El portaaviones Aquila fue el postrero intento de Italia de conseguir un portaaviones durante la Segunda Guerra Mundial tras caer en la cuenta de su error inicial al considerar Mussolini que la Regia Marina, no necesitaba ningún portaaviones, ya que la península italiana, era un portaaviones en si misma que dominaba el Mediterráneo.
Desarrollo
Fue tras la Batalla del Cabo Matapán, cuando la Regia Marina comprendió la necesidad de tener un portaaviones. Así, en julio de 1941 fue cursada la orden para transformar los trasatlánticos Roma y Agustus en portaaviones que llevarían los nombres de Aquila y Sparviero. El Aquila sería un portaaviones de escuadra mientras que por razones económicas el Sparviero sería portaaviones de escolta. Ninguno de los dos fue terminado.
Varios fueron los factores que decidieron a los responsables, por este buque:
En primer lugar no era demasiado viejo, pues llevaba 15 años en servicio. Pese a ello, y como los años no pasan en balde ni para los barcos, éste necesitaba de serios trabajos de reparación para poder mantenerse operativo y sobre todo, competitivo. En estas circunstancias el armador no puso demasiados reparos a la hora de ceder el buque para su posterior reconversión.
Otro de los factores que desembocaron en su elección, fue que la mayor parte de la estructura interna del mismo precisaba de urgente modernización por lo que la conversión podría hacerse sin necesidad de desaprovechar material aparentemente útil.
A ello debemos sumar el hecho de que los motores que cargaba el Roma no eran los más adecuados para un portaaviones. De modo que todas estas circunstancias permitían la transformación de un casco adecuado, en un tipo de buque diferente, sin desaprovechar ninguno de sus componentes esenciales por cuanto que todos ellos precisaban de reparación o restauración casi completa.
Casco
Tomada la decisión y cursadas las órdenes oportunas, se procedió de inmediato a su transformación.
La parte sumergida, la obra viva, fue modificada instalándose tanques laterales en el mismo para con ello minimizar la estela de la derrota del buque y mejorar con ello el flujo de agua alrededor del casco, el cual fue ensanchado unos 5 metros aproximadamente
Para permitir la ubicación de un hangar interior, capaz de albergar 30 ó 40 aviones, así como los sistemas de soporte necesarios, fueron modificados y reorganizados, todos los compartimentos internos.
Había sido construido por Ansaldo en 1926, quien también lo reconvirtió en Génova entre 1941 y 1943, fue rebautizado Aquila (Águila) en febrero de 1942.
Planta motriz
El motor original consistía en cuatro turbinas Parsons que permitían desarrollar una velocidad máxima de 21,5 nudos. Estas turbinas fueron reemplazadas y en su lugar se instalaron otras cuatro, que habían sido concebidas para su montaje en los Cruceros Ligeros clase Capitani Romani y se encontraban disponibles como consecuencia de la cancelación de la construcción de cuatro de los 12 buques originariamente previstos. Cada una de las cuatro turbinas con que se dotó al buque desarrollaba una potencia de 50 000 Cv, pero fueron limitadas por razones de equilibrio a un desarrollo máximo de 37 500 Cv. Las hélices fueron igualmente remplazadas por otras especialmente diseñadas para el Portaaviones.
Superestructura
La superestructura del portaaviones una vez desmantelada la cubierta original estaba formada por una isla de varios pisos de altura colocada a mitad de la longitud de eslora, hacia estribor. Tras ella se colocó una enorme chimenea que recogía los gases emanados de los escapes de las calderas.
La cubierta de vuelo era continua, de proa a popa, y aunque era, desde luego una parte integral del casco, estaba sostenida por una especial estructura metálica. Por otra parte en ambos lados de la cubierta se instalaron varios puentes secundarios cuya labor era sostener el armamento del buque y algunos equipos.
Armamento
El armamento del portaaviones se diseñó desde el punto de vista de la defensa antiaérea e incluía 8 cañones de 135/45 y 12 de 65/64, instalados sobre montajes unitarios, y ubicados en salientes a ambos lados de la cubierta. La defensa incluía también 132 ametralladoras de 20/65 en 22 montajes séxtuples; se distribuían a ambos lados de la cubierta y al frente y detrás de la isla.
En lo que a la protección del buque se refiere, era muy limitada, y se centraba exclusivamente en las partes vitales del mismo. La cubierta de vuelo carecía de protección, ni siquiera un cinturón blindado como en la mayoría de sus coetáneos. Sólo se instaló una ligera protección blindada para el timón y algunos “bulkheads” estaban llenos de hormigón para mejorar la protección.
Otros aspectos
Los japoneses participaron y colaboraron con el grupo de diseño y desarrollo italiano para la construcción del Aquila, e incluso es muy probable que pilotos italianos se hubieran adiestrado en portaaviones japoneses, para su posterior destino al Aquila:
El ala de combate con que iba a dotarse al buque se componía de 51 aviones. Ya que el tiempo apremiaba y no podía esperarse a la fabricación de un diseño propio, se optó por el caza Reggiane Re.2001 al que se le hicieron las mejoras necesarias para su uso en cubierta.