14-07-2012
entonces lo que lei seria relatos novelescos , ya me parecia extraño por la distancia, pero.... ¢@14
en esta epoca Topp, cuantos cañones tendria el buque mejor armado
saludos
14-07-2012
entonces lo que lei seria relatos novelescos , ya me parecia extraño por la distancia, pero.... ¢@14
en esta epoca Topp, cuantos cañones tendria el buque mejor armado
saludos
14-07-2012
El buque de vela mejor armado de la historia fue el español Santísima Trinidad. Botado en La Habana en 1769 originalmente con tres puentes y 136 cañones, tuvo problemas de estabilidad y fue modificado en El Ferrol y Cádiz, conviertiéndolo en el único cuatro puente que ha existido y armándolo con 140 cañones.
Saludos.
14-07-2012
Quería hacer una pregunta...¿la artillería de los buques ingleses era superior a la nuestra y la gabacha?...lo digo, porque según mis lecturas, los hijos de John Bull tenían mas "carronadas" que nosotros... ...que so sé si tendríamos alguna...
saludos...
14-07-2012
La artillería de los pérfidos era superior a la nuestra en cuanto a su número montados en buques de similar porte. A eso añádele que muchos capitanes "requisaban" alguna pieza escogida de entre la de sus presas y las montaban aparte de las oficiales. Eran muy buscados los cañones largos de a 12 para ser usados en caza o retirada.
Aparte de ello existía otro tipo de superioridad inglesa con respecto a españoles y gabachos: la infinitamente superior pericia de sus artilleros. Mientras en España y Francia los barcos eran desarmados y sus dotaciones disueltas cuando no estábamos en guerra, los ingleses seguían en la mar en todas las estaciones del año y en todos los mares. Las prácticas de cañón eran casi diarias en esas circunstancias y así se explica que algunas dotaciones inglesas lograran tres disparos en dos minutos y españoles y franceses necesitásemos casi el doble de tiempo.
Las carronadas en los barcos de la RN no contaban como artillería de dotación, sino que era un añadido "extra". No era así en la marina española, que sí contaban en su dotación artillera.
Los ingleses gustaban mucho de esas armas por la razón de que eran mortíferas contra la dotación enemiga y la jarcia de su buque. Por ello, cuando llegaban al abordaje, lo hacían con la seguridad de que el barco contrario estaba sin gobierno y diezmado de tripulación.
Saludos.
15-07-2012
Pues ahora que habláis de los ''british''. No siempre parían leones , y si no, que se lo pregunten a D. Pedro Mesía de la Cerda que, al mando de El Glorioso , les dio ''pal pelo'' y de dos en dos .
Eso si que eran o fueron ''fregaos'' ...
Un Saludo.
PD. En su articulo semanal, D. Arturo Perez-Reverte habla sobre ello. Creo que lo ha titulado algo así como: No siempre lo hacíamos tan mal.. o algo parecido.
15-07-2012
Tres disparos en dos minutos mientras que tu oponente necesitaria el doble de tiempo
eso yo lo llamaria constancia y entrenamiento, luego llegar los frutos...
saludos
15-07-2012
Ay gaffer, te has adelantado un poco. Tenía pensado hablar de algunas ocasiones en que al los pérfidos les salió el pollo, capón
Y ya que has comenzado con el Glorioso, vayamos con él.
Formaba parte de un trio de buques encargados en el astillero de La Habana: Glorioso (70 cañones), Invencible (70) y Bizarro (50). Como todo navío español navegaba bajo advocación religiosa, en este caso de Nuestra Señora de Belén.
Se estrenó regresando a España con una carga de caudales. En 1946 se encontraba en El Ferrol al mando del capitán don Pedro Mesía de la Cerda, luego marqués de la Vega de Armijo, junto a otros dos buques, bloqueado por la flota inglesa. A pesar de ello pudo burlar la vigilancia y zarpar hacia América. Allí carga un verdadero tesoro: cuatro millones de Pesos en plata. Este caudal era imprescindibles para financiar la participación española en la costosa contienda en que estaba sumida casi toda Europa, conocida como la Guerra de Sucesión Austriaca, y que en el Atlántico era, en la práctica, una lucha entre España e Inglaterra.
La travesía hasta las Azores se realiza sin incidencia alguna hasta que en la tarde del 25 de Julio de 1747 otean unas velas en el horizonte. Se trataba de un convoy inglés compuesto por una docena de mercantes escoltado por la escuadra del comodoro John Crooksanks. Esta escuadra estaba compuesta por el navío HMS Warwick (60), la fragata HMS Lark (40) y un bergantín de 20 cañones. Aunque las órdenes de Crooksanks eran las de escoltar a los mercantes, una de las principales fuentes de ingreso y gloria para un marino británico eran las capturas al enemigo, máxime si el barco apresado venía de América cargado con un suculento tesoro.
