07-12-2007
"El 6 de febrero en la mañana, la Quinta Fuerza Aérea atacó el campo aéreo japonés en Lae con 58 bombarderos y cazas. Al regresar a la base se encontraron con una fuerza enemiga de 50 aviones que acababan de atacar Wau. Sobrevino una tremenda refriega. los pilotos de Kenney aterrizaron jubilosos declarando haber derribado 25 aviones enemigos sin que se hubiese perdido ni un sólo avión aliado.
Para asombro de Kenney, el comunicado de MacArthur dando cuenta de estos hechos concluia: "nuestras pérdidas fueron leves".
Kenney objetó vigorosamente: "¡No perdimos ni un sólo avión!"
MacArthur procedió a contarle una historia que su padre le había contado de su experiencia en la frontera con el General Sherman.
El General tenía que negociar con los sioux y le dijo a su intérprete, Wild Bill Hickok, que grabara en la mente de los jefes sioux, que los indios no tenían ninguna posibilidad si insistían en combatir al hombre blanco. La gente blanca era ingeniosa y hábil. Vaya, habían inventado el ferrocarril, una poderosa máquina que podía acarrear toda la carne de bufalo que los sioux podían matar en un año y transportarla tres veces más rápido que el más veloz de los caballos indios. "Cuéntales del ferrocarril, Bill".
Hickok lo hizo, pero los jefes no se impresionaron. Gruñeron una breve respuesta. "¿Qué dijeron?" preguntó Sherman.
"No le creen". Dijo Hickok.
"Muy bien. Cuéntales del buque a vapor. Diles cómo el hombre blanco hizo un gran buque movido a vapor que es capaz de llevar a todos los sioux de un lado a otro por todos los ríos".
Hickok hizo lo que Sherman le ordenó pero los sioux seguían sin impresionarse para nada. "General, no le creen" dijo Hickok.
"Bill", dijo Sherman, jugando su carta de triunfo, "Cuéntales del telégrafo. Diles como yo tengo una cajita negra aquí y el Gran Padre Blanco una cajita en Washington. Cuando yo le hablo a mi caja el gran Jefe Blanco en Washington me escucha y cuando él habla a su cajita negra, yo lo escucho".
Hickok miró fijamente a Sherman. "Qué pasa ahora?"
"General...ahora yo no le creo", dijo Hickok.
"De modo que creo que sería mejor decir que nuestras pérdidas fueron leves", concluyó MacArthur".
Citado de "Los viejos soldados nunca mueren" de Geoffrey Perret, página 401.
Publicado originalmente en: http://www.ecosdeguerra.com/foro/index.php?sid=cd61e796c74a84a90ce60eecffa9036e
Saludos...