Puerto de Bari (Italia)...¿...otro Pearl Harbor...?

josmar

30-10-2015

   

    EL BOMBARDEO DEL PUERTO DE BARI. 2 de DICIEMBRE 1943

    por Luigi Antonio Fino.

    ¡¡ El 2 de diciembre de 1943, desastre por armas químicas en Puglia…!! (1)

    Un crimen desconocido de los Aliados por el cual nadie ha sido nunca acusado, procesado, condenado….

    ¡Ningún libro escolar italiano os ha contado nunca esta historia, sin embargo, quienquiera de vosotros podría, leyendo los textos de historia de la marina  militar estadounidense, descubrir que el episodio del bombardeo de Bari es considerado todavía por los estrategas de la Marina de los EE.UU. como un gran desastre militar americano, siendo sólo comparable al bombardeo de Pearl Harbor!

    El episodio de Bari también ha sido uno de los más trágicos, y hasta hace poco mejor guardados secretos de la historia de la segunda guerra mundial italiana………….

     
   
   

                General Dwigt D. Eisenhower                              Feldmariscal Albert Kesselring                            Premier Winston S.Churchill

 

                                                                      Principales personajes de este relato

    Prologo

    Este relato se inicia en Italia, en una soñolienta tarde de finales del 1943, en uno de aquellos días soleados con el cielo limpio, como a veces el invierno en nuestro Mediodía nos sabe regalar. Los Aliados se instalaron en los mejores edificios y en los mejores hoteles. La mayor parte de los marineros está autorizada a bajar a tierra. (2)  En las calles había gran animación y movimiento, (suspendido en la práctica el toque de queda), reabierta la universidad, amplia elección de "segnorine" a disposición de los vencedores, un floreciente mercado negro y una larga fila de barcos de carga en espera de entrar en el puerto para descargar mercancías y armas.

    En aquella tarde del 2 de diciembre de 1943 el reconocimiento aéreo alemán envió un Me-210 al mandó del primer teniente piloto Werner Hahn a cumplir un vuelo de batida del frente sur italiano. Su objetivo era la observación y la eventual encuesta fotográfica del puerto de Bari, en aquel entonces ocupado por los Aliados. El día era primaveral y el cielo estaba totalmente vacío de nubes;  el pequeño avión de reconocimiento, cruzando a 23.000 pies de altura, dejó detrás de si una estela de agua en condensación, revelándolo enseguida a los ojos de los encargados de la defensa antiaérea del puerto. Pero en los departamentos encargados del servicio, parecieron no preocuparse para nada de la curiosidad de aquel inocuo aparato que zumbó, solitario y aburrido, sobre sus cabezas.

No recibiendo molestias de la antiaérea inglesa, el piloto alemán decidido hacer una segunda pasada, sobrevolando la ciudad antes de hacer ruta hacia el Norte, apuntando hacia casa. Werner Hahn pensó que si lo que vió era verdadero y sus previsiones eran las exigidas, la Luftwaffe podría lanzar un serio ataque contra aquel interesante blanco.

                                                                 

                                                                                      Me 210 

    Bari, en aquella época era una ciudad de cerca de 200.000 habitantes, la guerra había respetado en gran parte sus barrios;  tanto la ciudad vieja como la Bari nueva en efecto, padecieron en conjunto pocos daños de la invasión aliada. Estos últimos en efecto decidieron perdonarla, planeando de transformarla en la principal base logística y de abastecimiento aliado para todos los futuros desarrollos de la Campaña de Italia.

    En aquellos finales del 1943 en Bari, al entumecimiento soñoliento de la ciudad, hacia de contraste el gran trasiego del puerto con el vaivén continuo de los barcos aliados. Cientos de toneladas de abastecimientos eran desembarcadas a lo largo de todas las horas del día, transformando la antigua quietud de la ciudad en una especie de colmena laboriosa. Aquel 2 de diciembre, al menos 30 barcos aliados estaban anclados a los muelles del puerto y en el fondeadero en espera de descargar, (a menudo echan el ancla tan  próximos entre ellos que algunos casi se tocan). El puerto estaba bajo la jurisdicción británica;  en parte esto ocurrió porque Bari fue la base logística del 8° Ejercito del general Bernard Law Montgomery. Pero la ciudad fue designada al mismo tiempo como Quartier General del 15th Air Force americana, que fue constituida apenas en el noviembre precedente.

    La primaria misión de que habría tenido que realizar la neocostituida fuerza aérea era bombardear los blancos localizados en los Balcanes, en Italia, pero sobre todo en Alemania. El comandante del 15th Air Force era el mayor general James H. "Jimmy" Doolittle y este llegó el 1 de diciembre a Bari. Los americanos pusieron a punto, en aquel tiempo, la estrategia de los bombardeos diurnos "de precisión" pero el 8th Air Force americana de ubicación en Inglaterra sufrió terribles pérdidas justo en la tentativa de averiguar la validez de esta nueva teoría. Las plantillas de la caza de la Luftwaffe, en los cielos de Alemania parecieron, en aquel rompeolas, aumentar en vez de decrecer.

    La tarea del 15th Air Force tenía que ser sustraer parte de la presión de la caza alemana que sufría en aquel entonces las 8th. Por añadidura a los usuales materiales de guerra, en alguno de los barcos anclados en  Bari, también estaban cargados del carburante para los bombarderos de Doolittle**(3)**y otros abastecimientos de primeras necesidades. La elección de Bari como Quartier General del 15th Air Force americana era la evidente vecindad al aeropuerto de Foggia, designado, a su vez, como base principal de los bombarderos americanos  y en aquella época en instalación. La ciudad por lo tanto, también fue invadida por todo el personal técnico que tendría en fin que establecerse en el aeropuerto de Foggia.

    Llegaron así, cerca de 250 entre oficiales de la aviación americana y técnicos civiles de primer empleo además de otros muchos centenares de aviadores y personal civil para emplear en los trabajos de instalación de las pistas y los hangares. Totalmente absortos en la tarea de dar velozmente una base a la nueva fuerza aérea, los Aliados dieron poco relieve a la posibilidad que los alemanes pudieran organizar un raid aéreo sobre Bari. La Luftwaffe en Italia tenía, ya desde hacia mucho tiempo, ralentizada su actividad. El desarrollo desfavorable de la Campaña de Italia, la tuvo poco a poco debilitada y difícilmente sus escasas plantillas habrían podido ser empeñadas en un esfuerzo mayor que la actividad de ordinaria rutina. O al menos esto fue lo que los jefes Aliados pensaron.

