11-08-2006
Kurt Knispel nació en1922 en la región de los Sudetes y murió en acción en abril del 45, de estatura media, cabello negro demasiado largo, cabello por el que al parecer recibió más de una reprimenda. Entró en el ejército a la edad de 18 años ósea en 1940, en el Batallón de Entrenamiento de Reemplazo Panzer, en Sagan, en la Baja Silesia. El 1 de octubre de 1940 fue destinado a la 3ª Compañía del 29º Regimiento Panzer de la 12ª División Panzer. En ella termino su entrenamiento como cargador y artillero en un Pz-IV; el proceso duró hasta el 11 de junio de 1941, con varios cursos en Sagan y Putlos.
Bajo las órdenes del teniente Hellman, fue artillero de un Pz-IV durante Barbarroja, participando en el asalto inicial formando parte del LVII Cuerpo de Ejército del Panzergruppe 3. Combatió desde Yarzevo hasta Stalingrado, en el norte en la región de Leningrado-Tikhvin, y en el Cáucaso bajo el mando de Mackensen.
A finales de enero de 1943 regresó a Putlos, para su entrenamiento con los nuevos carros Tiger. Hasta ese momento, Knispel estaba acreditado con 12 victorias, formó parte del grupo que fue enviado al 500º Batallón Panzer en Paderborn, grupo dirigido por el Oberfeldwebel Fedensack. Este grupo se convertiría en la 1ª Compañía del 503.Schwere Panzer Abteilung.
Kurt Knispel y los carros Tiger II del 503º
Más tarde combatio en la bolsa de Cherkassy, en Vinnitsa, Jampol y Kamenets-Podolsk. En Francia, combatió con Tigers-II en la zona de Caen. Vuelto al Frente Oriental, combatió en Mexotur, Tookszentmiklos, Cebled, Kekskemet, la cabeza de puente de Gran, Gyula, Neutra, Bab Castle , en este último lugar Knispel informo que su carro Tiger II recibió 24 impactos, Laa, y finalmente Wostitz, donde murió en combate en abril de 1945.
Fue con mucha diferencia el mejor carrista y el que obtuvo más éxitos de la II Guerra Mundial. Combatió prácticamente en todo tipo de tanques, como cargador, artillero y comandante. Recibió la Cruz de Hierro de Primera Clase después de conseguir su víctima número 15, y la Insignia de Oro después de más de 100 batallas de tanques. Cuando destruyó el tanque número 126 y otros 20 sin confirmación recibió la Cruz de Oro. La pregunta ahora es porque no le concedieron la Cruz de Caballero a pesar de sus éxitos y de haber sido cuatro veces recomendado para ella.
Puede haber sido por el incidente que mas abajo paso a relatar, sin duda algo tuvo que ver en ello.
El incidente en cuestión ocurrió en Cracovia. El III batallón del 4º Regimiento Panzer de la 13º División Panzer había salido de Alemania con los nuevos Panzer IV Ausf F2. Su destino era el área de Elista-Maikop, donde la división trataria de abrirse paso en dirección al Cáucaso en los meses de julio y agosto del 42. Al llegar a la estación de Cracovia, el convoy permanece durante varias horas parado allí. En ese tiempo, Knispel observa cómo un soldado de las fuerzas de defensa regional vestido con uniforme del Heer, muy joven y posiblemente polaco, golpea a un prisionero con la culata de su fusil, con el prisionero ya tumbado en el suelo la emprende a patadas con el . Kurt Knispel, ignorando los consejos de su amigo y jefe de carro Rubbel, se apea del carro y del convoy, caminando hacia la escena, mientras, el guardián grita, golpea y patea al indefenso prisionero, el cual, exhausto y sin poderse poner en pie permanece en el suelo. Knispel, lleno de rabia, empuña su pistola, apunta al soldado, y se encara con él:
"¡Detente, cerdo!"
"¿Qué es lo que quieres?"
"¡Pronto te lo mostraré!"
Knispel, lleno de rabia, golpea al soldado con la mano abierta. Posiblemente asestándole una bofetada.
El soldado apunta con su rifle a Knispel, pero éste es más hábil que el soldado. Le arrebata el arma, lanzándola contra la línea férrea y rompiéndola en el proceso. Tras esto, el sorprendido soldado recibe unos cuantos golpes.
Knispel, más calmado, se vuelve a su carro con una sonrisa en su cara. El soldado, escarmentado, recoge lo que queda de su arma y trata con mayor corrección al prisionero... al menos de momento. El mayor premio de Knispel: la cara de gratitud del prisionero. Sin embargo, hasta el jefe del batallón se enteró del incidente. El tren, por fin, se pone en marcha. En la siguiente estación es detenido. Una escuadra de la Feldgendarmerie busca a un hombre cuya descripción corresponde a la de Knispel.
"Si lo que queréis es llevaros a uno de nosotros con vosotros, entonces uno de vosotros tendrá que permanecer aquí y sentarse en el carro", replicó el jefe de compañía. La Policía Militar insiste. Y el jefe de compañía más aún. Desenfunda su pistola y amenaza:
" ¡En este tren yo estoy al mando! ¡Cualquiera que ponga el pie en él sin mi permiso será fusilado!"
La Policía Militar, ante la gravedad de la situación no insiste. Se retira e informa de que el hombre que buscaban no se encontraba en el convoy, olvidándose, aparentemente, el asunto.
Sin embargo, en ese mismo viaje ocurrió un incidente con unidades de las SS. Que más que incidente, es una anécdota.
Junto a las unidades de la 13º división Panzer, viajaban camino del Cáucaso unidades de la 5º división. SS Wiking. Especialmente, lo que llamó la atención de los miembros de la 13º Panzer fueron unos misteriosos "vagones sellados" pertenecientes a la división. Wiking. Intrigados por el enigma y secretismo de esos vagones, Knispel y sus compañeros hablaron sobre cómo desvelar el misterio:
" Creo que Kurt puede abrir las cerraduras sir que sea notado "
" Bien Kurt, ¿ podría ser posible ? "
" Sí, es posible. Aprendí el oficio de cerrajero. Si queréis lo puedo intentar. "
A la una de la madrugada,y con los SS dormidos como troncos, Knispel se puso manos a la obra. Sus compañeros le ayudaron ocultando sus intenciones. Tras varios intentos, Knispel logró su objetivo, la puerta de uno de los vagones fue cuidadosamente abierta, sin hacer el menor ruido. Dos hombres entraron, y se encontraron con un auténtico tesoro para los combatientes del frente ruso: alcohol de todas clases, café, chocolate, tabaco etc
Se llenaron dos sacos con café y otros dos sacos de cosas diversas y variadas. Tras el hurto, la ocultación. El alcohol encontró su lugar en el interior de los cañones de los carros de la compañía, el café entre los filtros de aire, etc.
Nadie pareció darse cuenta del hurto. Cuando los SS siguieron su camino, todo el mundo exhalo un suspiro de alivio. Gracias a su habilidad como cerrajero, la compañía de Knispel pudo beber café, alcohol y fumar tabaco durante meses.
De momento, esto es todo lo que se de la vida de Kurt Knispel, un verdadero as de los carros con 168 victorias acreditadas y que posiblemente llegó hasta las 195.
Saludos
