21-09-2007
Conozco por lo menos 2 soldados que regresaron a pie. Está en los libros.
21-09-2007
Conozco por lo menos 2 soldados que regresaron a pie. Está en los libros.
21-09-2007
Entonces con este ya van 3 <<34
21-09-2007
Muy bueno Zhukov. Segun tengo entendido nadie escapó del cerco caminando pero vaya uno a saber.
Entonces 3. <<37
23-09-2007
Relatos de Guerra
Un Triangulo Azul ,Una S Blanca IV
Españoles en Mathausen
Continuacion...........
Regreso a Mathausen
En los primeros días de octubre, Cerezo fue enviado de regreso a Maúthausen; unos días después le tocó el turno a López. Y se produjo un milagro: los SS trataron a Cerezo como a un simple Zugänger, un recién llegado. Por lo que a López respecta, fue enviado a una compañía disciplinaria por espacio de un mes y tuvo que llevar el distintivo rojo y negro (fugitivo) que le significaba especialmente a los ojos de los SS.
Seis meses más tarde llegaría a Mauthausen Velasco, procedente de un hospital militar; le fueron administrados dos series de veinticinco vergajazos cada una.
Izquierdo, por su parte, pasó varios meses en compañía de los prisioneros de guerra franceses, y cuando fue descubierto le enviaron a Neubrandenburg.
Cuando supo que iba a ser devuelto a Mauthausen pidió que en vez de eso le fusilasen. Fue trasladado a, una prisión de Berlín, donde se rompió adrede un brazo. Finalmente le enviaron a Dachau, donde permaneció hasta la Liberación, regresando posteriormente a París.
En cuanto López fue trasladado a la compañía disciplinaria, los españoles le ayudaron dándole cada uno de ellos una cucharada de sopa y un trocito de pan.
Ahora bien, todo resultó verdaderamente extraordinario en esta aventura: los prisioneros alemanes, en señal de admiración ante su hazaña y, disponiendo como disponían ellos de diversos "trucos" para "organizar", le proporcionaron alimento en abundancia y le protegieron, lo que permitió a su vez a López ayudar a otros españoles del campo.
A finales de diciembre de 1941, los SS organizaron un nuevo kommando constituido al principio únicamente por españoles:
Steyr. Durante varios meses partían en camiones a las cinco de la m4ñana y regresaban por la noche. Otros partían en tren, que se detenía en pleno campo, con el fin de no encontrarse con la población civil, y luego tenían que caminar durante dos o tres kilómetros hasta llegar a su lugar de trabajo, hundiéndose hasta las rodillas en una espesa capa de nieve.
Fue por aquellas fechas cuando empezaron a llegar los primeros convoyes de checoslovacos y yugoslavos, que fueron destinados inmediatamente a los peores kommandos: Siedlungsbau, la cantera, la compañía disciplinaria.
Es de recalcar los malos tratos infligidos por los SS a los checos, varios de los cuales resultaron muertos durante la jornada de trabajo, y a los que, después de pasar lista por la noche, les hacían dar vueltas al recinto del campo, cargando pesadas piedras. Tal proceder se prolongó hasta el exterminio total de esos camaradas de infortunio.
Para incrementar las posibilidades de supervivencia, era necesario lograr introducirse en un kommando como especialista. En el transcurso del año 1942 conseguimos resolver de esta suerte los problemas de trabajo y de alimentación de varios compatriotas y, consecuentemente, ayudar algo a los que trabajaban en peores kommandos, así como en la cantera.
En el grupo de los electricistas había buenos camaradas austríacos, alemanes, checos y el húngaro Esteban Balogh, que nos tenían al corriente de las noticias que difundía la radio y que escuchaban mientras simulaban estar arreglando los aparatos de radio de los SS.
El camarada Balogh, un veterano de las brigadas internacionales, estaba en estrecha relación con la organización clandestina española, y consiguió facilitarnos informaciones a diario.
Lo cual, si se tiene en cuenta la situación en la que nos hallábamos, tenía tanta importancia como el mismisimo alimento. Ademas, se dedicaba a un sabotaje sistemático y lograba consumir 120.000 vatios de electricidad al día.
En aquel mismo kommando de electricistas, un prisionero austríaco llamado Steininger estaba encargado del arreglo de los aparatos de radio de los SS. El austríaco y el húngaro simpatizaron de inmediato, y Steininger proporcionaba noticias a Esteban para que éste las comunicase a la dirección de la resistencia española.
Así fue como nos enteramos del fracaso del intento de desembarco alemán en Inglaterra. Se debe tener muy en cuenta el peligro que significaba semejante misión: los soplones pululaban entre los alemanes de derecho común entre los cuales se hallaban también aventureros que habían formado parte de la Legión extranjera y que conocían nuestro idioma.
En el campo, las informaciones o el alimento tenían idéntico valor y el obtenerlos acarreaba idéntico peligro. Cada día disponíamos de una u otro. Así era cómo lográbamos equilibrar la resistencia, unas veces en el plano material, otras en el plano moral.
Una de nuestras conclusiones era la siguiente: trabajar lo menos posible, pero dando la sensación de estar muy atareados, con el fin de evitar golpes y heridas y tratar de conservar nuestras fuerzas, el mayor tiempo posible. Si lográbamos alcanzar ese objetivo, aún nos quedarían posibilidades de salir de este infierno.
