Cuarta Parte
P: ¿Cuantos IL-2 participaban habitualmente en un ataque?
R: Eso depende. En las misiones de “caza libre” participaba una pareja, a veces – dos parejas. Para atacar un objetivo importante participaban de seis a dieciséis aviones en un solo ataque.
P: Usted personalmente como disparaba – ¿con corrección por trazadoras o el tiro directo?
R: En general, con corrección por trazadoras.
P: ¿Cual era el consumo de munición en el combate?
R: Yo normalmente gastaba toda la munición. Siempre volvía con las cajas de munición vacías. En muy pocas ocasiones me quedaba algo. Recuerdo que Krasnolutskiy me echaba broncas: “¿¡Que haces, y si de vuelta te encuentras con los cazas, con que te vas a defender!?
P: ¿Para cuantos ataques seguidos llegaba la munición?
R: A veces para un solo ataque. En el frente de Leningrado, cuando solamente realizábamos un ataque por misión, yo llegaba a gastar toda la munición. Mientras picas de mil metros de altitud a doscientos – se puede gastar toda.
P: ¿Se podía realizar figuras de alto pilotaje con un IL-2? En caso afirmativo, ¿eran aplicadas en los combates?
R: Se podía. Con un IL-2 se podía realizar todas las figuras de alto pilotaje, pero no aprovechábamos esta posibilidad en los combates, porque un “Messerschmitt” realizará todas estas figuras mejor y mas rápido. Nuestra principal maniobra “anti-caza” era ponerse en círculo defensivo, realizando el mínimo viraje posible. En caso de no poder ponerse en “círculo” por alguna causa – lanzábamos el avión de forma no sistemática a la derecha-izquierda o arriba-abajo.
P: El motor: ¿su potencia, fiabilidad, techo de servicio? ¿Tenía forsázh? (El régimen de funcionamiento potenciado, nota de HR). En caso afirmativo - ¿sus posibilidades, el tiempo de funcionamiento del motor bajo este régimen? ¿Cuál era la vida útil del motor? Es que las estadísticas de la producción de los Shturmovík son curiosas: la cantidad de los motores fabricados durante la guerra equivale a la cantidad fabricada de los propios Shturmovík. En caso de otros aviones, la cantidad de los motores fabricados excede un 30-40% al número de estos aviones fabricados.
R: Los IL-2 monoplaza estaban dotados del motor AM-38, el motor AM-38F empezó a instalarse en las posteriores versiones biplaza. Tanto uno como otro eran muy fiables, aunque el AM-38F era notablemente más potente. Se notaba enseguida. Para dejar fuera de servicio este motor se necesitaba un impacto directo de un proyectil antiaéreo. Todo lo demás lo aguantaba sin problemas. De todas formas nosotros “ahorrábamos” el recurso del motor. Procurábamos no abusar de la palanca de gases. Antes de realizar el ataque, fijábamos las revoluciones y no volvíamos a tocar la palanca de gases ni durante el picado, ni durante la salida del picado. A veces, justo al final de la salida del picado aumentábamos un poco el gas, pero normalmente no hacia falta. Durante la retirada del objetivo aumentábamos el gas, pero nunca llegábamos a las máximas revoluciones. Cuando nos escapábamos de los cazas y nos poníamos “en circulo”, a veces bajábamos las revoluciones para reducir el radio del viraje. El forsázh como tal no existía. Había una posición de la palanca - “máximas revoluciones”. Pero este régimen de funcionamiento se utilizaba solamente durante el despegue. Una vez alcanzados 200 por hora, bajábamos el gas. Durante el combate nunca utilizábamos revoluciones máximas.
Cuantas horas de funcionamiento aguantaba el AM-38 - no podré decir ahora mismo, pero yo diría que unas 120 horas – tranquilamente. Normalmente el propio Shturmovík tenía vida útil mas corta que su motor. El motor tenia un recurso de sobras, con reserva. El avión era dado de baja por el desgaste antes que su motor. Por esto siempre teníamos una reserva de motores operativos usados.
P: ¿Los motores fallaban a menudo? En caso afirmativo, ¿los fallos eran a causa del desgaste, del mantenimiento inadecuado?
R: Si te lo acabo de decir – los motores fallaban muy poco. La mayoría aplastante de los fallos era debida a los daños sufridos en los combates.
P: La hélice: ¿era de paso variable? ¿El mando del paso de hélice se manejaba sin dificultades?
R: La palanca de paso de hélice era utilizada continuamente. Cada fase de vuelo exigía un paso de hélice determinado. El paso se manejaba muy fácilmente, sin ninguna dificultad.
P: ¿Desde donde os eran suministrados los repuestos?
