18-11-2006
Pero Rommel, ¿quieres decir que Rommel se suicidó?
18-11-2006
Pero Rommel, ¿quieres decir que Rommel se suicidó?
18-11-2006
Postura de Rommel
Su verdadera implicación en el complot y su opinión sobre el mismo han sido tema de intenso debate a lo largo de los años. Lo que está más allá de toda duda es que los dos hombres clave del complot del 20 de julio, el doctor Carl Friedrich Goerdler y el Generaloberst Ludwig Beck, habían puesto sus ojos en Rommel para que les apoyara. Necesitaban desesperadamente una figura mediática que pudiera contrarrestar ante al pueblo alemán la sombra de cualquiera de los lugartenientes de Hitler que intentara ocupar su lugar, y también les hacía falta un militar de prestigio y alto rango que pudiera unir bajo su mando al ejército, enfrentándose a las SS si fuera necesario. Rommel era ambas cosas. A pesar de sus enemigos en el OKW, era una figura ampliamente respetada en el ejército, e incluso en las Waffen-SS, y además era la figura más popular en Alemania después del propio Hitler.
Los conspiradores tenían dos contactos con Rommel: uno era Karl Strolin, alcalde permanente de Stuttgart y antiguo amigo y camarada de armas de Rommel desde la Primera Guerra Mundial, en la que había alcanzado el rango de Hauptmann (capitán) de infantería. Era tal su relación que incluso ayudó a Rommel en su mudanza de Wiener Neustadt a Wurtemberg. El otro era el Generalleutnant Hans Speidel, quien siendo ya parte del complot había sido nombrado jefe de estado mayor de Rommel en Francia.
Ambas fuentes coinciden en afirmar que los conspiradores tenían reservado un papel principal para Rommel, posiblemente el de presidente en funciones. Ambos coinciden también al decir que Rommel, aún apoyando el movimiento contra Hitler y habiéndose comprometido con el mismo, no tenía conocimiento de qué papel se le reservaba, entre otras cosas a causa de su accidente, que le incapacitó. Sin embargo, difieren en cuanto al tipo de acción que Rommel conocía y apoyaba. Strolin afirma que Rommel desconocía la intención de asesinar al Führer y creía que lo que se haría con Hitler era capturarle y encerrarle para ser juzgado posteriormente. Speidel afirma que Rommel sabía que se pretendía matar a Hitler y que se mostraba contrario precisamente porque prefería que se siguiera la acción que comenta Strolin. Es posible que ambos tuvieran razón y simplemente se estuvieran refiriendo a la opinión de Rommel en momentos distintos: antes de saber del intento de asesinato y una vez lo supo. Según su esposa Lucie, Rommel desaprobaba terminantemente el intento de asesinato y estaba a favor de capturar y deponer a Hitler para que fuera juzgado. Según el almirante Friedrich Ruge, Rommel le dijo al enlace naval de su estado mayor - con el que mantenía una abierta amistad - en el hospital mientras estaba convaleciente, refiriéndose al intento de asesinato: "Es una mala manera de resolver las cosas. Ese hombre es la encarnación del demonio. ¿Por qué convertirle en héroe y mártir? Mejor sería dejar que el ejército lo detuviera y lo juzgara. No destruiremos la leyenda de Hitler hasta que el pueblo alemán conozca la verdad."[8]
[editar] Declaraciones en su contra
En las investigaciones posteriores al atentado, varias de las detenciones implicaron de forma ambigua a Rommel. El Generaloberst Karl-Heinrich von Stülpnagel fue llamado a regresar a Berlín de forma urgente. Sabiendo que sería detenido nada más llegar, intentó suicidarse en el camino pegándose un tiro, pero colocó mal la pistola en la sien y sólo consiguió saltarse un ojo y casi perder el segundo. Según declaró a la Gestapo el médico que le atendió, repitió varias veces el nombre de Rommel mientras convalecía bajo los efectos del sedante. Luego fue llevado bajo arresto a Berlín, torturado durante algunos días y juzgado, condenado y ahorcado en un tiempo récord. La ejecución se llevó a cabo el 30 de agosto de 1944, y no se sabe con certeza qué más llegó a declarar bajo las torturas. Se considera posible que le ejecutaran con tanta urgencia debido al precario estado de salud en que quedó tras su intento de sucidio fallido y las torturas subsiguientes.