El III Reich, en cambio, ocurriese lo que ocurriese, no lograría salvarse del desastre. Y la consigna que había proclamado en España el jefe del gobierno republicano, el doctor Negrín, se oyó de nuevo en Mauthausen: "Resistir es vencer."
Una escudilla de rancho suplementaria y las gratas noticias permitían aguantar un día más los trabajos forzados de la cantera y resistir el calvario de los 186 escalones de la famosa escalera que teníamos que volver a subir una y otra vez llevando a cuestas una pesada piedra.
En marzo de 1942 se decidió organizar las Juventudes Socialistas Unificadas y se nombró a este efecto una dirección constituida por los camaradas Yebenes, Sarroca y Miguel Serra. Más adelante quedó reforzada con el nombramiento de García-Manzano, Castelnou y Aro-Redondo.
Gracias a la organización clandestina que empezaba a dar frutos, camaradas españoles habían podido ser situados en los kommandos de limpieza de los barracones y tal hecho facilitó el contacto con los camaradas checos Hoffman y Manuel Blahout veteranos de las brigadas internacionales. Pudimos dar protección a varios jóvenes que habían sido horrendamente torturados cuando el atentado contra Heydrich, así como a varios intelectuales que los SS querían eliminar, entre los cuales al profesor Podlacha, que más adelante se convertiría en el jefe médico de la enfermería.
A partir de 1942 empezamos a ver llegar los primeros resistentes franceses, belgas y de otros países ocupados, así como el primer español detenido por haber militado en las filas de la Resistencia en Francia: Felipe Martínez. Ese camarada había emigrado junto con sus padres cuando era aún muy niño; regresó a España para combatir en las brigadas internacionales.
De vuelta a Francia entró a formar parte de la Resistencia francesa desde el principio; los alemanes le detuvieron y le deportaron en abril de 1942. Llegó a Mauthausen en un estado de salud muy deficiente, tras haber pasado por diversas prisiones en Francia, en Bélgica y en Alemania. La organización clandestina le contactó rápidamente, le ayudó y le confió una labor. política. ¿Qué hubiese ocurrido -tal como lo reconoce él mismo- si no hubiese existido la organización del campo ... ?
Continua...................
23-09-2007
Entonces 3. <<37
Entonces con este ya van 3 <<34
Es lo que dije Tovarich <<18
Ojala hubieran sido mas. <<10
23-09-2007
Muy bueno Zhukov. Segun tengo entendido nadie escapó del cerco caminando pero vaya uno a saber.
Esto es lo que habías dicho antes.
23-09-2007
Si y luego tu dijiste que por lo menos dos habian escapado, y con el relato de Zhukov entonces por lo menos 3.
23-09-2007
Podría darte hasta los nombres.
23-09-2007
Adelante compañero, cuanta mas informacion mejor <<34
Quizas un resumen de las aventuras que corrieron y lo pones en este post <<34 <<34
25-09-2007
Relatos de Guerra
Un Triangulo Azul ,Una S Blanca V Parte
Españoles en Mathausen
Continuacion...........
Ropa
En el transcurso del año 1943, varios de nosotros tuvimos la posibilidad de hacernos con ropa que los SS quitaban a los deportados recién llegados. Pudimos disponer de esta guisa de zapatos, calcetines, chaquetas y pantalones: los SS ya no disponían de la cantidad suficiente de uniformes de presidiario, debido al número creciente de deportados.
Cuando llegaban los convoyes al campo, los peluqueros iban a las duchas para proceder al afeitado integral de los prisioneros.
Tenían ante todo que tratar de hacer sufrir lo menos posible a los prisioneros, habida cuenta que las navajas de afeitar estaban melladas -circunstancia que, por demás, llenaba de regocijo a los SS-.
Una vez terminada su tarea, los peluqueros trataban de hacerse con todas las prendas que podían para después distribuirlas según las necesidades. Después de la ducha, todas las ropas eran enviadas a la desinfección. En dicho kommando, trabajaban tres españoles. La organización, gracias a Boix, logró también introducir en éste a Razola.
A la llegada de cada convoy, el kommandoführer SS ordenaba al kapo que le apartase la ropa interior, los trajes y los zapatos de mejor calidad, para su propio uso y para traficar con la población civil. El kapo -triángulo negro- informaba de ello a los españoles.
Los cuatro españoles que trabajábamos en el comando aprovechábamos la ocasión para coger las mejores prendas para la solidaridad. La dificultad principal estribaba en hacer entrar esos efectos personales en el interior del campo. Para ello, nos valíamos de compatriotas que trabajaban en kommandos cercanos, especialmente de los carpinteros y de los fotógrafos: Sánchez, Capdevilla, Perlado, Amadeo, Almarza, Aparicio, Montes, etc... así como de Boix y García que los ocultaban y los introducían en el campo.
Lo que lográbamos sustraerles era pues repartido entre los prisioneros. También habíamos conseguido hacer entrar algunos españoles en el kommando de los sastres: Bonaque, Ventura, Falo, Uruem, Domínguez, etcétera, que colocaban forros a las prendas con el fin de proteger del frío, ese enemigo permanente, y fabricaban manoplas y una especie de chanclos que eran de la mayor utilidad, en particular a los kommandos del exterior.