R: Los repuestos eran suministrados de forma centralizada. Se suministraba cualquier tipo y en cualquier cantidad. Incluso en el 1942 no había ninguna interrupción en el suministro de repuestos para los IL-2. No se por que. En nuestro aeródromo estaba también un regimiento de cazas, pues ellos en algunas ocasiones sufrían interrupciones en el suministro de repuestos.
P: ¿Cual era la capacidad de supervivencia del avión en un aterrizaje de emergencia? ¿Hasta que punto era peligroso para el piloto? ¿Las posibilidades de reparar el avión posteriormente?
R: Aterrizábamos “sobre la panza” con bastante frecuencia. Si el aterrizaje se producía en un lugar adecuado y de forma correcta, la tripulación no sufría ningún daño. El avión era reparado rápidamente, era cuestión de pocos días. Esto cuando los daños sufridos en el combate eran relativamente leves. Mi IL-2 al recibir 126 impactos no fue reparado y fue dado de baja. Estaba hecho polvo.
P: Cuando los aviones volvían dañados, ¿cuántos impactos tenían y de que calibres? Hágame una valoración visual de la potencia de los cañones alemanes de 20mm.
R: Los aviones tenían impactos “de todo” – empezando por las balas de rifles y metralletas y acabando por los proyectiles de 37mm y de metralla de los proyectiles de 88mm. Aquellos que no nos disparaban - es porque no lo querían hacer. Un proyectil de 20mm dejaba en las alas un orificio de unos 20-25mm, en el casco blindado – de 2 a 8mm. A veces simplemente dejaba una abolladura o una ralla en la coraza. Esto dependía del ángulo de impacto y de la velocidad del proyectil. También dependía del tipo de proyectil – si era perforante o explosivo. ¿Cuántos impactos había? Depende, a veces había muchos, por lo menos hasta varias decenas de agujeros en las alas y en la cola.
P: ¿Durante el invierno vestían monos de piel? ¿Como influía este hecho en la comodidad de manejo del avión y en la circunspección (visión periférica)? ¿Cómo variaba el tipo de ropa a lo largo de la guerra?
R: Si, utilizábamos monos de piel. El conjunto era el siguiente: el mono de piel, los úntis (calzado de piel, nota de HR) y los guantes de piel. A mí en particular no me gustaban esos guantes, prefería los guantes normales. El motor desprendía mucho calor dentro de la cabina, nunca notábamos frió excesivo. Mas tarde nos empezaron a suministrar las chaquetas y los pantalones de piel, así que todo el mundo dejó de utilizar los monos. La chaqueta y los pantalones eran separados, por eso vestirlos era más cómodo que vestir el mono. Durante la primavera y en otoño vestíamos monos de entretiempo. En verano vestíamos monos de verano, a veces ni eso –volábamos directamente con el uniforme.
P: El personal de mantenimiento técnico: ¿tipo de especialistas, cantidad, condiciones de mantenimiento?
R: Cada avión tenía asignados: el técnico del avión, el mecánico de motores, el armero y el técnico de mantenimiento de la radio. Una escuadrilla – eran cuatro aviones – adicionalmente tenía asignado al técnico de la escuadrilla. La escuadrilla también tenía asignado a un ingeniero de la escuadrilla y al ingeniero de armas de la escuadrilla. El ingeniero de armas de la escuadrilla era responsable de colocar los detonadores en las bombas. En caso de los cohetes RS, los detonadores eran colocados por los armeros. Adicionalmente, cada escuadrilla disponía de un técnico de laboratorio fotográfico. Su función era el revelado de las películas y otros trabajos que tenían que ver con el fotocontrol.
P: ¿Cual era el pintado de los aviones?
R: El camuflaje llevaba manchas de color verde oscuro y verde claro. Las superficies inferiores eran color azul. La matricula del avión era de color blanco. (Yo siempre volaba con el numero “11”). Los conos de hélice se pintaban de distintos colores en función del escuadrón – de color rojo, blanco, otros colores, ahora no recuerdo. Las puntas de las aspas de la hélice se pintaban de color amarillo. En el año 1945, con el permiso de los mandos, algunos de nuestros pilotos pintaban en los fuselajes los nombres de sus amigos caídos en combate. Recuerdo cuando derribaron a Grisha Tsukanov, y su amigo Anatoliy Timoshenko dibujó con letra grande en el fuselaje de su avión un sobrescrito que decía: “¡Por Grisha!”. Recuerdo también que algunos llevaban dibujado un sobrescrito “¡Por la Patria!”.
P: ¿Volvían a pintar de nuevo los aviones en su regimiento? Y otra cosa: ¿durante el invierno pintaban sus aviones de color blanco, con cal?
