02-04-2006
Los comandantes de submarinos habrían de recordar siempre los últimos meses de 1940 como la cumbre de Die Gluckliche SEIT (el tiempo feliz). Dada la incertidumbre acerca de las intenciones de Hitler, el Ministerio de la Marina Británica concentraba sus flotillas de destructores en patrullas anti-submarinos, lo cual dejaba los accesos occidentales a completa merced de los submarinos alemanes.
A partir de septiembre de 1940 fue adoptada lo que el almirante Doenitz llamo Rudeltaktik (ataques “en manada”) de submarinos en grupo tácticos de caza. El mejor hombre del cuerpo de submarinos, un capitán de 28 años, Otto Kretschmer, comandante del U-99, era apoyado por ahora durante sus incursiones por otros experimentados oficiales entre ellos Gunter Prien, cuyo U-47 había penetrado con astucia en la base naval escocesa de Scapa Flow para hundir al acorazado Royal Oak, así como Heinrich Bleichrodt, que con su U-48 había torpedeado al City de Benares. Una sola fecha, la del 19 de octubre, registro el mas grande de los triunfos de Otto Kretschmer en la guerra submarina.
Al anochecer de ese día, en coordinación con otros siete submarinos, Kretschmer se acercaba cada vez al convoy designado con el nombre clave SC7 (siglas de Slow Convoy o escolta lenta) . Había observado que llevaba una escolta desusadamente numerosa para aquellos dias –tres destructores y varios barcos de guerra menores- pero eso no fue suficiente para disuadirlo. Kretschmer se había propuesto causar los máximos estragos posibles con una nueva táctica en al guerra del atlántico: atacar desde el interior del convoy mismo.
A las 10 de la noche comenzó el clásico ataque. Mientras los otros siete submarinos disparaban una descarga tras otra desde el exterior de la insignia de la escolta, Kretschmer enfilo para el lado de estribor de los, buques, mismo que estaba protegido por los tres destructores. Cuando se deslizo con los motores apagados entre dos de los barcos de guerra, ninguno dio muestras de haberlo descubierto. Una vez adentro se acerco con rapidez a la columna externa del convoy. Desde unos 700 metros el U-99 disparó contra el primer buque.... y erró. Pero con los blancos recortados en siluetas claras por una luna llena, la vida de su presa no podía durar mucho. El submarino volvió disparar y su segundo torpedo dio en la mitad del casco. En el termino de 20 segundos el barco desapareció de la vista.
De pronto, mientras otras dos explosiones resonaban en el otro ,lado del convoy, la larga fila de barcos cambio de rumbo y Kretschmer aprovecho la oportunidad. Avanzo en Linea paralela a la columna exterior, que ahora le quedaba a solo ,100 metros de distancia, y cuando descubrió una brecha se metió a través de ella para hacer del U-99 un componente mas de la escolta. La tripulación de una gran buque de carga lo descubrió y trató de embestirlo, al mismo tiempo que disparaba su cañón de estribor, pero Kretschmer se alejo prudentemente en dirección a las naves de escolta.
Fue un ataque que iba a inscribirse en la historia naval aliada como el pero desastre de un convoy en toda la guerra. A medianoche otro de los torpedos del submarino hizo blanco en un buque de carga de gran tamaño que navegaba adelante. Segundos después despidió una enorme llamarada roja y amarilla y se partió en medio, emitiendo una columna de humo de mas de un centenar de metros. Al cabo de 50 segundos se hundió por completo. Otro de los blancos ejecuto una inmersión mortal, digna de un submarino, al impulsar sus hélices el descenso al fondo del mar con un estrépito de aparejos quebrados.
Kretschmer rebosaba satisfacción. En tres horas había hundido nueve buque mercantes, mientras el resto de comandantes de submarinos había hecho lo mismo con ocho en total. La perdida de 17 barcos había costado a los aliados 80.000 toneladas de embarques y 100.000 de provisiones. Pero esto era apenas el comienzo. Las perdidas totales de octubre llegarían a casi 350.000 toneladas.
Fuente: Holocausto y Gloria: La Batalla de Inglaterra.
Autor: Richard Collier.