01-02-2009
Como complemento de los temas que ya publique relacionados con la Guerra Civil Española en la zona del Cantabrico, agrego el presente tema que permite vislumbrar lla poca accion que por la Republica tubieron los submarinos que al comenzar las ostilidades quedaron en su totalidad en poder del Gobierno Republicano.
La guerra en el Mar Cantábrico: Los Submarinos
Los dos primeros submarinos de la Armada Republicana en dirigirse al Cantábrico desde el Mediterráneo el 15 de Agosto de 1936 fueron el “C-6” y el “C-3”.
Este último sin embargo por averías tuvo que regresar a la base. Con el “C-6” durante la navegación surgió un enfrentamiento entre su comandante, Mariano Romero, y la tripulación por haberse negado aquel aduciendo dificultades técnicas a torpedear a unidades de la flota insurgente, regreso igualmente a la base.
El problema del “C-6” en los primeros tiempos de la Guerra Civil, fue algo bastante común entre los oficiales y en el caso de los submarinos, muchos estaban decididos a ayudar en lo posible al triunfo de los enemigos, y para ello era en cierto modo, mas fácil operar en esa dirección debido a la muy especial característica que tenia la guerra submarina y, al monopolio de la misma que sobre la base del periscopio tenia el comandante.
El 25 de agosto de acuerdo a nuevas ordenes recibidas se hicieron a la mar rumbo al Norte el “C-3” comandado por el Alférez de Navío Antonio Arbona , el “C-4” comandado por el Teniente de Navío Jesús Laceras y el “C-5” cuyo comando recayó en el Capitán de Corbeta Remigio Verdia , uno de los pocos marinos que sirvió a la Republica con absoluta lealtad y el 1º de Septiembre encomendado a un torpedista-electricista, presidente del comité político de abordo, puso proa al Cantábrico el conflictivo “C-6”, al que a mediados de ese mes siguió el “B-6”.
El 15 de Septiembre, cuando ya todas estas unidades menos el “B-6” se encontraban en sus puntos de destino, fue nombrado jefe de la flotilla el Capitán Verdia, ordenándosele además de que se concentrasen en Bilbao para alistarlas y repartirse los torpedos.
Este poderoso dispositivo naval no realizo nada digno de relieve , ya que el “B-6” fue hundido el 19 de septiembre en un combate totalmente absurdo con unidades navales de superficie, en tanto que un torpedo lanzado contra el “España” por el “C-5” cuando lo mandaba el propio Verdia le alcanzo sin consecuencias al no explotar, mientras que ninguno de los que luego dispararía contra el mismo acorazado el citado submarino cuando tenia como jefe a José Lara, hicieron blanco debido a que este marino compartía totalmente la ideología insurgente.
El 2 de Octubre, para tratar de recuperar el control del Estrecho de Gibraltar, totalmente perdido debido a la desafortunada decisión de enviar la Escuadra al Norte, volvieron al Mediterráneo los “C-3”, “C-4” y “C-6”, permaneciendo tan solo en el Cantábrico el “C-2” y el “C-5”.
El “C-2” se encontraba en muy malas condiciones operativas como consecuencia del mal funcionamiento de sus baterías que solo le permitía navegar en inmersión 2 horas, el otro submarino , el “C-5” por el contrario su estado era muy bueno, pero se perdió con toda su tripulación en circunstancias aun no aclaradas.
Como resultado del hundimiento del “C-5”y el estado fuera de servicio del “C-2”, el Cantábrico para la Republica quedo sin submarinos operables. Cuando los Nacionalistas comenzaron el ataque general del 31 de Marzo de 1937, este recurso fue el más solicitado por el Lendakari, el 7 de Abril el Jefe del Estado Mayor Central ordeno al de la Flota la salida hacia el Norte sin la menor demora de los submarinos “C-1” y “C-4”.
El día 12 de Abril salieron estos submarinos con destino al Cantábrico, pero no llegaron a cruzar el Estrecho regresando nuevamente a Cartagena con la excusa de que el “C-1”
tenia varias averías en su planta motriz, causadas por sabotajes en el submarino.
Nuevamente el 28 de Abril se enviaron dos nuevas unidades al Norte, siendo victima el “C-6” no bien atraco al muelle en Bilbao de un ataque aéreo que le produjo 6 muertos, evitando que este submarino que fue el que mas acciones desarrollo en la lucha en el mar incluyendo el ataque con torpedos sin resultado del destructor Cervera, quedara nuevamente varado en Bilbao.
En el “C-6”, el Gobierno Vasco embarco gente suya al igual que en los destructores Ciscar y Diez teniendo preponderancia los comunistas. Aunque se dijo reiteradamente que el comandante del “C-6” era el soviético Nicolai Pavlovich Yaguipko alias Juan Valdés, el historiador naval Ricardo Cerezo, asegura que su verdadero jefe fue Iván Alekseievich Burmistrov, alias Luis Martinez, siendo su segundo Yaguipko. Al llegar este buque a Bilbao fue sustituido por el Tte.de Navío Juan Gonzáles al comando del submarino, pasando el ruso a asesorar al Jefe de las Fuerzas Navales del Cantábrico.