Ese kommando estaba organizado de tal manera que, cada miércoles, los españoles se dedicaban a dicha fabricación. Ese ejemplo fue seguido en el taller donde los franceses Lolive y Corbin, los belgas Henrique y Léon Milos, así como los yugoslavos y los checos, tenían cada uno de ellos su día de solidaridad. Por añadidura, los presos que estaban bien situados recibían a la hora de la cena a "invitados" que se beneficiaban de sus pequeñas colectividades o repúblicas de ayuda mutua alimentaria.
Bachmayer procedió a la liquidación de los presos alemanes de derecho común que trabajaban en la Kommandantur Reiniger (ordenanzas de los SS) y ordenó que se presentasen todos los españoles que hablasen el alemán. Así es como tuvieron acceso a ese trabajo que adquiriría gran importancia los primeros españoles: Rojas, Constante, Capella, Garríga y Luis García.
Más adelante, por mediación de Boix, también ingresarían Ruiz y Serra.
Era éste un paso importante pues, además de la ventaja material que significaba para media docena de españoles, también había la de vivir en medio de los mandos SS y de captar al vuelo datos valiosísimos para la resistencia. A través de los comentarios de los SS, incluso tendenciosos, conseguíamos conocer noticias de tipo militar y podíamos oír la radio; estábamos al corriente de sus movimientos, de sus turnos de guardia, del puesto que tal o cual iba a ocupar tal o cual día.
En resumidas cuentas, un sinnúmero de datos de gran valor que transmitíamos a la dirección clandestina del campo.
Trueques y Patatas
No tan sólo existía la posibilidad de sustraer alimentos y de ayudar a los camaradas, sino que también podíamos proceder al trueque. He aquí un ejemplo de ello: a cambio de unas cuantas camisas y calcetines procedentes del Effektenkammer, el jefe de cantina daba cien cigarrillos.
Y hay que tener en cuenta que el cigarrillo era la unidad monetaria del campo, lo que permitía comprar a otro SS medicamentos que necesitaba la solidaridad. Ortiz consiguió robar sistemáticamente cigarrillos de la intendencia SS, hasta el extremo de que la organización clandestina llegó a disponer de una reserva de 5.000 -un tesoro que, a pesar de nuestras ansias de fumar, nadie tocó.
Finalmente, he aquí nuestra mayor hazaña: el grupo de los electricistas, comandados por Esteban, con la colaboración del checho Vaclav y de un austríaco, logró construir un aparato de radio clandestino con piezas robadas a los SS y con otras de fabricación "casera".
En la cocina de los prisioneros, la presencia de un buen número de españoles ponía cierto coto a los robos de alimentos a los que se dedicaban una cuadrilla de presos de derecho común, en detrimento de los prísioneros. Los mozos de cocina tenían derecho a llevarse una o dos raciones de Sonderkost, alimento de una calidad excepcional.
En los sótanos de la cocina, se pelaban las patatas destinadas a la alimentación de los SS, y a dicha tarea se dedicaban algunos españoles, siendo el responsable del grupo que las llevaba a la cocina de los SS el español Julio Casabona. Lo que viene a significar que parte de esas patatas iba a parar al fondo de solidaridad.
Actividades análogas se desarrollaban paralelamente en otros grupos de trabajo: en la lavandería, con los hermanos Picot; en el taller de zapatería, con Braulio, Colleto, etc., en el garaje de los SS, con Suñer, Colego.
También había un relojero, Marcelo Rodríguez, que trabajaba en la reparación de relojes para los SS. Conseguía hacerse con algo de comida suplementaria, pudiendo de esa forma socorrer de manera continuada a dos o tres prisioneros, así como también, gracias a su trabajo, obtener determinados elementos de trueque que permitían mejorar la suerte de los enfermos.
Otros españoles, que siguieron destinados a la cantera o a kommandos exteriores, tales como Ángel (intérprete del barracón 12), Escobedo, Codina, Bísbal (herido mortalmente cuando se produjeron los combates de liberación del campo), Galindo, José, etc., ayudaron a ocultar y, a menudo, a salvar de la muerte a compatriotas o a prisioneros de otras nacionalidades. Esa ayuda revestía evidentemente una importancia capital.
Fotografos
El camarada Boix (fallecido en París en 1951) consiguió introducirse en el kommando del servicio de identidad y de fotografía. Merced a su audacia, y a cambio de tareas de carácter personal que le encomendaban los SS, logró colocar en puestos de trabajo interesantes a los camaradas que le habían sido designados por la organización clandestina.
Junto con García Antonio, que trabajaba en el laboratorio fotográfico y había conseguido hacerlo entrar en dicho servicio, tomaba fotos de los personajes que venían a visitar el campo, revelaba las fotografías que tomaban los SS de los muertos, de los fusilados, etc. Siempre que podía, hacía copias y enviaba éstas a la organización clandestina que pronto pudo disponer de esta suerte de una documentación de vital importancia que sirvió, más adelante, como pruebas en los procesos entablados contra los criminales nazis.
