11-06-2008
Me apena que no puedas verlas amigo Josmar.....pero continuaré.
Hablar de Marcel Bigeard.....es hablar de los Paracaidistas Franceses. El nombre mítico de este comandante que se transformó en leyenda, usando como base la audacia y la entrega, pero con una gran ayuda de una propaganda casi farandulezca, que reflejó ese espíritu de los Paracaidistas Franceses, la “Filosofía Para”. Indochina y Argelia le entregaron su nombre al Ejército Francés, pero veamos donde creo que empezó todo.
Marcel Bigeard.
Tu Lé :
Un año después que los paracaidistas del 2° BEP (Batallón Extranjero de Paracaidistas) en conjunto con el 8° BPC (Batallón de Paracaidistas Coloniales) y el 10° BPCP (Batallón Paracaidista de Cazadores a Pié), hubieran salvado a Nghia-Lo de caer en manos de los Viets, como lo vimos en una entrega anterior, la crisis se produce nuevamente, y de nuevo los paracaidistas del coronel Gilles, ese comandante tuerto que está al mando de los paracaidistas franceses en Indochina, deben actuar.
El 11 Octubre de 1952, ya se sabe que tres divisiones Viets han franqueado la frontera del río Rojo. Dos años atrás, conquistaron la región fronteriza y durante el año realizaron varios intentos hacia Nghia-Lo, en el país thai.
Esta vez, Gilles está seguro de que su objetivo principal es una vez más Nghia-Lo, la puerta principal que se abre a los valles y que los viets deben hacer saltar para apoderarse de la región superior.
El 13 de Octubre, Gilles ya sabe que Nghia-Lo está cercado, la población civil ya ha sido evacuada y las patrullas francesas ya están teniendo contacto con los viets.
Una llamada telefónica del general Linares, comandante superior de Tonquín, lo insta a hacer algo al respecto, Gilles ya sabe de que se trata, como ya ha ocurrido antes, hay que mandar a sus paracaidistas, un batallón, y posiblemente inmolarlo.
La caída de Nghia-Lo significaría que los tres mil hombres que se encuentran repartidos en los pequeños puestos de la región superior estarían condenados a ser aniquilados. Tres mil hombres es el efectivo que se perdió en Lang Song (en la RC 4) en septiembre y octubre de 1950, cuyo recuerdo pesa en todas las memorias de Tonquín.
La misión es contener a las tres divisiones viets (doce mil hombres), el tiempo necesario para que las guarniciones puedan abandonar sus puestos, y reagruparse en el río Negro alrededor de Son La, donde se espera formar una segunda línea de defensa.
No habiendo muchas alternativas, Gilles designa como zona de lanzamiento para el batallón a Tu Lé, un “agujero”, encajonado en la desembocadura de los valles, a treinta kilómetros al noroeste de Nghia-Lo. Gilles sabe que la situación es difícil, y quizá sus paracaidistas irán directo a un suicidio.
Pero, desde un punto de vista del mando, ¿qué son quinientos paracaidistas contra la vida de tres mil hombres? No obstante Gilles decide intentarlo todo para ganar. Para la misión designa uno de sus mejores batallones el 6° BPC (Batallón de Paracaidistas Coloniales), que está al mando de Marcel Bigeard.
Bigeard es uno de los mejores entre los jóvenes jefes de batallones paracaidistas. Tiene treinta y cuatro años, antiguo adjunto de los cuerpos francos. Un asceta que ejercita el culto del ejercicio físico, así como un jefe de banda que puede pedir cualquier cosa a sus hombres, porque él está dispuesto a darles todo.
Cuando Gilles le presenta el plan a Bigeard, éste le pregunta :
¿Qué probabilidades tengo de volver entero?
Gilles baja la mirada. Ha contestado.
Bigeard ha comprendido. Se endereza y saluda ampliamente, de forma un tanto teatral. Está preparado.
El 16 de octubre, dos grupos de quince “Dakotas” despegan de Hanoi, con destino a Tu Lé.
Ya al momento de estar en tierra, Bigeard se da cuenta de donde está, y entiende por qué Gilles le rehuía la mirada, es la más hermosa ratonera en la que le habían metido jamás. Se los hace saber a sus oficiales, pero a éstos no les importa, ya que confían ciegamente en él.
El batallón comienza la marcha hacia Nghia-Lo.