R: El pintado de fábrica era satisfactorio. Jamás volvíamos a pintar nuestros aviones, ni en el invierno ni en el verano. Nosotros durante todo el año teníamos aviones con camuflaje verde, jamás tuvimos de color blanco.
P: ¿Habían realizado alguna mejora del avión directamente en su regimiento?
R: Se introducían mejoras en la radio. Los aviones venían de fabrica con los radiotransmisores que funcionaban de forma repugnante, era imposible utilizarlos – el ruido de interferencias en los auriculares era insoportable. Pero cuando nuestros técnicos de radio tocaban algo allí dentro, la comunicación se volvía “limpia” y estable. También introducían alguna mejora en el sistema de lanzamiento de bombas. En aquel entonces no me fijaba en estos detalles.
P: ¿En alguna ocasión realizó el aterrizaje forzoso?
R: Yo – no. Siempre conseguía llegar hasta la base.
P: ¿Cuantos vuelos de combate realizó?
R: Ciento once. Realicé el último vuelo el día 13 de mayo del 1945, para atacar la isla de Swenemunde. En esta isla se encontraba una agrupación de alemanes que se negó a entregarse a nuestras tropas. Así que les tuvimos que atacar. Pero me condecoraron con el “Héroe de la Unión Soviética” por mi 105-o vuelo.
P: ¿Qué es lo que se consideraba como “vuelo de combate” y cómo cambiaba la interpretación de este termino a lo largo de toda la guerra?
R: Un vuelo de combate - es aquel vuelo en el cual se logra el objetivo de la misión. Así era desde el inicio hasta el final de la guerra.
P: ¿Las bajas de los pilotos y de los artilleros? ¿La proporción de estas bajas? ¿Cuáles eran las bajas en su regimiento en las diferentes etapas de la guerra?
R: No podría decir exactamente, pero si no recuerdo mal, a lo largo de la guerra iban igualados. Al principio, cuando volábamos con IL-2 monoplaza, morían solo los pilotos. Posteriormente añadieron el puesto del artillero. Las bajas de los artilleros eran superiores a las bajas de los pilotos, pero por su puesto que no eran varias veces superiores. A finales de la guerra las bajas de ambos se igualaron. Te diré una cosa: normalmente, cuando el avión volvía entero, entonces tanto el piloto como el artillero estaban vivos; si el avión quedaba derribado, morían los dos. Yo durante toda la guerra solamente tuve a dos artilleros. El primer artillero se llamaba Iván Avdónin. Una vez voló con otro piloto, con Leoníd Kuznetsóv (en aquel momento yo estaba herido y no volaba). Cuando les derribaron, ellos hicieron un aterrizaje de emergencia en la retaguardia enemiga. Cuando iban camino hacia nuestro territorio, por la noche se separaron uno del otro y se perdieron. Kuznetsóv pudo llegar, Avdónin – no. Cayó prisionero, pero pudo sobrevivir el cautiverio alemán. Luego volvió a casa. Después de Iván Avdónin mi artillero era Nikoláy Stepánovich Pleshílov. Volé con él hasta el final de la guerra.
Referente a las bajas, seria más correcto hablar sobre el tipo de acciones bélicas llevadas a cabo - y no sobre los periodos de tiempo. Sufríamos las mayores bajas humanas y de aviones cuando atacábamos a los objetivos fuertemente protegidos por la defensa antiaérea – embarcaciones, aeródromos, fortificaciones, puertos. En este caso las bajas no dependían de la etapa de la guerra. Las bajas siempre eran importantes cuando se atacaba un objetivo de esta magnitud. En el año 1942 y durante la primera mitad del 1943 hay que destacar que nosotros sufríamos importantes bajas por culpa de los ataques de los cazas. Era porque nosotros pilotábamos IL-2 versión monoplaza. Además, nosotros volábamos en los sectores del frente que estaban repletos de cazas alemanes. Nosotros no teníamos suficientes cazas para disponer de escolta, y aquellos cazas que teníamos - eran inferiores a los “Messerschmitt” en cuanto a características técnico-tácticas. En aquel entonces un piloto de IL-2 rara vez conseguía realizar más de 10 vuelos de combate, porque los cazas alemanes tenían el dominio del espacio aéreo. Sabes, a veces despegaban seis u ocho aviones, y solamente volvía una pareja. Todo estaba claro, hacíamos solo una pregunta: “¿¡Como fue!?” – “Fueron los Messerschmitt”.
