15-06-2008
OPERACION FRANKTON
7 de diciembre de 1942, depués de una lenta travesía sin incidentes el submarino HMS Tuna asciende a cota periscópica en la desembocadura del Gironda.
Se abre la escotilla del puente y el contramaestre seguido del comandante sale al exterior. A través de la escotilla llega la orden del comandante de soplar lastres y después emerge toda la cubierta del submarino.
Sin perdida de tiempo se abren las escotillas de embarque para los torpedos y comienzan a izarse a cubierta seis piraguas. En la precipitación del momento una piragua queda desgarrada y puesto que no hay tiempo para reparaciones no podrá participar en el ataque.
En cada piragua los dos hombres que la tripulan llevan: raciones de agua y comida fría para varios días, seis minas, mapas de los alrededores y fotografías aéreas del estuario, redes de enmascaramiento, pitos especiales para señales de reconocimiento, brújulas y relojes fosforecentes, cuchillos, revólveres, municiones y una carga autodestructiva. Cada hombre lleva una placa de ebonita colgada al cuello donde figura su identidad y cosidas a la cazadora, las insignias de su regimiento y grado, esto último muy importante por si cane en manos del enemigo. Las cinco embarcaciones son arriadas al agua y los tripulantes embarcan en ellas.
El mayor Hasler de los Royal Marines, que manda la expedición, agita la mano en señal de despedia y pocos segundos después el submarinos da avante y se sumerge.
Las embarcaciones forman en V con la piragua de Halser en cabeza. No se distinguía la costa pero Hasler llevaba un brújula de muñeca y además conocía perfectamente las estrellas. La distancia a recorrer antes de llegar a la boca del Gironda era de 13 millas y tenían que empezar a remontar el río antes del amanecer para buscar un escondrijo durante el día.
Bogaban con un ritmo monótono y rápido. La temperatura era muy baja pero sus cuerpos conservaban el calor aunque sus piernas y pies inmóviles estaban casi helados.
Después de varias horas se avistó la costa y poco después avistaban el faro de Courdouen emplazado en un islote en medio del estuario. Entre el faro y la península de Verdon existe una barra difícil, las aguas suben con la marea y las que bajan del río forman remolinos y rompientes muy peligrosos para las piraguas.
Al llegar a este punto la formación británica se desarticula y una de las cinco embarcaciones se hunde. Uno de los tripulantes perece mientros que el otro puede llegar a la orilla para ser luego apresado por los alemanes y fusilado por espía.
El mayor Hasler intenta buscar a los tripulantes pero al no encontrarlos continua adelante.
Después de bogar por cinco horas se aproximan a la orilla izquierda y allí queda otra piragua con la qulla al aire . Los dos tripulantes luchan por enderzarla ayudados por sus compañeros per es imposible y se decide echarla a pique. Se rasga la lona y sus tripulantes, el cabo Shead y el soldado Moffat son abandonados a su suerte. Dos días después serán detenidos por los alemanes y desapareceran sin dejar rastro.
Las tres piraguas que quedan se agrupan y continúan el avance. Hay una línea de vigilancia alemana que se compone de embarcaciones fndeadas de orilla a orilla, equipadas con proyectores luminosos ya armas automáticas.
Hasler considera que es mejor pasar bien pegados a la orilla por lo que vuelve a la orilla izquierda y avanza cautelosamente.
Al aproximarse descubren el muelle de Verdon y encima de él, un centinela, por lo que deciden pasar bajo las pilastra. Aprovechando el ir y venir del centinela, dos piraguas consiguen pasar, pero la tercera es descubierta y se le da el alto, pero no se detiene y se hace fuego. La piragua consigue escapar aunque perdió contacto con sus compañeros. Los tripulantes, teniente McKinnon y soldado Conway, continúan adelante pero al día siguiente topan con unas obstrucciones y la piragua se va a pique. Nadaron hasta una isla próxima y después de deambular por varios sitios fueron capturados. Jamás volvieron a su casa.
Las dos piraguas restante continúan adelante hasta la amanecida, y tras localizar una isla desembarcan en ella. Las piraguas son tomadas a hombros y llevadas al interior. Se las camufla con las redes y arbustos y los británcios se refugian para pasar el día. Después de comer y de dormir se recuperan físicamente.
La noche cae lentamente y con las piraguas al hombro se deshace el camino. Las piraguas son puestas en el agua y cruzan el río en diagonal hasta la orilla derecha que es más escarpada y se supone que estará menos vigilada. Después de varia horas son avistadas varias siluetas negras de buques alemanes de un convoy que remonta el estuario. Al amanecer, otro islote acoge a los británicos que están helados. El nuevo día trascurre sin novedad pero aviones alemanes Fi-156 cruzan el estuario en vuelo bajo, buscando algo. Hasler hace sus cuentas y deduce que le quedan 30 millas hasta Burdeos.