Esa documentación fue escondida durante dos años por los camaradas que trabajaban en el taller de carpintería; algunos de los clichés fueron cosidos en los forros de chaquetas, en las hombreras, A principios de 1945, se sacaron los clichés del campo y fueron ocultados en la población misma de Mauthausen. Otros fueron disimulados en jergones hasta la Liberación.
Después de ésta, toda esa documentación fotográfica fue llevada a Francia.
Noticias
Dado que el camarada Montero entró a trabajar en la armería, la organización española examinó las posibilidades que de ello podían derivarse para una eventual organización militar. Los alemanes sufrían derrotas en varios frentes, especialmente en el Este, donde después del descalabro fundamental sufrido en Stalingrado se sucedieron las derrotas de Esmolensco, Poltava, etc. Incluso los españoles más pesimistas empezaron a vislumbrar la posibilidad de que Alemania perdiese la guerra.
Al trabajar en el Unterführerheim, Tarragó tuvo la posibilidad de obtener mucha información. Un sargento SS le tenía enterado sobre la moral de las tropas y de los mandos de la guarnición. Ese sargento, que probablemente fue incorporado a pesar suyo en las SS, no tenía nada de nazi. Tarragó le pidió en dos o tres ocasiones que le comprase ampollas de calcio para camaradas enfermos, y se prestó a ello. Desgraciadamente, hemos olvidado su nombre. Por mediación suya, estábamos al corriente del movimiento de tropas y de cómo iba bajando la moral de los SS a medida que se producían las derrotas de la Wehrmacht.
Azucar y Panes
Pese a las dificultades que puede suponer el lector, Tarragó había conseguido "sustraer" a los SS un promedio de 15 panes diarios y de 8 a 10 kilos de azúcar por semana, así como una cantidad apreciable de margarina y de mermelada.
Ello le era posible porque le habían encargado del control y de la distribución del pan para la guarnición SS del campo. Como se producían de continuo traslados, permisos o días libres, siempre sobraba pan. Por otra parte, el que distribuía, el pan en el almacén era el camarada Rau, comunista alemán que, cuando podía burlar la vigilancia de su kommandoführer, se las arreglaba para darnos algo más.
Por lo que al azúcar respecta, Tarragó estaba en connivencia con un camarada eslovaco, cocinero de los SS. Cuando llegaba el momento de verter el azúcar en la enorme marmita donde se hacía el café de los SS Tarragó, escondido detrás de la marmita que se hallaba al lado de la puerta de acceso al Unterführerheim, se agachaba un poco con un cubo vacío entre las manos. El camarada eslovaco se subía en un taburete y hacía como si echaba en el café su cubo lleno de azúcar.
En realidad, las tres cuartas partes iban a parar al cubo de Tarragó y, en la marmita, el azúcar que faltaba era sustituido por sacarina. Así pues, el azúcar destinado a los verdugos servía para mejorar el rancho de los presos, la suerte de los camaradas.
En cuanto a la margarina y a la mermelada, la cosa resultaba más fácil, pues era el propio Tarragó quien hacía la distribución a los suboficiales.
De la ración de cada uno de ellos sacaba una pequeña cantidad destinada a los deportados.
Como siempre, lo más peliagudo era sacar el botín del lugar donde se le había ocultado y aun más peligroso resultaba el introducirlo en el interior del campo.
La primera fase de la operación la llevaban a cabo con no poco riesgo por su parte los camaradas que trabajaban como asistentes de los SS; tenemos que rendir homenaje a la sangre fría de, entro otros muchos, Miguel Serra, Constante, Luis García, Garriga, Rojas, Capellas, Ángel, Ruiz, etc.
También hay que citar al camarada Campos, que trabajaba en el kommando encargado del camuflaje de las ventanas de los SS y que, cada día, junto con otros camaradas, ayudaba a Tarragó a sacar el pan del almacén. Un día, ateniéndose a órdenes de Tarragó, sacó del almacén un saco que contenía unos cuarenta panes y fue a ocultarlo ahí donde trabajaba.
Para realizar la segunda fase de la operación, existían varios procedimientos. Por ejemplo, pasar los panes por entre las alambradas de púas cuando no estaban electrificadas. Casi siempre era Lavin quien se encargaba de recogerlos en el interior del campo.
Para sacar el pan del Unterführerheim (comedor de los SS), se utilizaba también el cubo de la basura: se colocaba en el fondo una docena de panes y se les tapaba con papel y encima de éste se echaba la basura. Varios camaradas que trabajaban en el Baukommando, dirigidos por Raga, iban a ayudar a Tarragó y se llevaban cada uno de ellos dos panes. Y era el camarada Garia, albañil de profesión, quien dando muestras de gran valor y entereza, cargaba con el cubo que contenía los panes, los escondía, y nuestro compatriota Bravo, responsable de la barraca de las herramientas del Baukommando, los guardaba.
En cuanto al azúcar, la mermelada y la margarina, que ocupaban menos volumen que el pan, eran siempre los camaradas asistentes de los SS quienes pasaban a recogerlos. El azúcar, Tarragó lo echaba en un recipiente vacío que había contenido diez kilos de mermelada; lo llenaba casi por completo y después lo obturaba con un papel al que estaba adherida una capa de un polvo blanco que se utilizaba para la limpieza; seguidamente, acababa de rellenar el bote con dicho producto. Serra y otros asistentes recogían el recipiente y se encargaban de repartir su contenido en unos saquitos que hacían los sastres y que eran disimulados debajo de la ropa para poder introducir esos alimentos en el campo.
