19-03-2006
La Guerra de los Boers (finales de 1899-31 de mayo de 1902)
Antecedentes:
La guerra de los Boers fue la ultima guerra de la época victoriana. Y no fue sencillamente una guerra colonial. Fue un conflicto moderno que hizo amplio uso de ferrocarriles, telegrafía, telefonía y artillería, de gran calibre. Además hacia medio siglo que la gran bretaña no luchaba contra un enemigo blanco, y casi cien que había tenido que hacer un esfuerzo militar demasiado grande.
Inglaterra combatió para asegurar su soberanía en Sudáfrica como parte de un imperio que cubría la sexta parte del mundo. El principal objetivo era acabar con las republicas de los Boers (Oranjevreistaat y El Transvaal) que amenazaban con bloquear el dominio ingles en Sudáfrica. La causa inmediata de la guerra era la relación entre la republica del Transvaal y las compañías mineras y los que trabajaban en ella (uitlanders), a quienes los Boers les negaban los derechos civiles. Aparte de la imposición de grandes impuestos sobre el producto minero y sobre las importaciones de materiales que las industrias mineras necesitaban..
En 1887, sir Alfred Milner, gobernador de El Cabo, insistió en que el Transvaal concediera el derecho de voto a los uitlanders. Paul Kruger (presidente del Transvaal), consciente de que si concedía el voto a los uitlanders perdería el control de su país, decidió atacar antes de que pudieran llegar grandes cantidades de refuerzos desde Inglaterra. El Transvaal y el Oranjevreistaat presentaron un ultimátum, en el que insistían en la retirada de sus fronteras de las tropas inglesas. Pero dicho ultimátum fue rechazado por Londres el 10 de octubre de 1899. A Pretoria empezaron a acudir grupos de Boers, hombres barbudos, fusil en banderola, montados en cabalgaduras mal cuidadas, con sus alforjas llenas de biltong (carne seca). Desde el Transvaal partían trenes militares con baterías de artillería nueva comprada por Krueger con el producto de la recaudación de impuestos. En poco tiempo los Boers, desde jóvenes de 16 años hasta los mayores de 60 años, asediarían Kimberley y Mafeking, en la frontera de El Cabo, e invadirían Natal en el Este.
Los Boers constituían una nación en armas, cada zona elegía un comandante, pero había solamente 55000 Boers Armados frente a medio millón de ingleses que había al final de la guerra, a los que además vinieron a reforzar tropas desde Australia y Canadá. Ambos bandos emplearon decenas de miles de indígenas africanos, incluso en ciertos casos armados, que eran fusilados de inmediato si los capturaban los Boers. Los Boers tenían comandantes como Piet Cronje y Piet Joubert de reconocida capacidad militar. El problema para ellos era que si bien el nivel de iniciativa personal era alta, les faltaba la estrategia y coordinación de un estado mayor. Por otra parte los Boers luchaban con fusiles máuser de repetición; poseían ametralladoras y artillería; eran maestros en la lucha irregular, capaces de resistir mucho tiempo en campo abierto con un mínimo de intendencia y su puntería era legendaria.
Primera etapa de la guerra ( 1899-1900): Ataque Boers
Los comandos Boers invadieron los casi indefensos Natal, el cabo y Bechuanalandia, y en unas semanas lograron importantes victorias en Stornberg, Magersfonstein y Colenso el 15 de diciembre con la perdida de 1200 efectivos ingleses y diez piezas de artillería. El 24 de enero de 1900 en la Batalla de Spion Kop, murieron mil infantes ingleses. Los Boers lograron estas victorias en tres semanas frente a una tropa inglesa ineficazmente dirigidas por generales que no reconocían que las condiciones de la guerra contra los Boers eran diferentes de las guerras que habían librado contra los indígenas en otras partes de África. En esta fase de la guerra los Boers perdieron la ventaja de su movilidad y arrojo atacando posiciones como Ladysmith (Natal), Kimberly y Mafeking y también perdieron la, oportunidad de tomar los puertos de Ciudad del cabo y Durban.