Al anochecer entra la marea y se vuelven a poner las piraguas en el agua y siguen remontando el río. Se forma una capa de escarcha sobre las lonas y ellos siguen bogando hora tras hora hasta que de pronto aparece una lancha rápida de vigilancia. Aparece tan rápido que sólo les da tiempo a agacharse y rezar para no ser descubiertos. Los alemanes no distinguen las piraguas en la oscuridad y pasan de largo. El oleaje levantado por la lancha sacude a las dos piraguas y está a punto de hacerlas zozobrar.
El alba del 10 de diciembre sorprende a las piraguas en la desembocadura del Dordoña. Toman tierra en una isla cercana y sólo cuando es demasiado tarde se dan cuenta que los alemanes tienen en la isla una bateria antiaerea. El día es largo, frío y lluvioso y temiendo ser descubiertos por los soldados alemanes que van de un sitio a otro. No pueden fumar, ni estirar las piernas ni calentar té ni comida, ni pueden hablar ni dormir.
Al llegar la noche, tras una pequeña descubierta, efecutada por Hasler, las piraguas son botadas al agua y se alejan.
Horas después aparece un resplandor bajo y rojizo que se refleja en las nubes y que son las luces de Burdeos.
El río se estrecha y junto a la orilla los arboles proporcionan mas sombra. Pronto llegan a Bassens a pocos kilometros al sur de Burdeos. Frente a Bassens en la orilla izquierda hay cañaverales y altos juncos. Alli descubren un pequeño brazo de río y se introducen en él. Es un trecho pequeño y cubierto por lo que están a resguardo de miradas desde tierra. Preparan el campamento y se quedan dormidos.
Al caer la noche efctúan una comida y comienzan a prepara las minas, colocando las espoletas y regulandolas para nueve horas. Poco antes de las once de la noche recogen el campamento y nuevamente las piraguas son botadas. Los tripulantes se separan deseandose buena suerte y poder reunirse pronte en alguna cervecería de Portsmouth para celebrar el éxito.
El cabo Llavers y el soldado Mills van hacia Bassens, mientras que el mayor Hasler y el soldado Sparks van hacia Burdeos, tres kilometros río arriba
Tras una hora de bogar en silencio y después de doblar un recodo, parece el muelle de la ciudad que está lleno de barcos.
El mayor Hasler decide atacar un petrolero, un gran carguero y un buque rompeminas o Sperrbrecher, es decir un gran navío provisto de bobinas eléctricas utilizado para saltar por su proa minas magnéticas.
Hasler piensa que los buques han de estar vigilados. Las elevadas bordas de los buques dejan en la sombra más completa las aguas próximas y la iluminación de los muelles es discreta.
Hace una señal a su compañero y se deslizan hacia uno de los buques. Utilizando un bichero, Hasler consigue fijar dos minas al buque. Luego se deslizan hacia el Sperrbrecher. Sólo se escucha el ruido del agua al chocar contra el costado del buque. Se oyen unos pasos y el haz de una linterna cae sobre la piragua. El resplandor se apaga y se oye el chasquido metálico de un fusil que se ha montado.
La marea arrastra la piragua a lo largo del buque. Se sienten los pasos que corren arriba en dirección a la piragua y los vuelven a alumbrar. El centinela está desconcertado, pero parece que no tiene ni idea del tipo de embarcación que está allí abajo. Por fin la piragua pasa por debajo de la bovedilla de la toldilla del buque y queda entre las sombras. Y en aquel momento aprovechan para colocar una mina.
Este ataque se produce con éxito contra dos buques más.
Mientras la segunda piragua ataca en Bassens a dos buques alemanes sin levantar sospecha ni que se de la alarma.
Una hora mas tarde los dos grupos recogían sus efectos y echaban a pique las piraguas. Tomaban tierra con el agua en la cintura y antes del amanecer Hasler y Sparks se refugian en un buque donde deciden pasar lo que queda de noche y el día siguiente.
El problema que se plantea es el de llegar a Ruffec sin caer prisioneros, para una vez allí contactar con la Resistencia y volver a Inglaterra. No tienen viveres y quedan muchos kilometros por delante.
El grupo de Hasler camina por de noche y descansa de día procurando alejarse de Burdeos. Se acercan a una granja donde se dan a conocer como prisioneros evadidos y piden auxilio. Se lo niegan y van hasta otra granja y allí reciben comida y ropa vieja de paisano.
El otro grupo es menos afortunado y cae en manos de una patrulla alemana dos días después del ataque cuando intentaban entrar en un poblado, vistiendo todavía de uniforme. Otros dos soldados que pagarán con sus vidas el ataque.