Tan sólo en una ocasión, un oficial SS sorprendió a un camarada con un pan, circunstancia que le valió a Tarragó una buena tunda. Otra vez, un camarada, en vez de llevar un saco lleno de pan a la cocina, adonde hubiese debido dejarlo, no se detuvo ahí y se fue directamente al Unterführerheim.
El oficial jefe de cocina, un húngaro nazi, alistado voluntariamente, mal bicho él, mandó llamar a Tarragó para que le rindiese cuentas y, sin esperar a que éste se explicase, le propinó una soberana paliza, suponiendo probablemente que se trataba de una metedura de pata del preso que había llevado el pan.
Tan sólo unos meses atrás, la mera sombra de una sospecha hubiese acarreado la muerte. Pero, según decía Tarragó, los. golpes ya no tenían ninguna importancia habida cuenta de lo que estaba en juego y que, seguramente, salvaría la vida de varios camaradas.
Cerdos
También es de resaltar el comportamiento del padre y de los dos hijos Casabona en el trabajo de solidaridad. El padre y el hijo mayor trabajaban en la cría de cerdos para los SS, a los que se alimentaba con las sobras de comida de la guarnición; seleccionaban y reservaban para los deportados los restos aún aprovechables. Finalmente, en el grupo de los pintores contribuyeron a la solidaridad Sarroca, Manuel, Hoya, Tarragó (antes de que fuese trasladado al Unterführerheim) y un italiano de las brigadas internacionales.
Por último, la JSU y el grupo de los jóvenes Poschascher (grupo de jóvenes españoles que trabajaban en la cantera del pueblo de Mauthausen junto a los civiles), siempre orientados por la organización clandestina, desempeñaron un papel sumamente activo y se distinguieron sobremanera en el trabajo de solidaridad.
25-09-2007
Relatos de Guerra
Polaroids:Pequeñas Anecdotas
Moscú
Mikail Nemirovski era uno de aquellos resistentes clandestinos, encargado, junto con Nina Popova, de encabezar el comité de resistencia de Krasnaya Presnia. De Nina Popova se decía que llegó incluso a clavarse alfileres por debajo de las uñas a fin de prepararse para soportar torturas..." .
"Para el hampa moscovita, el caos reinante representaba una oportunidad que no podía desaprovechar. Delincuentes profesionales desvalijaron las tiendas y los pisos que habían quedado abandonados, argumentando que si no se lo llevaban ellos, lo harían los alemanes. Se vendían abiertamente golosinas y chocolatinas robadas, en medio de la calle, y un tipo de aspecto sospechoso fue arrestado cuando trataba de alejarse llevándose dos maletas con oro y diamantes escondidas dentro de un carrito de bebé" .
"Ni un solo voluntario se echó atrás, aunque algunos fueron rechazados por razones médicas. En conjunto se seleccionó a unas doscientas personas, que fueron asignadas a grupos constituidos en el cine Coliseum (en la actualidad teatro Sovremennik) y transportadas en camiones hasta el centro de instrucción de Kuntsevo.
Entre los primeros voluntarios allí llegados se encontraba Zoya Kosmodemianskaya, una joven de dieciocho años estudiante del último curso de secundaria..." ,poco después nos enteramos de la muerte de la chica, colgada por las tropas alemanas, al ser capturada la guerrilla que los hostigaba: "Testigos oculares explicarían más tarde que, antes de morir, Zoya conminó a sus guardianes a rendirse mientras aún estuvieran a tiempo para gritarles finalmente: "¡No podéis ahorcarnos a todos!".
Su cadáver quedó colgado de la horca durante un mes y medio, hasta que fue enterrado por orden de los alemanes que se batían en retirada, justo antes de que la localidad fuese liberada el 12 de enero" .
Rodric Braithwaite, "Moscú 1941
Italia,Nápoles
En el invierno de 1943 Italia ya no formaba parte del Eje, se había salido de la guerra, lo cual la llevó, paradójicamente, a entrar completamente en ella. El suelo italiano, y los civiles que lo habitaban, sufrieron lo indecible a manos de las tropas alemanas y también aliadas.
El Mariscal Kesselring estaba dispuesto a impedir la subida de las tropas aliadas por la bota italiana, y para ello creó la Línea Gustav que nada tenía que envidiar a la Maginot y que en la práctica resultó mucho más formidable que ésta.
Los aliados, con tropas de todas las nacionalidades: norteamericanos, indios, británicos, canadienses, indios, sudafricanos, tunecinos, marroquíes, argelinos, senegaleses, brasileños, polacos, neozelandeses, nepalíes, belgas e incluso italianos monárquicos fueron los encargados de desalojarlos de las trincheras y los fuertes de hormigón que se escalonaban en las rocas y las montañas de los Apeninos, entre Nápoles y Roma.
