**SEPTIMA PARTE
Temas Varios 2**
A.S. ¿Cuántos aviones tenia su regimiento?
D.A. Tres escuadrones. Según el reglamento eran 12 pilotos en cada escuadrón. Pero en realidad los escuadrones nunca llegaban a estar del todo completos, siempre faltaba una escuadrilla. A veces un escuadrón estaba formado solamente por seis pilotos. En la guerra hay bajas. Algunos eran derribados, otros “se perdían”, otros estaban en el hospital.
Tu debes saber que los accidentes o las bajas fuera de combate sufridas por nuestras Fuerzas Aéreas durante la guerra a veces llegaban a alcanzar el 50% (y en ocasiones aun más). Y créeme, el La-5 ha contribuido notablemente en incrementar este porcentaje.
Te diré sinceramente una cosa. Jamás vi cómo en un combate derribaban a uno de los pilotos de nuestro regimiento. El combate aéreo se lleva en grupo solamente al comienzo, luego la formación se descompone y el combate se lleva en formación de pareja, y en el mejor de los casos en cuartetos. Y como regla general, al terminar el combate los pilotos van volviendo a su base en parejas, a veces incluso a solas. Van aterrizando un por uno, y es cuando empezamos a darnos cuenta que falta alguno de nosotros. Así que te quedas a la espera… Mientras le dura el combustible, aun quedan esperanzas. Cuando el tiempo se acaba, significa que tu compañero ha desaparecido. Y solamente más tarde nos enterábamos de lo que realmente había pasado. A veces ni esto, no recibíamos ninguna noticia. Evidentemente, parte de los desaparecidos volvían a la base. El destino de la otra parte era desconocido: “desaparecidos en combate”, y punto.
Nunca vi a ninguno de nuestros pilotos ser derribado en un combate. Pero vi a muchísimos (sobre todo de los novatos) estrellándose durante el aterrizaje o el despegue. Es que el La-5 no era un avión adecuado para pilotos de poca experiencia. El nivel requerido para pilotar un La-5 como mínimo tenia que ser “medio”. El La-5 mató a una gran cantidad de pilotos mal preparados o novatos. Lo que te dije antes: el ratio de siniestralidad era altísimo.
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A.S. ¿Se notaba mucho la falta de aviones (si se daba el caso)?**
D.A. A veces. Normalmente, cuando se requería reunir un “octeto”, lo reuníamos (la mayoría de las misiones de combate era realizada precisamente con ocho aviones). Pero a veces del todo escuadrón solamente podíamos reunir a seis aviones. O incluso solamente a cuatro. No había más y punto.
A.S. ¿Qué camuflajes se utilizaban en su regimiento?
D.A. El camuflaje estaba compuesto por una combinación de manchas de color verde y marrón. Las matriculas eran de color rojo. Las estrellas eran de color rojo, con un canto blanco. Los conos de hélice se pintaban con varios colores, en función del número del escuadrón. En nuestro 3er escuadrón los conos de hélice eran rojos. En los otros ya no recuerdo exactamente, creo que eran blancas, y de otros colores también.
A.S. ¿Pulían las superficies alares?
D.A. En pocas ocasiones. Recuerdo que en una ocasión esta tarea fue encomendada a las chicas, técnicas de las armas, pues se empeñaron tanto que llegaron a arrancar la pintura.
A.S. ¿No había pasta de pulir?
D.A. No, no había. Pulían las superficies con un paño suave.
A.S. ¿Pintaban las consolas de otro color?
D.A. No. Esto lo hacían los alemanes, pintaban de color amarillo las consolas. Lo hacían porque en un combate era más distinguir un avión.
A.S. ¿Dibujaban las estrellas por los aviones derribados?
D.A. No, en este aspecto nuestro regimiento era muy modesto. Además, nosotros no teníamos aviones asignados a cada piloto concreto. ¿Entonces para que vas a dibujarlas? Un vuelo sería realizado en un avión con dos decenas de derribos, el próximo vuelo con tres derribos. Sino que vas hacer, ¿volver a pintar cada vez que ibas a realizar un vuelo?
A.S. ¿En su regimiento había aviones con camuflaje blanco (camuflaje de invierno)?
