La Cruzada de Himmler - Christopher Hale

Deleted member

14-09-2006

La Cruzada de Himmler

Christopher Hale

Inédita

ISBN: 84-96364-56-9

Este es uno de los muchos libros que terminé de leer durante mi ausencia en el foro, y os prometí que os contaría al respecto de mi experiencia con él... pues bien, el libro es magnífico, tanto por la forma en que está escrito por como nos desvela de manera tan interesante y atrayente la Historia de la expedición alemana en el Tibet apadrinada por las SS y llevada a cabo por Ernst Schäfer, cazador famoso haya donde los hubiera (solía ser invitado a cazar en los dominios palaciegos de Goring, en Karinhall, allí mató a su esposa sin querer un día cazando patos, se le disparó el rifle)... junto a él irían un geógrafo, un antropólogo Beger (un personaje muy interesante, mayormente por que a este era al que ocupaba la principal misión encomendada por el Reichsführer) y los sherpas, había otro alemán más, pero no recuerdo cual era su misión. No os voy a explicar lo que hicieron allí, por que si no ya no tiene emoción el leerlo, pero es interesante, cuando menos observar el proceder de Beger, como se hacía con la confianza de la gente para que le dejaran utilizar sus aparatos y métodos de medición.

El libro es una epopeya, y puedo afirmar, que siendo entre el 38 y el 39 cuando se desarrolla la expedición, por aquel entonces era muy palpable en el comportamiento de las autoridades inglesas de la zona y en el temor de los alemanes el ambiente de preguerra, era un lugar ideal para medir lo que ocurría en Europa, es increible como los británicos trataron por todos los medios de impedir que los alemanes llegaran al Tibet, como después se opusieron a sus experimentos y como... en fin... no digo más en este punto, leedlo por favor, es barato, bonito y bueno ;D ;D ;D.

Finalmente, una vez vueltos a Alemania es interesantísimo observar los derroteros que siguieron las vidas de estos sujetos... muy interesante para observar el grado de implicación con el régimen, el maquiavelismo (es así) de una juventud que sólo pensaba en el éxito...

Que bueno, me encanta, leedlo, hacer caso a Karlistos

Capt. Miller

14-09-2006

Karl: Hablan algo en el libro sobre el "famoso" Departamento de Ciencias Ocultas del cual ya una vez mencionamos ?  ???

Quiero decir, por lo de la Expedicion al Tibet, te pregunto..

Saludos

Deleted member

15-09-2006

No, pero creeme, se crea un departamento muy parecido jeje, bueno, relativamente, que a la vuelta de Schafer queda en sus manos, el Departamento de Estudios del Asia Central, integrado en las SS claro... el amigo Schafer adecua un castillo de Salzburgo a sus necesidades y reune una colección poco menos que interesante en él.

Capt. Miller

15-09-2006

Que lastima que ese libro me quede tan lejos  :'( :'(

Gracias por la aclaracion

Abrazos

Deleted member

15-09-2006

Puedo deciros que el antropólogo de la expedición, el señor Bruno Beger tuvo su participación en el Holocausto, aunque no se sabe en este asunto nada a ciencia cierta, y Ernst Schafer también estuvo implicado hasta las cachas, es más... una vez en Alemania y con Polonia hacía poco sujuzgada, Heinrich Himmler se llevó a Schafer a dar una vuelta en su tren por los territorios polacos recien conquistados... allí pudo observar el trato que se le daba a los seres "inferiores" del Este.

Bruno Beger, que fue entrevistado por el autor durante la escritura del libro (murió hace 2 años si mal no recuerdo) se mostraba sumamente dolido y evasivo frente a las dudas del escritor Hale cuando este le preguntaba cual era su nivel de implicación en el Holocausto.

Capt. Miller

15-09-2006

Bueno Karl, prometeme que si algun dia ves el link de descarga directa de ese libro por algun lado, me (nos) los hagas saber, OK???   ;)

Gracias

Saludos cordiales

Deleted member

15-09-2006

Palabra camarada ;)

Capt. Miller

15-09-2006

Eres "La Bestia" ! (Eso es motivo de honra y orgullo en idioma cubano!!) 

Abrazos fraternales

Deleted member

15-09-2006

Me imaginaba que era algo bueno. :D

Deleted member

18-09-2006

Opinión del diario el País.