La heterogeneidad de las tropas aliadas fueron en si mismo un obstáculo al generar complejos problemas de dirección con comandantes provenientes de disciplinas militares muy distintas:
“Durante el trayecto, los diversos batallones y compañías formaban un convoy de aspecto extraño. De los camiones brotaban toda clase de excrecencias, tales como cajones de pollos vivos, cubos, bolsas de agua, trozos de muebles y ropas secándose al viento.De algunos de los camiones llegaban los balidos de ovejas y cabras, porque tanto musulmanes como hindúes transportaban su carne viva la sacrificaban ritualmente según la necesitasen.
El convoy entero era como un circo ambulante, si bien erizado de armas, y el espectáculo era observado con asombro por la población italiana, harta de la guerra” .
“Las patrullas sufrían frecuentes emboscadas en el terreno montañoso. Un cabo de la Durhan Light Infantry relata uno de esos episodios: ‘Nos descubrieron. Jerry disparó sus morteros contra nosotros, así que tuvimos que regresar a nuestras posiciones. Ni antes ni después he estado bajo un cañoneo como aquel.
Aquella noche Jerry [los alemanes] lanzó todo lo que tenía contra nosotros. Bastantes de los nuestros quedaron conmocionados –sencillamente perdieron los nervios- lloraban, reían, lloraban un momento, reían al siguiente… como si fueran niños’.
Nápoles .
Ciudad destrozada por los alemanes y tomada por los aliados que la convirtieron en su base de operaciones y centro de esparcimiento.
Antro de corrupción y diversión, donde la vida no valía casi nada y el honor era un concepto desconocido:
“El cómico Tommy Trinder, que visitaba las áreas de retaguardia entreteniendo a las tropas británicas, siempre obtenía una carcajada cómplice cuando contaba un chiste sobre su primera llegada al puerto de Nápoles.
Según sus órdenes, contaba, debía presentarse inmediatamente ante el jefe de puerto; que tendría un coche preparado para llevarle a su primer espectáculo para las tropas.
Cuando Trinder bajaba del barco fue abordado por uno de los muchos chulos que frecuentaban el puerto. “Yo te llevo a chica bonita”, ofreció el proxeneta.
Tommy siguió caminando. Aun persiguiéndole, el proxeneta le repitió su oferta.
El cómico se paró y dijo: “No quiero una chica bonita. Quiero al jefe del puerto”.
El italiano alzo la vista al cielo, como una expresión de asombro ante los peculiares gustos del ‘inglese’.
“El jefe de puerto –repitió-. Es muy difícil; pero yo intento.
Bromas aparte la población lo pasó realmente mal, y esto sin hablar de los irregulares marroquíes que sembraron el terror en sus avances, ya que al llegar a los pueblos, mientras mantenían inmovilizados a punta de pistola a los hombres del lugar, violaban a todas las mujeres sin distinción de edad, desde niñas hasta abuelas, causándoles graves daños que en muchos casos las condujeron a la muerte.
Matthew Parker ,The Story of the Hardest-fought Battle of World War Two.
Alemania.
“El Volkssturm alistó a miles de niños y ancianos para el servicio activo.
Cuando Joseph Volmar, que tenía entonces diecisiete años, se presentó a la revista matinal de su escuela de planeadores de la Luftwaffe, situada a las afueras de Königsberg, el 20 de enero, le hicieron dirigirse, a la carrera, junto con el resto de su clase, a la estación más cercana, lo que supuso una marcha de tres kilómetros bajo una violenta nevada.
Subidos en un tren, se abrieron camino hasta la ciudad por entre una muchedumbre de civiles aterrorizados, y al llegar los hicieron desfilar ante un angustiado capitán de infantería.
“Hombres, niños o lo que quiera que seáis –dijo éste-: os han asignado a mi mando para acometer la heroica defensa de Kónigsberg, y espero que sepáis estar a la altura cuando llegue la hora de combatir”.
Les proporcionaron fusiles largos franceses de 1914, así como veinticinco balas.
A uno de ellos, que no pasaba de ser un niño, le dieron una ametralladora.
Mal que pesara a su sargento, la única munición disponible para ésta era de fabricación polaca. Después de aquello, los condujeron a aun autobús urbano, al cargo de un dirigente de las Juventudes Hitlerianas, que los llevó, pausadamente, por entre las calles de la ciudad.
Cierto suboficial los engatusó para que se pusieran a cantar, y todos acabaron entonando a coro Edelweiss, sin apenas convicción…” .
“Las dotaciones de los vehículos blindados rusos gustaban de cantar cierta canción teñida de humor negro. “Nos vuelan las piernas y nos incendian la cara”, rezaba uno de sus versos.
Vladimir Dobroradov, amigo de Ivánov y, como él, dirigente de una unidad blindada, fue quien guió a su columna por entre las calles de Danzig.
Después de la batalla, hubieron de amputarle una pierna.
Aquel joven de deslumbrante belleza había sido, además, un ferviente bailarín.
Cuando despertó de la anestesia, se dejó llevar por la desesperación y suicidó con una pistola de pequeño tamaño.
Ivánov estaba convencido de que su camarada había corrido aquella suerte por coquetear, cuando estaba fuera de servicio, con “la mujer de campaña” del jefe de su brigada, quien, despechado, envió a su insolente rival a atacar Danzig en una posición de vanguardia.
Ivánov no pudo nunca dejar de pensar en el relato bíblico de Urías, el hitita, al recordar la muerte de su amigo.