D.A. No, no había. Ni tampoco pintábamos nosotros. Nosotros normalmente estábamos luchando en Ucrania. Es el sur.
A.S. ¿Si he comprendido bien, los aviones de su regimiento llevaban escudos personales?
D.A. Si, sobre todo al final de la guerra. En nuestro regimiento y también en otros regimientos. Dibujábamos sin miedo.
A.S. ¿Por qué “sin miedo”?
D.A. Porque al inicio de la guerra los alemanes procuraban derribar primero aquel avión que llevaba un escudo. Pero al final de la guerra pasaba exactamente lo contrario: cuando veían un avión con un escudo, se escapaban enseguida: “Por si acaso mejor no meterse con éste, a ver si éste es “algún Pokryshkin”…”. Los alemanes estaban perfectamente informados de que a nuestros pilotos más eficientes les gustaba llevar escudos en sus aviones.
A.S. ¿En su regimiento se llegó a realizar algún taran?
D.A. Hubo uno, en los documentos lo querían registrar como un taran, pero no lo hicieron. El nuestro y el alemán chocaron en el aire en un ataque frontal. Pero llegó el comandante de la División, estudió el caso y dijo: “¡Pilotando un avión como el “Lávochkin” hay que derribar con cañones!”. ¿Y que le ibas a decir? Tenía toda la razón. Así que aquel derribo quedó registrado como un simple choque.
A.S. ¿Usted tiene algún derribo?
D.A. Si, tengo dos derribos registrados en mi cuenta personal.
No es mucho, pero tienes que comprenderme correctamente. Yo empecé a luchar cuando ya quedaban pocos aviones alemanes. Nuestros pilotos les machacaron antes de mi llegada. Y los bombarderos alemanes simplemente no volaban, solamente volaban los cazas.
Otro factor a tener en cuenta: yo siempre volaba de punto. Yo era el escudo, mi líder – la espada. Por tanto, en un combate yo solamente veía como disparaba mi líder, pero a mi no se me presentaba ninguna oportunidad para derribar. Antes del despegue el líder siempre me avisaba: “¡No te separes de mi ni un centímetro! ¡No quites la vista del espacio aéreo!”. Así es como eran mis combates: él disparaba, yo miraba alrededor, para que nadie se le acerque. A veces, durante el combate se te presenta una clarísima oportunidad para derribar, solamente tenias que girar un poco el morro del avión, pero no podías: estaba prohibido abandonar a tu líder. Y esto es correcto: si voláramos en solitario, a nuestra bola, nos hubieran devorado.
Y por ultimo. En la guerra yo comprendí que es mucho más probable derribar a un caza en un ataque-sorpresa. En un combate maniobrable tienes menos oportunidades para derribar a tu enemigo.
Pero como te había dicho antes, tengo en mi cuenta personal a dos alemanes derribados. Derribé al primero cuando cubría las espaldas a mi comandante. Y estoy muy orgulloso por este derribo. El Messerschmitt atacó el avión de Lobanov (incluso al alemán le dio tiempo para abrir el fuego, por eso el avión de mi comandante aterrizó con un impacto de bala). Capturé al alemán en mi colimador. Le metí una ráfaga desde unos 100-120 metros. ¡Se incendió en un instante!
Sobre el segundo derribo, no estoy del todo seguro si fui yo quien lo derribó, dado que el combate transcurrió en condiciones muy curiosas. Todo pasó en el territorio de Alemania, en la región de Opelna.
Concluimos la misión de defensa de las tropas terrestres. Íbamos de vuelta a la base en pareja. Nos quedaban últimas gotas de combustible. Llegamos a nuestro aeródromo, ya se veían las pistas, cuando de pronto descubrimos a ocho Messerschmitt-109 que iban a la misma altura que nosotros. Estas canallas iban a atacar a nuestro aeródromo. Prácticamente no nos quedaba combustible, y además, lo que se debe hacer en estos casos es dirigirse a otro aeródromo vecino. Pero Lobanov era un piloto increíblemente audaz, no tenia miedo a nada. “Probaremos atacarles, a ver si conseguimos derribar alguno de ellos”. Los alemanes nos descubrieron en el último momento, enseguida se dividieron en dos cuartetos y se separaron cada uno por su lado.
