Hacía mucho que no repasaba alguna que otra página de este nuestro foro . Me ha llamado la atención esto:
...esto es un resumen del mismo texto que estoy trascribiendo de la contraportada de un juego
"Hidden & Dangerous 2".
Yo tengo ese juego, pero no el manual con la clave, por lo que desconozco si esa ''info'' está extraída de donde comenta nuestro desaparecido en combate camarada m1 . Lo encontré en un rastro y lo compré.
Yo ya lo jugué muchas veces hace tiempo cuando todavía se alquilaban juegos para PC...
Bueno..., pues repasando el disco he encontrado esto que voy a ''medio copy-paste'' (He editado algunas cosas) del subsodicho por si fuera de interés.
Empieza así:
El teniente coronel Dudley Clarke, con 20 años de servicio en el ejército británico, fue el fundador de las unidades destinadas a llevar a cabo misiones especiales tras las líneas enemigas mediante métodos de combate no convencionales. Nació en el Transvaal, (Sudáfrica), a finales del siglo XIX. Fue durante el periodo en el que el doctor Leander Jameson, administrador de la Compañía británica sudafricana decidió derrocar al gobierno legítimo de Paul Krueger en el Transvaal. Este golpe de estado, del que tenían conocimiento tanto el ministro británico de colonias Joseph Chamberlain, como el primer ministro de la colonia del Cabo, Cecil Rhodes, terminó el 2 de enero de 1896 con la capitulación de Jameson. El resultado fue la enemistad entre británicos y boers, que finalmente desembocó en la segunda Guerra de los Boer.
Fue precisamente la eficacia de aquellos comandos boer durante la guerra y las acciones de guerrilla de las extremadamente móviles tropas a caballo durante los dos años siguientes al final oficial de la guerra las que inspiraron a Clark. Aprendió que el sabotaje llevado a cabo por pequeños grupos de combatientes muy móviles, si bien no darían la vuelta al curso de la guerra, al menos podrían desestabilizar eficientemente la infraestructura y logística del enemigo, mantener ocupadas a tropas que de otro modo habrían sido usadas en otra parte, socavar la determinación del enemigo para seguir luchando y causar estragos en la moral. Un número relativamente pequeño de comandos boer logró mantener en jaque a unos 250.000 soldados británicos durante meses.
La creación en sí de las unidades tipo comando tuvo que afrontar numerosos obstáculos y el escepticismo de los políticos y oficiales de alto rango británicos tradicionales. Sir Winston Churchill fue el que contribuyó a la victoria final en la fundación de los comandos. Con su legendaria serenidad estoica y pragmatismo, se mantuvo firme ante las objeciones y obstáculos hasta que finalmente se salió con la suya. La creación de tropas altamente móviles que empleaban métodos de combate no convencionales, equipadas con lo último en armamento y tecnología y cuyos miembros se sometían a un entrenamiento extremadamente duro se convirtió en una realidad.
Las primeras unidades de comandos paracaidistas no fueron las más exitosas, y ciertamente no fueron tan eficaces como esperaban sus creadores. A pesar de esto, los fracasos iniciales se tomaron como una valiosa fuente de experiencia, gracias a la cual las misiones subsiguientes se convirtieron en legendarias para los aliados y en una auténtica pesadilla para los generales
LA REACCIÓN DE HITLER
El extraordinario éxito de las misiones de los comandos y su creación se reconocen en las reacciones del propio Hitler, que dijo e hizo redactar ciertas ‘’normas’’ en lo concerniente a esas unidades especiales:
Nuestros enemigos llevan algún tiempo tratando de hacer la guerra usando métodos contrarios a las reglas de la Convención de Ginebra. Los miembros de los comandos son extremadamente brutales y maliciosos y están compuestos de criminales. Por los documentos que hemos capturado, está claro que estos individuos tienen órdenes de no tomar prisioneros y de matar a los soldados desarmados que supongan un estorbo innecesario para ellos o que puedan obstaculizar el cumplimiento de sus misiones. También se han encontrado órdenes de matar a los prisioneros de guerra.
