Deutschen Christen (Cristianos Alemanes)

Zhukov

10-11-2007

Deutschen Christen

Los luteranos alemanes, desde la temprana hora de 1930, y bajo la denominación de Deutschen Christen, se alinearon en la Iglesia del Reich, que sólo admitía arios.

Habiendo acatado expresamente la doctrina Ein Volk, ein Reich, ein Führer, su lema decía "Alemania es nuestra misión, Cristo nuestra fuerza".

En simetría con el NSDAP, su estatuto incluia el llamado párrafo ario, que prohibía la ordenación de pastores que no fuesen de "raza pura", restringiendo también el acceso al bautismo.

Interesante es, por otra parte, el telegrama que el propio Martin Niemöller (después se arrepentiría) envió a Hitler, tras su triunfo en las urnas:

 

En nombre de más de dos mil quinientos pastores luteranos no pertenecientes a la Iglesia del Reich, saludamos a nuestro "Führer", dando gracias por la viril acción y las claras palabras que han devuelto el honor a Alemania. Nosotros, pastores evangélicos, aseguramos fidelidad absoluta y encendidas plegarias.

Ya en julio de 1944, tras la conjura (en la que estaban implicados oficiales de la aristocracia y alta burguesía católicas) que desembocó en el fallido  atentado contra el dictador, los altos dignatarios de la Iglesia luterana remitieron a éste otro telegrama:

 

En todos nuestros templos se expresa en la oración de hoy la gratitud por la benigna protección de Dios y su visible salvaguarda.

 

Resulta clarificadora la crónica aparecida en la publicación norteamericana "Time", el 17 de abril de 1933:

 

El gran Congreso de los Cristianos Germánicos ha tenido lugar en el antiguo edificio de la Dieta prusiana para presentar las líneas de las Iglesias evangélicas en Alemania en el nuevo clima auspiciado por el nacionalsocialismo.

El pastor Joachim Hossenfelder (29. Abril 1899 en Cottbus, † 28. Junio 1976 en Lübeck )ha comenzado anunciando: Lutero ha dicho que un campesino puede ser más piadoso mientras ara la tierra que

una monja cuando reza. Nosotros decimos que un nazi de los Grupos de Asalto está más cerca de la voluntad de Dios mientras combate, que una Iglesia que no se une al júbilo por el Tercer Reich [alude a las reticencias de los católicos].

 

El pastor doctor Wienecke-Soldin ha añadido: La cruz en forma de esvástica y la cruz cristiana son una misma cosa. Si Jesús tuviera que aparecer hoy entre nosotros sería el líder de nuestra lucha contra el marxismo y contra el cosmopolitismo antinacional.

La idea central de este cristianismo reformado es que el Antiguo Testamento debe prohibirse en el culto y en

las escuelas de catecismo dominical por tratarse de un libro judío [No es extraño. Ya el propio Lutero, que al principio de su rebelión se mostró suave con los judíos (tenía pensado convertirlos), al tener que vérselas

con la ancestral resistencia hebrea desató su furor antisemita.

Entre las soflamas durísimas contra el pueblo de la Alianza que se leen por toda su obra, se hallan instrucciones precisas para la perpetración de un pogrom.

Finalmente, el Congreso ha adoptado estos dos principios:

  1. Dios me ha creado alemán. Ser alemán es un don del Señor. Dios quiere que combata por mi germanismo.

  2. Servir en la guerra no es una violación de la conciencia cristiana, sino obediencia a Dios.

Si la tremenda gravedad de estos hechos lleva a alguien a pensar que sólo provenían de grupos minoritarios exaltados entre toda la grey luterana, sepa que en las elecciones eclesiásticas de julio de 1933, los Deutschen Christen  obtuvieron el respaldo del 75% de los sufragios.

Los mismos protestantes que auparon a Hitler al poder, pues éste jamás obtuvo mayoría en Land católico alguno. En ellos siempre prevaleció el Zentrum, situado frente a Hitler hasta que ya no le fue posible.

 

Deutschen Christen (habla Ratzinger)

Ratzinger, que a la sazón contaba con 18 años y estaba alistado en la artillería antiaérea del Reich- al respecto de la lamentable realidad de los Deutschen Christen.

