Relatos de Guerra

Hasek

03-03-2008

**Franz Gockel

Widerstansnest 62, Playa Omaha , 6 de Junio de 1944

726º Regimiento de Infantería, 352ª División.**

El aviso de alarma dentro del bunker nos despertó a todos de un profundo sueño. Un camarada estaba en la entrada gritando, y para despejar cualquier duda, nos urgía a apresurarnos. En las últimas semanas las alarmas nos habían sacado de la cama tan a menudo que ya no nos las tomábamos en serio, y algunos hombres se daban la vuelta en sus catres e intentaban seguir durmiendo. Un NCO apareció por el pasillo de entrada detrás de nuestro camarada y nos levantó a todos con las palabras “Chicos, esta vez va en serio, ¡Ahí vienen!"

Nos dispusimos para la acción. Agarramos los fusiles y corrimos a nuestras posiciones. El cansancio y la fatiga se evaporaron. Subfusiles, ametralladoras y morteros preparados. Permanecimos cerca de nuestras armas, preparados para la acción, pero la noche siguió tranquila. Muy poco después llegó el primer mensaje desde la compañía. En Sainte-Mère-Eglise, habían aterrizado paracaidistas enemigos. Innumerables barcos habían partido del sur de Inglaterra y habían puesto rumbo hacia Normandía.

Nuestra sección permaneció tranquila—nadie se movió. ¿Sería otra vez una falsa alarma? Los minutos pasaron lentamente, estábamos cerca de nuestras armas y tiritábamos a causa de nuestros finos uniformes de verano. El cocinero preparó vino tinto caliente. Apareció un NCO y se aseguró que estábamos preparados, diciéndonos “Cuando vengan no disparéis apresuradamente” Yo estaba solo en mi ametralladora. El silencio caía pesadamente sobre nosotros y se empezaba a notar la tensión. Pronto el sonido de bombarderos pudo ser detectado en el aire y se difuminaba en la distancia. Como otras veces, volaban sobre nuestro sector. Todo estuvo tranquilo por un rato y con las luces del alba vinieron más bombarderos. En el horizonte se divisaron sombras oscuras, al principio pensamos que eran patrulleras alemanas, pero pronto esas sombras crecieron y llegaron a ser tan numerosas que toda esperanza se desvaneció. Vimos como aumentaba el número de estelas de barcos grandes y pequeños. Más bombarderos alcanzaron la costa, y en Port-en-Bessin, a pocos kilómetros de nosotros, cayeron las primeras bombas.

Se acercaron más bombarderos y permanecí detrás de mi ametralladora pesada con las miras apuntadas al mar. Una vez más revisé la munición. Intenté concentrarme en mi arma para alejar mi mente de los acontecimientos inminentes. Al lado de mi posición, se encendieron los dispositivos de ignición de dos lanzallamas que apuntaban a la playa y a la trinchera de obstáculos antitanque.

Los bombarderos estuvieron rápidamente sobre nosotros y era ya muy tarde para salir de allí y cobijarse en el refugio. Me parapeté en mi arma mientras las bombas explotaban y silbaban en la arena de la playa. Dos bombas pesadas cayeron en nuestra posición, y mantuvimos la respiración mientras más bombas caían hacia el interior. La metralla y las nubes de humo nos envolvieron, la tierra tembló; los ojos y la nariz estaban llenos de tierra, así como los dientes. No había esperanza de ayuda. Ningún avión alemán apareció, y el sector carecía de defensas antiaéreas.

De repente el mar cobró vida. Los vehículos de desembarco se aproximaban rápidamente a la costa y el primer grupo de soldados surgió apretadamente de los anfibios, unos con el agua por la rodilla, otros hasta el pecho. Lo que más nos sorprendió fue que la invasión se produjera con marea baja. Los norteamericanos tenían que correr desde sus lanchones de desembarco 300 metros hacia la playa abierta, sin ninguna protección. Y yo pensaba, "¡pero si están viendo que corren hacia la muerte!". Había un buen trecho hasta la pequeña pared de piedras apiladas por la marea que corría paralela a la orilla y que ofrecía la única protección.