De acuerdo con la enmienda de la orden militar emitida el 7 de octubre de 1942, que se refería a este asunto, Alemania aplicará los mismos métodos en el futuro cuando luche contra estos grupos de sabotaje. Siempre que se encuentren a los comandos, las unidades alemanas les darán muerte.
Por tanto ordeno lo siguiente:
1ª) A partir de hoy, se les dará muerte a todos y cada uno de los miembros de los comandos que ataquen a unidades alemanas en Europa o África. La orden se llevará a cabo independientemente de que estos soldados lleven uniforme o sean saboteadores sin uniforme ni identificación, ya estén luchando o intentando huir, vengan por barco, avión o paracaídas. Incluso si intentan rendirse al ser descubiertos, no se les cogerá prisioneros. Todos los oficiales de alto rango deberán ser informados de esta orden inmediatamente.
2ª) Si los comandos, tales como agentes, saboteadores, etc. son capturados por la policía o los civiles en territorios ocupados, deberán ser entregados inmediatamente a las autoridades SD. No deben ser puestos bajo custodia militar, ya que no son prisioneros de guerra.
3ª) Esta orden no se aplicará al tratamiento de aquellos soldados enemigos que sean hechos prisioneros o se rindan durante el combate. Se aplica exclusivamente a los comandos. Todos los demás soldados que sean capturados durante acción militar en el mar, soldados derribados durante combate aéreo o aquellos que se rindan en el campo de batalla serán tratados como prisioneros y se les enviará a un campo de prisioneros.
4ª) Haré personalmente responsables a todos los comandantes y oficiales sujetos a jurisdicción militar por cualquier omisión en el cumplimiento de esta orden, ya sea por falta de información de sus subordinados o por actuar en contradicción a ella.
Firmado A. Hitler
Mientras tanto… muy al norte, a 1350 millas de la base naval británica más importante en Scapa Flow, se encuentra el archipiélago de las Lofots, que fue ocupado por los alemanes durante la IIGM. Cuando les dijeron a los comandantes de las unidades de comando que tenían que llevar a cabo una misión allí, no lo entendieron hasta que los oficiales de inteligencia y planificación militar les explicaron que aquellas islas eran una importante fuente de aceite de pescado. El Reich usa esta área para producir la vital nitroglicerina y las vitaminas A y B, indispensables para las tripulaciones de los submarinos y todo el Wehrmacht. La operación podría también desestabilizar la cadena de suministro alemana de sal y pescado fresco.
En su mayor parte, los residentes en las Lofots eran firmes opositores a la fuerza ocupante (principalmente aquellos cuyas propiedades habían sido confiscadas, incluyendo barcos de pesca y plantas industriales de procesado de pescado), pero también había numerosos simpatizantes alemanes. Éstos eran llamados los Quislings, un mote debido a Vidkun Quisling, el primer ministro del gobierno colaboracionista en Oslo.
La misión no era fácil y el transporte hasta la zona supuso el primer problema. Los hombres iban a ser transportados en dos buques de la marina real, pero los barcos se veían amenazados por las patrullas de submarinos alemanes, los famosos U-boat. Se necesitaron dos cruceros y cinco lanchas torpederas para cubrir el viaje de los comandos, así como los submarinos Sunfish y HMS Nelson y HMS King George V. Aunque el clima tormentoso en el mar dificultó el viaje, también ayudó a los británicos. Pocos aviones alemanes eran capaces de volar con el mal tiempo, y las actividades de la Luftwaffe se limitaron exclusivamente a vuelos de reconocimiento tres veces a la semana mediante Junkers Ju-52 de transporte desarmados. Además, según los informes de inteligencia, solo se esperaba una pequeña resistencia por parte del enemigo. Los alemanes no esperaban ser atacados en esta área tan remota.
