15-01-2008
Algunos conocen este trabajo que he publicado ya, pero creo no está de más en publicarlo acá para los colegas que no lo conozcan.
La Unidad K (primera parte) :
Objetivo de esta presentación :
El objetivo es tratar de desmitificar el hecho de que mucha gente considera a la Unidad K casi como una organización suicida. Y que se debe considerar que no poseían ningún tipo de fanatismo para esta clase de combate. Que nunca se mandó a sus hombres a una misión en la cual no tuvieran una oportunidad razonable de sobrevivir, y que si en el transcurso de alguna misión alguno de sus integrantes era descubierto por el enemigo y tenían la retirada bloqueada, sus órdenes de rendirse y no buscar la muerte al estilo del “héroe muerto”, estilo que tanto pregonó la propaganda. Hacer entender que estos hombres sólo eran soldados altamente entrenados, como los mejores de cualquier fuerza armada.
A.- Antecedentes de su Formación :
Un día del mes de Junio de 1942, un joven oficial llamado Alfred Von Wurzian, entregaba un proyecto al gran almirantazgo alemán en Berlín, sobre como nadadores individuales se podían introducir en algunos puertos enemigos, y causar daños de gravedad a buques de guerra debidamente custodiados.
Los oficiales de Marina reunidos, argumentando que la guerra en el mar se llevaba acabo basándose sobre principios tradicionales, mucho más que la guerra por tierra o por aire, le hicieron saber que en la Marina no había cabida para sus ideas, por muy nuevas u originales que parecieran.
Sin embargo, esta idea no era del todo original, en el bando alemán. Antes que él, muchos otros habían sugerido métodos de nuevos de combate (lanchas explosivas guiadas por radio, torpedos guiados por un solo hombre, submarinos enanos, etc.). Todo había sido reportado al Abwehr (Servicio Secreto) y de una forma u otra, cimentado las bases para la construcción de nuevas armas. Las de Von Wurzian era una de ellas : emplear hombres rana en la lucha contra buques.
Trece meses después, la Marina tuvo que cambiar de opinión. En la madrugada del 22 de Septiembre de 1943, cuatro marinos británicos fueron capturados en sus submarinos enanos al querer atacar al acorazado “Tirpitz” anclado en el Alto Fjord, en Noruega Septentrional. Los alemanes no pudieron menos que admirar la increíble audacia de estos hombres, pero sentían una gran satisfacción y un gran alivio al haber frustrado la empresa.
Esta satisfacción era prematura, pues al ser hecho prisioneros, los marinos británicos ya habían colocado las bombas bajo el casco del acorazado. Cuando éstas explotaron, el “Tirpitz” quedó en tal estado, que fue necesario transportar a Noruega la maquinaria y personal de un astillero alemán y este buque no pudo ser puesto a flote hasta varios meses después.
Submarino británico tipo X, como los utilizados en el ataque al “Tirpitz”.
Esta hazaña provocó una verdadera revolución en el alto mando naval alemán, quizá porque lo habían sentido en carne propia, ya que antes, en el mes de Diciembre de 1941, sus aliados italianos, habían dañado seriamente los barcos ingleses “Queen Elizabeth” y “Valiant”, anclados en la rada de Alejandría y ahora, los británicos habían logrado el mismo resultado a costa del poderoso “Tirpitz”. La Marina alemana estaba ansiosa de seguir este intrépido ejemplo, y en su alto mando ya se discutía seriamente la posibilidad del uso de esta forma de combate. Además, en vista de ciertas dificultades encontradas en campaña por los submarinos, el almirante Doenitz favorecía el desarrollo de cualquier tipo de arma que pudiera causar daño al enemigo. Quería algo similar al “Comando de Operaciones Combinadas” que tenían los ingleses, con armas nuevas y personal especializado. Así, el ataque contra el “Tirpitz” precipitó la formación de la Unidad K, un cuerpo de la Marina alemana que operaría con pequeñas armas de combate.
B.- Formación y Entrenamiento de los Comandos Navales :
Este cuerpo forma una de las múltiples divisiones de la marina moderna y está integrado por pequeñas armas especiales. Países como Italia, Japón y Gran Bretaña adoptaron estas armas poco antes o al principio de la Segunda Guerra Mundial. Alemania en cambio, entró en este cuerpo de operaciones bastante tarde.