Habla el cardenal bávaro Joseph Ratzinger, Prefecto de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe:

 

El fenómeno de los Cristianos Alemanes ilumina el típico peligro al que está expuesto el protestantismo frente al nazismo. La concepción luterana de un cristianismo nacional, germánico  y antilatino, ofreció a Hitler un buen punto de partida, paralelo a la tradición de una Iglesia de Estado y del fuerte énfasis puesto en la obediencia debida a la autoridad política, que es natural entre los seguidores de Lutero.

Precisamente por estos motivos el protestantismo luterano se vio más expuesto que el catolicismo a los halagos de Hitler.

Un movimiento tan aberrante como el de los Deutschen Christen no habría podido formarse en el marco de la concepción católica de la Iglesia.

En el seno de esta última, los fieles hallaron más facilidades para resistir a las doctrinas nazis. Ya entonces se vio lo que la Historia ha confirmado siempre: la Iglesia católica puede avenirse a pactar estratégicamente con los sistemas estatales, aunque sean represivos, como un mal menor, pero al final se revela como una defensa para todos contra la degeneración del totalitarismo.

En efecto, por su propia naturaleza, no puede confundirse con el Estado -a diferencia de las Iglesias surgidas

de la Reforma-, sino que debe oponerse obligatoriamente a un gobierno que pretenda imponer a sus miembros una visión unívoca del mundo.

Precisamente porque la Iglesia luterana oficial y su tradicional obediencia a la autoridad, cualquiera que fuera ésta, tendía a halagar al gobierno y al compromiso en servirlo también en la guerra, un protestante necesitaba un

grado de valor mayor y más íntimo que un católico para resistir a Hitler.

Esto explica por qué los evangélicos han podido jactarse de personalidades de gran relieve en la oposición al nazismo.

Si en la época del ascenso al poder del nazismo no hubo movimientos de resistencia apreciables, ya en 1934 una minoría protestante se aglutinaba en torno a la figura no de un alemán sino del suizo Karl Barth, tomando distancias respecto a los Deutschen Christen y organizándose luego en el movimiento de la «Iglesia confesante», que tuvo sus propios mártires, entre ellos al célebre teólogo Dietrich Bonhoffer.

Sin embargo, como menciona Ratzinger, «precisamente porque la Iglesia luterana oficial y su tradicional obediencia a la autoridad, cualquiera que fuera ésta, tendían a halagar al gobierno y al compromiso en servirlo también en la guerra, un protestante necesitaba un grado de valor mayor y más íntimo que un católico para resistir a Hitler».

En resumidas cuentas, la resistencia fue una excepción, un hecho individual, de minorías, que «explica por qué los evangélicos -prosigue el cardenal- han podido jactarse de personalidades de gran relieve en la oposición al nazismo».

Era necesario un gran carácter, enormes reservas de valor, una inusual convicción para resistir, precisamente porque se trataba de ir contra la mayoría de los fieles y las enseñanzas mismas de la propia Iglesia.

Naturalmente, dado que la historia de la Iglesia católica es también la historia de las incoherencias, de sus concesiones, de los yerros del «personal eclesiástico», no todo fue un brillo dorado ni entre la jerarquía ni entre los religiosos y fieles laicos.

Se ha discutido mucho, por ejemplo, acerca de la oportunidad de la firma en julio de 1933 de un Concordato entre el Vaticano y el nuevo Reich.

En primer lugar hay que considerar y esto, naturalmente, vale para todos los cristianos, sean católicos o protestantes- que hacía pocos meses desde el advenimiento a la Cancillería de Adolf Hitler, que todavía no había asumido todos los poderes y por lo tanto no había revelado al completo el rostro del régimen, cosa que sólo se aprestaría a hacer inmediatamente después.

Recuérdese que hasta 1939, el primer ministro británico Chamberlain defendía la necesidad de una conciliación con Hitler y que el mismo Winston Churchill escribió (algo que, para mayor apuro de los aliados, recordarían los acusados en el Proceso de Nuremberg): «Si un día mi patria tuviera que sufrir las penalidades de Alemania, rogaría a Dios que le diera un hombre con la activa energía de un Hitler.»

Fuentes: Miguel Angel García Olmo

            ConoZe.com.

            Wikipedia

Armia Krajowa

10-11-2007

Curioso tema Zhukov, lo que yo tenía entendido es que Hitler era Ateo o que odiaba cualquier tipo de religion (que no fuera la suya) , claro que eso de ir a la iglesia y hablar con sacerotes y monjas parece ser mas política que otra cosa no?.