Entonces entramos en acción, hubiera sido inutil tratar de defendernos del bombardeo combinado por mar y aire, y hasta el momento sólo podíamos intentar protegernos. Ahora ya se oían las primeras ráfagas de ametralladora y en pocos segundos la primera oleada de desembarco se atascó indecisamente en la orilla después de correr unos pocos metros. Había abierto fuego en ráfagas cortas contra los vehículos de desembarco. cuando la arena encasquilló mi cinta de munición. Abrí la ametralladora, saqué la cinta, la limpié rápidamente y empecé a disparar de nuevo. En ese momento la ametralladora fue arrancada de mis manos y es difícil imaginar como pude sobrevivir a la explosión sin herida alguna, porque los lanzallamas explotaron a causa de una granada y sólo asomaban los cables en el lugar que antes ocupaban.

Un camarada disparaba cañonazo tras cañonazo desde su cañón de 75mm, pero pronto le devolvieron el fuego y su posición se cubrió de tierra y humo. Un impacto reventó la boca de su cañon y lo dejó fuera de combate.

Entonces llegó la segunda oleada, y de nuevo la carrera a través de la playa, y de nuevo fuego de rechazo. Seguí disparando. Venían más y más soldados. En cada vehículo llegaban unos 15 o 20 hombres, así que llegaban a la playa en un número aproximado de 200 en 200, cuando salían desorientados y asustados chocaban unos con otros y se quedaban en gran número atascados en la orilla. Recuerdo que yo gritaba y rezaba en voz alta mientras disparaba. Más y más camaradas morían o eran heridos. La marea crecía lentamente y la orilla se iba acercando. Las pérdidas eran enormes en la playa. Cientos de efectivos norteamericanos yacían muertos o heridos. Otros no querían avanzar. Los cuerpos fueron barridos posteriormente por la marea. Algunos de los troncos con minas se habían incendiado e iluminaban toda la escena. Es un recuerdo doloroso e imborrable.

Uno de mis camaradas que estaba a unos 50 metros delante de mí, llegó arrastrándose dentro de mi casamata y gritó "Franz, cuidado, están llegando, ahora tenemos que defendernos solos". Y eso fue lo que hicimos.

Cuando recibí un disparo en la mano por la tarde, mi camarada miró mi mano de la que colgaban varios dedos y me dijo: "alégrate Gosh, ahí tienes tu billete de vuelta a casa, los demás no sabemos como llegaremos". Esperaba que pudiera arreglármelas para volver. Fui por pequeños atajos, no por la carretera principal. Luego oí que algunos camaradas habían caído cuando intentaban huir por el camino principal.

El cabo Gockel alcanzó a llegar hasta un hospital militar situado en la retaguardia. Fue apresado meses más tarde en noviembre de 1944 cuando se reincorporó al frente. El final del conflicto bélico lo vivió como prisionero de los estadounidenses.

Franz relatanto los hechos

Recordando a sus Kameraden

Fuente: http://club.telepolis.com/milesmiles/miles/relatos/FranzGockel.htm

Saludos  <<36

Armia Krajowa

04-03-2008

Buen relato.. un tipo que tuvo suerte :)

MIGUEL WITTMAN

04-03-2008

Buena info Hasek.

Saludos.

Zhukov

04-03-2008

Muy bueno. <<37 <<37

Lenz Guderian

04-03-2008

<<37

V. Wobst

06-03-2008

Crudo y emocionante relato. Gracias por postearlo, parroquia  <<34 <<34

Saludos

leytekursk

12-04-2009

  El ataque de los tiburones.