El 18 de octubre, ya saben que al parecer Nghia-Lo ha caído. A las 19 horas, se envían algunas secciones en dirección al camino de Giai-Ho, a cuatro kilómetros hacia el Este. La misión, descubrir infiltraciones del enemigo y avisar al batallón. Las secciones se instalan al borde del camino, en una pequeña elevación, ideal para realizar una emboscada.
Pero el enemigo ha llegado a las dos cimas del Sur y del Este que flanquean la hondonada. La víspera, el primer batallón de montañeses thai ha iniciado su retirada hacia el Noreste, mientras que el 17° Tabor marroquí (Batallón de Tiradores Marroquíes) y el 3° Regimiento de Tiradores Marroquíes se han puesto a su vez en movimiento en dirección al río Negro.
Sin embargo, a unos veinte kilómetros, cerca de Giai-Ho, una compañía de tiradores totalmente aislada, lucha desesperadamente contra las emboscadas del enemigo e intenta llegar a Tu Lé. Si Bigeard no hubiese decidido esperar a la compañía de Giai-Ho, hubiese sido posible que el 6° BPC, se retirase de Tu Lé sin ser cercado.
Antes del amanecer del 19 de octubre, ya se sabe que los viets están en Giai-Ho y se dirigen hacia el Oeste. Son numerosos. El batallón debe prepararse para recibir el golpe en cualquier momento. Se envía la compañía del teniente Magnillat para descubrir la ubicación del enemigo, la que se instalará en la cola de la columna.
Una de las secciones y una parte de la sección de mando tiene la misión de sostener el camino (con un cañón de 57 S.R.). Son informados por radio que una columna de viets se dirige hacia ellos.
Por el camino llegan tres compañías de viets. Los viets de Nghia-Lo y Giai-Ho prosiguen en dirección a Tu Lé, directo al batallón.
La sección recibe la orden de bloquear el camino, mientras bajan los elementos instalados en las alturas.
Al aparecer los viets a la salida del camino se abre fuego y son alcanzados fácilmente. Los viets no pueden infiltrarse en el camino con facilidad, pero la parte de arriba si es accesible.
Los viets aumentan en número, por lo que se reciben refuerzos del resto de la compañía. Los viets han tenido un momento de vacilación, pero comienzan a maniobrar por arriba, por lo que se ordena el repliegue.
La compañía recibe la orden de apostarse a un kilómetro y medio al Oeste de Tu Lé, sobre un pequeño paso que domina la carretera principal que va hacia Thanh-Qui y Ngoc-Chien. En el lugar se cavan trincheras, mientras el resto del batallón en el mismo Tu Lé, refuerza el dispositivo.
Hacia las tres de la madrugada, descendiendo de las colinas, precedidos de portadores de antorchas y del habitual matraqueo de morteros, los viets, asaltan la posición. Las olas de vietnamitas son rechazadas dos veces. Cuando despunta el día, los hombres de Bigeard conservan todavía sus posiciones.
Ese día, el 20 de octubre, el cielo está nublado, lo que impide todo apoyo aéreo. El 6° BPC, está sólo. Hacia el medio día, Bigeard al entender que de nada sirve resistir en ese lugar, ordena la puesta en marcha en dirección al paso de Kao Pha, paso que sostiene hace cuatro días una sección fraccionada.
A esa hora todas las compañías y elementos recuperados de Giai-Ho reciben la orden de retirarse hacia Muong Chen. La 6ª CIP (Compañía Indochina de Paracaidistas) recibe una misión retardadora y de retaguardia. Hacia las 16 horas el combate empieza de nuevo. Los viets están pisando los talones de la 11° compañía.
La 6ª CIP lucha todo el resto del día hasta la noche, al tiempo que se repliega hacia Kao Pha, realizando un combate retardador contra numerosas fuerzas viets, a veces desesperada, incluso cuerpo a cuerpo. La compañía corre y lucha, los viets casi los atrapan varias veces, y les ocasionan varias bajas. Recién en la noche los disparos cesan.
La columna para, lo que sirve para, lo que permite recuperar fuerzas. A los diez minutos, de nuevo ráfagas y explosiones y el combate se reanuda. El viet no ataca sólo dispara, ya que la carrada vegetación y lo oscuro de la noche no les permitiría maniobrar bien. A los veinte minutos de nuevo cesa el fuego, y comienza nuevamente el repliegue. Elementos de la 6ª CIP y 11ª Compañía son cortados del resto del batallón que se repliega a Kao Pha. No pasan de cuarenta. Comienzan su repliegue y a media noche alcanzan al batallón, que ya se encuentra en el puesto de Kao Pha.