Se formó el primer comando de la Marina alemana a principios de enero de 1944; treinta hombres especialmente seleccionados, que por ordenes de Doenitz, ninguno debía ser del arma de submarinos, fueron reunidos en Heiligenhafen, a orillas del Báltico, en unas barracas militares de muy pobre aspecto. En este lugar los instructores les informaron de manera superficial, lo que se esperaba de ellos. Serían puestos en combate, formando pequeños grupos de comandos, o combatientes individuales, equipados con un nuevo género de armamento. Se les había escogido por las cualidades que mostraban sus respectivas hojas de servicio. Pero ante todo, debían ofrecerse voluntariamente para este servicio y se les concedían dos días de plazo para reflexionar y decidirse. Al cabo de ese tiempo, los que decidieran volver a sus antiguos puestos podrían hacerlo sin temor a ser perjudicados en su carrera.
A este nuevo cuerpo se le llamó Kleinkampfmittel-Verband (Fuerza de Combate con Armas Pequeñas); usualmente fue llamada la Unidad K, y su creador fue el vicealmirante Hellmuth Heye.
Vicealmirante Hellmuth Heye.
Insignia de la unidad. Comúnmente se asocia a los Submarinos Enanos, pero era la insignia de la Unidad K, y ya se verá que era que era bastante más que sólo los submarinos de bolsillo o enanos.
A Heye se le asignó al comandante Frahuenheim como asistente, y él mismo seleccionó al capitán de corbeta Obladen y al capitán de corbeta Bartels, a quien el consideraba muy competentes en este terreno.
Como en esta época de la guerra, en que Alemania ya estaba en posiciones de defensiva, la rapidez era el factor esencial, por lo que no se podía malgastar el tiempo en largas pruebas. Heye pidió plenos poderes para no estar sujeto a los procesos lentos de la burocracia, colocándose en contacto con todos los departamentos de la Marina y, en especial con la industria.
La idea de estas pequeñas y nuevas armas de combate, despertó en los industriales la sed inventiva, innata en el cerebro humano. Tanto los ingenieros como los trabajadores en general, tomaron gran interés.
No había en Alemania este género de armas. Se sabía, muy superficialmente, que los italianos y los ingleses poseían diferentes clases de armamento similar; pero no se supo nada acerca de las operaciones japonesas efectuadas con submarinos enanos. Por otra parte se sabía que las operaciones alemanas contra las estaciones meteorológicas enemigas, fracasaban, al igual que los británicos, por falta de armas y personal apropiado.
La intención era imaginar y construir submarinos enanos sobre el modelo inglés, y con ellos penetrar en los puertos enemigos; pero además se debía aleccionar tropas de asalto que pudieran ser enviadas en pequeñas embarcaciones y submarinos enanos contra estaciones de radar y emplazamientos de artillería enemigas.
El personal elegido, se les exigió jurar conservar el secreto más absoluto y no aspirar a ningún permiso de salida, así como no tener contacto con la población civil. Se les exigió abstenerse de escribir a sus familiares por un largo tiempo. Prometieron emplearse en cuerpo y alma al buen desarrollo de esta labor. Es aquí donde existe el gran mito, no debe confundirse lo anterior con el sacrificio a la vida, en el sentido suicida de la palabra.
El entrenamiento fue intensivo, y dirigidos por oficiales de infantería. Se le hizo seguir cursos agotadores de en materia de natación, gimnasia y jiu-jitsu. Se les entrenó en el arte de pelear cuerpo a cuerpo y por si llegaba el caso, cómo matar silenciosamente y sin armas a un centinela enemigo. Se les dio entrenamiento de comunicación por radio. También se les entregaron nociones de lenguas extranjeras, en las cuales se les daba mucho menos importancia a la gramática que a expresiones idiomáticas usuales entre los soldados enemigos. Se les leía frecuentemente traducciones de algunos manuales referentes a las reglas y estatutos de los Comandos ingleses, que habían caído en poder de los alemanes después del frustrado ataque a Dieppe. También estudiaban los informes de la preparación y ejecución del ataque frustrado contra el cuartel general del Mariscal Rommel, en Noráfrica.
Instrucción de los Comandos Navales alemanes en jiu-jitsu, en la Isla de Alga.
Día a día llegaban más reclutas, pero después de las primeras pruebas, un gran número de ellos era devuelto a sus puestos de origen por ser considerados no aptos. Y se llevaba a cabo el mismo ritual, primero se les explicaba lo que se esperaba de ellos, después se les pedía ofrecerse de voluntarios, para recién empezar con el adiestramiento.
En esta época avanzada de la guerra, era un verdadero problema encontrar hombres lo bastante fuertes, desde un punto de vista físico y moral, que fuesen de utilidad para los Comandos. Pero con mucho esfuerzo, la Unidad K, logró un contingente que estuviera a la altura de sus expectativas, y se creó un “esprit de corp”, que los mantuvo unidos. Los primeros hombres de la unidad decidieron por si mismos renunciar a sus insignias de grado o de rango con el fin de considerarse unos a otros en perfecta igualdad jerárquica.