Hace unos días, leyendo las memorias del as japonés Saburo Sakai, me encontré con estos  párrafos que transcribo a continuación:

   *“Varios días después, me vi envuelto en un nuevo aspecto del combate aéreo que resultó ser, aún después de todas nuestras batallas, espantoso.

Sorprendí a un B-26 solitario sobre Lae y perseguí el avión enemigo sobre el mar acribillando el fuselaje y el ala derecha. El Marauder estalló en llamas sobre el agua, pero antes de estrellarse, cuatro hombres saltaron de él. Cada uno de ellos cayó a salvo sobre el mar y en el instante siguiente apareció una pequeña balsa de vivos colores. Mientras volaba en círculos sobre la balsa vi que los hombres se aferraban a sus costados.

  Como se hallaban apenas a dos millas de la base aérea de Lae, era sólo cuestión de minutos antes que un barco nuestro los recogiera y les tomara prisioneros.

                     De pronto uno de los hombres levantó los brazos sobre la cabeza y desapareció. Los otros golpeaban el agua con energía y trataban de subir a la balsa. ¡Tiburones! Parecía que había unos treinta o cuarenta, las aletas cortaban el agua en movimientos erráticos en derredor de la balsa. Entonces desapareció el segundo hombre. Describí círculos cada vez más bajos y estuve a punto de vomitar cuando vi el brillo de los dientes que se cerraban sobre el brazo del tercer hombre. El único sobreviviente, un hombrón calvo, se aferraba a la balsa con una mano y blandía enloquecidamente un cuchillo en la otra. Después, también él desapareció.

              Cuando regresaron los hombres de la lancha enviada en su busca informaron que habían encontrado la balsa vacía y ensangrentada pero ni rastros de los cuatro hombres.”

                             *                                           Saburo Sakai ; Samurai, páginas 151 y 152.

                                                                   Saludos...

Topp

12-04-2009

¡Jesus!

Saludos.

josmar

12-04-2009

La guerra es cruel, pero para algunos, la suerte tambien la tienen de espaldas....

¡ Que tragico relato....!

gaffer

13-04-2009

¡¡ Jope!! ....me recuerda al triste destino de los marineros del USS Indianapolis.

recuerdo que en la famosa pelicula  ''tiburon'' ( cuando la ví no sabia a que se referia ) el actor Robert Shaw...les cuenta que el sirvió en el USS Indianapolis para darles a entender a los otros dos protagonistas, el por qué ,de su odio a los tiburones.

un saludo

leytekursk

13-04-2009

   Correcto Gaffer, inevitablemente este caso nos remite al USS Indianápolis.

Respecto del USS Indianapolis siempre me ha intrigado el testimonio del médico del buque quien niega que se hayan producido ataques masivos de tiburones. El estuvo 110 horas en el agua y dice que sólo vio un tiburón el cual espantó fácilmente agitando el agua... Según su testimonio.los tiburones se habrían hartado con los cadáveres flotantes y no habrían atacado a los sobrevivientes...

Cito del original: " I saw only one shark. I remember reaching out trying to grab hold of him. I thought maybe it would be food. However, when night came, things would bump against you in the dark or brush against your leg and you would wonder what it was. But honestly, in the entire 110 hours I was in the water I did not see a man attacked by a shark. However, the destroyers that picked up the bodies afterwards found a large number of those bodies. In the report I read 56 bodies were mutilated, Maybe the sharks were satisfied with the dead; they didn't have to bite the living."

  La cita está tomada de aquí:

  http://www.eyewitnesstohistory.com/indianapolis.htm

                                                                   Saludos

Deleted member

14-04-2009

terrorificos los dos relatos, indudablemente las posibilidades de salir con vida eran escasisimas

saludos

jCr

18-09-2009

Buy buenos los relatos, tanto del D-Day como el de Sakai.

