12-07-2006
Se sabe muy poco de las investigaciones atómicas japonesas durante la guerra. Hasta la década de los setenta no se conocía nada de ellas, y aún hay muchos puntos oscuros. El grupo principal de investigación estaba dirigido por Yoshio Nishima, un físico de prestigio, amigo de Niels Bohr, y uno de los grandes científicos japoneses de su época. Desde comienzos de los años treinta había estado investigando física de partículas en su laboratorio de Riken, construyendo su propio ciclotrón. Se puso varias veces en contacto con el Ejército, buscando financiación para su programa de física nuclear, y preocupado por que Japón se quedara atrás en la carrera hacia el arma atómica, que sospechaba que ya había empezado. Finalmente, en septiembre de 1940 el Ejército accedió a dar financiación al grupo de Nishima, con lo que Riken se convertió en una instalación militar, y el programa quedaba bajo el mando del general Takeo Yasuda. Su principal tarea fue la búsqueda de una técnica para el enriquecimiento de uranio (aumentar la proporción del isótopo U-235), para lo que se centraron en el método de difusión térmica gaseosa (que había sido desarrollado por los alemanes, pero que fue descartado por éstos por sus malos resultados, por lo que no se puede pensar que hubo intercambio de información en este tema). En general tuvieron que partir casi de cero, y antes de eso tuvieron que desarrollar técnicas que iban desde la prospección de uranio (se encontraron yacimientos en Corea) hasta su procesamiento. Finalmente construyeron una planta de separación de isótopos, que habría acelerado bastante el programa, pero fue destruida por un bombardeo en abril de 1945, cuando todavía no estaba operativa. Para evitar los bombardeos, que practicamente arrasaron Riken, todas las instalaciones se trasladaron a Konan, en Corea, donde siguieron trabajando hasta el final de la guerra y la ocupación soviética.
En cuanto a las perspectivas de futuro, se conoce un informe fechado en marzo de 1943, en el que se llegaba a la conclusión de que Japón tardaría diez años en desarrollar la bomba atómica, y que había que descartar también que los Estados Unidos la consiguiera a corto plazo. Al parecer habían descartado la fabricación de una bomba de U-235, por las dificultades en encontrar un método de separación de isótopos lo suficientemente bueno, y su objetivo era la construcción de un reactor de uranio y agua ordinaria como moderador, lo que habría precisado utilizar como combustible un uranio muy enriquecido, mucho más que si se utilizase agua pesada (pero ésta era muy difícil de conseguir).
Hubo además otro proyecto de investigación más modesto, a cargo de la Armada, y dirigido por Bunsaku Arakatsu, un discípulo de Einstein, en la Universidad de Kioto. Sobre sus resultados aún hay menos información que del de Konan.
Como curiosidad, hace un tiempo escribí algo sobre la red Tô de espionaje japonés en Estados Unidos (https://mundosgm.com/smf/index.php?topic=311.0). Como no tengo escáner, estuve buscando en internet alguna fotografía de su director, el español Angel Alcázar de Velasco. En varias páginas (de esas que los protagonistas de El péndulo de Foucault llamarían diabólicas) encontré historias que hacían de Alcázar un superespía que transmitió a los japoneses todos los secretos de la bomba atómica. También hay historias de una supuesta prueba atómica japonesa el 12 de agosto de 1945. Lo cierto es que, aunque los japoneses se tomaron en serio la investigación atómica, estaban demasiado limitados por su escasez de recursos como para tener algún resultado a corto o medio plazo.