24-08-2011
Las S-Boote disponían de una tripulación de entre 24 a 30 hombres incluidos oficiales que dependían del tipo de S-Boote en las que ejercían su trabajo. La duración de una misión rara vez sobrepasaba las 24 horas en cualquier caso estaba supeditada a la autonomía de cada tipo de S-Boote comprendida entre las 500 y las 860 millas y al puerto que usaban como base los cuales a comienzos del conflicto, y tras la ocupación de los puertos del canal y rendición de Francia, estaban repartidos entre puertos alemanes, holandeses y puertos franceses situados en el mar del Norte y Canal de la Mancha respectivamente.
S-Boote preparándose para una operación de minado
Durante los dos primeros años de guerra era habitual que las S-Boote salieran de patrulla o misión durante el día, siendo solo en casos especiales en los que las S-Boote salieran al atardecer o de noche en sus misiones por el Canal de la Mancha o por el Mar del Norte por entonces podían hacerlo sin mayores problemas porque la Luftwaffe les protegía y ejercía el control sobre esas zonas. A partir de finales de 1941, las S- Boote comenzaron a salir durante el crepúsculo o la noche en busca de sus objetivos, por entonces el dominio de los cielos ya empezaba a ser cada vez más británico por lo que era más seguro para las lanchas alemanas operar al amparo de la oscuridad con el objeto de evitar los ataques de aviones pertenecientes al Mando Costero.
Antes de salir para una misión los comandantes de las diferentes S-Boote de una flotilla se reunían con el jefe de la misma para determinar las metas a conseguir o el objetivo a atacar durante dicha misión así como las tácticas y modos de ataque que se llevarán a cabo. Entretanto las tripulaciones permanecían en las lanchas aprestándolas para la inminente salida. Todo debía quedar listo y hablado cuatro horas antes de cada salida. Los motores diesel eran especialmente revisados y puestos a punto porque de su buen funcionamiento dependía que la lancha estuviera a punto para emprender la misión con garantías. La importancia de la puesta a punto de los motores se muestra evidente durante los primeros enfrentamientos con las MTB británicas tras ñlos cuales resultaba raro que no hubiera alguna lancha que tuviera que regresar a su base con uno o dos motores en estado operativo. En el mar los tripulantes apenas tenían algún que otro momento de descanso pues cualquier puesto de a bordo requería una atención casi constante.
Las condiciones que se daban en ocasiones al navegar de noche, no estaba exento de riesgos como por ejemplo el de colisión notablemente superior cuando se atacaba un convoy o se combatía contra otras naves enemigas sobre todo cuando se evolucionaba a grandes velocidades buscando mejores posiciones de tiro o esquivando los ataques enemigos. Todo ello hacía que el estres y la fatiga fuera algo cotidiano en los tripulantes de las lanchas alemanas.
En ocasiones, los combates se realizaban a velocidades altas, superiores a 30 nudos y a distancias imposibles menores de 5 metros, en ocasiones la falta de municiones obligaba a las tripulaciones a "empotrarse" contra la lancha enemiga para impedir que huyera o que siguiera atacando a la propia lancha las heridas ocasionadas a tan poca distancia por los proyectiles de pequeño y mediano calibre hacían estragos entre los tripulantes que morían faltos de atención inmediata. Del mismo modo los ataques aéreos del Mando Costero, a pesar de que para la defensa aérea las S-boote disponían de buen armamento, y las colisiones contra minas solían ser letales según las estructuras afectadas y la importancia de los daños registrados en ellas.
Maquinista de una S-Boote observando el panel de control mientras aumenta la velocidad a régimen máximo que indica el telégrafo ese aparato que tiene una flecha que apunta justo a su nariz
Las Lanchas rápidas alemanas disponían de su propia cocina en la que se podían preparar comidas tanto durante las misiones como en puerto, a bordo se disponía también de compartimentos para el descanso de la tripulación. Las comunicaciones, entre el personal de a bordo, se hacían por medio de telégrafos para las máquinas que indicaban a los maquinistas el régimen requerido al motor correspondiente. En la máquina y debido al enorme ruido que producían los motores las órdenes se transmitían con las manos siguiendo un lenguaje de signos preestablecido. Los diferentes indicadores relacionados con los distintos aparatos y dispositivos de la sala de máquinas eran controlados por miembros del equipo de máquinas y los maquinistas disponían de sus propios indicadores de control. La comunicación entre lanchas se llevaba a cabo por medio de la radio el Funkmaat (telegrafista) se encargaba de emitir y recibir los mensajes en la banda VHF tanto los provenientes de otras lanchas de la flotilla o participantes en la misión como los mensajes encriptados con la máquina Enigma procedentes del estado mayor de la S-bootwaffe.
En cubierta entre tanto cada hombre ocupaba el puesto asignado durante el tiempo necesario. Por todo ello servir en las S- Boote suponía encontrarse con un trabajo duro, de mucha concentración en los momentos de acción y de mucho riesgo durante los combates
Bibliografía
S- Boote Les vedetes rapides de la Kriegsmarine 1939-1945
Crónica Militar y política de la segunda guerra mundial de ediciones SARPE