El principio de la misión fue sorprendentemente sencillo, la flota invasora únicamente encontró la resistencia de un único buque alemán, que fue rápidamente hundido. Una breve conversación con algunos patriotas noruegos justo después de desembarcar reveló que había muy pocos soldados en el pueblo, tan solo unos cuantos agentes de la Gestapo. El desembarco fue tan fluido que los lugareños ni siquiera se enteraron de que habían llegado los comandos.
Los comandos se apresuraron a cumplir sus misiones. Algunos de ellos capturaron la oficina de correos, en la que uno de los soldados, al teniente R. L. Wills, le dio por mandar el siguiente mensaje:
Vd en su último discurso dijo que: ''Fueran donde fuesen los soldados ingleses -stop-, siempre serían recibidos por soldados alemanes -stop-…bien…pues aquí estamos, no nos ha gustado su hospitalidad…-corto y cierro''
El destinatario era: Adolf Hitler, (Berlín).
Mientras tanto, los comandos capturaron unos barcos y les prendieron fuego en el puerto de Brettesnes, mientras que en Svolvaer destruyeron fábricas y refinerías. El objetivo de esta misión era destruir todo lo que el enemigo pudiese usar en las Lofots. El resultado fue más que satisfactorio. Además, más de 300 voluntarios noruegos volvieron con ellos y se unieron a las filas del ejército noruego en el exilio. La unidad de comando número cuatro también capturó a 216 hombres, principalmente el personal subterráneo de la Luftwaffe y colaboradores locales. La armada hundió 11 barcos, ocupó varios bajeles con su propia tripulación o los remolcó hasta Inglaterra. Destruyeron almacenes de combustible, refinerías y fábricas.
A continuación de este primer ataque de los dos realizados en las Lofots, los alemanes reforzaron la defensa de las islas, y se vengaron quemando varias casas del pueblo.
Poco se sabía de las unidades de comando antes de sus misiones en el norte de África. Sus miembros, junto a los soldados del LRDG (Grupo del Desierto de Larga Distancia, un grupo de asalto especial creado para operaciones desérticas), infligieron graves daños a los aeropuertos y bases italo-germanas, así como a importantes rutas de transporte por África. El ataque en el puerto de Bardya fue una de sus primeras misiones. Dado que estaba fuera del alcance de las fuerzas aliadas, se escogió a las unidades de comando para llevarlo a cabo.
Para el ataque se escogieron a los hombres del batallón A de la unidad de comando siete. El batallón embarcó en el HMS Glengyle y se dirigió a su destino acompañado por tres barcos torpederos australianos y un crucero antiaéreo. Se reunieron con el submarino Triumph británico a varias millas de Bardya, cuya tripulación se haría cargo de la navegación y, de ser necesario, ejercer como reservas de la operación.
Dado que la misión era alto secreto, se corría el riesgo de que el submarino fuese atacado por la marina real, ya que ésta no sabía nada de su presencia en la zona. Al final, los aviones con la escarapela azul-blanco-roja no atacaron al Triumph, pero la confusión causó un retraso considerable.
Además hubo un problema con el barco en sí, y el eventual desembarco fue extremadamente caótico. Se desembarcaron unidades mediante botes en sectores que originalmente estaban asignados a otras unidades, o que estaban completamente fuera de su zona asignada. El servicio de inteligencia también fracasó miserablemente. Los comandos encontraron resistencia en áreas donde no se esperaban defensas, y no encontraron resistencia o tan solo algunas patrullas enemigas donde se esperaba una fuerte resistencia. Pese a la confusión y al caos, los comandos mataron o hirieron a cincuenta italianos, prendieron fuego a 25 vehículos y destruyeron varios edificios de la fortificación costera, tras lo cual se retiraron a las playas para ser evacuados."
