05-06-2012
EL ” GAFADO” DD-579
Hola, foreros!!...
Este extraño título tiene una razón de ser...Todos hemos leído u oído historias y anécdotas sobre buques “gafados” y sus tripulaciones...y la verdad es que en base a las anteriores, uno no tiene más remedio que pensar a veces que, efectivamente, el mal de ojo existe; el mal “fario” también y que los llaveros hechos de la patita de un conejo no son muy eficaces ante ciertas situaciones, digamos, provocadas por causas” inexplicables”.
Hoy vamos a hablar de un destructor norteamericano que pasó una buena temporada sin que nadie quisiera tenerle a su lado, llegando incluso a mirarle hasta mal si se le ocurría asomar la proa en cualquier “reunión” marítima: siendo saludado de una manera bastante jocosa y peculiar por todos los buques que encontraba a su paso con la frase “¡¡No disparen!!..¡Somos republicanos!”. Y no os extrañe...porque este destructor, en Noviembre de 1943, casi se carga al Presidente de los USA F.D. Roosevelt (perteneciente al Partido Demócrata) cuando iba a bordo del acorazado USS Iowa...pero poneros cómodos, poneros, que ahora os cuento...
EL USS “WILLIAM D. PORTER”
Era un destructor norteamericano de la clase Fletcher, con numeral DD-579, que fue comisionado a primeros de Julio de 1943. Su armamento principal consistía en cinco torres sencillas de 127/38, 6 AA Bofors de 40 mm, 10 AA Oerlikon de 20 mm.; dos montajes quíntuples de tubos lanzatorpedos de 533 mm. y lanzadores de cargas de profundidad. El armamento ligero AA varió a lo largo de su vida. Desplazaba unas 2.500 toneladas a plena carga. En el período que va desde su comisión hasta el 30 de Mayo de 1944, estuvo bajo el mando del Capitán de Corbeta Wilfred Walter... protagonista de la primera parte de nuestra historia.
Dibujo USS William D. Porter
PERO...¿QUÉ FUE ESO DE “CASI CARGARSE” AL PRESIDENTE?...
¡Ufff!...
El Presidente norteamericano Roosevelt se dirigía a la ciudad de Mers El-Kebir para desde allí, desplazarse y participar en las Conferencias de El Cairo y Teherán que se iban a celebrar, respectivamente, del 22 al 26 de Noviembre (Churchill y Chiang Kai-Shek) y del 28 al 1 de Diciembre (Churchill y Stalin). Para ello, y en medio del más absoluto secreto, se comisionó al USS Iowa para que transportara al Presidente y a su secretario de Estado. La escolta la proporcionarían tres destructores y dos portaaviones ligeros. Por supuesto, uno de los destructores era el USS “William D. Porter”.
Franklin Delano Roosevelt...
El destructor había estado realizando desde Julio hasta la fecha de 12 de Noviembre (en la que recibió la orden de anclar en la desembocadura del Potomac y esperar instrucciones), las pruebas de mar y el entrenamiento de combate de la tripulación. El convoy presidencial zarpó ese mismo día con dirección al Norte de África.
Rossevelt despidiéndose...
El día 14 de Noviembre, estando el convoy en ruta cerca de las Bermudas, se hizo una demostración de la artillería antiaérea del USS Iowa ante Roosevelt, para evidenciar la pericia y profesionalidad de sus dotaciones. Y para alegrar algo el tedioso viaje. Como no todo iba a ser protagonismo por parte del gran acorazado, se planificó un simulacro de ataque con torpedos efectuado por los tres destructores de escolta. Nos imaginamos un soleado día, sin mucha mar y contemplamos al Presidente norteamericano en su silla de ruedas, en cubierta, preparado para asistir a semejante exhibición. Se sueltan unos globos meteorológicos y enseguida comienza el estruendo de las piezas del acorazado, que barren con sus proyectiles el cielo en busca de los blancos. Abaten a todos los globos menos a unos cuantos, que son desplazados por el viento hasta llegar cerca del USS William D. Porter, que se hallaba a una distancia prudencial del buque capital...a unos 5.500 metros.