Llovía torrencialmente y en medio del bosque, Hasler y su compañero caminaban tras un muchacho francés. No se divisaba ninguna luz. A Sparks le pesaban los parpados y tenía mucho frío. De repente se oye un ladrido y el muchacho reemprende la marcha. Aparece una casa de campo y se abre una puerta. Aparecen un hombre y una mujer y todos entran. Nuevo interrogatorio ¿Quienes son? ¿Adonde van? ¿Como pueden demostrar que no son alemanes?.
Después de nueve días de vagabundeo y de haber andado ciento cincuenta kilometros, estos franceses les dan de cenar y les ceden su cama en la que Haler y Sparks quedan enseguida dormidos.
La noche siguiente la pasan junto a una vía ferrea en el interior de un refugio abandonado y el día 18 llegan a Ruffec donde la Resistencia se ha de poner en contacto con ellos.
Por un fallo fortuito la Resistencia no ha sido advertida de su llegada y Hasler y su compañero entran en un café. Hasler ha estudiado todos los movimientos de la dueña del café y cree que se puede confiar en ella. A la hora de pagar desliza una nota dentro de un billete de quinientos francos, en el que manifiesta que son prisioneros evadidos y solicitan ayuda.
La mujer se dirige a la caja y la ven leer el papel y sin mostrar sorpresa escribe algo en el mismo papel. Cuando le devuelve el cambio leen en la nota "Permanezca donde está hasta que cierre el establecimiento". Y de esta manera tan afortunada a partir de estos momentos se ven traídos y llevados en la clandestinidad por desconocidos que las hacen pasar a España. Llegados a Barcelona no les fué difícil llegar a Gibraltar y volver a Inglaterra el 1 de abril de 1943.
Fueron recompensados con la Orden de la Medalla de los Servicios Distinguidos.
Los cinco buques atacados sufrieron incendios y averias, que los equipos franceses de incendios no fueron, o no quisieron, capaces de apagar. Los forzadores del bloqueo Tannenfels y Portland resultaron hundidos en Bassens.
El petrolero Cap Harid y los cargueros Dresde y Usaramo resultaron hundios en Burdeos.
Únicamente el Sperrbrecher 5 se salvó, debido a la caida al fondo de las minas colocadas por Hasler.
Un ataque como este no tiene precedentes y es de una audacia total, porque no se va hasta un puerto enemigo ni bajo el agua ni sobre acorazados o buques de guerra protegidos por cañones. Aquí se ataca con piraguas de lona y sin mas propulsión que unos remos , recorriendo en superficie y a brazo más de cien kilometros vigilados por el enemigo.
En una guerra donde la mecanización, la velocidad y el armamento parecen anular el factor humano, este puñado de soldados casi si más medios que su voluntad y su valor consiguieron triunfar donde parecía imposible.
Miembros del comando que murieron en el cumpliemiento del deber. 2 de ellos ahogados. El resto fusilados. Algunos de ellos fueron fusilados aun vistiendo el uniforme británico lo que constituye una clara violación de la Convención de Ginebra.
Señalar que el Marine Ewart (23 años) y el Sargento Wallace fueron capturados por los nazis, torturados salvajemente durante 3 dias por la Gestapo y no revelaron nada de su plan, ni de la ruta de escape de sus compañeros, ni de cuantos hombres formaban el comando. No revelaron nada de nada y al tercer dia fueron fusilados. Os cuelgo la foto del lugar donde fueron fusilados.
En los juicios de Nuremberg el fusilamiento de Ewart fue empleado como prueba condenatoria contra el almirante Raeder que secudó al milimetro las órdenes dadas por Hitler "fusilar a todos los comandos". Erwin Rommel se posicionó en contra de esa orden publicamente y fue defenestrado en numerosas ocasiones por el régimen hitleriano.
LISTA DE HONOR
Marine James Conway Marine Robert Ewart Cabo A.F.Laver Marine W. H. Mills teniente J.W. Mackinnon Marine David Moffatt Cabo C. G. Sheard Sargento Samuel Wallace
Las cinco embarcaciones son arriadas al agua y los tripulantes embarcan en ellas.
El mayor Hasler de los Royal Marines, que manda la expedición, agita la mano en señal de despedia y pocos segundos después el submarinos da avante y se sumerge.
Las embarcaciones forman en V con la piragua de Halser en cabeza. No se distinguía la costa pero Hasler llevaba un brújula de muñeca y además conocía perfectamente las estrellas. La distancia a recorrer antes de llegar a la boca del Gironda era de 13 millas y tenían que empezar a remontar el río antes del amanecer para buscar un escondrijo durante el día.