Otra misión que podría y debería haber alterado el curso de la IIGM fue el secuestro del mariscal Erwin Rommel, que era tan admirado como temido por los aliados debido a sus extraordinarias dotes como comandante y éxito en la batalla. Este veterano de la guerra francesa y defensor del combate mecanizado era apodado "el Zorro del desierto". Según la inteligencia británica, se creía que Rommel estaba en Cyrenaika, Libia, cerca de un lugar llamado Beda Littoria. Los comandos subieron en dos submarinos: el Torbay y el Talisman. Los hombres del Torbay desembarcaron primero, se hicieron con el control de la costa y llevaron a cabo un reconocimiento del área. La tripulación del Talisman no tuvo tanta suerte, solo 8 hombres lograron llegar a la costa.
La misión fue un completo desastre. El edificio en el que se pensaba que estaría Rommel resultó ser el cuartel general principal de las unidades de suministro alemanas e italianas. Cuando los comandos trataron de volver al submarino, fueron atacados en superioridad numérica por los alemanes. El mal tiempo les impidió abordar inmediatamente el submarino, así que perdieron muchos hombres ante los alemanes y sus aliados beduinos.
Como en muchos otros acontecimientos importantes, éste también fue una cuestión de coincidencia: un error. David Stirling conoció a Jock Lewis de la unidad de comando número 8 en África, el cual tenía un cargamento de paracaídas a su disposición que, gracias a un error administrativo, habían sido enviados a Alejandría. Ambos estuvieron de acuerdo en sacar partido de esta afortunada coincidencia para intentar entrenar a una unidad que fuese capaz de operar sobre el territorio enemigo. Tomaron prestado un avión de transporte militar en el aeropuerto de Marsa Matruh y despegaron para realizar su primera misión en paracaídas. Cuando llegó el turno de Stirling, su paracaídas se abrió demasiado pronto y la seda se enganchó con la cola del avión. Tras intentar liberarse él mismo, el tejido del paracaídas se rasgo y Stirling cayó. Sobrevivió a la caída. Mientras estaba en el hospital, Stirling se obsesionó con su idea y empezó a hacer planes para atacar a los puestos alemanes e italianos, estudiando constantemente el mapa del desierto libio y estudiando nuevas estrategias y posibilidades para las misiones.
Tras ser dado de alta del hospital, Stirling se puso en contacto con los cuarteles generales de oriente medio en el Cairo acerca de sus planes. Neil Ritchie, el ayudante del comandante, se mostró entusiasmado con su plan. Stirling fue inmediatamente ascendido a capitán y recibió ordenes de reunir a un grupo de seis oficiales y sesenta hombres, todos voluntarios, y llevarlos al Canal de Suez, donde se les sometería a un intenso entrenamiento. Los voluntarios se reunieron con rapidez y el entrenamiento se llevó a cabo cerca de Kabrit. La primera tarea de esta nueva unidad era el súbito e inesperado sabotaje de aeropuertos alemanes, con el objeto de inutilizarlos antes de una ofensiva que el enemigo estaba planeando en el norte de África. La unidad acometió esta misión bajo su nuevo nombre: SAS, Special Air Service, o Servicios Especiales del Aire.
Mientras tanto, Jock Lewis desarrolló una bomba de alto explosivo especialmente diseñada para eliminar aviones aparcados en los aeropuertos bajo ataque. Aunque esta bomba tuvo estupendos resultados durante algún tiempo, hubo algunos casos en los que el mecanismo de detonación falló. Así que las unidades SAS retomaron sus métodos tradicionales para destruir aviones. Tras su primera misión, que fue un fracaso, el regimiento estableció fuertes vínculos con el LRDG. Más tarde, las unidades SAS en África se usaron contra los aeropuertos enemigos para destruir almacenes de combustible y munición. El legendario Willis Jeep, modificado por los SAS, demostró ser muy útil para esas misiones. Los miembros de los SAS montaron las eficientes ametralladoras Vickers en sus jeeps.
