En una antigua revista de marina he encontrado el artículo “Al servicio de la artillería en el acorazado Almirante Latorre” en que el autor, Patricio Carvajal, relata sus experiencias como artillero en este acorazado chileno. Me ha parecido muy singular el sistema de examinar las ánimas de los cañones que se usaba en aquellos años. Cito a continuación algunos párrafos del artículo que se refieren a ello.
. *“Una de las preocupaciones más inquietantes durante ese período, en el que no se podía adquirir repuestos ni municiones en Europa, era cuidar las ánimas de nuestros cañones de 14".Después de cada tiro se hacia una cuidadosa limpieza de ánimas y luego eran inspeccionadas con un hipocelómetro, que consistía en un tubo con prismas que se hacía pasar a lo largo del ánima, observando por medio de este microscopio-telescópico para detectar cualquier erosión o destrucción de las estrías.
El instrumento no era muy perfecto y siempre quedaban dudas, lo que obligaba a cuidar especialmente ciertos cañones que parecían tener estrías debilitadas. Para salir de estas dudas se recurrió entonces al empleo de inspectores de ánimas humanos que pasaban por el interior del cañón haciendo esta inspección visualmente y pasando en dedo sobre las estrías dudosas. Estos inspectores debían tener el grado de Oficiales para así poder apreciar técnicamente la erosión y ser lo suficientemente esbeltos como para caber dentro del ánima de 14" (35,56 centímetros de diámetro).
Además, debían ser capaces de despreciar todo síntoma de claustrofobia a lo largo de las 17,8 metros del cañón. En esta tarea, que requería un acendrado espíritu artillero, se destacaron los Tenientes (Ae) don José T. Merino en 1937 y Patricio Carvajal Prado en 1937, 1943 y 1944.Para efectuar la inspección, el Teniente se tendía sobre la bandeja de carga auxiliar, con los pies hacia la boca, sobre una estera, y se amarraba un "nivelay" (heaving-line) a sus tobillos, lanzando la pelota por el ánima hasta la boca del cañón.
El inspector llevaba su brazo derecho extendido hacia delante con una linterna y el izquierdo hacia las piernas. El Oficial artillero ordenaba tesar el nivelay y luego, recogiendo 30centímetros cada vez, hacia avanzar al inspector hacia la boca; en cada detención éste observaba el ánima, la palpaba y transmitía el resultado al Oficial de Batería, quien iba anotando las observaciones en el historial del cañón. En ocasiones, si se encontraba una erosión, el inspector tomaba una impresión con gutapercha.
En general, los cañones no tenían erosiones de importancia, salvo un cañón de la torre 3 que era motejado como "cañón de palo".En todo caso, podía disparar pero no se le empleaba en ejercicios para no aumentar su caries. Cuando disparaba la batería de 14", en ciertas condiciones de luz, se podía ver los culotes de los proyectiles durante su trayectoria como puntos destacados en el cielo y se apreciaba desde el buque su movimiento en el plano vertical. El Almirante Latorre era un excelente acorazado: El 19 de noviembre de 1938, en una navegación de Talcahuano a Valparaíso, hizo una prueba de máquinas alcanzando un andar máximo de 22,4 nudos, a pesar de tener sus fondos sucios y un resbalamiento de 35 por ciento !”*
Saludos…