Los vuelos del reconocimiento alemán sobre Bari fueron observados por lo general, por las baterías antiaéreas británicas con aburrida indiferencia. Al principio, los artilleros ingleses dispararon en dirección de aquellos huéspedes indeseados, pero luego empezaron a ignorarlos en la convicción de que “para que gastar municiones”.

    Contestando a las inevitables polémicas acerca de las inaplicadas medidas de seguridad, el Vice Mariscal del aire británico, Sir Athur Coningham, tuvo una rueda de prensa por la tarde del mismo 2 de diciembre asegurando a los reporteros del seguimiento aliado, que la Luftwaffe en Italia debía considerarse sencillamente desaparecida. Él dijo de confiar en el simple hecho qué no creía posible que los alemanes pudieran atacar Bari. Declaró que consideraría "una personal afrenta e insulto" si la Luftwaffe hubiera logrado intentar la más pequeña e insignificante acción en aquel área.

    Sin embargo, no todos estaban realmente  convencidos que la resistencia de las fuerzas aéreas alemanas  hubiera sido realmente destrozada. Por ejemplo, el capitán del ejército británico A. B. Jenks, que era el responsable de la defensa del puerto, sabia perfectamente que las medidas antiaéreas adoptadas eran insuficientes y que la preparación del mismo personal destinado a la defensa era inadecuada. Pero su voz y la de aquellos otros pocos oficiales, que opinaban como él, quedaron desoídas con respecto a los coros complacientes de los restantes oficiales, que formaban parte del sequito del Vice Mariscal del aire, Sir Coningham.

    El puerto

    Cuando llegaban las primeras sombras de la tarde, los docks del puerto de Bari se  iluminaban como si fuera de día para que la descarga de los buques de carga pudiera continuar. Ninguna precaución ulterior fue  tomada, nadie pareció nunca sentir la obligación de imponer  alguna medida de obscurecimiento.

    El capitán Ocho Heitmann, oficial de ruta del barco tipo Liberty "SS John Bascom", observó desde el puente de su barco el lento progreso de las operaciones de descarga. Deseaba de corazón, que pudiera surgir alguna aceleración. Él presentó una formal solicitud a las autoridades del puerto para conseguir una precedencia en las operaciones de descarga, pero no consiguió respuesta. Esto lo tuvo muy mosqueado, pero no dejo traslucir su contrariedad a la tripulación.

Si Heitmann hubiera sabido lo qué el "SS John Harvey", otro barco Liberty anclado a su costado, llevaba en sus bodegas, habría tenido otras muchas razones de preocupación.

    El "SS John Harvey", mandado por el capitán Elwin F. Knowles, era un típico barco Liberty;  anónima y absolutamente parecido a todos los otros barcos anclados en aquel entonces en el puerto. Muchos de estos buques de carga estaban cargados de las mercancías convencionales para una frente de guerra: vituallas, munición, equipos, material médico, carburante….

    Pero aquel barco tan igual a los otros, carente de significativas diferencias, tenia en cambio una carga secreta: cerca de 100 toneladas de bombas cargadas de gas iperita .

    Las bombas eran una precaución, solo habrían tenido que ser utilizadas si Alemania hubiera, a su vez, resucitado el espectro de la guerra química.

En el 1943, la posibilidad que Alemania pudiera utilizar gases venenosos apareció en todo caso como una hipótesis remota.

    En aquel punto del conflicto la iniciativa estratégica había pasado a los Aliados y Alemania estaba a la defensiva en todos los frentes. Las fuerzas alemanas padecieron la enorme derrota de Stalingrado y seguidamente  perdieron el control del Norte África. Los Aliados habían desembarcado ahora en Europa y estaban procediendo lentamente en la tentativa de remontar la península italiana.

    El Presidente americano Franklin D. Roosevelt, se inspiró en la continuación de la política perseguida por sus predecesores, que intentaron prohibir la guerra química, (Tratado de Washington del 6 de febrero de 1922 y siguiente Protocolo de Ginebra del 17 de junio1925) y el empleo de los gases en general, por parte de cada nación civil. Incluso sin embargo, cuando durante el avance aliado sobre el frente del Norte África, fueron hallada ingentes cantidades de gases vesicantes, (en realidad todavía se trataba de material italiano procedente del primer conflicto mundial y guardado en Libia; más precisamente fueron hallados compuestos de fenilcloroarsine e iperita). No obstante, y a pesar de que el material descubierto  se demostrara no estar en condiciones de pronto empleo, los Aliados teorizaron un escenario estratégico en el que las escoltas de armas  químicas debían de estar presentes de ambos lados. El "SS John Harvey", fue así seleccionado para transportar hasta el frente italiano su carga letal y una vez allí, poderla tener como reserva estratégica.

                                                           

                                                                Un Liberty análogo al "SS John Harvey" 

                                                                                                                                                                                                          ...//...

   

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    La carga letal del "SS John Harvey" estaba constituida en su mayor parte por carcasas para bombas convencionales, de largo unos 120 cm, de diámetro de 20 cm y que pudieran contener cerca de 30 kilogramos de iperita cada una. En caso de empleo, cada uno de aquellos artefactos, habría podido contaminar un área de 40 metros de diámetro.

    El embarque del gas se efectuó en una localidad de Maryland, oficialmente fue impuesto el secreto militar y la actividad se realizaba con la más completa discreción. Hasta el mismo comandante Knowles no había sido formalmente informado del asunto.

    Pero en el caso del "SS John Harvey" fue embarcada iperita de un tipo reciente, producido durante las fases anteriores del conflicto,  el Iprite Levistein H, una sustancia que gasificaba fácilmente con notable aumento de presión. Razón por la que era necesario un control constante por parte de especialistas que tenían que seguir la carga. Para desarrollar esta actividad, el encargado fue el 1st Lt  Howard D. Beckstrom del 701st Chemical Maintenance Company, que embarcó junto a un destacamento de otros  seis hombres. Todos eran expertos en el manejo y en el mantenimiento de material tóxico.