El jefe de su regimiento, el mismo que había sido objeto de la ira de Pánov, murió también durante aquella ofensiva.
Una ciudadana alemana se acercó al coronel y le disparó a quemarropa, a modo de venganza tras haber sido víctima de violación por parte de los soldados soviéticos.
“Pasaban cosas así –recuerda Ivánov encogiéndose de hombros-. Sobre todo entre los de la cuadrilla de Rokossovski [general soviético], porque él lo permitía”.
La mujer vivó para exponer sus motivos, y acto seguido la atravesaron con una bayoneta.”
Max Hastings, "Armagedón. La derrota de Alemania 1944-1945",
Personajes.
De los comandantes de alta graduación en la Pacífico, MacArthur era el menos cualificado, según criterios militares rigurosos, para interpretar un papel importante. Había pasado sus primeros 14 años en el ejército como ingeniero.
En la primera guerra mundial había servido en calidad de jefe de estado mayor de división, comandante de una brigada de infantería y, durante dos semanas en las que no se libró ningún combate, comandante de división en funciones.
Después de cinco meses de luchar en Francia, MacArthur no volvió a servir en campaña y debido a la prematura ascensión al generalato y las misiones que se le encomendaron se perdió la rigurosa educación militar profesional de los años de entreguerras. Era un general-empresario teatral, un hombre cuya mayor inclinación era sermonear sobre geopolítica en vez de ejercer de general” .
“Churchill intimidaba a sus colegas, les daba la lata y les hacía trabajar incesantemente, en su persecución de la victoria. No era hombre de trato fácil en las mejores circunstancias y bajo las presiones de la guerra a veces era insoportable. Su relación con su principal asesor militar, el jefe del Estado Mayor Imperial, el mariscal de campo sir Alan Brooke, llegaba con frecuencia al borde de la ruptura total.
Y, a pesar de ello, Brooke, en su diario a menudo mordaz, captaba atisbos del genio churchilliano; sobre un encuentro a altas horas de la noche con el primer ministro escribió: “[Churchill] tenía el gramófono en marcha y vestido con su bata multicolor, con un bocadillo en una mano y un poco de berro en la otra, trotaba una y otra vez alrededor de la sala y daba saltitos al compás del gramófono.
Cada vez que llegaba cerca del hogar, se detenía para soltar alguna cita o pensamiento de las que no tienen precio. Por ejemplo, citó un dicho según el cual la vida de un hombre es como andar por un pasillo con ventanas cerradas a ambos lados. Al llegar a cada ventana, una mano desconocida la abre y la luz que entra no hace más que incrementar por contraste la oscuridad en el extremo del pasillo”.
Williamson Murray y Allan R. Millet, "La guerra que había que ganar.
Ostfront
Willy Peter Reese rechazaba la guerra y prefería escribir poesías y estar con sus amigos, pero fue enviado como soldado al frente ruso, donde murió, y no escapó de su destino, (inclusive obtuvo cuatro condecoraciones, incluyendo la cruz de hierro de segunda clase), pero dejó testimonio de lo que veía y sufría.
Atormentado, con necesidad creciente de alcohol, el soldado Willy escribe con letra diminuta, aprovechando el papel, y los momentos de descanso.
Describe sus vivencias, y la cruel lucha en la que se encuentra envuelto.
Un amante de la belleza que encuentra en el vodka el refugio para afrontar el horror de la guerra “(rusos ahorcados por ser partisanos) … sus caras tumefactas, azuladas, estaban groseramente deformadas.
De las uñas de las manos atadas se desprendía la carne, de sus ojos rezumaba un fluido marrón amarillento que formaba una costra en las mejillas, en las que la barba había crecido aun después de muertos.
Un soldado los fotografió, otro los balanceó con un palo”.
“Por entonces cultivábamos un humor feroz. Ejercitábamos nuestro sarcasmo con la muerte y el peligro, distorsionábamos las cosas y llevábamos cualquier pensamiento al limite de lo grotesco Hacíamos nuestras patrullas de exploración hasta el pozo como si fuera una travesura de muchachos y tratábamos de irritar a los rusos paseando cascos de acero por encima del borde de la trinchera.
Nos revestíamos con las formas de la comicidad y la ironía, jugábamos con expresiones ridículas y nos habituamos a emplear una risa necia.” .
En 1944, el soldado Reese, aprovecha un permiso y transcribe a máquina más de ciento cuarenta páginas de sus notas, acababa de cumplir 23 años.
Poco después empieza la ofensiva final del ejército ruso que destroza el frente oriental; como tantos, nunca fue encontrado, pero sus notas son rescatadas por Stefan Schmitz, periodista de la revista Stern, y pasado ya el siglo, en el 2003, las publica en Alemania.
Willy Peter Reese, "Un extraño para mí mismo. Diarios de un soldado alemán. Rusia, 1941-1944.
01-10-2007
Relatos de Guerra
Detenerlos a Cualquier Costo
Se habla mucho de las heroicas cargas de los polacos contra los Panzer, pero una de las mayores y más estúpidamente valientes de la segunda contienda la efectuó una unidad soviética.