El asalto a la costa francesa fue el resultado de dos años de intenso entrenamiento y preparación. En agosto de 1943, Churchill, Roosevelt y los jefes de personal escogieron Normandía como un punto adecuado para el desembarco. Simultáneamente, los aliados lanzaron una campaña de desinformación con el objeto de convencer al enemigo que la inminente invasión tendría lugar en Pas de Calais. La campaña de desinformación incluía un gran número de maniobras desorientativas y la construcción de bases falsas en la costa inglesa, transferencias de flota engañosas y el uso de maquetas simples de barcos en los ríos británicos. El desembarco en sí tuvo lugar el 6 de junio de 1944, en la costa de Normandía situada entre Cherbourg y Le Havre. Las playas en las que desembarcaron recibieron un nombre código que quedó grabado para la historia: Utah, Omaha, Gold, Juno y Sword. Las unidades británicas tenían que desembarcar en las playas de Gold y Sword. A estas alturas de la guerra, las misiones de los comandos no tenían el mismo propósito que cuando se fundaron, un periodo durante el cual eran esencialmente la única opción de los aliados para atacar al enemigo dentro de Europa. Pero el tipo de tareas que aquellos soldados llevaban a cabo no cambió. Se les seguía asignando las misiones más difíciles y peligrosas. En Normandía, también, los comandos atacaron en la primera oleada. Eliminaron baterías costeras de difícil acceso y nidos de ametralladoras ocultos, "limpiaron" las áreas residenciales en las que no se podían usar armas pesadas debido a los francotiradores e inspeccionaron campos de minas, abriendo el camino para el avance de las unidades. Todo esto bajo intenso fuego enemigo. Los soldados no se detuvieron, no importa lo peligrosa que se volviera la situación, y completaron sus órdenes, a menudo bajo las condiciones más extremas. Solo bajaron el ritmo a los 83 días de su agotadora campaña.
Tan solo 17 horas después de la hora H del día D, los aliados tenían 132.750 hombres y aproximadamente 6.000 tanques y cañones en suelo europeo.
El éxito de la misión Overlord (Señor supremo, o algo así en español) influenció significativamente el curso de la IIGM y los hombres de las unidades especiales contribuyeron a la victoria final.
Los comandos no estaban preparados para su campaña en Asia. El clima inestable, las temperaturas de 40º C a la sombra, la humedad y la jungla hostil: todo eran obstáculos que debían superar. Los hombres de las unidades especiales habían luchado en todo tipo de climas, contra un enemigo mayor, y pensaban que estaban preparados para todo. Eso fue hasta que se encontraron con los soldados japoneses. Se toparon con ellos por primera vez en la selva cercana a la cordillera montañosa de Arakan Joma, que se extiende desde el centro de Birmania a la bahía Bengal.Mientras que Alemania e Italia estaban próximas a la derrota, y nadie pensaba que pudiesen ganar la guerra, los japoneses parecían volverse más fuertes con cada pérdida. Cuanto peores eran sus bajas, más furiosos y brutales se volvían sus soldados. Los aliados encontraban difícil hacer la guerra en terreno asiático. Los japoneses se guiaban por el código del bushido, y no reconocían palabras como "perder" o "prisionero de guerra". Una y otra vez, tras agotar sus posibilidades, se arrojaban contra los tanques aliados con granadas atadas al cuerpo, o cargaban contra los puestos de ametralladoras con sus espadas samurai en ristre. Cuando no les quedaba munición, se las apañaban con lanzas de bambú o piedras. Preferían suicidarse con su última granada antes que dejarse coger prisioneros. Era un nuevo fanatismo que los aliados no habían experimentado antes, y tuvieron que aprender rápidamente a hacerle frente. Los comandos llegaron a esta área el 11 de marzo de 1944. Pese al uso de armas pesadas, muchos de ellos murieron durante el desembarco. Sin embargo, tan pronto como llegaron a la costa, no cejaron en su avance. Fue un camino largo y miserable, hasta que los japoneses sufrieron el golpe definitivo y la guerra terminó con el lanzamiento de dos bombas atómicas: una sobre Hiroshima y la otra sobre Nagasaki.
Solo por contrastar con otras informaciones sobre el SAS es por lo que me ha movido a subir este post.
Un saludo cordial