    Cuando fueron impuestos por los mandos estadounidenses como miembros de la tripulación del "SS John Harvey", al capitán Knowles le resultó enseguida clara la relación que tenían aquellos imprevistos "huéspedes" con su carga secreta. El buque de carga atravesó el Atlántico sin incidentes, evitando las zonas de acecho de los submarinos alemanes que infestaron en aquel período las rutas oceánicas de enlace a Europa. Después de una escala en Oran, en Argelia, el barco zarpó hacia Augusta en Sicilia antes de arribar  a Bari. El teniente Thomas Richardson, que era el oficial a cargo de la seguridad, fue uno de los pocos hombres de la tripulación que oficialmente era conocedor de la carga letal.

    Las hojas de su plan de embarque indicaban claramente la presencia de unos 2.000 artefactos con gas iperita del tipo M47A1 en la bodega. Richardson naturalmente, quiso descargar lo más velozmente posible aquella peligrosa carga, pero cuando el barco alcanzó Bari el 26 de noviembre, sus esperanzas se vieron frustradas. El puerto y la rada estaban repletos de barcos y ya otro anterior convoy  esperaba con retraso el ser a su vez admitido a las operaciones de descargue. Docenas de embarcaciones situadas a lo largo de los muelles y los embarcaderos, cada una de ellas en espera del turno para ser descargada. Ya que el gas iperita no aparecía oficialmente registrado como carga a bordo, el "SS John Harvey" no fue autorizado obviamente a conseguir  ninguna particular prioridad.

    Por cinco largos días el barco quedó inactivo, echada el ancla al muelle 29, mientras que el capitán Knowles inútilmente intentó conseguir de los oficiales británicos del puerto una aceleración de las operaciones de desembarque.

  El bombardeo

    Mientras Knowles bramaba de impaciencia, Werner Hahn, el piloto del avión de reconocimiento alemán llegó de vuelta a su base. Sus positivas informaciones sobre las condiciones de Bari, encaminaron enseguida la realización del raid que había sido discutido y planificado algún tiempo antes. La planificación del ataque a Bari fue el producto de una serie de encuentros entre el Feldmariscal de la Luftwaffe, Albert Kesselring y sus subordinados.

    El aeropuerto aliado de Foggia había sido el centro de una discusión que lo designó como un posible blanco, pero los recursos de la Luftwaffe estaban tan reducidos al mínimo que no permitirían un bombardeo eficaz. Fue por lo tanto el Feldmariscal de la Luftwaffe, Wolfram Von Richthofen, comandante del 2° Luftflotte, el que sugirió Bari como una válida alternativa. Primo del as de la primera guerra Mundial, Manfred Von Richthofen el famoso Barón Rojo, el Feldmariscal era un experto oficial que sirvió durante la Campaña de Polonia, la Batalla de Inglaterra y sobre el frente ruso. Kesselring sabia que su consejo tenía que ser escuchado.

    Richthofen consideraba estratégica Bari y pensaba que si el puerto era puesto fuera de uso, el avance del 8° Ejercito británico se veria ralentizado y también la ofensiva de la neocostituida 15th Air Force habrían sido retardados inevitablemente. Richthofen le refirió a Kesselring, que los únicos aviones que podría utilizar para componer los equipos de ataque, pendientes de su aviso, eran los bombarderos Junkers Ju-88 A.4.  Con mucha suerte, creyó poder recoger al menos 150 aviones en orden de servicio para efectuar la incursión. Cuando la fuerza de ataque quedo constituida, a la lista faltaron al menos un tercio de los aéreos previstos, tan sólo 105 aparatos resultaron disponibles para la misión.(4)

                                                                   
     

                                                                                            Ju 88 en formación

    Pero el elemento sorpresa, unido con un ataque al ocaso, podrían volcar el resultado a favor de los alemanes. Muchos aviones habrían llegado de distintos aeropuertos dispersos en el Norte Italia, pero Richthofen propuso  también utilizar un número de bombarderos haciéndolos llegar de los aeropuertos basados sobre el territorio yugoslavo. También pensó en como tratar de confundir las ideas a los Aliados, que habrían podido prever de padecer un ataque procedente del Norte. A los pilotos de los Ju-88 les fue  ordenado de conducir los bimotores a lo largo de la costa este del Adriático apuntando hacia sur y luego, al llegar a la altura de Bari, virar hacia oeste. La antiaérea británica que hubiera podido esperarse un ataque, habría sido sorprendida en todo caso por su dirección de procedencia.

    Los Ju-88 habrían sido ayudados en todo caso por una nueva arma: el Duppel. Éste era un complejo de sutiles tiras de papel de estaño, cortadas a distinto largo. Cuando las tiras eran descargadas en el aire, el vídeo de los radares aliados reconocían en el papel de estaño como la huella que normalmente deja un avión, produciendo un enorme eco de blancos fantasma. La tarea de los pilotos era de llegar alrededor de las 7’30 de la tarde. Bengalas luminosas serian lanzadas rápidamente para iluminar la zona a los aparatos destinados al ataque, los Ju-88 entonces deberían llegar volando muy bajos y llegando al radio de acción de los radares aliados tendrían que soltar el Duppel creando la inevitable confusión.(5 )

    Los pilotos alemanes llegaron, sobre el blanco a la hora establecida. Al primer teniente piloto Gustav Teuber, que mandaba la primera oleada de ataque le era difícil creer  cuánto sus ojos estaban viendo. ¡Los docks de Bari, con todas las luces encendidas, resplandecieron iluminados como si fuera de día! Teuber pudo ver nítidamente los perfiles de las grúas del puerto recortarse netas contra el cielo en las luces de la tarde mientras descargaban los buques de carga. El comandante alemán logró distinguir hasta los barcos con las bodegas abiertas y durante el sobrevuelo, se apuntó mentalmente los embarcaderos al este del puerto, que aparecieron literalmente repletos de barcos.

    Cómo pájaros de presa, las bandadas de los Ju-88 bajaron en oleadas sucesivas sobre Bari, su ataque fue iluminado por las bengalas que los aviones alemanes del primer grupo lanzaron, pero también de las luces de la ciudad que no respetaban ninguna medida particular de obscurecimiento. Las primeras bombas golpearon en particular los barrios de la Bari vieja,(6) enormes géiseres de humo y llamas se elevaron a cada estallido, pero fue pronto el turno del puerto a ser golpeado. En aquel entonces se podrían calcular unas 30 embarcaciones ancladas, cada tripulación a bordo tuvo que dar lo mejor de sus posibilidades, en la tentativa de enfrentarse a la repentina emergencia. La sorpresa fue total y algún barco no pudo contar con todos los hombres de sus mismos equipos en cuanto muchos tenían permiso de desembarcar a tierra.