Speidel, su jefe de estado mayor, fue también arrestado. Llevado a Berlin y sometido a continuos interrogatorios por parte de la Gestapo (pero, sorprendentemente, no a torturas), Speidel consiguió pasar esa fase de la investigación sin denunciar a ninguno de sus camaradas conspiradores. Sin embargo, sí admite haber declarado que cuando se enteró del plan para atentar contra Hitler por boca de Stülpnagel y otros, lo puso en conocimiento de su superior directo, Rommel. Con eso dejó al mariscal en muy mala posición, ya que implicaba que, o bien estaba abiertamente a favor del atentado, o bien pecó de omisión al no informar de ello. David Irving sostiene abiertamente que Speidel se libró de la muerte al hacer un trato con altos jerarcas nazis que deseaban incriminar a Rommel para quitárselo de encima, posiblemente Martin Bormann o Hermann Göring. El hecho es que Speidel fue el único conspirador reconocido como tal que no fue ejecutado, aunque es muy posible que eso se deba a que no llegó a ser expulsado del ejército: recibió el apoyo de von Rundstedt y sobre todo de Heinz Guderian, que fue nombrado presidente de los tribunales de honor que expulsaron a todos los implicados, poniéndoles en manos del Tribunal del Pueblo de Roland Freisler.
También jugó en su contra el hecho, circunstancial según todos los implicados, de que von Stauffenberg había sido ayudante en su cuartel general del Afrika Korps. En cualquier caso, y a pesar de las insinuaciones hechas en contra en su día por parte de enemigos declarados de Rommel entre los altos jerarcas nazis, no parece que hubiera ninguna prueba de que estuviera implicado en el atentado, y así lo han declarado siempre los propios conspiradores.
[editar] Muerte de Rommel
Tumba del mariscal Rommel en el cementerio de Herrlingen (Blaustein).Rommel pasó la convalecencia del accidente en su casa de Herrlingen. Su hijo Manfred, alistado en una unidad de defensa antiaérea de la Wehrmacht, recibió un permiso especial para acompañarle. Se encontraban también en la casa su esposa Lucie, el capitan Aldinger y un ordenanza. Al principio Rommel tenía también un servicio de centinela en la puerta del jardín, proporcionado por un cercano cuartel de la Wehrmacht, pero conforme transcurrían los días se le retiró dicho servicio "por orden superior".
Rommel hacía ya meses que aseguraba saber que sus enemigos en el Alto Estado Mayor confabulaban en su contra a oídos de Hitler, pero según declararon posteriormente sus allegados, no empezó a sospechar que se le pretendía inculpar en algo mucho más serio hasta que Speidel fue detenido por la Gestapo el 7 de setiembre. Desde entonces, empezó a salir a sus paseos diarios llevando su pistola de servicio en el bolsillo, y en uno de esos mismos paseos con Manfred le hizo fijarse en dos hombres de uniforme que les observaban desde lejos, diciéndole a su hijo: "Hace ya días que estamos bajo vigilancia."
Durante los días siguientes Rommel, aquejado aún de jaquecas dolorosas de forma ocasional y sin sospechar la trampa que se cerraba en torno suyo, realizó diversas gestiones para liberar a Speidel, llegando incluso a presentar una carta de queja a Hitler por mediación de Sepp Dietrich. Amigos y conocidos de los Rommel les informaron de la presencia de desconocidos rondando su casa y haciendo preguntas entre los vecinos.
El 7 de octubre el Generalfeldmarschall Wilhelm Keitel telefoneó a Herrligen ordenando a Rommel que acudiera el día 10 a Berlín para "una entrevista sobre su futuro". Rommel se negó, alegando no tener permiso médico para hacer viajes tan largos. Confidencialmente, comunicó a su hijo y a Aldinger que no creía que se le permitiera llegar vivo a Berlín en caso de emprender tal viaje. Rommel procuraba en todo momento hacer este tipo de comentarios cuando su esposa no estaba presente, sabiendo que vivía en un terror constante desde que Speidel fuera arrestado.