El 17 de noviembre de 1941,la 44ª División de Caballería Mongola, del décimosexto ejército soviético, ataco al Reg .Inf.. 240 alemán al galope y esgrimiendo sus sables, cerca del pueblo de Moussino, durante la blitzkrieg hacia Moscú para tomar el puente de Yakhroma.
Recibidos con una tormenta de fuego, apenas 30 atacantes llegaron hasta las líneas germanas.
En 10 minutos, 2.000 caballos y sus jinetes yacían desangrándose en el suelo nevado.
Ni un alemán resultó muerto o herido.
El relato de un soldado aleman.
[color=red]Aunque no podiamos creernos que el enemigo pretendiese atacarnos a campo abierto,ya que el terreno frente a nosotros parecia una explanada para desfilar,de pronto tres filas de caballeria iniciaron galope hacia nuestras posiciones.
Los jinetes cargaron echados sobre los cuellos de sus caballos y blandiendo sables que refulgian al sol.
Nuestros primeros proyectiles hicieron explosion justo en medio de sus filas,tras lo cual todo quedo oculto bajo una espesa nube negra.
Cuerpos dezpedazados de jinetes y caballos salieron volando por los aires sin que se pudieran distinguir unos de otros.
Mientras los caballos,enloquecidos por ese infierno,corrian desbocados en todas direcciones,los pocos supervivientes fueron rematados por el fuego de la artilleria y las ametralladoras.
Inesperadamente,una segunda oleada de jinetes cargo saliendo del bosque.
Resultaba imposible imaginar que,aniquilados los primeros escuadrones,aquella escena dantesca se repetiría,pero ya teniamos nuestra armas bien apuntadas hacia el objetivo,por lo que esta vez la caballeria quedo arrasada en menos tiempo aún.[/color]
Fuente:B. Nevzorov,Moskovskaya Bitva
01-10-2007
Relatos de Guerra
Sumario
El Bombardero Secreto
Dos B-17 acoplados en vuelo
Sin Tiempo para Pensar
Una joven alemana enfermera a la fuerza.
Stalingrado:El Diario de Otto Grittke
Fragmentos del Diario del Teniente Otto Grittke antes de morir
Bir-Hakeim:La Furia Española
"La 13 Semi-Brigada de la Legión Extranjera estaba integrada, en particular, por unos 900 españoles, morenos, alborotadores, difíciles de mandar, pero de una valentía extraordinaria".
El Campeonato de la Muerte.
Los jugadores del FC Start de Kiev sabian que si ganaban serian ejecutados.
Bajo Los Bombardeos.
Darmstadt fue reducida a un montón de ruinas humeantes
La Historia de un Aleman combatiendo junto a los Aliados y un Austriaco prisionero en Buchenwald
Ernst Cramer y Karl Stojka
Un Simple Telegrama
El derribo de un Short Stirling sobre Alemania.
Bienvenidos a Normandía
Americanos en Normandia
El Fin de la Guerra a Traves de los Ojos de un Niño.
Horst Pillau.
Testimonio de lo inexplicable
Nada por aquí,Nada por Allá.
Jasper Maskelyne,un mago en Guerra
Un mago haciendo trucos para engañar a los Alemanes.
All That Jazz
Un Oficial Aleman protegiendo a musicos gitanos,judios y negros por amor al Jazz.
Axis Sally,La Rosa De Berlin.
Nacida en EEUU fue la voz de la propaganda Nazi en el Frente.
Un Triangulo Azul ,Una S Blanca
Mathausen.
Vosotros que entráis, dejad aquí toda esperanza.(Leyenda en la puerta de entrada al Campo)
El Relato de Jose Escobedo
Un Triangulo Azul ,Una S Blanca II
Nordeney,Aurigny,Saint Pierre
El Relato de Guzman Bosque
Un Triangulo Azul ,Una S Blanca III
Mathausen
El Relato de Mariano Constante
Me Muero de Risa...........El Humor Puede ser Peligroso.
Humor en el Reich
El Diario de María Bierganz,integrante del Bund Deutscher Mädel.
El Diario de una Adolescente.
Stalingrado:El Escape del Feldwebel Nieweg
Escapando de los Rusos.
Un Triangulo Azul ,Una S Blanca IV
Españoles en Mathausen
El Relato de Mariano Constante
Continuacion...........
Regreso a Mathausen
Un Triangulo Azul ,Una S Blanca V Parte
Españoles en Mathausen
El Relato de Mariano Constante,Ultima Parte.
Polaroids:Pequeñas Anecdotas
Moscú
Italia,Nápoles
Alemania.
Ostfront
Detenerlos a Cualquier Costo
La 44ª División de Caballería Mongola, del décimosexto ejército soviético, ataco al Reg .Inf.. 240 alemán al galope y esgrimiendo sus sables.
[color=blue]Con esto termina mi participacion en Relatos de Guerra.
Espero que lo hayan disfrutado tanto como yo al recopilarlos[/color].
01-10-2007
Mis mas sinceras felicitaciones Zhukov, Camarada combatiente del foro. He seguido con mucha atención los relatos de guerra y he querido esperar, hasta este momento para felicitarte por todo tu esfuerzo. <<37
Muchas gracias por compartir con nosotros estas historias.
02-10-2007
Muchas Gracias Compañero,te agradezco los conceptos y el apoyo de la Comunidad del Foro. <<37 <<37
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