Les impedimos realizar la misión, pero no conseguimos derribar a ninguno en el primer ataque. Lobanov tenia muy presente que emprendió una misión peligrosa (Lobanov no solamente era audaz sino también era calculador), y enseguida me dio la orden: “¡Alekseev, a las nubes!” (Luego me dijo que planificó el ataque de tal manera que si algo falla, pudiéramos escondernos en las nubes). Así que nos metimos en las nubes.
En las nubes perdí a mi líder. Volé durante un rato más. Ya no quedaba combustible, la aguja del indicador hace tiempo estaba en la marca roja. Así que decidí salir de las nubes. Salí por debajo, mire a mí alrededor. No había nadie. Encontré a nuestro aeródromo, volví a mirar alrededor: todo limpio. Me separé de las nubes y empecé a realizar la maniobra de aproximación para realizar el aterrizaje.
Me puse a aterrizar, iba bajando, estuve a punto de bajar el tren de aterrizaje, cuando giré la cabeza… ¡¡¡Me cago en la leche…!!! ¡Un “Messer”! ¡Detrás mió! ¡A punto de abrir el fuego! Y lo más importante es que me pilló casi en la frontera del aeródromo. Si esto hubiera pasado unos segundos más tarde, nuestros antiaéreos del aeródromo me hubieran cubierto. Pero ya no me quedaba más tiempo.
Enseguida me olvido del combustible. En esta situación aplica una regla bien sencilla: “Haz lo que sea, pero no vayas en línea recta”. ¡La palanca de gas “a tope”! ¡El paso de hélice en posición del paso mínimo! Lanzo periódicamente mi avión en deslizamiento derecho e izquierdo, pero el carbón se me enganchó y no me quería soltar. Las ráfagas pasaban al lado de la cabina (¡pude oír el sonido de las balas y de proyectiles!), por la derecha, por la izquierda. Veo como el contrachapado del ala se empieza a desprender a causa de los impactos, las balas impactaron en la consola alar. Y es cuando giré el avión tan bruscamente que el alemán se equivocó y se metió por delante. Ahora me tocaba a mí. Por lo visto, el alemán no era nada tonto, sabía que no podría escapar de un “Lávochkin” en vuelo horizontal, y tampoco podía retirarse en picado, dado que no tenía suficiente altitud para hacerlo. Así que lo que hizo es lanzar su avión en vertical para ganar altitud. Yo – detrás de él.
Lo alcancé en la vertical, lo capté en el colimador - ¡ráfaga! ¡Otra!... Y es cuando se me paró el motor. El combustible se había agotado por completo. Y menos mal que gané altitud mientras perseguía al alemán. Vi el aeródromo (resultó ser que el combate transcurrió prácticamente encima del aeródromo). Pensé: “solamente he de llegar hasta el campo, allí podré aterrizar sobre la panza”. Fui volando en planeo (sin bajar los flaps). Miré hacia abajo, y al parecer aun tenia suficiente energía potencial para poder sobrevolar el aparcamiento de aviones, así que decidí bajar el tren de aterrizaje. Puse la palanca en posición “bajar tren”, las patas se soltaron sin problemas (justo antes de tocar el suelo, como me habían dicho luego), y el avión comenzó a rodar por la pista. Oí el ruido de los neumáticos. ¡Que alivio!
Salí de la cabina, vinieron corriendo mis compañeros: “¡Que grande! ¡Excelente trabajo!”.
Yo pensé que me elogiaban por el aterrizaje, pero era por el alemán derribado. Según ellos, después de mis ráfagas el Messerschmitt, sacando abundante humo y perdiendo altitud se dirigió lentamente al oeste. Yo no vi como cayó aquel Messerschmitt, ni creo que nadie de mis compañeros lo vio, pero el comandante del regimiento (el también vio el combate) dijo: “Apuntad el derribo a nombre de Alekseev, aquel alemán no llegará lejos. Con el motor en este estado no llegará a ninguna parte”. Así es como me adjudicaron el segundo derribo. Pero hasta hoy en día tengo dudas respecto a aquel derribo. Mi avión fue reparado enseguida, unas horas después de aterrizar. Así que continué luchando en aquel "La".