El entrenamiento llenó su cometido en cuanto al desarrollo de la inventiva personal. Tenemos un ejemplo en la conducta de un hombre de la unidad, el cual, por una razón u otra, fue encarcelado por un oficial ajeno a su unidad. No se inmutó en lo más mínimo y esperó la noche; entonces, con toda calma y tranquilidad hizo saltar la puerta de su celda con la ayuda de una diminuta carga explosiva que siempre llevaba encima y regresó a la unidad. Estos comandos no eran de ese tipo fácil de dominar; por otra parte, no existía en la Unidad K pena de cárcel; siendo la pena máxima, la expulsión definitiva del cuerpo.
El entrenamiento era realmente duro, entre las pruebas estaba lo que Obladen llamaba la prueba del valor. Se hacía acostar a los hombres con sus cascos puestos, separados entre ocho y diez metros, cuerpo a tierra, formando un círculo de 4 metros de radio, con la cabeza dirigida hacia el interior del círculo. En el centro de este círculo se colocaba una granada con el disparador en acción. Los hombres contaban los segundos, y sólo podían levantarse después de la explosión.
También se les entrenaba para circular en terrenos hostiles vigilados. Hay un caso de un hombre que era originario de Dresden, y por esta razón se escogió mandarle a Munich. No le dieron ninguna orden de viaje, y le quitaron todos sus papeles de identidad. Se trataba precisamente de escapar a la vigilancia militar que estaba dispuesta a lo largo del camino. Debía probar el cumplimiento de la misión trayendo, a su regreso, una placa metálica que los soldados que estaban encargados de la guardia de la estación, llevaban prendidas al pecho, cosa que no hizo, ya que este hombre resolvió que para ello habría tenido que comportarse como un ladrón, pero en cambio, desmontó una placa de servicio, esmaltada, de la estación, con lo cual su jefe tuvo que contentarse. Posteriormente la placa se mandó de vuelta por correo, sin remitente.
Así, en algunas semanas, este tipo de entrenamiento daba a los que lo seguían, un sentido de seguridad y confianza absoluta aún en las situaciones más críticas.
De la misma forma fueron estos hombres en entrenamiento probaron algunos de los submarinos enanos apresados en el ataque al “Tirpitz”, al igual que los primeros prototipos de los diseñados en Alemania. Probaron el lanzamiento de torpedos desde estos submarinos, y las nuevas minas que podían ser lanzadas por éstos.
Ya después del entrenamiento, algunos de los hombres de la unidad habían sido seleccionados para tripular los nuevos submarinos.
En los primeros días del mes de Marzo de 1944, el vicealmirante Heye era transferido definitivamente del Estado Mayor de la Flota a la Dirección Permanente de la Unidad K, mientras que las filas de voluntarios adquirían proporciones tales, que fue necesario agrandar las instalaciones y ampliarse a unas barracas militares en Lubeck.
En Heiligenhafen, el entrenamiento había alcanzado su punto culminante. A inicios de la primavera de 1944, el personal estaba listo, moral y físicamente, para entrar en acción. La expresión corriente era : “no temían a nada en el mundo, a no ser Dios”.
Finalmente llegaron los primeros submarinos y se formaron los primeros MEK (sigla de Marine-Einsatz-Kommandos : Comandos Navales) :
MEK-60 : Al mando del alférez Prinzhorn.
MEK-65 : Al mando del alférez Richard.
MEK-71 : Al mando del alférez de navío Walters.
Cada uno de estos MEK, consistía en 22 hombres, más el jefe. Disponían de quince vehículos : tres coches-radios, dos camiones anfibios, un coche-cocina y varios camiones para el transporte del personal, del material y las municiones. Estaban, enteramente motorizados, y se había seguido las instrucciones de los jefes hasta el último detalle. Tenían víveres y municiones para soportar seis semanas de incomunicación.
Equipados de esta forma, los MEK partieron para ocupar posiciones de espera en Francia y Dinamarca.
Amigos hasta aquí la primera parte, pronto las próximas partes, las operaciones, en la cuales se tratará el uso de torpedos tripulados, lanchas explosivas, submarinos de bolsillo, nadadores, hombres rana y operaciones de comandos, en el Frente Occidental, Frente Oriental, y en el Adriático.
Fuentes de esta primera parte de la Unidad K :
La Swastica en el Mar ( Cajus Bekker )
Los Hombres Rana ( Cajus Bekker )
Armas Secretas Alemanas ( Brian Ford )
Submarinos Enanos ( James Gleason & Tom Waldron )
Saludos.