Particularmente en el relato del Día D, es muy bueno ver esa operación del otro lado de la batalla, ya que el tema siempre es tocado por EU en cualquier cosa alusiva a la Segunda Guerra Mundial (entiéndase por películas o videojuegos)

En cuanto al de Sakai, es feo ver el momento en que uno muere, y mas cuando es de una manera inesperada... aunque tampoco hay que satanizar a los tiburones, ellos sólo buscan comida. Leí en algún libro que comen de todo; a uno le encontraron una placa de automóvil.

Saludos!!!

Deleted member

09-11-2011

La tragedia del ''Lady be Good''

      En Abril de 1943, los aliados dominaban todo el norte de África a excepción del norte de Túnez, donde mantenían una pequeña bolsa de resistencia. Desde las costas del norte de África se planeaba el asalto a Europa y desde la misma se lanzaban los bombarderos hacia Italia.

        50 km al sur de Bengasi, se encontraba la pista de Solluch, de la cual salían los bombarderos B-24 ''Liberator'' del 376º grupo de bombardeo de la 9ª Fuerza Aérea norteamericana hacia Italia.

          El 4 de abril estaba prevista la 'misión 109'' con objetivo en el puerto de Nápoles, en dicha misión participarían 25 aparatos. Entre ellos el Liberator con núm. de serie 41-24301 nº 64 del 514º escuadrón. Bautizado como ''Lady be Good'' por su tripulación:

                                                 

                                                                La tripulación del “Lady be Good”

-Piloto: Teniente William J. Hatton

-Copiloto: 2º Teniente Robert F. Toner

-Navegante: 2º Teniente Dp. Hyes

-Bombardero: 2º Teniente John S. Woravka

-Ingeniero de vuelo: Sargento Harold J. Kipslinger

-Operador de radio: Sargento Robert E. La Motte

-Artilleros: Sargentos Samuel E. Adams, Vernon L. Moore y Guy E. Shelley                                                                     

        El despegue hacia Nápoles se realizó sin contratiempos por el grupo A compuesto por 12 aparatos, pero al despegar el grupo B en el que iba el ''Lady be Good'' se desató una tormenta de arena que impidió que el grupo B al completo pudiera realizar la misión, de este grupo solo habían despegado 4, entre ellos el ''Lady be Good''. Tras 5 horas de vuelo se había hecho de noche y este pequeño grupo B tenia sus visores nocturnos ''Norden'' inutilizados por la tormenta. El Teniente Hatton ordeno a los tres Liberator que le acompañaban a dar media vuelta.

          A las 23:10 el mando de la base de Solluch tenía 23 aviones en tierra, uno que había aterrizado en Malta sin combustible y faltaba el ''Lady be Good''.

En su vuelo de regreso el ''Lady be Good'' había perdido contacto por radio con su grupo y con la base. A las 00:10 del 5 de abril se contacta por radio con el Liberator, el cual pide su rumbo porque no sabía su situación. La estación le proporcionó unas coordenadas, suponiendo que el Liberator se había perdido en el mar, puesto que las antenas de aquella época no podían medir si los aparatos se acercaban o se alejaban.

La estación pensó que los vientos habían relentizado, como solía pasar, al Liberator y le dieron las coordenadas rumbo 330º. La tripulación dio por bueno el dato y siguió la ruta marcada.

          Este dato lo que hizo fue alejar 20 km hacia el oeste al Liberator de la base de Solluch y adentrarlo de lleno en el Sahara. Por la noche el desierto se confunde con el mar desde la altura, no distinguiendo la costa por las brumas, el ''Lady be Good'' no se percató de que había cruzado la costa y se dirigía al infierno.

            Aún sin darse cuenta, sin alcance de radio para comunicarse y con unos mínimos de combustible, el Teniente Hatton toma la decisión de abandonar el avión y saltar, descartando el aterrizaje forzoso por los riesgos que ello conllevaría.

