26-03-2006
Dirante los primeros meses de lucha contra la Royal Air Force, la Luftwaffe se concentro en objetivos puramente militares pero una noche una bombas cayeron por error en Londres. La RAF recíprocamente bombardea Berlín y Hitler ordena a Goering que modifique su estrategia aerea y que centre sus ataques sobre Londres para:
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Tomar represalias por el ataque a Berlín.
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Para orillar a los cazas británicos al combate franco.
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Para infligir un golpe seco al movimiento en los muelles.
Los bombardeos alemanes comenzaron el 7 de septiembre de 1940. Una semana después (14 septiembre) de los bombardeos sobre los muelles londinenses se desarrollo una reunión en Berlín entre Hitler y sus asesores militares. El jefe de estado mayor de la Luftwaffe, Hans Jeschonnek insistía en que no había habido pánico colectivo en Londres porque no habían sido atacados distritos residenciales por lo que solicito que se ampliara la extensión de objetivos; este pedido era secundado por el almirante Erich Raeder, quien opinaba que sin pánico la operación León Marino (invasión de Gran Bretaña) tendría pocas posibilidades de éxito.
Hitler no estuvo de acuerdo y dictamino:“los ataques contra objetivos militares siempre tienen mayor importancia porque destruyen el poderío bélico irremplazable”. Este era un razonamiento valido. El puerto de Londres había sido cerrado a la navegación oceánica después de tres noches de bombardeos. No obstante Hitler autorizo a Jeschonnek a ampliar su zona de ataque a estaciones ferroviarias y suministros de energía eléctrica. Además se acordó realizar un ultimó ataque aéreo el día 15 de septiembre contra la población de Londres para inducir a la RAF a presentar combate y ser destruida.
A las 11 a.m. del día 15 las formaciones alemanas aparecieron en las pantallas de radar de las estaciones costeras. A las 11:25 una escuadrilla de 60 aviones del grupo 12 volaba desde Duxford (condado de Essex) para reforzar las defensas sobre Londres Los primeros pilotos británicos en levantar vuelo tuvieron la impresión de que la Luftwaffe parecía un enorme enjambre negro de insectos que sostenía el cielo. A medida que los aviones alemanes se acercaban, el sol iluminaba sus extrañas y pintorescas insignias: La maza negra en los bombarderos Dornier; la cabeza de águila en los cazas Messerschmidt 109 de escolta, encabezados por el as aéreo mayor Werner Molders.
Al sonar las doce campanadas del mediodía en el Big Ben, 148 bombarderos irrumpieron en el centro de la capital y dejaron caer sus cargas en el sudoeste y sudeste. Al mismo tiempo Molders y los otros 109 pilotos de la escolta de cazas observaban sus medidores de combustible, concientes que con una autonomía de solo 200 kilómetros y un tiempo de vuelo táctico de solo de 10 minutos, el momento de enfilar hacia le Canal de la Mancha llegaría en cuestión de momentos. En ese instante decisivo los 60 aviones del grupo 12 encabezados por el jefe de escuadrón Douglas Bader se precipitaron sobre los atacantes y el cielo de Londres fue cubierto por una vertiginoso arabesco de aviones trenzados en una mortífera competencia acrobática. Para los bombarderos alemanes que de pronto se quedaron sin protección aquellos fueron duros momentos.
Hacia las 2 de la tarde, en aquel ultimo esfuerzo por forzar a la RAF a un combate de extinción, la Luftwaffe había comprometido a cuanto avión tuvo en condiciones, y cada aparato de la RAF capaza de sostenerse en le aire levanto vuelo para hacer frente al reto.
El cielo se convirtió de pronto en una sólida masa erizada de cazas ávidos de destrucción, combatiendo en un espacio de 130 kilómetros de ancho, a una altitud de hasta 8000 metros: una batalla que en el termino de 30 minutos registraría mas de 200 duelos aéreos individuales.
A las 3:15 de la tarde se retiraron los últimos aviones alemanes. Los inglese perdieron 26 aviones y 13 pilotos y los alemanes perdieron 56 aparatos.
El 17 de septiembre de 1940 el almirante Raeder habia dictado para el diario de guerra: “la Fuerza Aérea enemiga dista de estar derrotada. Por el contrario, muestra cada vez mas actividad. El Fuhrer decide por tanto aplazar la operación León Marino por un lapso indefinido”. De allí en adelante el embate contra Rusia, la operación Barbarroja
recibiría máxima preferencia.
El 23 de septiembre Werner Molder viajo en avión a Berlín para entrevistarse con Hitler por primera vez y recibir la condecoración de la Cruz de Caballero con Hojas de Roble.
Para el 3 de noviembre de 1940 las bombas habían llovido sobre Londres durante 57 noches y el 14 de noviembre Coventry fue arrasada por un bombardeo aleman. El 29 de diciembte de 1940 se dio otro bombardeo importante sobre londres.
Al final de la batalla de Inglaterra la verdad irrefutable era que la Luftwaffe no estaba a la altura de su cometido: neutralizar a la RAF. Proyectada fundamentalmente para prestar apoyo al ejercito, su principal poderío radicaba en los cazas de corto alcance como el ME 109, en los bombarderos en picada como el Stuka, y en los bombarderos bimotores de peso mediano. Aunque en teoría era la mayor fuerza aerea del mundo, con 4093 aparatos de primera Linea (delos cuales 3646 estaban listos para el combate), la Luftwaffe carecía completamente de bombarderos nocturnos, de bombas de mas de media tonelada, de torpedos aéreos, de minas y armamento moderno y de miras para bombas.
Así el desengaño empezó a cobrar cuerpo en cada aeródromo de la Luftwaffe desde bretaña hasta Holanda. Cuando un comandante regional de cazas de la Luftwaffe dijo a Goering que era necesario considerar con seriedad la producción de esos aviones ( las fabricas alemanas de aviones habían producido en julio solo 220 ME 109, casi la mitad casi la mitad de los cazas producidos por los ingleses) la sarcástica respuesta de Goering fue “Permítame que le tome el pulso para ver si se encuentra usted sano, porque al parecer usted ha perdido el juicio”
No era la primera vez que Goering escuchaba semejante recomendación, que al igual que las anteriores rechazo tajante. Los especialistas habían subrayado que al ritmo actual de desgaste, la Luftwaffe tendría que derribar cuatro cazas británicos por cada uno que ella perdiera; sin embargo, las fabricas de los ME 109 en Regensburgo y Augsburgo trabajaban a menudo el mínimo de seis horas diarias en lugar de las 10 o doce requeridas.
En esa forma , la estrategia global alemana comenzó a quedar cada vez mas subordinada a los cálculos exagerados de Goering acerca del poderío de su Luftwaffe, la cual libraba una guerra privada sin coordinación alguna con las necesidades del ejercito o de la marina.
Pintura en Homenaje a Adolfo Galland y Johnnie Johnsons
Basado en el libro Holocausto y Gloria la Batalla de Inglaterra (Richard Collier)