14-06-2007
Kurt Waldheim, el controvertido presidente de Austria entre 1986 y 1992 y también secretario general de Naciones Unidas entre 1972 y 1981, ha muerto en Viena a la edad de 88 años, informaron los medios austríacos.
Según la agencia APA, Waldheim falleció en su casa, rodeado de su familia, después de haber salido del Hospital Clínico de Viena donde pasó unos días en cuidados intensivos por una "infección con fiebre".
Nacido en 1918 en la localidad de Sankt Andrä-Wördern, cerca de la capital vienesa -sus padres eran maestros de escuela-, cumplió el servicio militar como voluntario bajo el régimen nazi que se había anexionado Austria.
Antes de obtener el doctorado en Derecho en 1944, participó en la II Guerra Mundial como miembro de la Wehrmacht (el Ejército nazi) en Yugoslavia y Grecia, pero este hecho lo ocultó y lo negó después de 1945, cuando inició una brillante carrera diplomática.
Waldheim fue ministro de Asuntos Exteriores de su país entre 1968 y 1971, después de ocupar diversos puestos en París y Nueva York, donde en 1964 fue nombrado embajador ante la ONU.
En su primer intento de llegar a la Presidencia de Austria, el polémico político fracasó, al ser derrotado en 1971 por el entonces presidente, el socialista Franz Jonas, pero ese mismo año fue nombrado secretario general de Naciones Unidas, cargo en el que fue reelegido en 1976.
En la década que duraron ambos mandatos al frente de la más importante organización internacional puso en práctica varias iniciativas de mediación en conflictos como los de Chipre o el de la India y Pakistán.
Atraído por la política del ex canciller Bruno Kreisky, favorable al reconocimiento del movimiento palestino de Yaser Arafat, acogió oficialmente en la ONU al líder de la Organización para Liberación de Palestina (OLP).
Sin embargo, sobre esa función Waldheim declaró más tarde que, debido a la guerra fría, tuvo escasas posibilidades de mediación, pues se encontraba "entre dos ruedas de molino", Estados Unidos y la Unión Soviética.
Hasta ese momento, su imagen pública parecía intachable en la opinión pública austríaca, por lo que el conservador Partido Popular (ÖVP) le eligió en 1986 como candidato a la Presidencia de la República y le presentó como idóneo gracias a su experiencia internacional.
El propio Waldheim se preció entonces públicamente de político independiente, de espíritu cristiano y vinculado a los objetivos del partido que lanzó su candidatura.
Pero su imagen se empañó con la revelación de que había impuesto un velo a su biografía entre 1942 y 1945, y su insistente negativa a aceptar que había militado en las tropas hitlerianas y en el sindicato estudiantil nazi, lo cual desató fuertes críticas internacionales y dividió a la población austríaca.
El Congreso Mundial Judío y el Partido Socialdemócrata de Austria (SPÖ) le acusaron de haber participado o al menos haber sabido de crímenes perpetrados por su unidad militar alemana contra judíos y gitanos en los Balcanes.
Tachado de ambicioso y oportunista, el político democristiano sostuvo en ese momento que sólo había "cumplido con su deber", y negó una y otra vez haber simpatizado con el nazismo y haber tenido conocimiento de deportaciones de judíos en Grecia y de partisanos en Yugoslavia, extremos que desmintió más tarde una comisión de historiadores.
A pesar de esas acusaciones, o quizás por ellas, Waldheim ganó las elecciones presidenciales con el 54% de los votos y lideró a la república alpina entre 1986 y 1992, mandato que vivió en aislamiento diplomático internacional, también por haber sido declarado "persona non grata" por parte de Estados Unidos.
En 1988 una comisión internacional de historiadores concluyó que Waldheim conocía, pese a sus reiteradas negativas, la existencia de crímenes nazis en su calidad de teniente de la Wehrmacht, aunque no lo consideró "personalmente culpable" de los mismos.
En marzo de ese año, Waldheim pidió perdón por los delitos cometidos por los nazis austríacos durante el III Reich.
Después de terminar su único mandato al frente del Estado austríaco, Waldheim se retiró de la vida pública y política, para disfrutar los beneficios de dos generosas jubilaciones, una de la ONU y otra como ex presidente austríaco.
El ex político, que estaba casado y era padre de tres hijos, fijó su residencia en Viena, donde falleció, tras haber sido ingresado hace unos días en un hospital de la capital por una infección con fiebre, de la que fue dado de alta más tarde.
Fuente: elmundo.com