25-08-2009
Sin embargo la orden de autohundimiento de la flota u Operación Regenbigen jamás fue radiada, es más Dönitz insistió en que ninguna unidad fuese hundida o saboteada.
En cumplimiento de un acuerdo informal entre Montgomery y Dönitz, el primero haría la vista gorda con los buques que siguiesen evacuando alemanes desde los territorios del Este, mientras el último ordenaría la rendición de la flota intacta.
Muchos de los comandantes (sobre todo los más jóvenes) no obedecieron la orden suponiendo que Dönitz lo hacía coaccionado y hundieron sus naves (algunas con ellos dentro).
Circula una teoría por la que algunos comandantes se acercaron al cuartel de Dönitz en Plön horas antes de la rendición para escuchar de su boca la orden de entregar sus naves intactas. Su ayudante personal, el KKpt. Lüdde-Neurath, les dijo que estaba descansando y que había ordenado que no se le molestase. Ante la insistencia de los comandantes, Lüdde-Neurath diría: " ... Una cosa sí es cierta. Si yo fuese comandante de un submarino, no pediría consejos ni sugerencias a nadie. Sabría como comportarme... ".
Aquello fue bastante para que por todas las bases alemanas se corriese la voz de que había comenzado la Operación Regenbogen. Algunos comandantes pidieron confirmación oficial, pero muchos se hicieron a la mar para hundir su nave o destuirlas en la base en el caso de que no pudiesen navegar.
Aunque teoricamente Dönitz dio la contraorden, lo cierto y verdad es que aquel día 230 submarinos se perdieron para siempre, la mayoría de los nuevos modelos XXI y XXIII.
Y para los submarinos supervivientes aún les quedaba por delante otra orden de autohundimiento: la ignominiosa Operación Deathlight.
Saludos.