15-10-2013
La Gloria o la Muerte.
Por Kelder Toti
La época en que los estrategas de EE.UU. creían que podían dirigir el mundo ha llegado a su fin, ya que los Estados Unidos no es capaz de enfrentarse por sí sola a una potencia emergente, pudiendo las potencias regionales controlar su periferia, convirtiendo a los Estados vecinos en tributarios, tanto a nivel político, ideológico, económico y militar.
Cuando la Unión Soviética colapsó, por la guerra de Afganistán, la caída de los precios del petróleo y la implosión del nacionalismo dentro de la URSS. EE.UU. se alzó como la superpotencia hegemónica. Parecía que el país había resuelto todos sus problemas externos. El mundo lo envidiaba. Pero las cosas han cambiado. La historia ha vuelto para vengarse al caer derrotada en Irak y Afganistán, por Estados al borde de la bancarrota.
Los estadounidenses se consideran a sí mismos una nación excepcional desde hace siglos y solo ahora empiezan a darse cuenta de las dificultades que tienen, en mantener la carrera hacia la supremacía global, al ser superado en su PIB por Europa y China. El término “excepcionalismo estadounidense” fue acuñado por el historiador francés Alexis de Tocqueville en su obra “La democracia en América”. A partir de los años 20 del siglo pasado el término empieza a utilizarse ampliamente.
El currículo de las universidades del país incluye un curso titulado 'El excepcionalismo estadounidense', la asignatura llamada 'El excepcionalismo estadounidense y los derechos humanos' forma parte también del Yale World Fellows Program, un programa de la Universidad de Yale que tiene como objetivo formar una red de nuevos líderes globales emergentes: lamentablemente llenan un jardín marchito.
El mito presenta a EE.UU. como una tierra prometida que da a los ciudadanos una oportunidad sin precedentes para conseguir la prosperidad y la libertad personal. Por otra parte, la nación estadounidense tiene una misión de liderazgo mundial que consiste en ilustrar al resto del planeta y difundir los valores y las instituciones democráticas. Los problemas llegan cuando los mitos se enfrentan con la realidad, y estos no tienen sustentación en el imaginario colectivo, que les permita imperar.
Es muy peligroso cuando los políticos y la sociedad no se percatan de que la brecha entre la ideología y la realidad se está transformando en un profundo precipicio, al no existir la menor viabilidad del proyecto político estadounidense, la decadencia de los Estados Unidos es la decadencia de la democracia tanto liberal como representativa.
A pesar de su deuda colosal y de sus acentuados problemas sociales, EE.UU. sigue siendo el centro clave de la influencia económica mundial. El país sigue cultivando la idea de su 'excepcionalismo', pero está perdiendo los elementos de este 'excepcionalismo' uno tras otro, frente a la flexibilidad de los chinos y el pragmatismo de los europeos, que hará echar al cesto de la basura de la historia los mitos de la ilustración, los mitos solo se pueden combatir con otros mitos.
Uno de los postulados principales –la importancia del trabajo individual como herramienta para lograr la prosperidad personal y colectiva- cae en el olvido, frente a la avalancha de inmigrantes ilegales de América Latina, que desplaza a la mano de obra califica e impide la revolución robótica, por su bajo costo: actualmente como mínimo un 35% de la población está inactiva y vive de los subsidios estatales.
Hay políticos conservadores que insisten en que esta situación convirtió a EE.UU. en un país 'niñera' e hizo que los estadounidenses perdieran su estilo de vida, que es consecuencia de la desindustrialización, quizás el auge del "valle del silicio" y los yacimientos de gas de esquitos, demoren en algo lo inevitable, su pérdida como potencia a nivel global, colocándola a nivel de la India o Brasil, fenómeno parecido al de Holanda (siglo XVIII) y la Gran Bretaña (siglo XX).
En cuanto al otro fundamento del 'sueño estadounidense' –la idea de que cualquier persona puede escalar infinitamente en la escala social independientemente de su origen, religión o nivel económico familiar–, cabe decir que el índice de la movilidad vertical en EE.UU. es uno de los más bajos entre los países desarrollados. Según el Centro de Investigación Pew, en EE.UU. los ingresos y la educación de los padres resultan más determinantes para la situación social del individuo que en Canadá o en Europa septentrional u occidental.