El 8 de octubre Manfred se reincorporó a su batería hasta el 14 del mismo mes. Un día antes, el 13 de octubre, Rommel recibió una llamada del cuartel general central avisándole de que al día siguiente recibiría la visita de los generales Wilhelm Burgdorf y Ernst Maisel, del estado mayor general. Burgdorf era el jefe de personal del ejército y Maisel actuaba como su adjunto. Ambos se presentaron exactamente a las doce del 14 de octubre, en un coche oficial de la Wehrmacht conducido por un chófer con uniforme de las SS. Manfred había llegado por la mañana y ya se encontraba en la casa.
Mientras se retiraba a una habitación para hablar a solas con ambos generales, Rommel le pidió a Aldinger que tuviera a punto la carpeta con los papeles: sospechaba que pensaban acusarle de negligencia de algún tipo, de modo que desde que empezó el desembarco había estado acumulando documentación sobre todas las órdenes e informes que había enviado y recibido. Aproximadamente una hora después Maisel salió de la habitación, seguido tras unos minutos por Burgdorf, y ambos salieron a esperar junto al coche. Rommel subió directamente al piso superior y entró en la habitación de su esposa, donde conversó con ella unos minutos. Frau Rommel narra que al entrar, su marido le declaró lo siguiente tras mirarla durante un rato en silencio: "Vengo a decirte adiós. Dentro de un cuarto de hora estaré muerto. Sospechan que tomé parte en el intento de asesinar a Hitler. Al parecer, mi nombre estaba en una lista hecha por Goerdeler en la que se me consideraba futuro presidente del Reich... Jamás he visto a Goerdeler... Ellos dicen que von Stülpnagel, Speidel y von Hofacker me han denunciado. Es el mismo método que emplean siempre. Les he contestado que no creía lo que decían, que tenía que ser mentira. El Führer me da a elegir entre el veneno o ser juzgado por el tribunal del pueblo."
Luego bajó a hablar con Aldinger y su hijo, que le esperaban en el piso inferior, y les contó lo mismo. Según narraron ambos posteriormente, Rommel se mostró cada vez más decidido a medida que descartaba, con una calma absoluta, todas las demás posibilidades. Aunque afirmaba ser inocente, no contaba con salir con vida en caso de enfrentarse a un juicio. El teléfono estaba cortado, con lo que no cabía pedir auxilio a alguna unidad militar cercana. Las calles (según le habían dicho Burgdorf y Maiser) estaban cortadas por patrullas de las SS, y todo el armamento disponible eran las pistolas de Rommel y Aldinger, con muy poca munición disponible. Además, le habían amenazado con tomar represalias radicales contra su familia y todos los miembros de su estado mayor, más sus familias respectivas, si no se suicidaba. La otra condición era que todo el asunto debía mantenerse en secreto. Nadie podía saber que su muerte era un suicidio ordenado. Si sus parientes o amigos hablaban, serían juzgados y ejecutados por traición. "Ante todo, debo pensar en mi esposa y en Manfred..."
Una vez tomada su decisión, se despidió de todos, tomó su gorra y su bastón de mariscal y subió al coche donde le esperaban Burgdorf y Maisel. Según declararon posteriormente tanto Maisel como Dose, el chófer, se dirigieron por la carretera en dirección a Ulm durante unos minutos. Luego Burgdorf les ordenó parar en el arcén y salir ambos a caminar por la carretera, alejándose del coche, mientras él se quedaba dentro con el mariscal. Al cabo de unos minutos Burgdorf salió también y les llamó. Al acercarse, declararon haber visto a Rommel encorvado y tendido en el asiento trasero, con la gorra y el bastón de mariscal en el suelo del vehículo, en los últimos estertores de su agonía.
Media hora después de su marcha, Aldinger recibió una llamada notificándole que Rommel había sufrido un derrame cerebral que le causó la muerte. El cuerpo fue llevado al hospital de Ulm, donde se prohibió terminantemente que se realizara la autopsia requerida por la ley. Tras el velatorio, el cadáver fue incinerado y las cenizas enterradas en Herrlingen tras un funeral de estado el 18 de octubre y la declaración de un día de luto nacional. Von Rundstedt, que había sido destituido de su cargo por contradecir la opinión de Hitler y de quien todos sabían que detestaba al partido nazi, pronunció una elegía fúnebre en la que afirmó que Rommel estaba "imbuido de los principios del nacionalsocialismo, motor de todos sus actos", y que "su corazón pertenecía al Führer". Durante la misma no miró ni una sola vez a la viuda ni a Manfred, se equivocó y tartamudeó varias veces, y una vez finalizada abandonó el lugar sin asistir a la cremación. Ruge, que no conocía la verdad, declaró más tarde que el comportamiento de von Rundstedt fue el primer indicio que tuvo de que la muerte de Rommel no había sido natural, aunque el propio von Rundstedt ha negado tal cosa, afirmando que de haberlo sabido, se habría negado en redondo a hacer tal espectáculo.
