02-04-2006
Al parecer, no había manera de conjurar el peligro que representaba el poderoso Tirpitz, uno de los mas grandes acorazados mejor armados y mas cuidadosamente protegido que jamás surcaron los mares. Mas si habría de prevalecer la causa aliada, era preciso destruirlo. “ La estrategia entera de la guerra, en le periodo actual, gira en torno a este navío”, escribía Winston Churchill. Por eso en medio de un secreto absoluto, un grupo de voluntarios británicos emprendió aquella tarea, con submarinos diminutos, y con ello escribió una de las paginas mas heroicas y mas vivamente emocionantes de la Segunda Guerra Mundial.
Casi desde el mismo día de enero de 1942 en que el Tirpitz, al terminar sus pruebas, había entrado en aguas noruegas, los ingleses estuvieron tratando de inutilizarlo o de hundirlo, pero en vano. Durante los cuatro primeros meses del año, cuando el navío estuvo anclado en Trondheim, al alcance de los bombarderos ingleses con base en tierra, la RAF lanzo cinco ataques contra el. El resultado de ello fue que la RAF perdiera 14 aviones sin haber tocado siquiera al Tirpitz una sola vez. Y desee que este se traslado a los fiordos del norte, había quedado fuera del alcance de la aviación británica basada en tierra.
No obstante la Real Armada estaba proyectando un ataque infinitamente mas arriesgado. El plan consistía en lograr que unos pocos valientes traspasaran, sin ser descubiertos, las defensas alemanas, para que colocaran bombas debajo del Tirpitz y escaparan antes de que hiciesen explosión. Solo un tipo especial de submarino en miniatura podría llenar los requisitos de tal misión. Su máximo diámetro tendría que ser bastante menor de dos metros, para que pudiese atravesar zonas minadas de poca profundidad. En cambio, tendría que ser lo bastante asistente para sumergirse a 100 metros de profundidad, y lo suficiente mente ágil para eludir la vigilancia, atravesar las redes antisubmarinas y navegar sumergido hasta 36 horas seguidas en caso necesario.
Para mediados de mayo de 1942 el Almirantazgo británico había pedido seis mini submarinos a la casa Vickers Amstrong, Ltd. Al mismo tiempo, entre los oficiales recién graduados de la Real Armada se solicitaron voluntarios “para un servicio especial y peligroso”. No se les dio mas detalles de lo que se trataba, salvo que debían ser buenos nadadores.
Se escogió a las tripulaciones y al personal de conservación, y a sus integrantes se le sometió a pruebas y adiestramientos preliminares, y luego se les envió a Escocia, donde se le explico cautelosamente la empresa en que se hallaban comprometidos y de habérseles dado la oportunidad de retirarse, los voluntarios comenzaron el mas rígido entrenamiento en los mini submarinos
A fines del verano de 1943 estuvieron listas las naves y las tripulaciones. Las mediadas de seguridad se hicieron mas estrictas, no se concedían licencias. Los submarinos nodriza que tendrían que remolcar a los mini submarinos estaban en practicas de remolque, se celebraban reuniones de instrucción par a los comandantes de los submarinos y se hacían comprobaciones a múltiples de los cables de remolque, del equipo y de las ordenes.
Por fin el 11 de setiembre de 1943 seis submarinos trasatlánticos, cada uno con un mini submarino a remolque de un cable de nylon de 90 metros de largo, salieron sigilosamente del puerto a intervalos de dos horas. Se había iniciado la “Operación Fuente”.
Fuente: Los intrepidos minisubmarinos (Thomas Gallagher)