Dicho y hecho, "Solo son 70 cañones contra los 100 nuestros ... ", debió pensar el comodoro pérfido antes de dejar al bergantín cuidando el rebaño de mercantes y salir en persecución del navío español. Por descontado envió a la Lark por delante para que , dada su superior velocidad, entretuviese al Glorioso hasta que llegase con su buque. A todo esto, cayo la noche pero la luna era tan brillante que iluminaba el combate como si fuese de día (testigos dixit). Para el combate, Don Pedro de Mecía dispuso cuatro de sus cañones más potentes en la popa (2 de 24 y 2 de 18) y así combatió a la fragata: dándole siempre su popa. Resultado: la HMS Lark se fue al fondo ardiendo como una pavesa.
A las 2 de la madrugada era el HMS Warwick el que tomaba el relevo en el combate, pero no le fue mucho mejor en el combate. El Glorioso viró hacia él e inició un feroz cañoneo de penol a penol en el que impuso su superioridad en bocas de fuego. El navío inglés quedó desarbolado perdiendo el mayor y el mastelero del triquete, con lo que su velocidad se redujo al mínimo y el buque español pudo escapar en demanda de puerto seguro.
No pudo ser así y el 14 de Agosto, ya a la vista del cabo de Finisterre se topan con otra escuadra inglesa apostada en esa costa a la espera de barcos españoles procedentes de América. Esta escuadra estaba al mando del infame vicealmirante John Byng y estaba compuesta por el navío HMS Oxford (50), la fragata HMS Soreham (24) y el bergantín HMS Falcon (20). Estos buque, tras divisar al español hicieron proa hacia él y entraron en combate simultaneamente. El navío español desarboló al Oxford y le produjo graves daños a la fragata y el bergantín, pudiendo escaparse otra vez aunque con su popa muy dañada y perdido el bauprés.
El día 15 de Agosto entra en el puerto de Corcubión donde desembarca los caudales americanos, pero el buque necesita de unas reparaciones que no puede darle aquel puerto. Se decide para ello el arsenal del Ferrol, pero una vez en alta mar, un viento desfavorable obligan a su comandante decidirse por la peligrosa travesía a Cádiz para efectuar esas reparaciones. Para evitar los numerosos barcos que Byng tenía diseminados por todo el litoral portugués, Pedro Mesía se interna en el Atlántico dando un gran rodeo. Cuando doblaba el Cabo de San Vicente y cuando se creía ya a salvo, le abandonó la suerte y se topó con la flota al completo de Byng, un total de 10 barcos.
Pedro Mesía da media vuelta e intenta internarse en el Atlántico, pero es tarea perdida: se la flota inglesa se destacan las cuatro fragatas más veloces con idea de dañar lo suficiente al Glorioso hasta que le alcanzaron los navíos ingleses. Las cuatro fragatas de Byng sumaban 120 cañones, contra los 70 del Glorioso.
La primera en llegar junto a él, la HMS King George, fue pronto desarbolada, perdió el palo mayor y por ende no pudo continuar la persecución. Pero las tres restantes hostigaron duramente a su presa durante horas, sin cuartel, hasta que le dio alcance el navío HMS Darmouth, de 50 cañones. Con los daños causados por el fuego de las fragatas y las reparaciones pendientes que no se habían podido acometer, el Glorioso parecía ser poco rival contra el Darmouth, pero para sorpresa de todos pronto el inglés estuvo fuera de combate. El cañoneo del Glorioso provocó varios incendios en el Darmouth, uno de ellos se extendió hasta la santabárbara y el navío inglés voló en pedazos. De sus trescientos tripulantes sólo se pudo recoger 14 supervivientes.
Pese a la consternación que lo sucedido causó en el bando inglés, la persecución prosiguió y a las doce de la noche le alcanzó otro navío inglés, el HMS Russell, de 80 cañones, muy superior al castigado Glorioso. El español ya tenía el velamen deshecho, la bodega inundada y gran cantidad de bajas, pero continuó combatiendo toda la noche. Luchó contra el navío y las tres fragatas hasta que al amanecer, agotadas las municiones y prácticamente hundido, no tuvo más alternativa que la rendición. A bordo se contaban 33 muertos y 130 heridos, más de la mitad de la tripulación.
Tras el abordaje subsiguiente, los ingleses quedaron decepcionados al comprobar que el navío ya no llevaba a bordo la plata americana. Ni podían siquiera aprovechar el barco dados los destrozos que padecía. Pese a que lo llevaron penosamente a Lisboa en un intento por rentabilizar mínimamente la operación, no pudieron venderlo más que para el desguace. La flota inglesa había hecho un pésimo negocio al atacar al Glorioso, un navío y una fragata estaban en el fondo del mar y muchos otros buques habían resultado con daños de consideración, a cambio de capturar los restos de un barco ya sin apenas valor.