El USS Iowa
El comandante del DD-579, Capitán de Corbeta Wilfred Walter, ve la ocasión de demostrar al selecto público a bordo del acorazado, que su tripulación también está entrenada y que todo lo que ha protagonizado su buque en los dos días que llevan de singladura, ha sido producto de la fatalidad. Intenta congraciarse con sus superiores y ordena el derribo de los pocos globos que todavía están sueltos por el cielo, después de pedir permiso para ello y serle concedido.
(Y ahora, hacemos un inciso porque seguro que váis a preguntarme qué demonios pasó en esos dos días)...
La mala suerte, foreros, la mala suerte...o si no, juzgad vosotros...
Cuando el USS William D. Porter zarpa de la bahía de Chesapeake, unos terribles ruidos hacen que en el puente, en donde están el Capitán Wilfred y sus oficiales, todos se miren entre ellos con una muda pregunta en el rostro. “¿Qué sucede?”. “¿Qué es eso?”...”¿Está tronando?”...Asomados a la banda correspondiente, descubren que el ancla del destructor se ha enganchado en un pequeño barco mercante que estaba próximo a él y ha causado una serie de grandes destrozos en su cubierta de madera. Como el Almirante Ernest J. King (al mando de la fuerza naval) no es persona que guste de retrasos, acuerdan con el otro buque el dar parte al seguro de accidentes en cuanto vuelvan de su viaje.
El Porter...
A las pocas horas y navegando por el Mar de los Sargazos, una explosión y una columna de agua sorprenden a los vigías del convoy. Entre maniobras evasivas antisumergibles, toques de zafarrancho de combate y demás minucias, los buques se preguntan qué es lo que ha pasado...y la respuesta que da nuestro destructor produce un ataque de ira incontenible en el Almirante: una carga de profundidad sin el seguro puesto (¡Vigen santa!) se ha soltado de su lugar y ha caído al mar, explosionando. En esos momentos, el Capitán Wilfred Walter es un puro manojo de nervios, mientras aguanta la resalsa que desde el USS Iowa le están atizando. Por mendrugo.
Por si esto fuera poco, más tarde el mar experimenta un cambio y comienza un temporal. Un marinero del USS William D. Porter desaparece de cubierta barrido por una ola y no se puede efectuar el rescate, debido a la importancia de la misión y el riesgo de que haya sumergibles alemanes por la zona. Es a partir de aquí cuando los comentarios del resto de buques de la Flota comienzan a mentar por lo bajini al malhadado destructor. Pero la gota que colma el vaso es el fallo de máquinas que sufre el DD-579 al finalizar la tormenta...un pequeño problemilla que hace tenga que reducirse la velocidad del convoy durante un tiempo. Y que Wilfred sea llamado a capítulo ante el Almirante King, regresando más pálido que nunca a su buque después de un severo rapapolvo.
(Pues todas estas cositas, sucedidas en dos días, hacen que el Capitán del USS William D. Porter intente demostrar que ellos también valen para algo, y no sólo para que desde las cubiertas del resto de buques les hagan la señal que protege a los demás del mal de ojo. Cosa muy fea y de muy mala educación, por cierto. Y ahora, cerramos el inciso.).
En el DD-579 suena el zafarrancho de combate. Las piezas antiaéreas comienzan a zumbar a los globos, La tripulación se crece. Los suboficiales se crecen. Los oficiales, también... claro. Se sienten heróicos, pletóricos, válidos y esdrújulos ante el resto de buques. Ya acabada la primera parte del simulacro, viene la segunda, que es el ataque con torpedos. En un alarde de euforia, el USS William D. Porter se coloca en la fila de destructores para comenzar el ataque simulado.
“¡¡Un blanco!!...¡¡Necesitamos un blanco para fijar la distancia!!”...pues nada: se elige al propio USS Iowa como tal y se comienza el procedimiento de ataque. Se “lanzan” en simulacro los dos primeros torpedos y cuando le toca al tercero, la tripulación de cubierta del USS William D. Porter se queda paralizada y con cara de idiota al ver como surge del tubo el bicho de 533 mm. , penetra en el mar entre una nube de espuma, chof, y se dirige a toda leche hacia el acorazado.
¡¡Zas!!