    Las luces de las bengalas alemanas fueron el primer obstáculo que los marineros encontraron al tratar de contrarrestar el ataque aéreo pues quedaron deslumbrados. A bordo del "SS John Bascom", el segundo oficial, William Rudolf apagó enseguida todas las luces del barco y alertó al Capitán Heitmann. El equipo encargado del servicio antiaéreo se precipitó a los trozos, uniéndose al fuego de barrera que alguna batería antiaérea del puerto empezó ahora a abrir hacia los agresores. El cielo se rayó con la luz de los trazadores y se llenó de los estallidos de los proyectiles disparados por los cañoncitos antiaéreos ingleses. El fuego de barrera se demostró absolutamente ineficaz.

    No hubo tiempo para cortar los cables de amarre e intentar escurrirse poniendo atrás las máquinas;  las tripulaciones de los barcos ancladas a lo largo de los muelles del este, esperaron en vano que llegara una ayuda de alguien, cuando un terrorífico huracán de fuego empezó a caer todo alrededor de los barcos de carga, quietos e indefensos. El "SS Joseph Wheeler" recibió un golpe en lleno y estalló en llamas, el "SS John Motley" fue golpeado por una bomba a la altura de la quinta bodega. El "SS John Bascom" que tenia echada el ancla al lado de los dos barcos golpeados, fue la víctima siguiente. El barco tembló bajo una lluvia de bombas que literalmente lo golpearon de popa a proa. Uno de estos estallidos arrojó a tierra el Capitán Heitmann y la siguiente onda de choque lo estampó contra la puerta de la sala del timón.

    Momentáneamente aturdido y con las manos y la cara cubierta de sangre, Heitmann trató de alzarse y al hacerlo, tuvo que recomponer el cuerpo de uno de sus hombres, Nicholas Elgin, que yacía desordenado cerca de él, allí dónde el estallido lo echó;  la sangre le manó de una profunda herida en la cabeza y el cuerpo del marinero fue literalmente  desvestido de su ropa por la fuerza de la onda de choque. El puente de mando del barco fue destruido parcialmente y las cubiertas fueron perforadas en muchos puntos;  chatarras y detritus había por todas partes. No cabía otra cosa que hacer qué abandonar el barco. Ignorando el dolor por las propias herídas, Heitmann ordenó a la tripulación echaran al agua las chalupas de salvamento que estuvieran todavía en orden, por lo tanto dejaron el derrelicto que mientras tanto estaba embarcando agua por las brechas abiertas.

                                                         
   

    El puerto entero había asumido el aspecto de un circo dantesco, enormes lenguas de fuego amarillo naranja se levantaban hacia el cielo, produciendo densas columnas de humo acre. Se podía ver los barcos golpeados mientras ardían o lentamente se hundieron. Cuando el fuego alcanzó las bodegas cargadas de munición, éstas estallaron con explosiones terribles. La superficie del agua empezó a cubrirse de una película negra y viscosa de aceite y nafta, que cegó y ahogó a aquéllos náufragos que tuvieron la desdicha de tener que nadar en ella. Y mientras,  la tripulación del "SS John Harvey" estaba manteniendo una heroica batalla para salvar su barco.

    El buque de carga quedó prácticamente intacto y no padeció golpes directos o daños de bomba, incluso  cuando fue rodeado por las llamas y la situación fue doblemente peligrosa vista la carga de las bombas con gas que hospedaba en la bodega. El Capitán Knowles y el teniente Beckstrom junto a otros que se encontraron a bordo, se negaron de abandonar su sitio, pero su heroísmo resultó inútil. Sin señales que hicieran presagiar algo, el "SS John Harvey" saltó literalmente por los aires en una enorme bola de fuego. Una inmensa columna de humo se levantó por muchos centenares de metros, mientras que trozos del barco fueron arrojados por el aire a todo su alrededor. Todos los que se encontraron a bordo quedaron muertos al instante, mientras que quienquiera que se encontrase en el radio de acción del desplazamiento de la onda, fue tirado al suelo.

    Los hombres a bordo del "USS Pumper", un petrolero que transportaba carburante de avión, fueron los testigos de los últimos minutos de vida del "SS John Harvey." Ellos contaron que el estallido fue acompañado por larguísimas estelas multicolores que recordaron a muchos los fuegos de artificio del 4 de julio y de como la inmensa columna de humo que se levantó del "SS John Harvey" asumiera la clásica forma de seta.

    El área entera del puerto fue iluminada como si fuera de día por el resplandor del estallido. ¡El "USS Pumper", fue desplazado literalmente por el remolino de aire hirviente que se creó, haciéndole dar un bandazo de casi 35 grados!

                                                               

                                                                                                                                                                                                                ...//...

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  El drama

    Mientras tanto Heitmann y los supervivientes de su equipo intentaron alcanzar la punta del embarcadero este, girando alrededor de un faro que había sido puesto como referencia para los barcos en acercamiento. De la tripulación original, no quedaban más que unos cincuenta supervivientes. Muchos estaban seriamente heridos, otros tenían quemaduras por todo su cuerpo, tanto que cada tentativa de socorrerlos o hasta de sustentarlos les causaba enormes sufrimientos. Cuando alcanzaron el faro creyeron estar a salvo, pero pronto entendieron que ya no podían continuar, pues mientras a su alrededor el área semejaba transformarse en una trampa mortal, un mar de llamas había separado a Heitmann y sus hombres, de la larga pasarela que unía el embarcadero este con las instalaciones principales.

    Habían decidido en todo caso quedarse en el área y esperar a ser socorridos, cuando el Guardiamarina K.K. Vesole, comandante del destacamento armado de guardia sobre el "SS John Bascom", empezó a tener algún problema de respiración. Muchos otros hombres empezaron a tener una respiración afanosa, pero fue el mismo Vesole el que empezó a notar algo extraño acerca del humo que los circundó. "Siento olor de ajo" dijo, sin conocer las implicaciones ligadas a cuánto estaba diciendo.

    El olor del ajo era el característico indicio revelador de la iperita en el aire.