Zhukov

10-11-2007

Politica pura,Compañero,y de ambos lados.La ideologia nazi comprendía todos los frentes...........

centinela talako

10-11-2007

Excelente tema Zhukov, siempre es bueno saber este tipo de cosas.

Deleted member

11-11-2007

Muy interesante Zhukov, como de costumbre.

No sé cuanto de ateo tenía Hitler, pero quizás, esa insistencia de algunos sectores actuales en querer desligar totalmente el cristianismo del régimen nazi tenga que ver con ciertas posturas revisionistas muy de boga actualmente, también en España, que se reclaman de una "civilización cristiana" (y no grecolatina) opuesta a otras "civilizaciones" e ideologías "anticristianas".

Saludos.

Nonsei

12-11-2007

Hitler era católico de nacimiento, y por lo que se cuenta en el artículo el gobierno nazi tenía mejores relaciones con los luteranos que con los católicos. Una cosa son las creencias y otra las conveniencias políticas.

Armia Krajowa

12-11-2007

De Franco y España comentaba que era una nación dominada por curas, hablando de una forma despectiva de su nacional catolicismo.

Nonsei

13-11-2007

Puede que Hitler fuese creyente, es algo que no tengo claro, pero de lo que no hay ninguna duda es de que era anticlerical.

Armia Krajowa

13-11-2007

Si alguien le ponía freno a sus planes obviamente se le ponía entre ceja y ceja...

MIGUEL WITTMAN

13-11-2007

Para Hitler, la religión era el partido nazi. Su idea era creer en el nacionalsocialismo como si fuera una religión, y claro está, él sería su dios.

Armia Krajowa

13-11-2007

Eso esta claro y se puede ver en sus proclamas y frases de posters propagandisticos... "todos unicos con el Führer" "Alemania será invencible si os mantenis unidos y creeis"

Moisin-Nagant

13-11-2007

Para Hitler, la religión era el partido nazi. Su idea era creer en el nacionalsocialismo como si fuera una religión, y claro está, él sería su dios.

Cuando finalizaba la SGM, Hítler pensaba que el pueblo alemán no merecía sobrevivir porque se había dado cuenta de que no eran los superhombres que el creía, ¿sera que su idea acerca de el mismo tambien disminuyo o seguiria en gran estima?

MIGUEL WITTMAN

13-11-2007

Pues no puedo responder a eso. Ni siquiera podemos saber lo que él pensaba.

Un Hitler que atendiese al bienestar de su pueblo, que diese libertad de culto, y que se mantuviera en segundo plano durante la guerra, no sería Hitler, sería otra persona. Creía en él solamente.

Zhukov

14-11-2007

Martín Lutero Memorial Church

Desde fuera, es una iglesia corriente, con un campanario que necesita reparaciones.

A primera vista, el interior parece normal, hasta que uno mira más detenidamente.

El recibidor severo es iluminado por un candelero negro en la forma de una cruz de hierro del ejército nazi.

El púlpito tiene un gravado en madera de un Jesús musculoso que va al frente como líder de un soldado Wehrmacht con casco y rodeado por una familia aria.

La fuente bautismal es resguardada por una estatua de madera de un miembro de la unidad paramilitar Sturmabteilung (SA), de Adolfo Hitler, quien se acomoda su gorra.

Frisos que muestran al águila del Reich y cabezas con casco de los soldados han sido grabados en un arco gigantesco de piedra que enmarca la cancillería de la iglesia.

Tallado en la madera se ve a Jesucristo predicando; entre la multitud reunida a su alrededor hay un soldado nazi y uno de los infames guardias de asalto con camisas marrones de Adolfo Hitler.

Diseñada en los años veinte, pero terminada en 1935, la iglesia es una rara mezcla de la fe protestante con el dogma nacional-socialista.

Un soldado tallado decora la fuente bautismal. Los azulejos en la pared incluyen símbolos nazis.

El lugar ocupado ahora por un busto de Martín Lutero, lo ocupaba antes uno de Hitler.

Incluso la figura de Cristo en la cruz del altar es fuerte, atlética y desafiante, personificando el concepto nazi de Ubermensch, más que el tradicional Jesús, rindiéndose.

"Puedes ignorarlo", dice Walter Jungnickel, un ministro luterano que ayuda a administrar la iglesia y ha predicado aquí algunas veces. "Pero sería difícil predicar y competir con esto todos los domingos".