El postulado de que la sociedad estadounidense casi no está dividida en clases tampoco se corresponde con la realidad, por el contrario existe un florecimiento de la lucha de clase y étnicas, que destruirá la ilusión del crisol de razas, de darse una ola represiva de asesinatos selectivos como en los sesentas, es probable que estalle una revuelta urbana, entre la población caucásica la más perjudicada por las políticas de Washington.
Desde los años 70 del siglo XX la clase media está disminuyendo, mientras que el número de pobres aumentó en 15 millones de personas en lo que va del siglo XXI, lo que facilita el fermento del ultranacionalismo, integrismo cristiano y del aislacionismo. El 80% de los estadounidenses admiten que han estado desempleados más de un año, que se encuentran al borde de la pobreza o que han dependido de la asistencia social en algún momento de su vida, según las encuestas. Al mismo tiempo, por primera vez en la historia del país los ricos (un 1% de la población) tienen en sus manos el 19,3% del total de los ingresos familiares.
Hace tiempo el sistema político de EE.UU. fue un patrón que muchos países intentaron copiar. Hoy en día, la Constitución del país, un orgullo nacional y otra base de su mito sobre el 'excepcionalismo', se está quedando anticuada, y es un pesado lastre para sus planes imperiales, y solo violando su esencia se le puede sostener en el corto plazo como lo demuestra El Acta Patriota, mientras renacen de sus cenizas grupos etnocentrista como el Nazy Party, MNSA o las Milicias Estatales, que se preparan para “asaltar el cielo”.
Debido al sistema de división de los poderes y de controles y contrapesos estipulado por la Constitución, el Gobierno de EE.UU. paró sus actividades y todavía no ha podido reanudarlas. Un 'default' que puede enterrar tanto la economía del país como la de todo el mundo en cuestión de días, aunque es poco probable, en todo caso marca la caída en picada de la economía estadounidense muy similar a la bancarrota de la España de los Austria.
En cuanto a la política exterior del país, tampoco resultó eficaz. Tras iniciar prolongadas y dolorosas campañas en Irak y Afganistán, Washington se retira de los dos países sin conseguir objetivos importantes ni estabilidad. Junto con Francia e Italia, EE.UU. intervino en Libia y eliminó el poder estatal del país como tal, formando la coalición de Blanca Nieve y los sietes enanos, que perdió la paz y ganó la inestabilidad. Como resultado, nadie tiene ni idea de qué va a suceder en Libia, y lo más probable es que Libia se convierta en un país fallido, a menos que los grupos nacionalistas tomen el control del país, lo que sería una nueva derrota para las ideas liberales y democráticas en el Mediterráneo.
El efecto más inmediato es la imposibilidad de la colonización cultural de los Estados Unidos (USAID), “el arsenal de la democracia” se fábrica en China, no solo está resultando un fracaso militar, económico y también político; su modelo liberal no es viable, en naciones emergentes y países subdesarrollados, y no le permite a los países emergente crecer de manera armónica, la derrota en la América Española del populismo castrista, le abre las puerta a la visión corporativista, enemigo a acérrimo del “American Dream”.
La Casa Blanca no sabe qué hacer con un Egipto desestabilizado con su apoyo, y se ve sumergida en el conflicto sirio, donde los fundamentalistas islámicos arrinconan a los grupos pro-democrático. Empezó una nueva era en la que EE.UU. debe aprender a negociar con sus socios y aliados teniendo en cuenta sus intereses, y crear coaliciones para resolver problemas urgentes que ni siquiera un país influyente como EE.UU. puede solucionar en solitario, demostrando su debilidad como superpotencia.
Su decadencia tanto económica como militar, se reflejará en el ámbito de las ideas políticas arrastrando al cementerio de la historia a las ideas de la ilustración y del racionalismo; en Europa y América Latina renacerá de sus cenizas como el ave fenix las ideas ultranacionalistas, que desplazarán por su falta de viabilidad y sus disparates económicos y sociales a la visión liberal y al populismo castrista, en boga en estos tiempo, en todo caso La Gloria o la Muerte son el futuro próximo, en las potencias emergentes, en un ambiente similar a la Europa de los años treinta del siglo pasado.
Una Facción Nacionalista en el caos Obama
El National Socialist Movement (siglas: «NSM»; en español: Movimiento Nacional Socialista), originalmente Movimiento Nacional Socialista de los Trabajadores Americanos para la Libertad (National Socialist American Workers Freedom Movement), es una organización neonaziestadounidense.