    El gas había comenzado a liberarse, mezclado con el carburante que flotaba en el puerto y también iba mezclándose con el humo que cubria el area entera. La iperita, junto al carburante luego, revistió completamente los cuerpos de los desdichados marineros aliados que luchaban en el agua y que acabaron por inhalar la iperita gaseosa.

                                                                                       

    Comenzaron a verificarse  las primeras víctimas:*"Generalmente el superviviente era hospitalizado con quemaduras seguidas de vesicación de la superficie corpórea. Era sometido a las terapias del caso a las que seguía una sustancial mejoría de las condiciones generales. Pero de repente empezaba a acusar molestias en la respiración, perdía la voz, expectoraba mucosidad fétida y amarillenta mezclada con sangre descolorida y el pulso se debilitaba. Por ultimo, a pesar de todas las medidas de emergencia que el caso reclamaba, el paciente dejaba de vivir."*De este modo murieron, según estimaciones prudenciales de fuente americana, cerca de un millar de civiles.

    Pero las consideraciones exactas no pudieron ser nunca establecidas, en cuánto que después de una primera huida de los civiles hacia las áreas del puerto, para sustraerse a la sofocante nube tóxica, ellos mismos dieron lugar  a un precipitado éxodo hacia los campos circunstante. Así que cuantas fueran las victimas posteriores en los días siguientes entre los huidos intoxicados, nadie fue nunca capaz de establecerlo con certeza.

                                                                         

    Mientras tanto una lancha, mandada por el "USS Pumper" que todavía flotaba, acudió en socorro del Capitán Heitmann y los demás supervivientes del "SS John Bascom", que permanecían sobre el embarcadero este.

    Pero los mayores problemas se iniciaron solamente entonces.

    El raid alemán se había iniciado a las 19,30 de la tarde y acabó 20 minutos más tarde. Las pérdidas de parte germánica fueron irrisorias y muy inferiores a las que estimaban sus mejores previsiones. Los alemanes en efecto, contaban con que las tripulaciones de los bombarderos de las primeras oleadas de asalto, pagarían un pesado tributo de sangre. Pero no fue así.

    En las primeras estimaciones, diecisiete barcos aliados habían sido hundidos y otros ocho gravemente dañados,  ligando indisolublemente al puerto de Bari a la definición americana de un**"segundo Pearl Harbor."**

    Los americanos sufrieron las pérdidas más elevadas porque fueron hundidos los cinco barcos liberty:  "SS John Bascom", "SS John L. Motley", "SS Joseph Wheeler", "SS Samuel J. Tilden", "SS John Hervey", los ingleses perdieron cuatro buques de carga, los noruegos tres, los polacos fieles al Gobierno de Londres dos y la Marina Mercante italiana, que optó por servir en favor de los Aliados, otros tres barcos.

                                                                     

    A la mañana siguiente, a los supervivientes se les presentó un espectáculo de absoluta devastación. Una parte de Bari estaba reducida a un montón de ruinas,  fue particularmente golpeada el área medieval de la ciudad vieja.(7) Partes del centro de la población y del puerto todavía estaban ardiendo y largas volutas de humo negro subían al cielo. Las pérdidas entre el personal militar y el de la marina mercante fueron sobre un millar, entre muertos y heridos.

Unos 800 hombres tuvieron que ser hospitalizados en los hospitales de la zona. Afortunadamente Bari fue la localidad donde los Aliados decidieron concentrar un discreto número de hospitales de campo con unos aceptables equipamientos. El Policlínico, que fue edificado por el Fascismo en Bari, fue la sede del 98th British General Hospital y del 3rd New Zealand Hospital. Estas dos estructuras sanitarias militares, fueron los principales hospitales que acogieron el mayor número de las personas contaminadas por la iperita.

    Las víctimas de la incursión empezaron a afluir, al principio lentamente luego en verdaderas oleadas, hasta saturar todas las estructuras de primera acogida. Casi enseguida alguno de los heridos comenzó a manifestar la sensación de algo granuloso en los ojos, seguida por escozores y dolores.

Sus condiciones empezaron enseguida a empeorar a pesar de todas las medidas de emergencia adoptadas. Sus ojos se hincharon y su piel empezó a cubrirse de vejigas.

    Ya desde el 1942 los Aliados pusieron a punto una kit de urgencias para utilizarse en caso de contaminación. Pero en el caso de Bari no hubo tiempo a utilizarlos, puesto que como la carga fue cubierta por el absoluto secreto, no fue difundida ninguna alarma y el personal médico curó a las víctimas por las quemaduras y las consecuencias de los estallidos. Los sanitarios y los enfermeros que habían tenido que prestar la primera asistencia a los heridos, sin ningún tipo de información sobre cuánto hubiera ocurrido, no hicieron quitarse las ropas contaminadas a aquéllos marineros que cayeron al agua y que fueron envueltos por la letal película oleosa compuesta por nafta e iperita.

    Las víctimas golpeadas por el gas sufrían violentas sacudidas por golpes de tos y acusaron dificultades respiratorias, temporalmente ciegos, con un pulso cada vez más débil, la agonía de las quemaduras a menudo era acompañada por los daños producidos por la iperita gaseosa con terribles quemaduras en las axilas, y en  la ingle hasta causar la tumefacción de los genitales.

    Los hombres empezaron a morir y algún médico empezó a sospechar que un agente químico pudiera ser la causa de las muertes cada vez más numerosas.

    Alguien apuntó enseguida con el dedo hacia los alemanes, imaginando que estos últimos hubieran de algún modo desenterrado el espectro de la guerra química.

    Un mensaje fue rápidamente enviado al Quartier General Aliado en Argel, informando al Responsable Agregado de la Salud Militar, General Fred Blesse, que decenas de pacientes estaban muriendo en Bari a causa de una misteriosa enfermedad. Para solucionar el misterio, Blesse mandó al Lt. Col. Stewart Francis Alexander, un médico militar inglés experto de guerra química, a Bari. Alexander examinó a los pacientes y entrevistó a los que lograban hablar. Empezó enseguida a pensar en una contaminación de iperita gaseosa, pero el médico no podía estar completamente seguro de ello.