"Antes de Indiana Jones ya hubo nazis en el Tíbet. Nazis de verdad, no de celuloide. Una expedición de cinco científicos del III Reich llegó a Lhasa en 1939 con el patrocinio del jefe de las SS, Heinrich Himmler, y de su Ahnenerbe, la organización consagrada a investigar el pasado alemán desde el punto de vista de las teorías raciales. El objetivo de la expedición, que significó el encuentro en el Techo del Mundo de la siniestra esvástica nazi con la ancestral esvástica tibetana, la yungdrung, era a la vez científico, político, militar e ideológico, con una inevitable vertiente esotérica, vistas las chifladuras de Himmler. El jefe de la misión fue un explorador decidido, vanidoso, deseoso de gloria, enérgico hasta la brutalidad, prototipo del individuo capaz de vender su alma al diablo -que es lo que literalmente hizo- y de sacrificar su honestidad en el altar de su ambición. Ernst Schäfer, naturalista, cazador, autor de Unbekanntes Tibet (El Tíbet desconocido), entre otros libros, y capitán honorario de las SS, es un prototipo de héroe siniestro, un aventurero decantado hacia el lado oscuro -como el capitán Brown de Lord Jim- cuyo trayecto vital resulta tan fascinante como aterrador. Schäfer fue un protegido de Himmler y formó parte de su círculo íntimo, diseñó la ropa de invierno de las Waffen SS, mató a su propia mujer en un accidente de caza -le dio a ella en vez de a un pato- y disfruta del dudoso honor de haber sido el primer europeo en abatir a tiros un oso panda.

Nacido en Colonia en 1910, Schäfer, bajo y fornido, era hijo de un poderoso empresario. Desde niño fue todo un Wandervögel y le apasionaba la vida en la naturaleza y especialmente la caza. También desde muy joven se le metió en la cabeza ir a explorar el Tíbet, un romántico símbolo de todo lo misterioso y recóndito. En la Universidad de Göttingen estudió zoología y geología, y en 1930 conoció a Brooke Dolan, el hijo de un millonario de Filadelfia que estaba organizando una expedición a China. Allí vivieron aventuras sin cuento, y en los impenetrables bosques de bambú de las montañas de Wassu, en 1931, Schäfer cazó su panda. Se retrató con el pobre animal finado, y uno no puede dejar de pensar que matar a esa simpática criatura fue su primer pecado. Le seguirían enseguida otros. No tardó mucho a su regreso en ingresar en las SS. Corría 1933 y Schäfer era ya un explorador célebre. Lo que hizo que Himmler, que tenía sus propias y extravagantes ideas de lo que debía ser una expedición alemana al Tíbet -había que rastrear los orígenes de la raza aria, localizar el mítico reino de Agartha, el Shangri-La nazi, y comprobar las teorías de la cosmogonía glacial de Hörbiger, entre otras boberías-, se fijara en él. Parece que el explorador se reía por lo bajini del lunático de su jefe y sus locuras seudocientíficas, hasta que la sonrisa se le congeló al descubrir a qué horror humeante conducían. Pero decidió aprovechar todos los recursos que se le ofrecieron para labrarse una gran carrera científica. En su apasionante libro La cruzada de Himmler (Inédita, 2006), Christopher Hale, que ha reseguido pormenorizadamente el viaje al Tíbet, opta por la interpretación faustiana para explicar la relación de Schäfer con Himmler. Otros -véase Tournament of shadows, de Karl Meyer y Shareen Brysac (Londres, 2001), o The master plan, de Heather Pringle (Londres, 2006)- le retratan sin ambages como un pedazo de nazi.

La expedición al Tíbet partió en abril de 1938. Los alemanes tuvieron que sortear a los recelosos británicos, a quienes, acostumbrados al Gran Juego, ponía de los nervios que un grupo de nazis paseara por el Techo del Mundo. En el camino, mientras enviaba cartas a Himmler con mucho "¡Heil Hitler!" y tal, Schäfer cazó una extraña cabra himalaya que identificó como una especie desconocida (lo que se ha discutido) y recibió su nombre, Hemitragus jemlahicus schäferi. Supongo que no se atrevió a bautizarla con el pertinente nombre de Himmler: la amistad con el reichführer tenía sus límites.

