17-03-2010
El Barco Alemán MS Goya fue al igual que muchos otros fue empleado por la Kriegsmarine para el éxodo de los territorios del Este.Construido en 1940 en Oslo, conviertiendose en barco hospital que se encargaba de evacuar a las tropas heridas del frente oriental en la ultima mitad de la segunda guerra mundial el mismo fue hundido lleno de refugiados y soldados heridos alemanes por un submarino soviético en la noche del 16 de abril de 1945 al igual de lo que sucedio semanas antes con el Wilhem Gustlof, siendo la peor tragedia naval ( en perdidas de vidas ) de toda la Historia.-
El 16 de abril de 1945, el barco hospital alemán Goya zarpó de Danzig hacia Alemania saturado de refugiados alemanes, aunque miembros del 35º Regimiento de Tanques y muchos soldados heridos también se encontraban a bordo.
La nave cruzó la Península de Hela a la salida de la bahía de Danzig y fue avistado por un pequeño barco soviético a las 23.00. Casi una hora después el submarino soviético L-3, al mando del Capitán Vladimir Konowalow lo localizó y ordenó disparar dos torpedos contra el Buque Hospital , que se hundió en sólo siete minutos, evitando que los botes salvavidas, de por sí insuficientes, fueran lanzados.
Submarino Ruso serie L-3 solo se construlleron 3 de estos submarinos: Leninets, Stalinets y Frunzenets
Desplazamiento: 1025/ 1312 toneladas
Medidas: 74,3 x 7,0 x 4,0 m.
Velocidad: 14,2/8,5 nudos.
Armament: un cañon de 100 mm y una ametralladora de 40 mm, 6 tubos de torpedos de 533 mm.
Tripulantes: 55
El Goya se hundió 78 metros en las heladas aguas del mar Báltico, llevándose a por lo menos 6 mil personas, ya que al superarse la cifra de 6.100 pasajeros se dejó de llevar lista. Se calcula que solo 165 personas sobrevivieron.
El 16 de abril de 2003 es decir 58 años después de la catástrofe del Goya, sus restos fueron descubiertos por una expedición internacional al mando de Ulrich Restemeyer, con la ayuda de un sonar de imágenes tridimensionales. Los restos se encontraban en buen estado.
Por hundir el Goya, el Capitán soviético Konovalov recibió el título de Héroe de la Unión Soviética.
Otra versión de los hechos ocurridos nos lo narra uno de los sobrevivientes del Barco el relato esta extraído de: "Los últimos cien días" de Hans Dollinger.
El convoy navegaba entonces a la altura de Stolp, a unas 60 millas de la costa, a una velocidad de diez nudos, cuando el buque recibió dos impactos con un intervalo de escasos segundos. Eran dos torpedos; un en el centro y otro a popa. Se fue a pique en cuatro minutos.
Pero en esos cuatro minutos, Brinkmann tuvo una noción clara de lo que era el terror colectivo. El grito de ¡Sálvese quién pueda! hizo cundir el pánico en la nave, y pronto las escotillas se vieron atestadas de soldados, refugiados y mujeres que luchaban entre sía a brazo partido para alcanzar la cubierta superior. Sus negras figuras corrían por la cubierta en confuso tropel. Sonaron unos disparos. Presas de pánico, chocaban entre sí, y otras volvían aterradas a los camarotes. Pero la marea les arrollaba en busca de la cubierta superior. Brinkmann intentó zafarse del alocado alud y consiguió alcanzar el puente, pero la ingente muchedumbre le arrarstró hasta la popa del buque, ya fuertemente escorado. Luchó denodadamente, pero en vano. Una segunda oleada le hizo caer, casualmente, en una de las lanchas neumáticas. Una vez en ella, mientras pensab en lo que ibna a hacer, emegió del costado de la nave una tremenda llamarada, acompañada de una horrísona explosión: la caldera acaba de reventar. Después el silencio lo envolvió todo...
A Brinkmann se le unieron cuatro soldados que también fueron a parar en su balsa de modo fortuito. Lanzaron el bote al agua y los cinco se agarraron al cabo de amarre, acomodándose después en él y alejándose a toda prisa.
No había rastro alguno de los otros barcos que formaban el convoy. Éstos, para evitar ser atacados y hundidos, navegaban en zigzag y atoda máquina. Reinaba una calma maravillosa, turbada únicamente por el susurro de las olas. Y de pronto les llegó el grito penetrante de una mujer, al que siguieron otros no menos agudos y lúgubres. Brinkmann y sus compañeros estaban al borde de la desesperación; las más terribles maldiciones e improperios contra la guerra, el Führer y el gauleiter Erich Koch alternaban con las súplicas a la Providencia, con un tono tan patético como sólo puede hacerlo una persona en peligro de muerte. El coro de alaridos era tan desgarrador, que Brinkmann, que se sentía pronto a desfallecer a consecuencia del frío que le agarrotaba las piernas, echó mano a la pistola con el propósito de poner fin a su vida. Mas en un esfuerzo supremo de voluntad dejó que el arma se hundiera en los negros abismos, para evitar cualquier tentativa.
Al cabo de una hora se produjo el salvamente providencial: uno de los grandes navíos del convoy, que estaba navegando en grandes círculos para evitar el peligro de los submarinos, pasó cerca de ellos. Brinkmann y sus compañeros dieron grandes voces para llamar la atención...
Y la nave les salvó, así como a otros 98 naúfragos: 4 paisanos y 94 soldados. Las mujeres habían muerto ateridas antes de que llegara el auxilio. El día 23 de abril, Brinkmann y los demás supervivientes arribaron a Conpenhague, pero fallecieron diez durante la travesía. Una vez allí, Brinkmann supe que una lancha rápida había puesto a salvo a 82 naúfragos más entre soldados y civiles. Pero ¿Que significaban 170 frente a los 7.000 que habían embarcado en el Goya. Definitivamente una tragedia superlativa. Estos son los casos muy poco documentados y menos contados
Quisiera señalarles que existe poco material sobre este tema lo que hace de esta tragedia naval se pose un velo de encubrimiento por parte de los ganadores.-
El MS Goya
Fuentes Wikipedia, "Los últimos cien días" de Hans Dollinger.