  Sus sospechas fueron confirmadas cuando un fragmento de un casco de bomba de avión fue hallado en las inmediaciones del puerto. El fragmento fue identificado como una bomba americana del tipo M47A1, un modelo que podía ser cargado con gas iperita. Los alemanes fueron enseguida eliminados de la lista de las sospechas y los británicos les expresaron a sus aliados americanos el reproche por lo acaecido. El Teniente Coronel Alexander, sin embargo, no lograba todavía comprender como y dónde se hubiera podido originar el accidente de las bombas de iperita. El médico comenzó a calcular el número de los fallecidos, subdividiéndolos según las tripulaciones originarias de pertenencia. Luego reconstruyó en un gráfico, por los  testimonios obtenidos, la posición de los barcos en el puerto al momento del ataque.

    La mayoría de las víctimas resultó en su mayor parte, procedente de las tripulaciones de los barcos anclados  cerca del "SS John Harvey." Sólo entonces, y con las evidencias delante, los americanos entregaron a las autoridades británicas del puerto, la documentación que les reveló, la verdadera naturaleza de la carga del "SS John Harvey." Alexander redactó un detallado documento que dirigió directamente al Mando Supremo Aliado, este último fue aprobado por el mismo General Dwigt D. Eisenhower.

    El secreto militar fue impuesto sobre todo el asunto;  se decide que en las relaciones formales con la prensa, fuesen los británicos o fuesen los americanos, podrían hablar de los resultados desoladores del raid germánico pero del papel que el gas iperita jugó en la terrible tragedia no habría que hacer mención alguna. El Primer Ministro británico, Winston S. Churchill, fue particularmente escrupuloso en el afanarse para que cada particular detalle de la tragedia quedara secreto. Su incomodidad derivaba ante todo del hecho que el bombardeo aéreo alemán fue realizado sobre  un puerto bajo la jurisdicción británica. Churchill creyó que la difusión del fiasco aliado podía representar una formidable baza para la propaganda alemana.

    Además Churchill prodigó sus esfuerzos para que los médicos militares británicos eliminaran de las listas de las víctimas cada posible referencia que pudiera atar las causas de la muerte a los daños consiguientes del gas químico. Al Quartier General aliado, se sugirió de indicar en los historiales clínicos, las quemaduras químicas con la genérica denominación*"causas todavía no diagnosticádas"* y de indicar para las víctimas muertas la indicación*“quemaduras a causa de acción hostil".* De las pérdidas aliadas, sufridas durante el bombardeo de Bari, 628 fueron causadas por la iperita.

    La mayoría de las víctimas estaba formada, naturalmente por los hombres de la Marina Mercante. De estos, 69 murieron en las dos semanas siguientes a la incursión.

    Mucho de los heridos con lesiones de traumatismo, como en el caso del capitán Heitmann del "SS John Bascom", incluso sobreviviendo, tuvieron que ser hospitalizados, posteriormente, en estructuras especializadas, algunos hasta más allá del fin del conflicto.

    En la triste contabilidad de los muertos, como ya hemos dicho, no pudieron figurar nunca  los civiles italianos que fueron contaminados por la nube letal. Las estimaciones prudenciales de fuentes americanas, que fueron formuladas en aquella época, hablan de cerca de un millar de víctimas.

                                                                       

    El éxodo que siguió al raid hacia los campos circunstante, impidió incluso el `poder añadir a todos los que murieron lejos de las estructuras sanitarias aliadas.

                                                                                                                                                                                                                ...//...

   

josmar

30-10-2015

                            ...//...

    Aun hoy, sin embargo, no es posible estimar cuanto fueron los muertos también causados por las curas inadecuadas si no hasta improcedentes. A causa del enorme número de los lesionados, no fue tampoco posible tender a la sola contabilidad de los heridos temporales.

    La tripulación italiana del barco de carga "Bistera", por ejemplo, escapó al fuego enemigo y el barco quedó en las inmediaciones del puerto toda la noche intentando prestar socorro a los barcos cercanos. Al día siguiente, el barco zarpó hacia Tarento, pero durante la navegación el personal comenzó a sufrir fuertes escozores en los ojos y poco faltó que la entera tripulación se quedara ciega, sin posibilidad de arribar a su amarre en el puerto de Tarento.

    Los daños y las víctimas representaron una desmesurada tragedia, pero para Bari también representó un desastre estratégico.

    El puerto, después del terrible acontecimiento, quedó completamente cerrado por tres semanas.(6)

                                                       

    El 12 de enero de 1944, el 5° Ejercito del General Mark Clark, lanzó una ofensiva en el frente sur en el contexto de un más vasto plan ofensivo de la Campaña de Italia, que preveía además, más tarde, el desembarque aliado en Anzio algún día. Elementos del 5° Ejército atravesaron el río Rápido y establecieron una cabeza de puente inicialmente, pronto la ofensiva se estancó y tuvo que ser interrumpida a causa de los fallidos abastecimientos. Oficialmente la causa fue reconducida a las malas condiciones climáticas que tuvieron lugar en aquel período y que crearon problemas en los abastecimientos, pero el cierre de Bari probablemente fue uno de los mayores factores de aquella quiebra. También el 15th Air Force americana tuvo que padecer por los obstáculos creados por el éxito alemán en Bari.

    Ya estaba planeada en efecto, una acción ofensiva hacia los objetivos de Alemania, combinada con el 8th Air Force destinada en Inglaterra. ¡La acción se habría tenido que desarrollar solo dos días después de aquél que luego resultó  ser el día del bombardeo aéreo germánico! El bombardeo de Bari comprometió la participación del 15th Air Force en aquella ofensiva específica y esta unidad no pudo contribuir al curso del conflicto hasta después de febrero del 1944.  Además de representar un desastre estratégico, Bari fue uno de los más notables éxitos de la Luftwaffe alemana, (que por cierto, no llegaron nunca a darse completa cuenta del brillante resultado conseguido). De la tragedia humana en cambio poco o nada ha emergido, la prensa aliada de la época, amaestrada debidamente, dió poquísimo resalte a la noticia de la incursión y de la iperita no se habló para nada.

    Las exigencias de secreto impuestas durante el conflicto y los hechos de la posguerra ligados luego al clima de guerra fría, junto al respeto hacia América impuesta por la alianza Atlántica, les han impedido a los italianos el recuperar un pedacito de su historia menor. Sin embargo ya a casi setenta años del fin del conflicto, sabemos que en América, Bari representa hoy un ejemplo a estudiar, de transmitir a las generaciones de los futuros oficiales de la Marina Militar a americana.