Los 9 tripulantes del ''Lady be Good'' saltan del avión con sus paracaídas y sus flotadores salvavidas puestos, caen en la arena del desierto y se percatan de que en 300 km a la redonda no había más que arena. En el mismo sitio donde cayeron pasaron la noche abrigados por sus paracaídas. A la mañana siguiente se levantaron los 8 supervivientes, faltaba Woravka, no lo habían visto descender, en la mañana lo buscaron por los alrededores pero sin rastro de él.

          En esa búsqueda habían encontrado rodadas de cinco vehículos que se dirigían al norte, posiblemente hacia Bengasi. Animados por el hallazgo siguieron las rodadas marcando su lugar donde habían caído con sus paracaídas y también iban marcando la ruta que seguían, únicamente llevaban consigo una botella de agua cada uno y sus paracaídas.

          El teniente Toner anotó en su diario: ''Domingo 5. Comenzamos a andar hacia el noroeste. Aún sin John. Solo unas pocas raciones, media cantimplora de agua y una cucharada llena al día. Algo de brisa del noroeste. Noche muy fría; no dormí. Descansamos y caminamos''

          Diario de Ripslinger: ''Domingo 5 de abril. Todos menos Woravka no encontramos al amanecer. Esperamos un rato y comenzamos a andar. Solo medio sandwich, un caramelo y una taza de agua en las últimas 36 horas''

Abandonando los salvavidas y marcando la dirección seguida, haciendo flechas con trozos de los paracaídas cada 15 km. Hacia el noroeste, con buena moral y bajo un calor infernal, los aviadores cubrieron los primeros 40 km. distancia en la que habían encontrado las rodadas de unos vehículos (encontradas el día 6) que seguían otra dirección. Marcaron la bifurcación, y el Teniente Hayes y el Sargento Adams siguieron los nuevos rastros pero al deshacerse el rastro en una duna y ante el temor de perderse, aún más, decidieron retroceder y reunirse con los otros.

          Diario de Toner: ''La misma rutina. Nos estamos debilitando y no iremos mucho más lejos. Rezamos todo el tiempo. Otra vez es un infierno de calor. No puedo dormir...''

          Alternaron la marcha con el descanso, sedientos, soportando abrasadores días y frías noches, escudriñaban el cielo en busca de un avión de rescate que no llegaba. El viernes cambió el paisaje, de rocas y arena a interminables dunas. En el diario de Ripslinger aun puede leerse: ''Viernes 9 de abril, ya es el quinto día, y todos pensamos que todo ha acabado. A mediodía hacía tanto calor que todos deseábamos dormir. La mañana y la noche ok''

          Aquella tarde, tras haber recorrido 105 km desde el lugar del salto, los tenientes Hatton, Toner y Haves y los sargentos Adams y La Mote, este último ya ciego, no pudieron más y se sentaron a esperar la muerte. Los tres que se encontraban en mejores condiciones físicas, Ripslinger, Moore y Shelley siguieron adelante.

Toner escribió en su diario: ''Domingo 11. Aún esperamos ayuda, aún rezamos. Los ojos mal, he perdido todo el peso... todo me duele... Podríamos hacerlo si tuviésemos agua; tan solo queda para mojar la lengua. Tenemos esperanzas de ayuda muy pronto. No descansamos. Aún en el mismo sitio. Lunes 12. Aun no llega el auxilio Muy... (ilegible)... fría noche'' Fin del diario de Toner.

          30km al norte de Toner en el mar de arena de Calasancio, perecieron Moore y Ripslinger, que terminó su diario el día 11: ''Domingo 11 de Abril. Aún peleamos para salir de las dunas y encontrar agua''

        El hombre que más distancia recorrió fue Shelley, un joven de 26 años, de Ohio. Anduvo unos tres días más sin nada de agua, murió tras haber recorrido 140 km.

        440 km al norte en el aeródromo de Solluch se organizó una operación de rescate, que solo cubrió las costas del Mediterráneo.

