23-03-2006
La guerra marítima terminó de forma tan desordenada como se había librado. Cuando el 8 de mayo de 1945 Alemania aceptó finalmente la derrota,, el gran almirante Donitz se había convertido en el más inverosímil jefe de Estado: Hitler le había nombrado sucesor poco antes de suicidarse en el bunquer de Berlín. Donitz ordenó a los submarinos que quedaban que se rindieran. Cuarenta y nueve de ellos se encontraban navegando y la mayoría obedeció la orden en las dos semanas siguientes. Pero dos sumergibles, el U-530 y el U-977, se negaron. El primero llegó ante las costas de Long Island y trató de torpedear barcos que entraban y salían de Nueva York. Al quedarse sin municiones, puso rumbo a Argentina, a donde llegó el 9 de julio, esperando que los fascistas argentinos les esperarían con los brazos abiertos. En su lugar, la tripulación fue internada y el submarino entregado a las autoridades estadounidenses. El segundo submarino, el U-977, cruzó el Atlántico sumergido lentamente, y en agosto llegó a la costa argentina. Este fue el submarino del que luego se dijo que había transportado a Hitler, a Eva Braun, con la que se acababa de casar, y a su secretario, Martín Bormann, a un lugar seguro de América Latina o la Antártida. La realidad fue el internamiento de la tripulación, compuesta por nacionalsocialistas fanáticos, tres meses después del cese oficial de las hostilidades en Europa y pocos días antes de la rendición de Japón. Pero a finales de mayo los barcos aliados ya estaban razonablemente fuera de peligro. El 28 de mayo la USS Navy y la Royal Navy hicieron una declaración conjunta: “No se formarán más convoyes de mercantes. De noche, los buques mercantes encenderán todas sus luces de navegación, sin necesidad de permanecer a oscuras."