19-03-2006
La República Checa conmemoró este 27 de junio el Día de las Víctimas del Régimen Comunista, fallecidas en las cárceles checoslovacas entre 1948 y 1989. Uno de ellos fue el general Heliodor Píka, ahorcado en 1949, a pesar de salvar la vida de miles de sus compatriotas.
“El general Píka fue condenado a pena capital por traición a la patria", así rezó la versión oficial del asesinato del general.
Heliodor Píka salvó de la muerte a miles de checoslovacos aprisionados en los gulags soviéticos. El régimen comunista ordenó ejecutarle en un proceso judicial escenificado, temiendo que pudiera revelar el maltrato de prisioneros en esos campos de concentración. A causa de los maltratos, frío, hambre, sed, enfermedades y agotamiento de una faena inhumana, miles de ciudadanos checoslovacos, huidos a la Unión Sioviética en 1938 ante los ocupantes nazis, fallecieron en los gulags soviéticos.
Píka, entonces jefe de la misión checoslovaca militar en Moscú, se esforzó por liberarlos, imponiendo la creación de una unidad militar checoslovaca en la Unión Soviética donde se lograron alistar varios de los prisioneros checoslovacos. El general ofreció a los reclutos una esperanza y la posibilidad de luchar por su vida. A pesar del peligro que les esperaba en el frente durante la Segunda Guerra Mundial, los prisioneros escaparon de una muerte segura en los campos de concentración.
Los historiadores estiman que unos 30 mil checoslovacos fueron encarcelados en los campos de concentración soviéticos. Miles de ellos lograron incorporarse a las filas de la unidad militar checoslovaca, creada por Heliodor Píka, los demás desaparecieron sin dejar huella. El general reunía informaciones detalladas sobre el tratamiento inhumano en los gulags, facilitando sus materiales al Gobierno checoslovaco exiliado en Londres y advirtiendo del terror comunista.
Un médico checoslovaco puesto en libertad indicó a los integrantes de la misión militar de ese país que en su sección del campo de concentración morían 40 personas al día, registrándose casos de personas cuyo peso se redujo en hasta 50 kg.
"Nos transportaban por un frío de cincuenta grados bajo cero sin ropa suficiente en vagones abarrotados de gente. Nos moríamos de sed y hambre. Trabajamos diariamente unas 15 horas y de no cumplir la norma laboral diaria, recibíamos menos comida...", recordó una de las checoslovacas que sobrevivió gracias al general Píka.
Heliodor Píka se alistó al Ejército de la Monarquía Austro-Húngara en 1915, a sus 18 años de edad, incorporándose posteriormente a las legiones checoslovacas en Rusia y más tarde en Francia.
Terminada la Primera Guerra Mundial, estudió en una escuela militar de élite en París y en los años 30 se desempeñó como agregado militar en Rumania, ayudando a los emigrantes checoslovacos y refugiados judíos. En 1941 fue nombrado jefe de la misión checoslovaca en la Unión Soviética. El general sabía demasiado sobre la situación en los gulags soviéticos, por eso se convirtió en una persona non grata para el régimen comunista checoslovaco, tras el Golpe de estado en 1948.
El Kremlin se precipitó al hacer callar a Píka; de Moscú llegó a Praga una orden de liquidar al general a todo coste. En una audiencia a puerta cerrada, el Tribunal Estatal de Praga lo condenó el 28 de enero de 1949 a pena de muerte en la horca. A pesar de salvar miles de vidas, casi nadie se atrevió a levantar voz en su defensa, con excepción de su familia, la embajada francesa y un comité comunista en su aldea natal de Stítina.
Mucha justicia quedó sin implantar, y como siempre la historia fue escrita por los vencedores... :-\ :-[