        En 1944 el servicio de Registros y Tumbas del ejército americano, tras examinar los registros de prisioneros hechos por los italianos y alemanes, certificaron que no estaban los aviadores del ''Lady be Good''. En sus fichas se escribió: ''Presumiblemente muertos'' Sus nombres fueron inscritos en las tumbas de los aviadores, memoriales a los caídos en combate situada en Cartago, Túnez.

        El 9 de Noviembre de 1958 una avioneta privada aseguró haber visto en mitad del desierto una avión con las distinciones de la USAF, mucho mas al sur de donde se había combatido.

        En febrero de 1959, una partida topográfica dio con los restos del avión. Parecía haber hecho un aterrizaje forzoso pero sin rastro de ocupantes. La noticia corrió hasta Wheelus, que la transmitió a su vez al alto mando Alemán. En Washington, los periódicos se hicieron eco de la noticia, fueron localizadas las viudas de Hatton y Adams, que se habían vuelto a casar. Desde Wheelus se lanzaron aviones para reconocer el aparato y lo encontrarlo en la zona. El avión estaba en razonables buenas condiciones tras 16 años. Funcionaban las ametralladoras, había ceniza en los ceniceros y había café en el termo de sargento Ripslinger. El avión no tenía una gota de combustible. Se planteaba una pregunta: ¿Donde está la tripulación?

Se estableció un campamento en las inmediaciones del avión y se procedió a la búsqueda de los cuerpos. A 10 km del ''Lady be Good'' hallaron las rodadas que habían seguido los aviadores. Mas allá encontraron la zona donde habían saltado, donde estaban los flotadores y restos de paracaídas. Nada más se encontró en la zona y el misterio seguía sin resolverse ¿Y los cuerpos? La búsqueda se dió por terminada.

                                                   

          El 11 de febrero de 1960 un equipo de la ''British Petroleum'' encontró a 90 km de los restos del avión 5 cuerpos agrupados en lo que parecía un campamento. Posteriormente fueron identificados como: Hatton, Toner, Hayes, Adams y La Mote. Junto a ellos había gafas, guantes, botellas, un mapa de seda... y el diario de Toner que desveló lo que había sucedido.

          Una nueva operación de rastreo resulto fallida, pero en nuevas prospecciones petrolíferas se halló, 35 km al norte del primer grupo, los otros dos, más al norte encontraron al tenaz Shelley.

          Moore hasta la fecha no ha sido encontrado, y reposa en las dunas del desierto.

¿Qué había pasado con Woravka? Pues fue el último que encontraron, con su botella llena de agua ceñido al arnés del paracaídas: no se había abierto. Murió en el acto tras chocar contra el suelo.

          El ''Lady be Good'' había volado sin tripulación hasta aterrizar en una zona de dunas en buen estado.

''No solo se paso mal en los frentes''. En mi opinión, estos hombre fueron unos héroes, no en el ámbito militar, puesto que no realizaron ninguna misión al completo, no llegaron a bombardear Nápoles. Si no más bien en el afán de buscar una salida de aquel infierno, supervivencia. Hasta que no fueron encontrados, restaurados y examinados los diarios, nadie se explicaba por qué los cuerpos estaban tan distantes unos de otros. Hasta la época, se estimaba que un ser humano no aguanta más de dos días sin agua, pero estos hombres, con una botella cada uno de agua aguantaron 7 días unos, hasta 11 otros y recorriendo un mínimo 90 km, el que mas ¡¡135km con una botella de agua y un sandwich!! Eso es afán de supervivencia. Son dignos de admiración por parte de todo el mundo. En cuanto a Woravka, seguro que su muerte la hubiesen deseado todos, antes de morir deshidratados en mitad del desierto Libio.

                                                   

                                Restos del avión en el lugar donde se estrelló y donde fue llevado más tarde

                                                   

                                                   

                                                                    Monumento en el desierto

                                                   

                                                                                  MEMORIAL

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