Naturalmente, los ingleses, muy suyos ellos, argumentaron que dichas pérdidas propias fueron debidas a que ellos nunca quisieron hundir al Glorioso, sino desarbolarlo para poderlo apresar, a él y a los caudales que transportaba.
Fuente de consulta: "Victorias por mar de los españoles" de Agustín Ramón Rodríguez González
Saludos.
15-07-2012
Topp, este participo en la II Guerra Mundial
saludos
15-07-2012
Tres Hurras por el "Glorioso", el solito casi se carga a la marineria british #29 #29 #29
saludos
15-07-2012
Hubo una época en la marina española en que dimos más que recibimos #29
Saludos.
16-07-2012
Hubo una época en la marina española en que dimos más que recibimos #29
¡¡...Hechos gloriosos, vive Dios....!!
16-07-2012
Unas buenas láminas, con una historia amenamente narrada...
16-07-2012
Una excelente historia que desconocia por completo......
Saluten
16-07-2012
Vamos ahora a hacer incapié en un momento de bravura para aliviar el sofoco de un penoso combate. Los hechos nos llevan a la infausta Batalla del Cabo de San Vicente, acaecida el 14 de Febrero de 1797 en el extremo occidental de la costa portuguesa del Algarve.
España se encontraba en guerra con Gran Bretaña (y van ... ) en virtud del Tratado de San Ildefonso, que estipulaba su ayuda a Francia en caso de conflicto con Inglaterra. Este vergonzoso tratado no fue más que una de las condiciones impuestas por Francia a España tras la derrota de ésta en la Guerra del Rosellón.
Pues bien, la idea inicial del bando aliado (más bien imposición) era que la escuadra española se uniera en Brest a la gabacha. Para ello partió de Cartagena en dirección Cádiz una flota española al mando del inepto José de Córdova y Ramos compuesta por 27 navíos de línea, 11 fragatas y un bergantín, con un total de 2.638 cañones. Entre estos buques se encontraba el cuatro puentes Santísima Trinidad (140), que en aquella época sería lo que el Yamato en la SGM. Antes de llegar a Cádiz sufrieron un fortísimo temporal que le obliga a seguir de largo y al poco se cruza con una flota inglesa al mando del almirante Jarvis compuesta por 15 navíos de línea, 4 fragatas, 2 balandros y 1 cutter, con un total de 1.430 cañones.
Con una inferioridad de 2/1 en barcos y en línea de combate, el inglés decide atacar y separa un grupo menor en la retaguardia de la desorganizada flota española. El resultado fue que de 27 navíos de línea españoles, solo entraron 7 en combate, de los que cuatro fueron apresados. Y pudo ser peor porque el Santísima Trinidad ya había arriado su bandera tras ser desarbolado mientras mantenía combate contra tres buques ingleses y haber perdido 2/3 de su tripulación.
El artífice de este salvamento no fue otro que mi paisano Cayetano Valdés y Flores Bazán y Peón, que al mando del navío Infante don Pelayo (74) viró en redondo y acudió en auxilio de su buque insignia al grito de "¡Salvemos al Trinidad o perezcamos todos!", mientras se interponía entre éste y el fuego enemigo. Esto dio tiempo al San Pablo (74) de Baltasar Hidalgo de Cisneros a llegar al lugar del combate y aliviar la presión sobre el buque insignia.
Hay documentación de la época que asegura que cuando vio que el Santísima Trinidad arriaba su bandera, llegó a amenazar con cañonearlo él mismo si no volvían a izarla y reanudaba el combate.
Aquí vemos como llega el Pelayo a toda vela en ayuda de un agónico Santísima Trinidad.
La flota inglesa había demostrado por enésima vez que, a pesar de estar en inferioridad numérica, la disciplina y el entrenamiento de sus marinos eran cruciales para convertirla en un arma de guerra imbatible. Por parte española, la flota fue objeto de escarnio por parte de la población cuando conocieron el resultado de la batalla y el jefe de la escuadra, José de Córdova, tuvo que enfrentarse posteriormente a un Consejo de Guerra (algo raro en la marina española), donde fue degradado. Si hubiera mostrado más decision y hubiera atacado a los navíos británicos, varios de ellos destrozados y a remolque como el Captain de Nelson, habría podido evitar que se llevaran 4 presas y, quizás, hasta habrían apresado alguno dado que los ingleses estaban dañados y casi sin municiones mientras que en la escuadra española, salvo los siete barcos que combatieron, el resto estaban intactos.
Saludos.
17-07-2012
Muy buen abordaje del tema aca unas imagenes relativas al Santisima Trinidad
Aca una replica del Santisima Trinidad.-
Tremendo BARCO
Saluten
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