Llegaron notas de pésame de todas partes de Alemania, con dos curiosas excepciones: Keitel y Jodl. Ninguno de los dos envió el pésame a la viuda ni hizo acto de presencia en el funeral. Himmler hizo llegar a Frau Rommel una nota en la que declaraba conocer los detalles de la muerte de su marido y afirmaba estar totalmente horrorizado por lo ocurrido, añadiendo que nunca se habría prestado a algo semejante.
Burgdorf murió durante la caída de Berlin. Maisel sobrevivió a la guerra, sufrió el correspondiente juicio de desnazificación y quedó en libertad en 1949. Durante el juicio declaró la realidad de la muerte de Rommel, confirmada entonces públicamente por su viuda, su hijo y Aldinger. Esto supuso un fuerte impacto en la opinión pública, especialmente entre los veteranos que sirvieron con Rommel. Uno de ellos, el general Hans Cramer, declaró a Desmond Young que "Me gustaría poder coger entre mis manos a ese Maisel."
Es el único miembro del Tercer Reich que tiene un museo dedicado a su persona.
18-11-2006
Hitler tiene un restaurante ::)
18-11-2006
Aceptamos lo del derrame cerebral, ¿o no?
Con el prestigio de Rommel, habría convencido de su no intervención en el complot al mismísimo Hitler. Era evidente que estaba implicado. Que prefería un golpe de estado y la formación de un directorio militar, posiblemente con él de Presidente...pues quizás sí.
19-11-2006
Si se le llama derrame cerebral a una inducción al suicidio entonces si. jejeje
20-11-2006
Otro acto más de esta gran tragedia. :'(
20-11-2006
Yo creo que Rommel si se hubiese sentido con una acusación de participar en el complot, y hubiera sido falso, creo, que Hitler le habría recibido y hablado con él.
Respecto al grado de implicación. Era evidente el malestar entre algunos generales y mariscales, y también es evidente que su nombre salió en voz de alguno de los detenidos por este tema.
20-11-2006
No entendí esta parte:
Considerando que un militar con un poco de sentido común, hubiera sabido en esa época que atacar a los rusos significaba perder la guerra. EEUU estaba agazapado esperando la ocasión para entrar a una guerra ajena y sacar provecho de ello, pero con Rusia aliada de Alemania era imposible ya que los rusos tambien tenian un pacto de no agresión y una alianza con los Japoneses que pertenecían de lleno a las potencias del Eje. Nunca se sabrá si la casualidad existe pero es un hecho importante de mencionar que si Alemania atacaba Rusia, EEUU tenía el camino libre para atacar al Eje y casualmente el mismo día que Rusia declara la guerra a Alemania, unos aviones japoneses (¿?) atacan Pearl Harbor y EEUU ingresa de lleno a la guerra sin las manos atadas. Saludos
20-11-2006
Si no entendiste te lo digo un poco mas directamente: Pearl Harbor fue una excusa, si es que no fue otro autoatentado como el de las torres gemelas para empezar una guerra que no había.
20-11-2006
Ah
¿Y lo del mismo día que Rusia declara la guerra a Alemania?
20-11-2006
Joder, he leido versiones ultra-revisionistas del ataque preventivo, pero decir que Rusia declara la guerra a Alemania el 7 de Diciembre... quizas fue en un universo paralelo, donde las cosas sucedian al reves? ;D
20-11-2006
O eso, o que hubo un anterior Pearl Harbour el 22 de junio de 1941.
20-11-2006
Con falsos aviones japoneses.
20-11-2006
¿Alguna fuente para ilustrarnos?. En cualquier caaso, no lo había oido nunca.
21-11-2006
Alemania nunca le declaro la guerra oficialmente a Rusia, la invadió, la agredió. Los rusos lo hicieron formalmente, los alemanes no. O acaso eso sucedió en otro universo paralelo?
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