Nazis en la Ciudad Prohibida

En enero de 1939, tras muchas maniobras, la expedición entró en la Ciudad Prohibida de Lhasa con sus gallardetes de las SS al viento. Schäfer intimó con el regente, Reting Rimpoché, pues el nuevo Dalai Lama, un niño recién descubierto, no había llegado aún a la capital: siete años más tarde trabaría amistad en el Potala con otro nazi, el escalador, también SS, Heinrich Harrer. La expedición se dedicó a filmar ceremonias y a medir cráneos y esas cosas. Schäfer regresó convertido en un héroe del III Reich, con una carta del regente para Hitler y un perro, un apso, de regalo para el führer (el afortunado can murió en el camino). Nuestro hombre recibió de premio la dirección de un instituto científico propio, y empezó a preparar con Himmler otra expedición: al Cáucaso para estudiar a los judíos de la región, los Dag Chufut. Conociendo a Himmler, está claro lo que significaba la palabra estudio. Stalingrado hizo que se cancelase el proyecto del Sonderkommando Kaukasus, lo que probablemente salvó a Schäfer de implicarse directamente en el genocidio. Tras la guerra fue juzgado, pero exonerado, y se marchó en 1950 a Venezuela, donde montó la estación biológica de Rancho Grande. Estuvo luego en África, rodando para el controvertido ex rey de Bélgica, Leopoldo, un documental para conmemorar (!) el 50º aniversario de la anexión del Congo. Finalmente se retiró a un balneario en la Baja Sajonia y murió en julio de 1992 recordando los buenos días nazis en el Tíbet. Y sin remordimientos.

En busca del martillo (de Thor) perdido

ENTRE LOS COMPONENTES de la expedición de Schäfer al Tíbet figuraba un joven antropólogo y oficial de las SS, Bruno Berger, que acabaría en Auschwitz seleccionando un centenar de prisioneros por sus "interesantes" características raciales. Los elegidos fueron gaseados, y sus cuerpos, reducidos a esqueletos para la colección de la Ahnenerbe. Ése fue uno de los crímenes de la organización científica de Himmler que los aliados descubrieron al hallar los archivos de la misma escondidos en una cueva conocida muy apropiadamente como Kleines Teufelsloch (el agujero pequeño del diablo), lo que no está claro que se refiriera a algún rincón de la anatomía de Himmler. Allí estaban documentados también el pillaje de museos -véase en el libro de Pringle la caza en Rusia del tesoro de los godos por el arqueólogo Jankuhn de la mano del Einsatzgruppe D- y los experimentos seudocientíficos con prisioneros de Dachau.

La expedición al Tíbet de Schäfer no fue la única que patrocinó la Ahnenerbe. Hubo hasta ocho, todas consagradas a probar la supremacía aria o a hallar testimonios de supuestos antiguos conocimientos de "la raza dominante". En el ínterin, los científicos nazis que recogían prácticas chamánicas finlandesas para las SS, calcos de petroglifos prehistóricos escandinavos o tejido de momias guanches, realizaban operaciones de espionaje.

No consta en los archivos de la Ahnenerbe que los nazis buscaran el Arca de la Alianza o el Grial. Pero no sería raro, porque trataron de hallar cosas más insólitas. Se conserva una carta en la que Himmler les encarga investigar el paradero del martillo de Thor, el dios del Trueno. El reichführer estaba convencido de que el legendario objeto se basaba en un arma real de los antiguos arios que implicaba un adelantado conocimiento de la electricidad susceptible de ser usado contra los aliados. Eso sí hubiera sido una wunderwaffen, un arma milagrosa."

Querido Capitán Miller, como puedes ver, o imaginar, no existía ese departamento de Asuntos paranormales, pero algo muy parecido en todo su conjunto, el Ahnenerbe... era el hazme reir en las SS por las tontadas que estudiaba. Por eso Schafer se negó durante mucho tiempo a trabajar para él, por que podía suponer un descrédito para su carrera meteórica... al final se tuvo que rendir ante la necesidad de dinero.

Capt. Miller

18-09-2006

Muy bueno, muy bueno  querido KHG, gracias amigo  ;)

Moisin-Nagant

25-01-2008

En enero de 1939, tras muchas maniobras, la expedición entró en la Ciudad Prohibida de Lhasa con sus gallardetes de las SS al viento. Schäfer intimó con el regente, Reting Rimpoché, pues el nuevo Dalai Lama, un niño recién descubierto, no había llegado aún a la capital: siete años más tarde trabaría amistad en el Potala con otro nazi, el escalador, también SS, Heinrich Harrer.