El Capitán Wilfred mira a sus subalternos, que se encogen de hombros como diciendo “¡Uy!...¡ yo no fuí!”. Al preguntar si la cabeza del torpedo estaba armada y responderle desde la plataforma de lanzamiento que, inexplicablemente es así: pero que no entienden como ha podido ocurrir semejante desaguisado, se siente cansado, muy cansado...y una serie de funestos presagios comienzan a tomar forma en su cabeza. Sobre todo cuando su señalista se lía de tal manera avisando del “incidente”, que en el USS Iowa piensan que les están hablando en arapahoe porque no entienden nada, y Wilfried tiene que romper el silencio de radio para decirles que tienen un minuto para virar, ya que un torpedo se dirige hacia ellos. Y que se den prisa, que luego ya les explicará un par de cosas: que ya verán qué tontería y qué risas van a pasar todos después. Fin del mensaje.
Avisado el USS Iowa por el culpable de tal patochada y por el resto de buques de escolta, el acorazado dispara hacia el torpedo con la intención de volarlo, a la vez que mete una guiñada tal que casi envía al Presidente con su silla de ruedas al profundo océano, al resbalar por la inclinada cubierta. Como diría en su diario Roosevelt...”El Porter nos lanzó un torpedo por error. Lo ví. Falló por unos 1.000 pies”. Glup.
No puedo evitar poner esta foto de Roosevelt en el agua...por lo que pudo suceder...
Se prohibió seguir al USS William D. Porter con su labor de escolta presidencial, enviándole de vuelta a las Bermudas para que allí los Marines detuvieran hasta la mascota del buque y se depuraran responsabilidades. Se sometió a Consejo de Guerra a toda la tripulación, abundando las sospechas en la figura del Capitán, Wilfred Walter. “¡¡ Habla !!”...”¡¡Tu nombre y apellidos tienen connotaciones germánicas!!”...¡¡Confiesa: eres un infiltrado!!”...”¡¡Dinos tu grado en la Kriegsmarine!!”...y cosas parecidas.
Franklin Delano Roosevelt debió de pasarlo muy bien con tanto ajetreo, porque intervino para que las penas del Consejo de Guerra no se ejecutaran. Comprendió que todo tenía su origen en el poco adiestramiento de toda la tripulación del destructor, incluida su oficialidad. Cuando se supo que dos jóvenes marineros torpedistas, en su inexperiencia, habían sido los culpables directos de no retirar el detonador que activaba la carga impulsora del tercer torpedo (lo que no eximía de responsabilidad a la oficialidad), abogó para que quedaran libres de toda culpa.
Montaje de torpedos en un destructor tipo Fletcher...vea el avezado forero la cantidad de palanquitas, tuercas y demás cosas pintadas de rojo...
...¿Y QUÉ OCURRIÓ DESPUÉS?...
La dotación del USS William D. Porter quedó marcada desde aquel suceso, siendo el hazmerreír de sus colegas, con ese extraño sentido del humor que tienen los “sardineros”. El buque fue destinado a donde el mundo acababa su civilización, es decir, a las islas Aleutianas, mientras que cada vez que otro buque de la Marina se cruzaba con él, le obsequiaba con mensajes del tipo “¡¡ No disparen!!...¡¡Somos republicanos!!”, refiriéndose al eterno enemigo del Partido Demócrata de Roosevelt... y otras lindezas similares.
Peeero aquí no acabó todo, foreros...¡Qué va!...
Allá por el Ártico, la tripulación se puso a trabajar en condiciones para borrar el blasón de “inútiles” que pendía del palo trípode del buque. ¿Lo lograron?...pues...¡¡bueno!!...digamos que a excepción del pequeño detalle del disparo “fortuito” de un cañón de 127, efectuado por un marinero borracho del USS William D. Porter (cuyo proyectil impactó sin secuelas en el jardín del comandante de la base, en plena fiesta para oficiales y sus familias), no hubo grandes sobresaltos.
El 30 de Mayo de 1944, el mando del buque pasa del Capitán cuyo nombre tiene connotaciones alemanas, al Capitán de Fragata Charles M. Keyes que, decidido a cambiar el rumbo que llevaba tan tristemente conocido y gafado destructor, comienza un fuerte y arduo entrenamiento entre la tripulación. Uno podría sospechar que el gafado era el propio Capitán saliente y que con el cambio de mando las cosas mejorarían; pero no. Por increíble que parezca, esto no fue así.
Foto del USS William D. Porter.