    ¿Por qué aquella carga de iperita? Los Aliados en aquel período estaban quietos delante de la línea de defensa alemán "Reinhardt", extendida por las montañas al Norte de Isernia y a la cresta de San Salvo, hasta Vasto. Para los Aliados era necesario desfondar la línea "Reinhardt" porque detrás de ella los alemanes estaban realizando una nueva y más dotada línea defensiva, la “Gustav”.

    La sospecha era que pudiera ser este el objetivo de las armas  químicas, pero que ya no fueron necesarias porque el primero de diciembre de 1943, un día antes del desastre de Bari, los Aliados conquistaron el Monte Camino, baluarte fundamental del “Reinhardt", permitiendo así el derrumbamiento de la línea de defensa alemana.

EL EPÍLOGO

    En los años  siguientes la iperita continuó  intoxicando y  matando, a pesar del saneamiento del puerto. Consideraciones absolutamente prudenciales hablan de al menos doscientos casos de quemados de los que  cinco con consecuencias mortales. Expuestos en primer lugar  los pescadores, pero también en los años inmediatos siguientes al final del conflicto, muchachitos que recogían metal en el puerto, y luego, en el 1951, de  civiles que recogieron leña empapada de iperita procedente de un barco hundido.

                                                               

    El Adriático meridional es por lo tanto todavía hoy un enorme vertedero de munición, no sólo las bombas de iperita, también  municiones de todo tipo, incluso procedentes del conflicto Nato-Servia de 1999.  Se queda uno atónito al comprobar que nadie haya sido imputado nunca por lo que indudablemente ha sido un crimen de guerra y contra la humanidad con costes humanos y sociales de enorme alcance. ¡Un velo de misterios todavía envuelve hoy todo el hecho cuya importancia no fue comprendida tampoco por Mussolini ni por los jefes militares de la República Social, que no teniendo conciencia de la naturaleza de la tragedia, no explotaron la violación de las Convenciones Internacionales ni su empleo como útil propaganda contra los Aliados!

    Partiendo de la tragedia de los civiles bareses y los militares Aliados, el coronel médico Stewart F. Alexander, seguido por el doctor Cornelius P. Rhodhes, construyó una hipótesis de terapia para la leucemia, teniendo el dato de que el gas mostaza era capaz de obrar una rápida bajada de los glóbulos blancos. Fue así que, gracias a siguientes estudios en la universidad de Yale, en Nueva York, un derivado de la iperita, la mecloretamina, se volvió uno de los primeros fármacos antitumoral.

  **LUIGI ANTONIO FINO.

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    Luigi Antonio Fino  nacido en Bari 19 de mayo de 1958, es especialista en Higiene y Medicina Preventiva y Medicina del Trabajo, Director Médico de SPESAL ASL Bari, no cumplía aún los dieciséis años cuando comenzó en el periodismo. Como periodista ha escrito para numerosas publicaciones tanto en Puglia como en toda Italia y algunos de sus ensayos históricos han sido traducidos y publicados en Francia, Turquía, Alemania,  Gran Bretaña…. Él está particularmente interesado en las cuestiones ambientales y la historia de la unificación de Italia, la Segunda Guerra Mundial y la disolución del socialismo real en Europa del Este.

    **Conclusiones

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    De no haberse dado la circunstancia de que cuando la expansión de la nube toxica comenzaba a alcanzar el casco urbano, cambiase repentinamente la dirección del viento y este la empujase hacia mar abierto, las consecuencias habrían sido ciertamente escalofriantes…los bareses atribuyeron este brusco cambio de la dirección del viento a la milagrosa intervención de San Nicolas de Bari, patrono de la Ciudad, (y cuyas fiestas son el 6 de Diciembre), y que una vez más, había protegido a los habitantes de la Ciudad…

    Las pérdidas materiales, que las fuerzas aliadas sufrieron, como consecuencia del raid del 2  de Diciembre fueron impresionantes, no solo en cuanto a buques hundidos o gravemente dañados, sino también por los materiales que los mismos transportaban.

    En lo referente a los barcos, la cifra definitiva de los hundidos, fue de 28 barcos, de los que 5 correspondian a unidades militares  ( 1 crucero, 1 dragaminas y 3 patrulleros) siendo los civiles 23 cargueros y 1 velero; Las distintas nacionalidades de los mismos, correspondían a 12 italianos , 5 estadounidenses, 5 canadienses, 3 noruegos , 2 polacos  y 1 francés .

    De los gravemente dañados, fueron otros 12 navíos , de los que 2 eran unidades militares (1 destructor y 1 patrullero) y 10 cargueros; las nacionalidades de los mismos, correpondian a 4 canadienses, 3 estadounidenses, 1 soviético, 1 holandés, 1 noruego y 2 italianos.

    En cuanto al cálculo de los materiales transportados, en un primer momento, se aventuró la cantidad de 80.000 Ton. a expensas de que investigaciones posteriores modificaran al alza o a la baja, la cantidad real. El caso es que ya no hubo comunicado oficial alguno referido a este tema…………….

  Buques hundidos en el raid.-

    Ardito.-  Italia.  Mixto.  3.732 Ton.RB

    Aube.-    Francia.  Carguero.  1.055 Ton.RB

    Barletta.-  Italia.  Crucero auxiliar.  1.975 Ton. RB

    Bollsta.-  Norge.  Carguero.  1.832 Ton.RB

    Cassala.-  Italia.  Carguero.  1.797 Ton.RB

    Corfú.-  Italia.  Carguero.  1.409 Ton.RB

    Costa de Devon.-  Canada.  Cabotaje.  646 Ton.RB

    Fort Athabasca.-  Canada.  Fort buque.  7.132 Ton.RB

    Fort Lajoie.-  Canada.  Fort buque.  7.134 Ton.RB

    Frosinone.  Italia.  Carguero.  5.202 Ton.RB

    Genespesca II.-  Italia.  Carguero.  1.628 Ton.RB

    Goggiam.-  Italia.  Carguero.  1.934 Ton.RB

    Inaffondabile.-  Italia. Goleta.  Desc. TRB

    John Bascom.-  USA.  Liberty.  7.172 Ton.RB

    John Harvey.-  USA.  Liberty.  7.176 Ton.RB

    John L.Motley.-  USA.  Liberty.  7.176 Ton.RB

    Joseph Wheeler.-  USA.  Liberty. 7.176 Ton.RB

    Lars Kruse.-  Canada.  Carguero.  1.807 Ton.RB

    Lom.-  Norg.  Carguero.  1.268 Ton.RB

    Luciano Orlando.  Italia.  Carguero.  Desc.TRB

    Lwów.-  Pol.  Carguero.  1.409 Ton.RB

    MB 10.-  Italia.  Barco Motor Armado.  13 Ton.desplaz.