Las probabilidades de que los ministros tengan ese problema en el futuro son mínimas.

Aunque la iglesia estuvo funcionando hasta hace unos dos años, ahora ha sido colocada en la lista de las que serán cerradas.

Con su inclinado campanario, la iglesia sería normalmente condenada a la demolición.Pero esa no es una opción simple para esta iglesia.

"Antes de que podamos destruirla, tenemos que demostrar que hemos hecho todo lo posible para salvarla; de otro modo, la gente dirá que la iglesia está tratando de encubrir su historia", dice Matthias Hoffmann-Tauschwitz, director de proyectos de construcción de iglesias de las Iglesias Evangélicas de Berlín, Brandenburgo y la parte silesiana de Oberlausitz.

Monica Geyler y Beate Rossie, historiadoras de arte del Foro para la Historia y lo Contemporáneo de Berlín, dicen que la demolición no debería ser una opción.

Las dos mujeres han examinado la iglesia y están pidiendo que sea convertida en una instalación educativa.

Otros grupos han propuesto convertirla en un monumento o museo.

El problema, dice Hoffmann-Tauschwitz, es el dinero. Estabilizar el campanario costará más o menos un millón 300 mil dólares. Convertirla en monumento o museo podría costar fácilmente tres veces esa suma.

La iglesia no está preparada para pagar esa cantidad por un edificio que no tiene intenciones de usar, ni está dispuesta a ceder el terreno a cualquier organización.

Pero encontrar a un grupo privado dispuesto a gastar dinero para construir un monumento es difícil. Hoffmann-Tauschwitz dijo que algunos grupos han mostrado interés, pero no se han comprometido.

La iglesia está dispuesta a seguir buscando, pero en algún momento la tambaleante torre será demasiado peligrosa como para ignorarla.

"Está claro que la iglesia sólo tendrá futuro si podemos encontrar a alguien que pueda usarla y explicarla", dice.

Geyler y Rossie dicen que sería una vergüenza perder un edificio histórico.

Mientras que hay algunas otras iglesias alemanas con iconografías nazis, ninguna posee tantas como la Iglesia en Memoria de Martín Lutero.

Jungnickel dice que la mayoría de los miembros de la congregación simplemente ignoraban el arte nazi.

Dice que ha tenido que consolar a una mujer a la que le gustaría que la iglesia siguiera abierta, ya que era la iglesia donde fue confirmada.

"Dijo que ella nunca le prestó atención al arte", dice Jungnickel. "Uno no puede pensar mal sobre esta gente. Era su iglesia".

Es un accidente de la historia que la iglesia esté tan estrechamente asociada al régimen nazi.

El edificio fue diseñado antes de que el Partido Nacional Socialista se hiciera con el poder en Alemania. Hoffmann-Tauschwitz dice que su estilo arquitectónico básico es típico de las iglesias de los años veinte.

Una vez que los nazis llegaron al poder, algunos miembros de la iglesia se las arreglaron para fundir la teología luterana con la ideología nazi, de acuerdo a funcionarios de la iglesia e historiadores.

Rossie y Jungnickel dijeron que los miembros de esta iglesia se apoyaron en los escritos antisemitas de Lutero para fundir la iglesia con un partido político. Algunos incluso trataron de abandonar el Viejo Testamento y remover las influencias judías de su credo.

"No fue necesario que el Partido Nazi ordenara estos adornos", dijo Jungnickel, agregando que muchos miembros de esta congregación en particular estaban más que felices de congraciarse con los nazis.

La construcción terminó en 1935. El nuevo órgano de la iglesia fue usado por primera vez por los nazis en su congreso de 1935 en Nuremberg, donde el partido redactó el programa para exterminar a los judíos.

Hoffman-Tauschwitz dijo que algunos de los símbolos nazis más egregios fueron retirados en 1937, después de que el gobierno alemán aprobara una ley prohibiendo el uso de símbolos nazis en las iglesias.

Muchos más fueron retirados después de la guerra, especialmente después de que las tropas estadounidenses empezaran a usar la iglesia para orar.

En las paredes se ven muchos huecos, donde antes estuvieron los azulejos con svásticas.

Fuentes David Crossland, Der Spiegel.

              Jabeen Bhatti,Deustche Welle

Nonsei

14-11-2007

Muy interesante. Estaría bien que la conservaran.

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