Este es el protagonista del libro y pelicula "7 Años en el Tibet" aqui algo que encontre hoy en Wikipedia:

Figura venerada en Austria, se le considera también un apóstol de la causa del Tíbet. De aquí que causara una gran conmoción el artículo de la revista alemana Stern, en el que se afirmaba que Harrer había sido nazi desde 1933, miembro de las temidas SA, y más tarde de las SS. Al principio Harrer lo negó todo furiosamente. Pero cuando le presentaron pruebas irrefutables, aceptó parcialmente las acusaciones. Y luego desapareció. El periodista austriaco Gerald Lehner encontró un expediente de Harrer, de ochenta folios, en los Archivos Nacionales de Estados Unidos, en Washington. Los documentos no relacionan a Harrer con ningún crimen de guerra, pero plantean algunas cuestiones muy inquietantes. El Partido Nazi fue declarado ilegal en Austria en 1933, cinco años antes de que Hitler se anexionara el país en el ya famoso Anschluss. Si Harrer pertenecía a las SA desde 1933, es muy posible que conspirara contra su propio país.

Tiempo después surgieron nuevas pruebas de que la presencia de Harrer en el Tíbet se debía a una terrible y desconocida campaña nazi. De acuerdo con la estrategia trazada por Heinrich Himmler, el "arquitecto del genocidio" de Hitler, los nazis se proponían eliminar a los judíos del continente asiático y aliarse con los tibetanos, a quienes Himmler consideraba descendientes de los arios, para destruir las fuerzas británicas desplegadas en la India. Himmler había enviado a Lhasa un equipo de reconocimiento varios años antes. Además, al menos uno de los hombres de esa primera expedición, un nazi especialmente cruel que más tarde asesinó y mutiló a varios prisioneros de Auschwitz, había permanecido varios meses en Lhasa y se había hecho amigo del mismo tibetano que ayudó a Harrer y a Aufschnaiter a entrar en la ciudad prohibida.

El artículo de Stern armó gran revuelo en Alemania y en Austria. El principal argumento de su defensa era que había tenido que ingresar en las SS como condición para formar parte de las expediciones. Lo cierto es que en el festival de Breslatt, Himmler en persona había invitado a Harrer a participar en 1939 en la expedición de reconocimiento del Nanga Parbat. "Estaba dispuesto a ingresar en cualquier organización con tal de poder practicar el alpinismo", afirmó Harrer . "En aquel entonces no existía el menor indicio de que los nazis llegarían a ser la mayor organización criminal de todos los tiempos. No obstante, creo que lo sucedido con las SS fue uno de los errores de mi vida, quizá el mayor".

Independientemente del tipo de nazi que haya sido Harrer en 1939, lo cierto es que el Tíbet transformó al explorador. Sus 53 años como trotamundos dan cuenta de una gran labor humanitaria; Harrer no sólo ha salido en defensa de la soberanía del Tibet, sino también de la dignidad de los pueblos del Tercer Mundo.

Articulo completo: http://es.wikipedia.org/wiki/Heinrich_Harrer

Heinrich Harrer en Lhasa

Kurt Meyer

25-01-2008

<<7 <<7 Que se puede decir?

Tener Tibet como aliado? Britanicos y chinos dominaran lo Tibet con media ducia de hombres. Me imagino a lo ejercito tibetano salindo a conquistar a Asia. Como? Atirando piedras? <<11 <<11 Quizás con oraciones...

Imaginarse a eso como una "campaña" alemana <<11 <<11

Por diós... <<14 <<14 <<14 <<14

Deleted member

25-01-2008

hay un libro que puede ser medianamente interesante, "La ciencias secretas de Hitler", que ya esta descatalogado, y sin apostar mucho por lo que en el se dice, parece que sí seguian una arquitectura geoamantica, enttre otros temas.El que aparece citado sobre Himmler lo ojee por encima y me pareceio muy poco serio

saludos

Nonsei

25-01-2008

En estos temas es difícil separar la realidad del mito, pero lo que es cierto es que la expedición de Schafer estaba patrocinada por la Ahnenerbe (pero no la de Harrer).

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