29-04-2008
Partimos de la idea de que un acorazado es un buque pesadamente armado y blindado cuya función era batir sus homólogos enemigos a base de resistir los impactos de aquél (o quedar en condiciones de seguir en combate) y a su vez, hundirlo o causarle daños que lo hicieran dejar el campo.
Esa era la idea original de la función de este buque, conseguir la superioridad naval en un océano o mar determinado. Por ello desde el principio hasta su desaparición, fue considerado el buque capital en todas las marinas. El poderío de una nación se medía por el número de acorazados que tenía.
Lógicamente, con el transcurso del tiempo, esa idea fue perdiendo vigencia y evolucionó para adaptarse a las nuevas técnicas y doctrinas navales. Durante la SGM, el poderío de una flota pasó a depender de los portaaviones y los acorazados pasaron a ser escoltas de éstos o simple artillería para ablandar las zonas de desembarco.
El crucero, desde su nacimiento fue un buque con una artillería media y cierto blindaje cuya función principal era la de exploración y ataque/defensa de las líneas de suministro.
Según su tonelaje y armamento los hubo de 3ª y 2ª clases. Este tipo de cruceros fue derivando hacia los cruceros ligeros, un buque con una cintura acorazada completa protegiendo los costados del barco, pero manteniendo un peso y armamento contenido, pensado para cometidos parecidos a los de sus antecesores y con artillería que no sobrepasaba los 152 mm y menos de 10.000 t de desplazamiento. Su misión era actuar como directores de flotilla de destructores. Para ello tenían que ser tan rápidos como los destructores, y su mayor potencia de fuego artillera les permitía defenderlos de los destructores y cruceros enemigos, ya que los destructores de la Gran Guerra iban armados principalmente con torpedos y algunos cañones de pequeño calibre. Este tipo de buque perduró hasta el final de la Segunda Guerra Mundial.
Mayores que éstos eran los cruceros protegidos, que ya contaban con un ligero blindaje en la cubierta y parte de los costados. Posteriormente apareció y estuvo de moda a finales del XIX y principios del XX una categoría intermedia: los cruceros acorazados. Éstos ya disponían de armamento en barbetas y blindaje en la cubierta, casco, puente y torres principales. Estos dos tipos de buques eran usados principalmente en servicios de ultramar.
La lógica evolución de éstos fueron los cruceros pesados. Manteniendo el mismo concepto para uso colonial, se concibe un crucero con una protección mayor y mejor armado, el crucero pesado, capaz de actuar de acompañante del acorazado en batallas navales de importancia, con los costados y la cubierta totalmente blindados. En el tratado naval que las potencias firman en Washington en 1922, se limitó su desplazamiento a 10.000 t y su armamento a 203 mm (8 pulgadas). El tonelaje era insuficiente para proporcionar una protección adecuada, y durante la Segunda Guerra Mundial llegó en muchos casos a 15.000 t, aunque se mantuvo el calibre de los cañones, adecuado para estas naves.
Durante la guerra en el Atlántico, la misión de los cruceros pesados fue, generalmente, defender el tráfico mercante contra ataques de buques de superficie, bien fuese actuando como escolta directa, bien realizando misiones de patrulla oceánica. En cambio, en el Pacífico los cruceros pesados se utilizaron en la marina norteamericana para redondear la potencia de fuego de las agrupaciones de combate de portaaviones, ya que los acorazados americanos eran demasiado lentos. Tanto la flota japonesa como la de Estados Unidos crearon fuerzas de combate independientes alrededor de sus cruceros pesados, para realizar incursiones contra el tráfico mercante enemigo.
Y por fin llegamos al arma secreta de Lord Fisher: el crucero de batalla.
La simple aparición del HMS Dreadnought dejó anticuados a los cruceros protegidos y acorazados, el acorazado era un auténtico policalibre, pesadamente blindado (para la época) y más veloz que los cruceros. Se necesitaba pues un buque con una artillería de acorazado y una velocidad de crucero para ser usado en tareas de exploración para la flota y concentración de fuego. Debía además ser capaz de enfrentarse a cualquier buque y romper el combate cuando desease gracias a su superior velocidad.
Para conseguir ese compromiso, las dos flotas navales más importantes del momento siguieron dos caminos distintos, Inglaterra sacrificó la protección en favor de la artillería y Alemania hizo lo contrario, bajó el calibre de su artillería en favor de una superior protección.
Desgraciadamente con el tiempo, ambos paises acabaron usando este tipo de buques en vanguardia de sus formaciones, con resultados desastrosos para Inglaterra que perdió tres de ellos en Jutlandia contra sus homólogos alemanes. Ello demuestra lo acertado del concepto alemán en cuanto al diseño de los cruceros de batalla (gracias a su soberbia artillería).
Fug, la velocidad de los grandes buques de superficie la marcan los portaaviones. Los buques se su escolta inmediata deben ser capaces de seguir su velocidad máxima, si bien un buque convencional se bebe lo que le echen a velocidad máxima.
Saludos.