilidad de dar protección a los convoyes.
El 27 de Abril de 1863, el convoy llega al sector bajo el mando del Comandante en jefe de la Legión extranjera, el Coronel René Jeanningros. La tarea de escolta recayó sobre la 3ª Compañía del 1º Regimiento, que tenía a la mayor parte de sus oficiales y tropa enfermos. Se presentan voluntarios el Capitán Jean Danjou (veterano de Argelia, Italis y Crimea, en donde había perdido una mano...levando desde entonces una prótesis de madera), el Teniente Napoleón Villain y el Teniente Segundo Maudet, también veteranos que habían ascendido a oficiales por sus acciones de guerra en la batalla de Magenta. Con ellos, irían 62 hombres de nacionalidad polaca, italiana, alemana y española, ya que la Compañía se encontraba bastante mermada.
El Capitán Jean Danjou.
El día 30 de Abril, la Compañía llega a las seis de la mañana a la hacienda de Camarón, que se encontraba medio en ruinas por culpa de la guerra. Hacen un descanso y enseguida suenan las alarmas, pues los centinelas han divisado una nube de polvo a lo lejos. Es la caballería mexicana. Rápidamente, forman en cuadro entre la densa vegetación existente y se preparan para el combate. A la distancia de fuego, los legionarios largan una descarga cerrada que frena el ataque mexicano. La caballería intenta rodearlos y entonces, el Capitán Danjou decide que el mejor sitio para hacer frente a lo que se les viene encima es la derruida hacienda. Se retiran hacia ella, siendo hostigados por pequeños grupos de caballería, que les causa las primeras bajas. Finalmente, entre descargas cerradas, 46 legionarios consiguen llegar a la edificación. Pero han perdido entre el caos del combate las mulas que llevan el agua y las municiones. Sólo tienen 60 cartuchos por cabeza.
En la hacienda, se encuentran con la desagradable sorpresa de que los mexicanos han llegado casi a la vez que ellos y han ocupado una construcción desde la cual les hacen un fuego de hostigamiento que les hace bastante daño. El Capitán Danjou prepara un perímetro y se dispone a defender caras sus vidas, animando a sus hombres a resistir en espera de refuerzos.
A las nueve de la mañana, un parlamentario mexicano se acerca para exigir la rendición de la tropa francesa. El Capitán Danjou le responde con un no rotundo y posteriormente hace jurar a sus hombre, uno a uno, que pelearán hasta el final. Final que Danjou no vió, pues a eso de las 11 de la mañana, un francotirador le acierta con un balazo en el pecho, matándolo. El Teniente Villain asume el mando de la defensa. A eso del mediodía, la infantería mexicana ha llegado a los alrededores de la hacienda. Están totalmente cercados.
El fuego enemigo y los asaltos se suceden. Los legionaros pasan las de Caín, sin agua y viendo como, poco a poco, sus camaradas van cayendo a su alrededor. A las 14 horas, el Teniente Villain es acribillado y el teniente Segundo Maudet toma el mando.
Maudet dice que no a otro ofrecimiento de rendición. Los cadáveres se apilan en las dos entradas defendidas por los pocos hombres que le quedan, que combaten a fuego y a bayonetazos, rechazando los continuos ataques mexicanos. A las 17 horas, 12 legionarios quedan en pie. Vuelven a rechazar otra oferta de rendición. A las 18 horas, sólo cinco legionarios (los cabos Maine y Berg y los soldados Constantin, Leonard y Wensel) están en condiciones de combatir...sin municiones. Maudet, que está herido, les ordena gastar sus últimos cartuchos en una descarga cerrada y atacar a la bayoneta, cosa que hacen ante los sorprendidos ojos de los mexicanos, que no comprenden como puede ser posible semejante empecinamiento.
Maudet vuelve a ser herido y mueren dos de sus hombre, quedando Wensel, Maine y Berg de espalda a una pared, hombro con hombro y presentando sus bayonetas al enemigo. Los mexicanos dudan entre acabar con los tres superviviente, admirados de su valor. Llega un oficial, el Coronel Ángel Julio Cambas, que se dirige en un perfecto francés a los agotados legionarios...”Supongo, que esta vez si que se rendirán”. El Cabo Maine contesta: “Nos rendiremos si nos permite quedarnos con nuestras armas y atender a nuestros heridos” a lo que, el Coronel, saludando con su sable, respondió: “ A un hombre como usted se le concede lo que sea”.
Los mexicanos tuvieron unas 300 bajas, mientras que los legionarios sufrieron 26 muertos, quedando el resto todos heridos. Aguantaron durante cerca de diez horas, hasta el final, los ataques de una fuerza de 2.400 mejicanos, sin agua y permitiendo así que el convoy de Puebla llegara a su destino.
La mano de madera del capitán Danjou fue recuperada de la hacienda de Camarón por el Coronel Jeanningros y se convirtió en la reliquia más emblemática de la Legión Extranjera francesa, junto con las cenizas de los muertos guardadas en un relicario. Desde 1904, en el Cuartel General de la legión sito en Ambagne, al ladito de Marsella, se conmemora ritualmente con gran solemnidad el hecho de armas de Camarón (Camerone, para nuestros vecinos del norte). La mano de madera del Capitán Danjou, metida en una urna, se presenta a los Regimientos y se lee a cada uno de ellos lo sucedido en la batalla. Al final del acto, el águila mexicana (que se convirtió en el emblema del 1º Regimiento) es paseada alrededor de la capilla.
Decir que la máxima de la Legión Extranjera Francesa, “Cada legionario tiene a Camarón tallado en su corazón”, no se refiere al “cantaor” Camarón de la Isla...como casi me preguntan el otro día...
Saludos!!
Fuentes:
http://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_de_Camar%C3%B3n
http://www.legiopatrianostra.com.ar/camerone.html
http://members.tripod.com/~Guerra_del_Pacifico/CAMERONE.html