Durante semanas, los hombres del destructor maniobran el buque hasta la saciedad, realizan innumerables zafarranchos y gastan enormes cantidades de munición real en prácticas de tiro artillero...y de torpedos. Desde el 29 de Diciembre de 1943 el buque estaba asignado a la Task Force 94 (TF94), en misión de escolta de algunos buques. Con su nuevo Capitán, actuó en la zona de las Kuriles sin pena ni gloria, antes de ser destinado a la zona de las Filipinas, en donde estaban los meollos de los combates. Llegó tarde a Leyte, pero consiguió sus primeros derribos aéreos. Posteriormente, se le asignó a la TF54, con destino a Okinawa.
¡¡NO DISPAREN!!...¡¡SOMOS REPUBLICANOS!!
En Abril de 1945, el USS William D. Porter y el también destructor de la clase Fletcher USS Luce se encontraban en una posición cercana a Okinawa realizando labores de descubierta de aviones enemigos. Como era “tradición” en la Marina, el USS Luce saludó de esa guisa a su colega, antes de dirigirse los dos hasta la zona asignada. Pronto, detectaron un grupo aéreo japonés, del cual se separó cierto número de aviones para atacar a los dos destructores. Comienza el combate y cuando éste acaba, el USS Luce vuelve a emitir hacia el USS William D. Porter el mensajito de marras...pues en la euforia de la lucha, nuestro buque gafado obsequió a su colega con una serie de proyectiles de sus piezas antiaéreas de 40 y 20 mm. que afectaron a sus superestructuras pero que, milagrosamente, no produjeron ninguna baja entre su dotación... ¡Vigen santa!. ¿El Capitán Keyes sería también gafe?...¿Volvería el DD-579 a las andadas?...
EL FINAL...
El día 10 de Junio de 1945, el DD-579 se hallaba realizando vigilancia de radar para avisar de posibles ataques de kamikazes japoneses, cuando localiza una formación de aviones que se dirige hacia la zona de combates. Uno de ellos se desvía y comienza una aproximación sospechosa, acercándose al destructor con “aviesas” intenciones. El Capitán Keyes ordena a la antiaérea abrir fuego contra el nipón, un Aichi D3A “Val”, que es tocado y se precipita al mar a poca distancia del buque. La tripulación comienza a dar saltos de alegría y a vociferar “¡¡Hurras!!” cuando de repente, una tremenda explosión submarina hace que el USS William D. Porter salga disparado hacía arriba como un vulgar tapón de champán francés, volviendo a caer de nuevo en el agua. Plof. Cuando los sorprendidos marineros logran ponerse de pie, están todos con cara de póker, preguntándose “¿Qué diantres ha pasado?”.
Aichi D3A “Val”
La respuesta era muy sencilla: el Aichi derribado penetró en el mar siguiendo una trayectoria que le llevó hasta pocos metros por debajo del destructor y explosionó justo bajo la quilla de éste: meneándolo exactamente igual que haría con su coctelera un experto barman al preparar un Martini seco (agitado; no revuelto). En esos momentos, seguro que todos los presentes estaban pensando en que la mala suerte se volvía a cebar en el buque...¡¡Y tanto, pues estaba escorando y hundiéndose sin remedio !!.
El destructor, hundiéndose.
Milagrosamente, no hubo ninguna baja entre el personal. En todo su tiempo de servicio durante la guerra, del USS William D. Porter podría decirse en voz alta que sí: que todo lo gafe que se quisiera...pero que la única pérdida humana que tuvo fue el pobre marinero que desapareció de cubierta aquel aciago y tormentoso día de Noviembre de 1943, horas antes de el “intento de hundimiento” al USS Iowa.
Un saludo!!
Estuve al lado de la plataforma lanzatorpedos Nº 1, (hmmm...¿para qué servirá esta especie de palanquita que está aquí?...¿la tocaré, a ver qué pasa?...), mientras asistía a un ejercicio simulado y consultaba las siguientes fuentes...
http://en.wikipedia.org/wiki/USS_William_D._Porter_(DD-579)
http://www.navsource.org/archives/05/579.htm
http://www.hazegray.org/danfs/destroy/dd579txt.htm
http://bobrosssr.tripod.com/porterstory.html
http://www.ussiowa.org/general/html/willie_d.htm
http://bobrosssr.tripod.com/515contribwenger.html
http://www.usshancockcv19.com/histories/willie-d.htm
http://www.cracked.com/article_19637_the-5-craziest-war-stories-all-happened-same-ship.html