Segunda etapa de la guerra (1900) Victorias inglesas
Para la primavera de 1900 los ingleses, con nuevos contingentes de Canadá y Australia, consiguieron flanquear las posiciones de los Boers. Aprendieron a emplear la artillería, cuyos traslados los facilitaban los ferrocarriles, construidos por Cecil Rodees, para obligar al enemigo a abandonar sus puntos fuertes. El nuevo comandante en jefe, Lord Roberts, y Herbert Kitchener, vencedor de Jartum, como jefe de estado mayor, desarrollaron una estrategia unificada y aseguraron la logística antes de empezar la recuperación del territorio perdido. Luego tomaron el control de Ladysmith el 24 de enero de 1900 y de Kimberly el 15 de febrero después de un asedio de 124 días. Cuatro mil Boers con su general , Cronje, se rindieron el 27 de febrero en Pardeberg. En marzo fuerzas inglesas tomaron Bloenfontein y acabaron con la independencia del Oranjevreistaat. En mayo, después de siete meses, se levanto el asedio de Mafeking. El defensor d este pueblo de 1500 blancos y 5000 indígenas negros, el coronel Robert Baden Powel, ha pasado a la historia por ser fundador de los boy scout.
el 31 de mayo se ocupo Johannesburgo. Cuando el 5 de junio de 1900 cayo Pretoria, capital del Transvaal, el viejo Paúl Krueger huyo a Holanda, donde murió en 1904.
Tercera Etapa : (1900-1902) La guerra de guerrillas.
Campos de Concentracion
Los Boers, sin embargo no se dieron por vencidos. Durante dos años mas sus comandos, encabezados por una generación de joven de jefes como Jan Smuts, brillante abogado, y Louis Botha, Christiaan De Wet y Koos de la Rey, sencillo agricultor y brillante militar, prosiguieron una guerra de escaramuzas y guerrillas con ataques a pueblos mal defendidos por guarniciones poco alertas y cortes de líneas de ferrocarril y de telégrafos. Las columnas inglesas mal preparadas para una guerra de este tipo no podían acabar con los rebeldes.
Al final, el hambre, la enfermedad y la escasez obligaron a los últimos Boers, muchos vestidos de harapos, a rendirse. En una gran reunión de los jefes Boers celebrada en Vereeniging, en la frontera del Transvaal Y del Oranjevreistaat, anunciaron uno tras otro que casi no les quedaba ganado para comer; sus caballos morían de debilidad. Los aduares negros se negaban a proporcionarles alimentos. Los blocaos y el alambre de púas aislaban una zona de otra. Los delegados Boers admitieron la imposibilidad de seguir luchando, por lo cual ofrecieron a Kitchener y a lord Milner una rendición completa que incluía la zona minera del rand, pero los ingleses insistieron en que los estados Boers deberían abandonar su independencia. Los parlamentarios Boers e ingleses negociaron dos días. Finalmente se expresaron las condiciones de rendición en la forma de un tratado, el de Vereeniging, dulcificando así la tragedia de los Boers. Smuts y Herzog, los delegados de los Boers, ambos futuros jefes de gobierno de Sudáfrica, volvieron a Vereeniging para presentar las condiciones a la convención Boers, Ningún Boers que se rindiera perdería su libertad ni sus posesiones. La lengua Afrikáans, seguiría siendo admitida en los tribunales. Los Boers podrían conservar las armas que necesitasen para su seguridad personal. El autogobierno se instituiría tan pronto como la administración militar ya no fuera necesaria. En efecto en 1906 un gobierno liberal en Londres devolvió la autonomía a las regiones de los Boers. No de introducirían el sufragio para los indígena negros, se aceptarían los billetes de banco y pagares emitidos por estados Boers. El Transvaal y el Oranjevreistaat recibirían tres millones de libras para la reconstrucción económica. El 31 de mayo de 1902 los Boers decidieron aceptar las generosas condiciones de los vencedores. Aquella noche en Pretoria a las 23.05 y después de una guerra de dos años y ocho meses , se firmo el tratado. Kircherner dio su mano a los jefes Boers y luego los jefes ingleses oyeron a los Boers jurar su lealtad all rey, Eduardo VII, que había sucedido a su madre , la reina Victoria, cuando esta murió el 21 de enero de 1901.
Irónicamente los Boers que habían sido derrotados por las armas llegarian medio siglo después a dominar toda Sudáfrica.
Fuente: Revista Historia.Año XXVI Nº 315