Fundado en Detroit en 1974 por dos antiguos miembros del Partido Nazi Americano (American Nazi Party), el National Socialist American Workers Freedom Movement siguió siendo marginal al interior de la extrema derecha de los Estados Unidos hasta inicios de los años 90, para terminar convirtiéndose en la organización neonazi más importante durante los años 2000, y quizás el movimiento nacionalista más importante de la Unión. Oficialmente, reivindica el nazismo, organiza diferentes reuniones y manifestaciones y está activo en Internet; mientras que algunos de sus miembros han estado implicados en actos de violencia política y criminalidad clásica, que es usado por el FBI para perseguirlos, lo más prudente sería abandonar dicha práctica.
En marzo de 1959, George Lincoln Rockwell transformó el National Comittee to Free America from Jewish Domination en el American Nazi Party, el primer partido político estadounidense en reivindicar abiertamente la herencia política del nazismo y de Adolf Hitler después de la Segunda Guerra Mundial, incluso utilizando la organización, los símbolos y los uniformes del Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei, lo que es un grave, ya que al no utilizar vestimentas y simbolos americanos desprestigia al movimiento.
En 1966, bajo la influencia de una tendencia por Matt Koehl, el partido pasó a llamarse National Socialist White People's Party, por analogía con la National Association for the Advancement of Colored People, importante organización del movimiento por los derechos civiles, al cual se oponía, lo cual fue un error, ya que debe defender y proteger los derechos y deberes de los wasp y la comunidad católica aria.
El 25 de agosto de 1967, George Lincoln Rockwell, apodado el «Hitler americano», fue asesinado por John Patler, ex miembro del American Nazi Party.Después de la muerte de su líder histórico, el National Socialist White People's Party, bajo la dirección de Matthias Koehl, perdió su audiencia y se dividió en muchas organizaciones pequeñas, ese era uno de los objetivos del FBI al asesinarlo, ya que Platler cumplió una condena simbólica.
Dos altos cargos del American Nazi Party, Robert Brannen y Cliff Herrington, formaron en 1974 el National Socialist American Workers Freedom Movement en Saint Paul, Minnesota. Durante los años 1970, bajo la dirección de Robert Brannen, el grupo tenía solo una audiencia muy reducida. En 1983, Cliff Herrington se hizo cargo de la organización que se extendió por primera vez fuera de Saint Paul durante los años 1980; sin embargo, el National Socialist American Workers Freedom Movement siguió siendo muy poco conocido, en comparación con otras organización defensoras del supremacismo blanco, hasta 1993.
En 1994, Cliff Herrington renuncia al cargo de comandante de la organización en favor de su segundo, Jeff Schoep, entonces con 21 años, esperando atraer a los skinheads y a los jóvenes neonazis, jugada acertada ya que se debe atraer a la juventud a los ideales nacionales, evitando que drogadictos y delincuentes comunes militen en el movimiento.
El National Socialist American Workers Freedom Movement fue entonces renombrado como National Socialist Movement. Luego, Jeff Schoep trató de reunir a los miembros del Ku Klux Klan y a las pandillas de skinheads al interior de un United Patriot Front («Frente Patriótico Unificado»). Según la Anti-Defamation League, el nuevo comando y su activismo en internet permitieron al NSM ganar influencia y, en efecto, agrupó entre 100 y 200 miembros a inicios de los años 2000, repartidos en varias ciudades de los Estados Unidos, la propaganda por internet, twitter o gacetas deben ir dirigidas a la comunidad wasp.
Es indispensable para su expansión aliarse con las Milicias Independentistas de los Estados de la Unión, contando con grupos paramilitares, que en caso de que los Estados Unidos por las derrotas militares y los conflictos étnicos; propiciados por la élite de Washington, se intensifiquen por la errada política migratoria, le permita tomar el poder, y negociar condiciones más favorable para “el poder blanco” americano, que beneficiaría a los wasp.
Para lograr este objetivo, es imprescindible no violar la Ley bajo ninguna condición, mantener una actitud tolerante hacia las otras tendencias de la comunidad wasp, dándole seguridad y protección de la delincuencia de las otras comunidades; promover el protestantismo entre la comunidad como forma de aproximación ideológica; rebatir los argumentos de sus detractores con argumentos prácticos; desfilar en los pueblos y ciudades de la Milicias AS, bajo la tradición militar americana; en los pueblos deben crearse gacetas que informe lo que acontece en el pueblo, pero también en los alrededores con veracidad en los hechos; etc.