Cuando empezamos a disponer de IL-2 biplaza, nuestras bajas disminuyeron drásticamente. Ya te lo había dicho. A partir del final del 1943 y hasta el final de la guerra nuestras bajas se producían básicamente a causa del fuego de artillería antiaérea. Si alguno de nosotros era derribado por un caza alemán – era una situación de emergencia, una excepción.
P: ¿Siempre disponían de escolta de los cazas? ¿La relación numérica entre nuestros cazas de escolta y los cazas alemanes atacando?
R: Había de todo. Digamos, más de la mitad de los vuelos de combate eran efectuados con escolta de cazas. Además, realizábamos misiones de “caza libre”, en este caso la escolta no era necesaria. Las misiones de “caza libre” siempre eran realizadas sin escolta. He de decir que incluso en el año 1942 nuestro comandante Krasnolutskiy siempre conseguía que en nuestro aeródromo esté emplazado algún regimiento de cazas, por esto no solíamos tener problemas para “conseguir” la escolta. Así que realizábamos pocos vuelos sin escolta de cazas. Otra cosa es que la escolta podía ser pequeña – 2-4 aviones, y además sus características técnico-tácticas no eran de las mejores. Durante el 1942 y al comienzo del 1943 a menudo nos escoltaban los I-16 y los “Hurricane”. Es evidente que una pareja de I-16 o de “Hurricane” para escoltar a un grupo de 6-8 Shturmovík no era suficiente. Los alemanes nos atacaban en grupo de 4-8 aviones, una pareja de Messerschmitt involucraba en combate a nuestra escolta, el resto de ellos empezaban a machacarnos a nosotros. Nos metían mucha caña. IL-2 es un avión excelente y con un armamento muy potente, pero en su versión monoplaza estaba totalmente desprotegido por detrás.
Posteriormente la situación con la escolta de cazas mejoró. El frente empezó a recibir aparatos más modernos. Empezamos a disponer de más cantidad de cazas, y con mejores características. Empezaron a suministrar de forma masiva a los LaGG-3, los P-40 “Kittyhawk” y “Tomahawk”, los “Yak”, La-5 y los “Airacobra”. Los tres últimos ya eran lo suficientemente modernos para enfrentarse de igual a igual con los “Messerschmitt”, por tanto los alemanes sencillamente ya no podían alcanzarlos. Yo tuve nueve combates aéreos con los cazas enemigos - y eso con ciento once vuelos de combate realizados. Esto es menos de cada décimo vuelo, aunque en el aire nos encontrábamos con los cazas alemanes con mucha mayor frecuencia; es porque nuestros cazas simplemente no les dejaban acercarse a nosotros. Por tanto podemos decir que nuestra escolta era eficiente.
En nuestro regimiento la coordinación entre los Shturmovík y los cazas de escolta era excelente. Cuando nos acercábamos al objetivo, sabíamos que nuestros cazas nos están cubriendo a por todos lados y por arriba. Escuchando las comunicaciones por radio nosotros sabíamos que se esta llevando a cabo un combate aéreo entre cazas, pero ni siquiera veíamos a los alemanes. Y cuando nuestros cazas se encontraban con muchas dificultades, nos pedían por radio que nos retiráramos: ““jorobados” (una de las formas de llamar a un IL-2 por su característico perfil. Nota de HR), tenéis que largarse, nosotros hemos de acabar” – esto significaba que se les esta terminando el combustible y la munición. Entonces nosotros procurábamos no realizar mas ataques y terminar la misión. Es que cuando derribaban a un IL-2, echaban toda la culpa directamente a los pilotos de caza, así que ¿para que íbamos a poner en compromiso a los muchachos?
Los pilotos somos gente especial – nos encanta pinchar o incitar unos a otros. Nos gustaba cabrear a nuestros “hermanos-cazas”. Después de realizar la misión, les preguntábamos:
Es que los pilotos de Shturmovík realizan un combate en cada vuelo realizado, insisto, en cada vuelo se produce un ataque, con “humo y fuego”. ¿Y en caso de los cazas? Se produce un combate aéreo en cada cinco vuelos realizados, o incluso menos. Nosotros lo sabíamos perfectamente, y por eso les pinchábamos, pero era sin rencor en absoluto, era un juego amistoso. Nosotros sabíamos perfectamente que en un combate el piloto del caza hará todo lo imposible para defender a un Shturmovík, que se pondrá delante de las ráfagas alemanas para protegerlo. En ocasiones los cazas atacaban objetivos de tierra junto a nosotros (en ausencia de cazas alemanes). Antes de entrar en picado miras de lado, y ves una pareja de cazas crujiendo a los antiaéreos. Nosotros comprendíamos que los muchachos se encontraban muy incómodos por estar “sin hacer nada”.