    Norlom.-  Norg.  Carguero.  6.412 Ton.RB

    Porto Pisano.-  Italia.  Cabotaje.  226 Ton.RB

    Duende.-  Pol.  Carguero.  1.065 Ton.RB

    Samuel J.Tilden.-  USA.  Liberty.  7.176 Ton.RB

    TestBank.-  Canada.  Carguero.  5.083 Ton.RB

    Volodda.-  Italia.  Carguero.  4.673 Ton.RB

  **Total…95.612 Ton.RB

    que se desglosan en 79.358 en unidades mercantes, y 16.254 en unidades militares.**

    Buques gravemente dañados en el ataque.

    Argo.-  Italia.  Cabotaje.  526 Ton.RB

    HMS Bicester.-  Canada.  Destructor.  1.050 Ton.Desplaz.

    Costa de Bretaña.-  Canada.  Carguero.  1.389 Ton.RB

    Crista.-  Italia.  Carguero.  1.389 Ton.RB

    Dagö.-  URSS.  Carguero.  1.996 Ton.RB

    Grace Abbott.-  USA.  Liberty.  7.191 Ton.RB

    John M.Schofield.-  USA.  Liberty.  7.181 Ton.RB

    Lyman Abbott.-  USA.  Liberty.  7.176 Ton.RB

    Odiseo.-  Ned.  Carguero.  1.057 Ton.RB

    Chaleco.-  Norg.  Carguero.  5.074 Ton.RB

    HMS Viena.-  Canada.  Buque T. MTB.  4.227 Ton.RB

    HMS Zetland.-  Canada.  Destructor.  1.050 Ton.Desplaz.

 

  **Total 39.832 Ton.RB .

    Que se desglosan en 33.505 en unidades mercantes, y 6.327 en unidades militares.

**

     

  Notas complementarias

  **(1)**nombre de la región donde se encuentra la ciudad de Bari.

  (2) “…los cines y teatros (…el Piccinini, el Petruzzelli, el Oriente, La Margherita, el Kursaal…) estaban llenos de ingleses y americanos; en el Marghetita,  rebautizado Garrison Theatre, se proyectaba “Springtime in the rockies” con Betty Grable y John Payne. Los militares de más alta graduación están en el cercano Barium, transformado en club de oficiales. Los italianos no…”

    (3) “…600 mil litros de carburante a la semana, que una red de oleoductos también les entregaba a los aeropuertos de Foggia, Gioia dei Colle y Grottaglie…”

  (4)“…pertenecientes principalmente a los Kampfgeschwaders 30, 54 y76…”

  (5) “…para engañar al radar de la antiaérea que en todo caso no funcionaba. El mando inglés había en efecto subestimado la avería del equipo posicionado  sobre el Garrison Theatre, el actual teatro Margherita, sin darle solución…”

    (6)”…pero las bombas también cayeron en via Piccinni, via Abate Gimma, via Sparano y via Crisanzio. En estas partes de la ciudad los cadáveres de los civiles extraídos por los derribos fueron 181.  Filomena Del Vecchio, que habitaba en via Petrelli y fue cigarrera, recuerda: "Delante de la Fabrica de los tabacos, en via Crisanzio, se paró un autobús lleno de gente que se amparó bajo un edificio entre via Crisanzio y via Ravanas (…) Una bomba cayó justo sobre aquel edificio. Saltaron las cañerías del agua y las personas que allí se habían refugiado murieron. El día después (…) fueron sacados de los escombros 15 cadaveres y, entre ellos, el de una niña aplastada por una viga. No tenía más de siete años…”.

    (7)”… El puerto de Bari no recuperó plenamente su ritmo, hasta finales de febrero”.

  Es un relato basado en las siguientes fuentes:

    http://www.isses.it/bombari.htm

    http://digilander.libero.it/historiamilitaria3/bari1943.htm

    http://ilsudest.it/ambiente-menu/74-ambiente/264-bari-1943-la-seconda-pearl-harbor.html

    http://www.barilive.it/news/Attualit%C3%A0/4043/news.aspx

    http://en.wikipedia.org/wiki/Air_raid_on_Bari

    https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Bundesarchiv_Bild_183-R93434,_Albert_Kesselring.jpg#/media/File:Bundesarchiv_Bild_183-R93434, Albert  Kesselring.jpg

Heinz von Westernhagen

04-11-2015

Magnífico relato, josmar!!

Ahora que se sabe parte de lo ocurrido en Bari, y quién tuvo la culpa del transporte y almacenamiento de armas químicas prohibidas, es raro que no aparezcan voces pidiendo responsabilidades a ciertos países...

Por otro lado, magnífica la actuación de la luftwaffe.

Saludos!!

gaffer

04-11-2015

En Nuremberg no se sentaron todos los que lo merecían en el banquillo de los acusados. Es terrible las ''inevitables'' muertes de civiles en las guerras.

Un excelente articulo almirante  ...saludos.

Panzerargentino

04-11-2015

Buen topic, muy bueno.  . pobre Italia, convertida en un yunque en el que golpeaban alemanes y aliados.

josmar

04-11-2015

Gracias amigos... El estímulo siempre es de agradecer...

mister xixon

04-11-2015

Un gran aporte Josmar

saludos

josmar

11-11-2015

Se agradece, Mister....

Lothar1971

02-12-2015

Que bueno Josmar... 

Lenz Guderian

18-02-2016

No cabe duda que tratándose dela SGM siempre hay un suceso pendiente de conocerse. No sabia nada de esto Que buen relato Josmar Hay otros recursos en la red sobre esto pero ninguno tan extenso y completo como el tuyo, y vaya catastrofe para los aliados...

josmar

18-02-2016

Gracias por los apoyos....

MIGUEL WITTMAN

18-02-2016

Felicidades josmar.

Gran trabajo. Un hecho no muy conocido contado al detalle.

Te saludo.

minoru genda

19-02-2016

Excelente trabajo Josmar. Conocía el "incidente" de un modo ...digamos superficial .... ahora ya lo conozco con todo detalle gracias por ello

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