Tecnología militar acústica
Estas enormes paellas sirven para la detección de los aviones gracias al ruido de sus motores. Es una tecnología militar experimentada en muchos países en los años 20. Esta foto corresponde a los investigadores checos y es un preradar acústico con un dispositivo de ubicación. El sistema era rudimentario y pesado pero el mejor oyente podía conseguir la localización de los aviones enemigos con un grado de error en su exactitud.
Originalmente la localización acústica fue utilizada para la detección de las naves en condiciones de niebla pero a mediados de la primera guerra mundial su uso se extendió para la detección de los aviones enemigos.
Todos hemos percibido alguna vez el eco en ciertas condiciones, una superficie sólida puede devolvernos con retraso un nuestra propia voz o cualquier otro sonido. Es algo así como un espejo de sonido que, igual que los espejos convencionales reflejan la luz, hace rebotar las ondas sonoras. Los espejos acústicos pueden ser planos o curvos. Los que nos interesan son los curvos cóncavos que actúan como reflectores, es decir, concentran los «rayos sonoros» en un punto central, en su foco.
Dibujo de un espejo acústico cóncavo donde observamos que todo el sonido que nos llega es reflejado hacia un punto único llamado foco (f). Este efecto hace que en el punto f el sonido aumente su volumen y que nos sea más fácil identificarlo.
Dos espejos cóncavos opuestos nos permiten hablar en susurros y ser oídos a larga distancia, hecho que en condiciones normales no sucedería.
Aprovechando esta idea, los militares construyeron diferentes espejos acústicos para escuchar el sonido de los aviones enemigos porque no había forma de localizarlos en caso de niebla o si volaban de noche. Era una alerta temprana antes de que los radares hicieran su aparición en los años 40. Los espejos y amplificadores acústicos fijos de hormigón armado y los portátiles se utilizaron mucho durante la Primera Guerra Mundial y parte de la Segunda. Antes del invento del radar los militares estuvieron rompiéndose la cabeza con los localizadores acústicos para detectar el ruido de los aviones situados a larga distancia.
En los años 20 una docena de prototipos militares servían como suplemento al medio visual para el empleo de la artillería terrestre. Estos equipos tenían cuernos usados a pares: dos cuernos ajustados en el plano horizontal para la determinación del horizonte y los dos restantes en el plano vertical para la medida de la elevación. Cuanto más separados están los conos en un plano, mejor se puede graduar la dirección con que llega el sonido, llegando a tener un error de solo 1 grado.
El sonido se transporta de los cuernos a los oídos humanos mediante tubos metálicos o de goma. Cada par es ajustado en la dirección correcta cuando los dos oídos reciben las señales al mismo tiempo.
Acústicamente, los investigadores se dan cuenta de que las orejas son capaces de captar la direccionalidad del sonido en los dos planos, horizontal y vertical, gracias a la diferencia de tiempo entre las señales recibidas en cada oído.
Tenía el problema de ser un equipo rudimentario, con un mal transporte y una instalación en primera línea de batalla. Muchas veces eran destruidos o dejados en los campos. Además las propiedades acústicas estuvieron lejos del ideal debido ya que el ruido mecánico causado durante el empleo del equipo era muy alto y desvirtuaban las mediciones. Y también el transporte mediante tubos metálicos o de goma causaba mucha atenuación. Por eso se intentó poner unos grandes paraboloides que estuvieran justo delante de las orejas.