Es de señalar que si bien la mayor parte de los submarinistas rusos que actuaron por la Republica en la GCE. murieron en el siguiente conflicto mundial los Comandantes Yaguiupko y Burmistrov salieron con vida.
El fracaso de los submarinos se puede explicar en principio por la desafección de la casi totalidad de las tripulaciones y oficiales encargados de su manejo,cronológicamente
El primer comandante del “C-6” Capitán de Corbeta Mariano Romero, fue acusado por sus hombres de traición por no haber querido torpedear al España y al Cervera con diversas excusas, pasándose al final al bando Nacional.
Al Comandante del “C-5” Capitán de Corbeta José Lara lo juzgaron en Bilbao después de que lanzase todos su torpedos contra el España que bombardeaba Irun sin siquiera rozarle, siendo absuelto por un tribunal con ideas contrarias a la Republica. Otros hechos de este mismo corte fueron los protagonizados por el comandante del “B-6” el Alférez de Navío Oscar Sharfhausen quien fue sacado de la cárcel de Cartagena y puesto al mando de esta nave, con la orden de llevar a Bilbao un gran cargamento de balas de fusil.
Debido a su odio por el Gobierno de la Republica y a su deseo de vengar la muerte de sus compañeros de armas y uno de sus hermanos todos fusilados, Sharfhausen había decidido entregar la nave a los insurgentes en la primera oportunidad que se presentase,
En las cercanías del Cabo Peñas al avistar sumergidos un grupo de naves insurgentes, mediante una maniobra no detectada por la tripulación abrió uno de los cierres de escotilla permitiendo la entrada de agua y avisando a la tripulación que emergían debido a que se estaban inundando por una avería saliendo a la superficie a solo 300 mts. del remolcador Galicia.
La tripulación en cubierta trato de defenderse con el cañón del submarino pero fue hundido de un disparo por el destructor Velasco, salvándose parte de la tripulación y el
Comandante del submarino Sharfhausen
Otro submarino el “”C-5” al comando del Capitán de Corbeta José Lara repuesto en su comando después del juicio, abandono Bilbao el 30 de Diciembre con la orden de proteger a un mercante e impedir hundiéndolo si fuera necesario que el crucero Alemán
Koenisberg lo capturase sin que nunca mas regresara a puerto , suponiéndose que undio la nave en navegación , lo que explica que Lara figure como muerto en acción en el bando nacional.
El submarino “C-4” comandado por Lasheras quien a lo largo de toda la campaña presto muy pobres servicios al comando de su buque ,sin ninguna orden superior lo llevo a Francia junto con el “C-2“ comandado por el Alférez de Navío Ferrando Talayero quien para desertar cerro las escuchas radiales con el pretexto de no ser sorprendió por el enemigo y ,cerca de la frontera con Francia adujo averías para atracar en puerto francés.
Los dos comandantes luego se pusieron de acuerdo con uno de los mas activos agentes Nacionales en la zona el Teniente Coronel Troncoso para que mediante un golpe de mano se apoderara del “C-2” que estaba en condiciones de navegar, y si bien la mayor parte de la tripulación se encontraba con permiso en tierra los que quedaron abordo hicieron fracasar el asalto matando a uno de los incursotes y logrando que el resto fuera apresado por la policía francesa.
Este empeño en apoderarse de un submarino por parte del bando Nacional , no solo era por mermar la cantidad de unidades del el bando Republicano, sino tenia la intención de mostrar a los observadores internacionales que podían hundir barcos con sus nave y así justificar que, los que hundieran los italianos y alemanes fueran adjudicados a estos navíos sin complicaciones internacionales.
El fracaso de la fuerza de submarinos de la Republica , en su mayor parte se debió a la falta de vocación para luchar de sus comandantes ,la falta de preparación de las tripulaciones , los permanentes cambios de hombres debido a razones políticas y, las notorias deficiencias del material ,tanto de navegación como de ataque, pues en esa época el torpedo adolecía de serias deficiencias en sus sistemas de dirección y guía complicado con la falta de apoyo logístico en los puertos donde tenían sus bases.
También estos submarinos eran muy lentos en navegación y su armamento de superficie
el cañón era inútil contra los navíos armados por los Nacionales que además eran mas rápidos que estos y finalmente las reparaciones y revisiones periódicas de las naves no se llevaba con la asiduidad que el servicio naval establecía como rutina , produciéndose permanentes averías en navegación.
Finalmente es de destacar que ningún comandante vasco de submarinos combatió en el Cantábrico, estos comandantes fueron Ignacio Ybarzaba Eguia del “C-1” ; Fidel Emparanza Zabala que comando el “C-6” a la muerte de Remigio Verdia en un bombardeo y Esteban Hernandorena Zubiaga que comandaba el “C-2”, todos ellos capitanes de la Marina Mercante.
Perfil de ños submarinos de la Armada Española al momento de la Guerra Civil
El Submarino "C-4" saliendo de Bilbao para un viaje de combate
Imagenes del hundimiento del B-6
Fuentes: La escuadra Republicana (Editorial de Publicaciones de Defensa E.D.E.F.A.)
La Guerra en España del Coronel Carlos A. Gomes
Memorias de la Guerra en Euzkadi (El final del frente Norte-Los vascos en
Asturias - Editorial E.D.E.F.A.)
La Guerra Civil Española en el Mar de Michel Alpert