Se da un descanso de dos o tres horas en ese lugar, para analizar la situación, reorganizarse y hacer un recuento de pérdidas, las que no son pocas, incluso oficiales han caído o desaparecido. Se hace un recuento de las municiones, las que ya escasean.
El 21 de octubre, a las tres de la madrugada se reemprende la marcha. Es extraño se ve presencia de los viets. Normalmente no dudan en atacar de noche a una o varias unidades instaladas en defensiva; sobre todo tomando en cuenta que pisan los talones del batallón, que saben que los paracaidistas están cansados y que el número está a su favor.
Tu Lé, octubre de 1952. El lugar carece de importancia.
Amanece y las primeras horas de la mañana transcurren sin incidentes. Hacia las ocho el batallón entra en contacto con el enemigo. Los viets les siguen pisando los talones.
El batallón maniobra la retirada compañía por compañía. Por turnos cada unidad va sufriendo el asalto de los viets. Hay muertos y heridos.
Hacia el medio día, los últimos elementos del batallón pasan por un puesto situado en las cercanías de Ngoc Chien. La compañía del teniente De Wilde lo defiende dispuesto a impedir el paso de los viets para favorecer el repliegue de las otras unidades, como lo habían estado haciendo una tras otra.
Hacia las 16 horas llegan al puesto de Muong Chen, todavía sostenido por elementos franco-thais. Las condiciones meteorológicas habían mejorado, por lo que por fin apareció la aviación. Unos “B-26” ametrallan a los viets y descargan sus bombas sobre el itinerario que había seguido el batallón, las horas anteriores.
El alto en Muong Chen es corto, los paracaidistas se lanzan sobre los víveres que la guarnición destruirá, ya que también ella abandonará el puesto.
Se ordena nuevamente la marcha, y a las 18 horas ya la columna está formada y continúa el repliegue hacia el río Negro bordeando el curso del Nam Chang. Hacia las 21 horas, se escuchan violentas explosiones y ráfagas de armas automáticas, es el ataque contra el puesto de Muong Chen. En el puesto habían quedado cuarenta thais al mando de tres europeos, como elemento de retraso, que resistieron tres horas el ataque de la masa de la fuerza viet. A media noche decidieron el repliegue, abriéndose paso con granadas e internándose en la selva. El 5 de noviembre en forma casi milagrosa dieciséis supervivientes llegaron al río Negro.
Volviendo al 6° BPC, los viets seguían su persecución.
El 22 de octubre, se marcha toda la noche a un paso acelerado, sin parar ni una sola vez. A eso de las 9 de la mañana, se entra en contacto con elementos del puesto de It Ong, a donde se dirigen los paracaidistas. Se descansa hasta casi el final de la tarde. Llegan malas noticias, los elementos del opuesto han tomado contacto con los viets, y han luchado con ellos a pocos kilómetros de allí, en el camino que ha recorrido el batallón en la mañana, replegándose. Los viets siguen persiguiendo a los paracaidistas. A las 20:30 se ordena nuevamente la marcha. El objetivo ahora es el de llegar y atravesar el río Negro, con todos los elementos recuperados de los puestos.
El 23 de Octubre de madrugada el batallón llega al río negro en los alrededores de Ta Bu. Los paracaidistas ayudándose unos a otros logran atravesar las profundas aguas, haciendo frente a las corrientes. Este es el último esfuerzo de esta carrera loca.
Tras tres días de combate y otros tantos de marcha a través de 150 km. de selva, la vanguardia alcanza su objetivo : el río Negro. Los “paras” del 6° ( 2ª Compañía, 2ª Sección ) junto al explorador N’Guyen Van Tho, se desploman junto a la carretera, debido al cansancio.
La leyenda de Bigeard lleva la fecha de este día. Una lluvia de condecoraciones cayó sobre el 6° BPC, inclusive se le puso el nombre de “batallón Zatopek”. En cuanto a los viets, sorprendidos por la maniobra de repliegue que había sido todo un éxito contra toda lógica, les faltó tiempo, después de su captura, para interrogar a Bigeard sobre el “asunto de Tu Lé” que quedó, a pesar de todo, como modelo de repliegue sin espíritu de retirada.
Fuente :
Les Paras (Erwan Bergot)
Saludos.